De las lentas y peligrosas carreteras nacionales a las más rápidas y seguras autovías. Ése fue, en síntesis, otro más de los olvidados pero trascendentes milagros de la Transición, el que puso en la estela de la modernidad una más que obsoleta Red Nacional de Carreteras y que tuvo en Enrique Balaguer Camphuis a su gran artífice.Ahora se le acaba de conceder el Premio Nacional de Ingeniería Civil 2003 del Ministerio de Fomento, un galardón que recompensa y reconoce su dilatada trayectoria profesional de más de medio siglo.
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