Las enfermedades tienen sus propios ritmos que se van modificando a lo largo de los siglos; cada sociedad construye su forma de pensar y sentir las enfermedades. La interdependencia entre las condiciones biológicas y sociales de la vida civilizada, ha ocasionado que cada momento histórico viva de forma distinta la enfermedad . El objetivo de este artículo es reflexionar sobre la forma de ver y vivir la enfermedad en Occidente, a lo largo de la historia, centrándonos especialmente en la creencia, surgida a partir del siglo XVIII, que el progreso humano erradicaría la enfermedad.
Las raíces de la forma de sentir la enfermedad en el Occidente de inicios del siglo XXI deben buscarse en los orígenes griegos y judeo-cristianos, que se continúan a lo largo de la Edad Media, hasta que con la llegada de la Modernidad se produce un giro desde la búsqueda de la eternidad en el otro mundo, hacia un caminar a la inmortalidad en la tierra. En los inicios del siglo XXI, el hombre post-moderno traslada la crisis de pensamiento vigente al campo de la salud, ello plantean tensiones que se hacen patentes en la forma de vivir y atender la enfermedad.
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