El desarrollo de la biología genética y de las ciencias cognitivas, está teniendo un fuerte impacto en la forma cristiana de concebir al ser humano, lo que no siempre se vuelve consciente en la reflexión teológica. El presente trabajo intenta revisar algunas de las tensiones que surgen ante el desarrollo de la genética humana, y como en ocasiones los nuevos conocimientos nos ayudan a replantear y redefinir convicciones cristianas de siempre. En particular se analizan la cuestión de la unicidad humana, reportada a la semejanza divina, la libertad y la inmortalidad, así como la nueva dimensión de la culpa original y de la gracia a la luz del genoma humano.
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