A partir de un recorrido sobre los conocimientos actuales a escala europea, el autor trata sobre los orígenes de la producción de la sal durante el Neolítico y el Calcolítico, dedicando una especial atención a los diferentes tipos de evidencias (vertederos cerámicos, estructuras, carbones, útiles mineros...), a las técnicas de fabricación y a los sistemas de control de la producción. Una vez analizada la manera cómo estas producciones se sitúan en determinados contextos sociales, se llega a la conclusión de que la sal -o mejor el pan de sal- lejos de tener un papel alimentario, aparece como un producto de alto valor de intercambio y como un sistema de almacenamiento perdurable de la riqueza. Si la sal fue en determinadas épocas un elemento económico pujante, deberán estudiarse los funcionamientos y los mecanismos sociales subyacentes.
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