En la cuenca del río Lillas podemos encontrar junto a suelos propios de áreas de montaña como regosoles y leptosoles, otros comunes en los valles fluviales: los fluvisoles. Los suelos se desarrollan a partir de materiales metamórficos: esquistos, pizarras y cuarcitas -siendo el material fluvial de la misma naturaleza-, bajo una vegetación de pastizal y melojar, en ocasiones sustituido por brezales y jarales. La presencia de permafrost y las subidas de la capa freática limitan el desarrollo de los suelos por lo que se hace muy recomendable su protección.
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