La carga mental constituye un tópico que reviste cada vez más importancia en ergonomía, a medida que la moderna tecnología se ha ido introduciendo en la práctica totalidad de los entornos, imponiendo mayores demandas cognitivas a las personas encargadas de llevar a cabo las tareas que nos plantea la vida cotidiana. No existe consenso en su definición concreta, ni posee una unidad de medida específica. Su evaluación se acostumbra a efectuar mediante una batería de procedimientos que abarcan desde sus posibles generadorses hasta la opinión de las personas que realizan tareas. La fatiga mental, provocada tanto por infra como por sobrecarga, y los errores que pueden generarse, son dos de las consecuencias creuciales que conviene analizar, todo ello desde la perspectiva de la generación de la carga mental: el procesamiento de información. Finalmente, conviene considerar los procesos de normalización internacional de la temática que se están desarrollando.
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