Pese a su crecimiento en los últimos años, nuestro sistema de innovación tiene todavía una dimensión demasiado pequeña, que no le permite asumir el papel que le corresponde en una economía como la española, y cubrir la creciente necesidad de competitividad que impone la evolución de los mercados y la ampliación de la Unión Europea. Su crecimiento, que debe ser explosivo y selectivo, sólo se logrará si existe un ¿diálogo para la innovación¿ entre todos los agentes implicados, liderado por la Administración, y si a la investigación, el desarrollo y la innovación se les atribuye el peso político que su importancia económica merece.
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