La nueva situación internacional surgida tras el final de la II Guerra Mundial propició la recuperación de las instituciones republicanas españolas en el exilio. Juan Hernández Sara vía, un militar profesional, azañista y republicano, será el ministro de la Defensa Nacional de la República Española. Entre posibilidades reales y utopías, a caballo entre la defensa a ultranza de la legalidad y la protección de los movimientos clandestinos antifranquistas, en medio de las disensiones de los militares exiliados dispersos en varios continentes, discurrirá la actuación de un Ministerio que tendrá como objetivo principal la recuperación del ejército para la futura restaurada República y que verá truncadas sus expectativas por la aparición en el panorama mundial de los primeros indicios de la Guerra Fría.
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