Todas las posiciones teóricas sobre la realidad la simplifican inevitablemente. Dos de esas simplificaciones más recurrentes en nuestra tradición occidental son las representadas por el monismo y el dualismo. Ninguna de ellas hace justicia a una realidad de inagotable riqueza, e irreductible a un sólo principio interpretativo, pero que tampoco se deja comprender desde una fractura radical. El profesor Ortiz-Osés intenta con su filosofía hermenéutica salvar esos dos extremos y tematizar lo real haciéndole mayor justicia. En su ambigüedad, lo dual de la experiencia se deja entender como correlatividad. Más que dialéctica, es preciso ensayar el camino de la "dualética".
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