La comarca de Sierra de Gata se caracteriza por el protagonismo de una orografía que, sin ser excesivamente accidentada, ha marcado estas tierras y a sus pobladores desde la antigüedad. Resulta imprescindible, por tanto, comenzar aludiendo el marco geográfico de unos territorios incorporados a la franja montañosa que separa la meseta castellana y la penillanura cacereña, y cuya prolongación hacia el este, alcanza los cimientos montañosos de la comarca de las Hurdes y hacia el oeste los de la Sierra de la Malcata, en el vecino Portugal.
No obstante, sería un error considerar Sierra de Gata como una unidad geográfica uniforme. De hecho, la Rivera de Acebo parece dividir la comarca en dos: una vertiente occidental, de geografía más abrupta, presidida por el imponente monte Jálama, y culturalmente definida por A Fala hablada por los lugareños de Us Tres Lugaris, precisamente la zona con una mayor concentración de lagares rupestres; y una vertiente oriental, de orografía más suave, si exceptuamos la brecha abierta por el río Árrago en su tramo de cabecera.
Esta comarca de la provincia de Cáceres ha estado poblada desde tiempos remotos. Sin embargo, la prehistoria serragateña ha adolecido de investigaciones en profundidad, si acaso estudios puntuales sobre la estela decorada de San Martín de Trevejo, los ídolos de Robledillo de Gata y Hernán Pérez, un par de dólmenes de esta localidad y alguna noticia acerca de destacados asentamientos de la Edad del Cobre en los Castillejos de Villasbuenas de Gata o los de Sierra de la Portilla en Perales del Puerto.
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