Con el reinado de Carlos III se inicia en España un fértil periodo de promoción y desarrollo de las ciencias utilitarias, bien reflejado en las exploraciones botánicas al Nuevo Mundo acometidas durante el último tercio del siglo XVIII. Entre ellas destacan las organizadas a los Virreinatos de Perú, Nueva España y Nueva Granada; al menos las dos primeras, empresas fuertemente vinculadas a la órbita del primer Catedrático del Real Jardín Botánico, Casimiro Gómez Ortega, y a su concepción de Botánica al servicio de la Terapéutica.
En este trabajo damos cuenta de la obra impresa generada por estas expediciones y por otras de ese mismo periodo, como la llevada a cabo en territorio cubano, así como los resultados botánicos de la Expedición Malaspina, organizada desde la Secretaria de Estado de Marina. La obra impresa del programa expedicionario español en América es el resultado de un ambicioso proyecto fracasado; las estructuras socioeconómicas, la política y la mentalidad que posibilitaron el impulso de la Ciencia durante el reinado de Carlos III cayeron en una profunda crisis, que se agravaría tras la Guerra de la Independencia hasta dar lugar a la práctica paralización de todos los proyectos científicos durante todo el primer tercio del siglo XIX. Las Expediciones a Nueva España, Nueva Granada y las aportaciones botánicas de la Expedición Malaspina y de la Comisión científica a Cuba quedaron sin la recompensa de ver publicados sus descubrimientos. Sólo la Expedición al Virreinato del Perú gozó del privilegio de la edición botánica, si bien de manera incompleta y al margen de las instituciones científicas oficiales.
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