Nadie pone en duda que, en el momento actual, el conocimiento es un factor clave en la generación de riqueza.
Pero el conocimiento por sí mismo no es el factor determinante. Para convertirlo en riqueza hacen falta una serie de ingredientes que actúen como facilitadores: el liderazgo, las personas, el despliegue de infraestructuras, la inversión en I+D y, por último, talento empresarial que aglutine estos ingredientes en proyectos de futuro con suficiente masa crítica.
En Europa, y también en España, estamos avanzando en el camino hacia la sociedad del conocimiento, pero probablemente no con suficiente intensidad y dedicación.
Las empresas en general y, en particular, las de Tecnologías de la Información (TI) tienen que continuar jugando un papel fundamental en la adopción de la sociedad del conocimiento y, en definitiva, en la transformación del conocimiento en ventajas competitivas sostenibles en el tiempo.
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