Valentín Molina Moreno, Ignacio Ruiz Guerra, Víctor Manuel Martín Pérez
A punto de cumplir la primera década del Siglo XXI, nos planteamos la reflexión filosófica de quiénes somos y adónde vamos, la respuesta que nos podemos dar viene dada por el momento, el lugar, en definitiva por el entorno en el que cada uno nos movamos. En la etapa de la globalización tenemos claro que el Estado de Bienestar que vivimos ha provocado que nos venza la mercadotecnia ante el folclore, que nos gane el consumismo a la tradición, y la urbanalización al desarrollo sostenible. Esto es, que lo mismo que el ser humano durante siglos ha desarrollado una cultura de valores, ahora esos valores están camuflados en los procesos de marketing de las empresas; que en el lugar de las labores manuales tradicionales, hemos tomado la vía del consumismo para satisfacer nuestras necesidades, y ante el desarrollo sostenible de las zonas rurales que favorece la subsistencia de ciertos rasgos diferenciadores en las áreas menos industrializadas, llega un momento de urbanalización de las tierras que elimina cualquier modo de tradición, folclore y sostenibilidad que se pudiera haber albergado en ese lugar. La intención del artículo nos lleva a reflexionar sobre este término: la urbanalización. Un urbanismo banal, trivial y sin sentido, un crecimiento exponencial e insostenible en zonas con altas cotas de precariedad de medios, una industrialización sin medios, una sobreexplotación de de recursos descontrolada, una pérdida de valores, tradiciones. Es en este punto en el que las entidades cooperativas toman partido para realizar, dentro de las posibilidades de desarrollo en un mercado completamente agresivo y letal, métdos de acoplamiento a las nuevas circunstancias del entorno en el que desarrollan su actividad. ¿Se puede decir que las cooperativas están preparadas ante este crecimiento? A esta y otras preguntas damos respuesta en el artículo.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados