Angel Estrada García, Christian Castro, Gonzalo Fernández Dionis
La crisis de deuda soberana del área del euro de 2010 puso de manifiesto las debilidades estructurales de la Unión Monetaria. En concreto, destacó los peligros del nexo entre el riesgo soberano y el bancario: el efecto de amplificación sobre la (in-)estabilidad macrofinanciera de la deuda soberana mantenida principalmente por bancos nacionales. En respuesta, se han implementado cambios estructurales significativos. Desde una perspectiva de gestión de crisis, se han creado nuevas instituciones. Por ejemplo, el Mecanismo Europeo de Estabilidad constituye un mecanismo de último recurso para prestar ayuda financiera a los países de la zona del euro en dificultades. La crisis también llevó a la creación de la Unión Bancaria, que abarca un Mecanismo Único de Supervisión, un Mecanismo Único de Resolución —incluyendo el Fondo Único de Resolución—, y el aún pendiente Sistema Europeo de Seguro de Depósitos (EDIS, por sus siglas en inglés). Además, se ha implementado una amplia gama de cambios regulatorios: la trasposición de los requisitos de Basilea III y de MREL/TLAC para reducir la necesidad de rescates durante las crisis financieras y, por lo tanto, limitar los fondos públicos utilizados en la resolución, entre otros. A pesar de esto, continúa hoy en día el debate sobre cómo la regulación bancaria debería tener en cuenta este nexo entre el riesgo soberano y el bancario. En este documento revisamos las principales propuestas regulatorias destinadas a reducir tanto la exposición al riesgo soberano como su concentración —dos factores que habitualmente se asocian con el nexo entre riesgo soberano y bancario—. Evaluamos su impacto en el capital bancario y los activos ponderados por riesgo y simulamos la reacción de los bancos a estas medidas. Concluimos que estas soluciones podrían tener efectos adversos relevantes tanto para los bancos como para los mercados de bonos, lo que implica que completar la Unión Monetaria y, en particular, emitir un activo seguro europeo, sería la solución de primer orden para mitigar esta vulnerabilidad.
The 2010 sovereign crisis in the euro area brought to light the depth of the monetary union’s structural weaknesses. In particular, it highlighted the dangers of the sovereign-bank nexus – the amplification effect resulting from sovereign debt being held primarily by domestic banks. In response, important changes have been put in place. From a crisis management perspective, new institutions were created, such as the European Stability Mechanism which acts as a lender of last resort for euro area countries in difficulties. From an ex ante perspective, the crisis led to the launch of the banking union, which comprises the Single Resolution Mechanism – including the Single Resolution Fund – and the still-pending European Deposit Insurance Scheme. In addition, a wide array of regulation has been put in place, including Basel III and MREL/TLAC requirements to reduce the need for bailouts during financial crises and therefore limit the use of public funds in resolution processes. Despite this, the regulatory debate on how banking regulation should address this sovereign-bank interdependence continues today. In this paper we review the main regulatory proposals aimed at curtailing both exposure to sovereign risk and ownership concentration - two factors often associated to the broader sovereign-bank nexus. We assess their impact on bank capital and risk-weighted assets and simulate banks’ responses to these measures. We find that these solutions could entail significant side effects for both banks and bond markets, highlighting the importance of completing the monetary union and, in particular, issuing a European safe asset as key measures to mitigate this vulnerability.
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