Masculinidad hegemónica, neoliberalismo, fracaso y (des)organización afectiva. Un análisis narrativo de la película en los márgenes

• Wissam Yatim Harkous ^[1] ; Joan Carles Bernad i García ^[2] ; Ofelia María Mira Fuentes ^[2]
  1. [1] Universitat Jaume I

     Universitat Jaume I

     Castellón, España

     
  2. [2] Universitat de València

     Universitat de València

     Valencia, España

     
• Localización: III Congreso internacional sobre masculinidades e igualdad: Comunicación, cultura y medios / coord. por Universidad Miguel Hernández de Elche, 2025, ISBN 978-84-18177-93-4, págs. 432-439
• Idioma: español
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• Resumen

  • En este trabajo hacemos un análisis narrativo estructural (Barthes, 1977) de la película En los márgenes de Juan Diego Botto (2022). Desde el giro afectivo (Ahmed, 2014; 2019) podemos entender la masculinidad hegemónica cómo un dispositivo de poder que conforma la vida afectiva. Distintos personajes nos muestran cómo el neoliberalismo y la masculinidad hegemónica conforman su orden social a través de la organización de los sentimientos en los cuerpos individuales y colectivos de la sociedad, ante la crisis económica, habitacional y de cuidados que viven sus personajes. El relato de las cuatro familias que viven en los márgenes retrata la masculinidad y la relación entre las emociones y el poder. Muestra por ejemplo cómo la indiferencia y la individualización (masculinizadas) nos condenan a reproducir el orden social, mientras que la solidaridad y la colectivización de los afectos y de los problemas sociales (feminizadas e encarnadas en Azucena y las asambleas feminizadas de la PAH) es el camino para la resistencia y la emancipación. La película retrata de manera esplendida lo que el género les hace a los cuerpos de los hombres, cómo ante el fracaso surge la vergüenza masculina, ante la imposibilidad de cumplir con los mandatos de la masculinidad, ante la incapacidad de proveer, emana la vergüenza, pero también la desconexión emocional. German y Manuel encarnan esa vida emocional organizada por el neoliberalismo y la masculinidad hegemónica, el fracaso los aísla de sus seres queridos, los ensimisma, les bloquea en una aparente emocionalidad congelada. Esta masculinidad hegemónica también está en el cuerpo de policía que ejecuta el desahucio, en el cuerpo de servicios sociales que roban a los niños, en los cuerpos individuales y colectivos que ante la tragedia de los otros repiten al unísono “ese no es mi problema”.