En la primera mitad del siglo XIX hay una evolución a la respuesta del problema que plantea la pobreza y la ingente masa de pobres, que ya se viene produciendo, sobre todo, desde el siglo XVI. Es el paso de una caridad Cristiana a una beneficíencia estatal acentuado y agudizado por la secularización de la sociedad, la desamortización, las guerras, etc... A ello hay que darle respuestas, que antes eran dadas, prioritariamente, por y desde la Iglesia y que ahora las acaparará el Estado.
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