Se originaron lesiones crónicas de furca de clase II en cuatro perros. Después de 21 días, el grupo 1 permaneció como control, el grupo 2 fue tratado con membranas y derivado de matriz del esmalte (DME), y al grupo 3 sólo se le suministró DME. La cicatrización en el grupo 1 se caracterizó por un epitelio largo de unión y una formación discreta de hueso, el grupo 2 mostró una formación ósea reducida, mientras que el grupo 3 presentaba una regeneración significativa de hueso (área de nuevo hueso = 67,36 +/- 3,93 %): distancia desde el techo de la furca hasta la cresta ósea = 0,57 +/- 0,15 mm). El DME condujo a una regeneración significativa de las lesiones de furca, y la asociación con membranas fue perjudicial.
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