Los planes de Martínez Campos tras conseguir la paz de Zanjón en 1879 eran que Cuba fuera una provincia más de España, con todas las consecuencias, sociales y económicas sobre todo, que eso implicaba. Cánovas lo sacó urgentemente de la isla y lo colocó enfrente mismo del problema que planteaba: en el Gobierno. La experiencia de Martínez Campos con la mayoría conservadora y el incumplimiento de algunos acuerdos, lo lievó hacia el partido de Sa gasta. Con él se fueron los principales Generales de la Restauración.
Esta decisión abrió a Sagasta las puertas del Gobierno por primera vez en la Restauración: 1881. Pero no fue, ni mucho menos, la única vez que su actitud fue decisiva en los cambios poffticos.
Martínez Campos, además de mediador en el Ejército y consejero de la Corona en las crisis políticas, fue un embajador en diferentes conflictos y vigilante de la política de los partidos, tanto respecto al Ejército, la Corona o el tema colonial.
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