Madrid, España
La fachada, como cara exterior del edificio, tiene una notable capacidad comunicativa. Históricamente, ha sido considerada como el resultado de la acumulación de signos y ornamentos transmisores de concepciones culturales y políticas. Durante las últimas décadas, tal y como se desprende de los casos singulares desarrollados en este artículo, la fachada se ha convertido en un terreno fértil de experimentación con diferentes disciplinas próximas a la arquitectura desde el punto de vista material, técnico y conceptual.En las décadas de 1980 y 1990, la oficina Herzog & de Meuron experimentó con distintas estrategias técnicas con la finalidad de que las fachadas de sus edificios adquiriesen una imagen representativa capaz de reflejar las bases conceptuales del proyecto. Para lograrlo colaboraron con artistas como Gerhard Richter, Remy Zaugg y Thomas Ruff, siendo la Biblioteca de Eberswalde la culminación de esta etapa. Años más tarde, y con cierta influencia de la obra temprana de la oficina suiza, el estudio Kuehn Malvezzi, en colaboración con Michael Riedel, ha demostrado en la exposición Momentane Monumente y en la ampliación del Museo Saarland la capacidad de la arquitectura y el arte conceptual para hacer visibles realidades socioculturales y políticas. En la obra de estos arquitectos y artistas, la fachada refleja su voluntad comunicativa y se consolida como un elemento arquitectónico con capacidad de manifestar los procesos que la hacen posible.
The façade, as the exterior layer of the building, has a remarkable communicative capacity. Historically, it has been considered the result of the accumulation of signs and ornaments that transmit cultural and political conceptions. During the last decades, as can be seen from the unique cases developed in this article, the façade has become a fertile ground for experimentation with different disciplines neighboring architecture, from a material, technical and conceptual point of view.Throughout the 1980s and 1990s, Herzog & de Meuron experimented with different strategies to make the facades of their buildings acquire a representative image that could reflect the conceptual foundations of the project. To achieve this, they collaborated with artists such as Gerhard Richter, Remy Zaugg and Thomas Ruff. The Eberswalde Library can be considered the culmination of this period. Years later and with some influence from the early work of the Swiss office, Kuehn Malvezzi in collaboration with Michael Riedel have demonstrated in the Momentane Monumente exhibition and in the façade of the Saarland Museum extension a willingness to use architecture and conceptual art as a means of making socio-cultural and political realities visible. In the work of these architects and artists, the façade reflects their communicative intentions and establishes itself as an architectural element capable of manifesting the processes that make it possible.
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