Gustavo Vallejo, Marisa Miranda
Si la ética establece una línea divisoria entre lo que está bien y lo que está mal a partir de valores compartidos por una sociedad, de donde deviene la legitimación de su posterior instrumentación normativa como expresión del poder; su sentido se resiente profundamente cuando los componentes de este razonamiento se invierten. Es decir, cuando la expresión del poder instrumenta normativamente una ética que se impone sobre la sociedad. Esto sucedió en la Argentina moderna cuando la amalgama biopolítica entre ciencia y poder operada a través del darwinismo social, la Eugenesia y la Biotipología, contribuyó a recrear permanentemente una pretendida ética de la exclusión.
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