La máquina de asedio que Vegecio, al que en esto siguen los estudiosos modernos, llamó uinea era, en realidad, un musculus. Las uineae clásicas eran seguramente mamparas que servían para ocultar y proteger a los sitiadores, y también para tender barreras y obstáculos. Siendo las uineae idóneas para hacer de encofrado y contener las tierras y materiales sueltos que formaban los aggeres, no es necesario enmendar el texto de Salí., Iug. 76.3.
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