Los efectos de la globalización generan tantas amenazas como oportunidades para las empresas. La apertura de nuevos mercados (Asia, Europa del Este), con una mano de obra muy barata, inutilizan los planteamientos competitivos basados en estrategias de coste. Es necesario burcar nuevas fuentes de ventaja competitiva, y la mejor opción es apostar por el futuro, por el I+D+i. Nuestra política industrial y tecnológica, tanto a nivel estatal como regional, avanza con paso firme en este importante campo, aunque todavía queda camino por recorrer para equipararnos a la media europea.
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