La educación física debe facilitar a nuestras alumnas y alumnos la apropiación de las diversas manifestaciones culturales del movimiento humano y al mismo tiempo promover su desarrollo integral como personas. Durante mucho tiempo la enseñanza del deporte en la escuela ha estado dirigida hacia la transmisión de contenidos procedimentales y ha dejado en un segundo plano el desarrollo de la identidad personal. La educación a través del deporte tiene que promover un desarrollo personal que vaya más allá de lo puramente motriz y fisiológico (pero sin renunciar a ello), y se adentre en lo moral, lo afectivo y lo social. Desde esta perspectiva, el presente artículo analiza las relaciones existentes entre el autoconcepto físico y la enseñanza de los deportes colectivos en el marco de la Educación Física escolar, y cómo la percepción de competencia motriz influye en la motivación hacia la práctica de actividades deportivas. Se propone una reconceptualización de los contenidos deportivos a enseñar y de los mecanismos de influencia educativa a utilizar, con la finalidad de promover el desarrollo integral de la persona y la utilidad social de los conocimientos deportivos (declarativos, procedimentales y actitudinales) que transmitimos.
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