La convivencia en los centros educativos no se consigue únicamente con la acción directa sobre los fenómenos de relación. Se fundamenta, sobre todo, en las respuestas que los profesores somos capaces de dar a las distintas variables que configuran la actividad escolar. Las formas de tutoría y disciplina, las propuestas metodológicas y evaluativas, la atención a la diversidad, la motivación y, por supuesto, un trabajo sólido en valores, pueden facilitar un clima de convivencia en los centros. Desde una visión preventiva, esta comunicación presenta algunas opciones prácticas, en cada uno de los ámbitos citados, para un mejor desarrollo individual y social del alumnado. Incide, al mismo tiempo, en el papel nuclear que desempeña la figura del educador.
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