Durante los años veinte y treinta, un influyente movimiento de reforma sexual, de corte liberal progresista, aspiró a cambiar los ideales y los hábitos sexuales de hombres y mujeres, _ en un sentido secularizador y moderno. Los nuevos moralistas pretendían superar las concepciones tradicionales y religiosas, y sustituirlas por nuevos conceptos de inspiración científica. El resultado fue un cuerpo doctrinal reformista, aunque siempre respetuoso con los privilegios _ masculinos. Pese a sus limitaciones, conceptos tales como la castidad femenina y la responsabilidad sexual masculina se vieron hondamente transformados. El articulo evalúa también las repercusiones contradictorias de aquella evolución ideológica, tanto para los hombres como para las mujeres.
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