La figura del personaje que, abandonando el plano narrativo de una escena pictórica, llama nuestra atención con su mirada cómplice, es un recurso pictórico ya recomendado por Alberti. Pero también este arquetipo iconográfico ofrece una clara relación con las artes dramáticas y de un modo muy particular con la imagen del "gracioso" de nuestras comedias, aque individuo que otorga una ficticia condición de realidad al argumento escénico, ejerciendo una función de enlace entre el público y la representación. Pintura y teatro muestran, una vez más, sus relaciones, fruto de un universo común que se manifiesta a través de la palabra y la imagen.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados