La riqueza humana, social y cultural que supone un entorno educativo basado en las diferencias, presenta, a su vez, dificultades importantes al pretender una escolarización que tiende a que la totalidad de la población adquiera una formación con éxito desde esa misma heterogeneidad de los alumnos. El profesorado es el encargado de llevar a cabo esa misión y para ello debe estar preparado. Es decir, debe asumir un gran cambio: convertir en múltiple y diverso lo que era uniforme y único. Este cambio de papeles no siempre es bien aceptado y, en múltiples ocasiones, es motivo de conflictos en el seno de los centros educativos.
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