El presente estudio tuvo como propósito caracterizar los rasgos de personalidad y estilos de afrontamiento en una muestra de 32 varones adultos en tratamiento residencial por consumo de sustancias psicoactivas (SPA) en Guayaquil, Ecuador. Se adoptó un diseño cuantitativo, descriptivo y transversal. Se aplicaron dos instrumentos psicométricos estandarizados: el Big Five Inventory (BFI-2) y el Inventario COPE de 60 ítems. Los resultados muestran que los participantes presentan niveles moderados a elevados de Emocionalidad Negativa, con una distribución asimétrica que sugiere la presencia de inestabilidad emocional en un subgrupo de la muestra. Asimismo, aunque la media en Responsabilidad fue alta, su distribución también fue asimétrica, evidenciando diferencias en el compromiso, la organización y la adherencia al tratamiento. En cuanto a los estilos de afrontamiento, predominaron estrategias adaptativas como el afrontamiento dirigido a la tarea y el afrontamiento social-emocional, mientras que el uso de sustancias como mecanismo de afrontamiento fue escaso. Estos hallazgos destacan la importancia de considerar tanto los rasgos de personalidad como los estilos de afrontamiento en el diseño de intervenciones terapéuticas. Se recomienda fortalecer las estrategias adaptativas, especialmente en pacientes con alta Emocionalidad Negativa, y promover habilidades de autorregulación emocional para favorecer la adherencia al tratamiento.
This study aimed to characterize personality traits and coping styles in a sample of 32 adult men undergoing residential treatment for psychoactive substance use (PSU) in Guayaquil, Ecuador. A quantitative, descriptive, and cross-sectional design was employed. Two standardized psychometric instruments were applied: the Big Five Inventory-2 (BFI-2) and the 60- item COPE Inventory. Results showed moderate to high levels of Negative Emotionality, with an asymmetric distribution indicating emotional instability in a subgroup of participants. Although the mean score for Conscientiousness was high, its asymmetry suggested variability in commitment, organization, and treatment adherence. Adaptive coping strategies predominated, particularly task-oriented and social-emotional coping, while substance use as a coping mechanism was minimal. These findings underscore the relevance of incorporating personality traits and coping styles into design of therapeutic interventions. Strengthening adaptive strategies and promoting emotional self-regulation are recommended to enhance treatment adherence.
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