Aldo Fortunati, Gloria Tognetti
Para favorecer la autonomía de los niños y las niñas, así como el juego, como contexto de conocimiento y aprendizaje, hay que cuidar las relaciones que se establecen. Eso se aplica en una escuela en la que, gracias a la experiencia, se ha podido desterrar la imagen del niño dividido entre el intelecto y las emociones. Es una escuela en la que se ha tenido, desde el primer momento, el acierto de mirar a los pequeños con mucha curiosidad y pocos prejuicios
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