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El Arrabal del “Cuco” de la villa rayana de Alcántara

  • Autores: Juan J. Villarroel Escalante
  • Localización: Atas do II Colóquio de Arqueologia e História do Concelho de Penamacor: 40 anos depois. Ciências e Territórios em mudança / coord. por Pedro Salvado, André Oliveirinha, Tiago Alves, 2023, ISBN 978-989-35103-3-9, págs. 101-130
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • Vamos a adentrarnos como pioneros en un estudio urbanístico donde faltan excavaciones arqueológicas e investigaciones profundas que ayuden a la comprensión de una villa que lleva casi 2.000 años defendiendo el que es quizás el Puente más impresionante de todo el Imperio Romano y del cual ha recibido su razón de ser y su nombre: Alcántara.

      Apoyaremos nuestras argumentaciones en documentos, en planos históricos y en comparaciones con otros lugares que presentan características similares siguiendo a autores como Chueca Goitia, Torres Balbás, Morris, Beltrán o Fernández Ochoa entre otros; sin dejar de mirar hacia elementos básicos como son la red viaria pública y la parcela que se mantienen a lo largo del tiempo desde las primeras fundaciones. Aceptaremos la ley de la persistencia del plano basada en que las edificaciones son sustituidas a través de los tiempos, pero la trama puede permanecer. Tendremos en cuenta también los recintos amurallados ya que proporcionan innumerables datos sobre la importancia de las ciudades y sus posibilidades demográficas, y analizaremos el paisaje creado por ser conscientes de los importantes datos que podemos llegar a obtener aunque hayan desaparecido muchos documentos escritos.

      Hay testimonios árabes que dan fe de la importancia del lugar al contar por ejemplo que en el año 784, en tiempos de Abderramán I, cuando se produjo la sublevación de Abul-Asuad en la Lusitania, fueron los alcaides de Badajoz y Alcántara los encargados de sofocarla, señalando además que este último logró reunir un poderoso ejército de 15.000 combatientes. También en otro apunte, encontramos que en 1191 era una plaza de resistencia tan fuerte que se convierte en cabeza de un waliato, administrando numerosos pueblos.

      El cronista renacentista Rades y Andrada, refiriéndose al empuje cristiano sobre el territorio musulmán durante el siglo XIII, la señala como un punto estratégico fundamental en Extremadura:

      “… y de esta entrada gano (Alfonso IX) la villa y puente de Alcántara, que en aquellos tiempos era una de las principales fuerças de Estremadura.”04 Y sobre el mismo hecho, Arias de Quintanadueñas nos dice:

      “…y entre las cosas que más se honra este Rey (Alfonso IX), es el averla conquistado, poniendo por grandeza, al pie de su retrato, en el Alcazar de Segovia, que gano à Alcantara…” Por ello no es extraño que en una fecha tan temprana de la Edad Media ya tuviera la entidad suficiente como para haber desarrollado un núcleo poblacional, exterior a La Fortaleza con mezquita y zoco. De él, que es en quien menos se han fijado los diferentes autores que han investigado sobre la villa, vamos a ocuparnos en este trabajo.


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