En este artículo se analiza la labor de promoción artística realizada por las mujeres, su implicación en el encargo, la financiación, la elección de temas y artífices y, en definitiva, en el resultado final del producto artístico. Hasta ahora ha sido habitual que se entendiera a las promotoras como personalidades excepcionales que se dedicaron a fomentar la creación junto a una inmensa mayoría de hombres. Sin embargo, una atenta mirada permite sistematizar la labor de las damas poderosas de las que ya teníamos noticias, pero además revelar la intervención de otras muchas mujeres, generalmente viudas o religiosas, con la independencia que ambos estados les otorgaron durante los siglos del renacimiento y el barroco.
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