La alimentación de personas con deterioro cognitivo y demencia a través de sonda nasogástrica y Gastrostomiase ha convertido en una actividad rutinaria para la práctica asistencial. Este proceder se implantó en los EE UU con criterios ajenos a la práctica médica y sin evidencia del beneficio y consecuencias que generaba. La universalización de este proceder deja al descubierto la frecuente aparición de riesgos, complicaciones graves para el enfermo sin evidencia de un beneficio claro para la persona. Esto parece desprenderse de la revisión de la literatura médica. La incidencia de esta intervención en la práctica geriátrica justifica un replanteamiento de esta cuestión a la luz de algunos resultados y una modificación en las actitudes y hábitos de los implicados en la atención apacientes con Demencia
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