Guatemala
La pandemia actual ha puesto de relieve que la crisis multidimensional que enfrenta la humanidad contemporánea no puede desestimarse como un simple catastrofismo. Hemos llegado al Antropoceno, período en el que la actividad humana se convierte en sí misma en un factor de cambio geológico que pone en peligro la vida humana. En este contexto, el derecho debe encontrar las claves para organizar una forma de vida que promueva una actividad humana en armonía con la estructura viva de la naturaleza. Los sistemas jurídicos actuales, como componentes de la cultura, podrían no encontrar soluciones para revertir esta situación si continúan atados a las raíces del sentido de la modernidad política, que respalda una visión antropológica que, basada en la individualidad y la instrumentalidad, está cargada de presuposiciones económicas nihilistas. Necesitamos desechar el sujeto capitalista liberal para respaldar una visión plural de la humanidad en la que se reconozcan sus vínculos constitutivos con la naturaleza. Esta visión supera inclusivamente los logros de la modernidad mediante una racionalidad más amplia que abarca una visión racional de la vida imbuida de sensibilidad. La tarea de la filosofía del derecho contemporánea consiste en reflexionar sobre los caminos que deben seguirse para que la conciencia del Antropoceno encuentre un camino en la teoría y la práctica del derecho.
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