El 28 de diciembre de 1994, a las 6 horas y 20 minutos de la tarde, los responsables del entonces Ministerio de Transportes abrieron los sobres que contenían las ofertas de las empresas que pujaban por la segunda licencia de telefonía móvil en España. ¿El ganador? Un consorcio liderado por el Banco Santander que acudía con el nombre de Airtel. Acababa de empezar la más frenética y apasionante carrera de telecomunicaciones de todos los tiempos, la de la competencia en telefonía móvil, y, con ella, la del vertiginoso boom de este servicio que, aunque no era novedoso, sí que iba a conseguir popularizarse a toda velocidad.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados