Sevilla, España
Este artículo constituye la segunda parte de un estudio dedicado al uso, apropiación e instrumentalización que las fuentes clásicas bajo el Principado romano hicieron de Esparta y de los espartanos. Si la primera parte se cerraba en los albores de la Segunda Sofística, ahora nos ocupamos en amplitud de este movimiento cultural y de pensamiento que no fue ajeno a la alta política, aunque también nos aproximaremos a otros autores no adscritos al mismo, hasta alcanzar el final del siglo III. La conclusión es que los espartanos continuaron siendo un modelo de ejemplaridad sustentado no únicamente en su coraje e irreductibilidad en el campo de batalla, merecedores de glorias pasadas, sino también en valores como la moderación, la austeridad, la disciplina, el autocontrol, el comunitarismo, la obediencia a la ley o el hablar con los hechos antes que con las palabras. En este sentido, el paradigma espartano en este período fue más de sustancia ética y moral, diferente por tanto al paradigma político de las épocas clásica y helenística, cuando la Esparta de Licurgo encarnaba a la polis mejor gobernada, casi utópica, para los teorizadores que se preguntaban sobre el Estado ideal.
This article is the second part of a study devoted to the use, appropriation, and instrumentalization of Sparta and the Spartans in classical sources under the Roman Principate. While the first part concluded at the dawn of the Second Sophistic, this installment explores that intellectual and cultura movement in greater depth, recognizing its connections to high politics. Additionally, we examine other authors outside this movement, extending the analysis to the late 3rd century.
The study concludes that the Spartans remained a model of exemplarity, upheld not only for their courage and indomitable spirit on the battlefield—echoing past glories—but also for values such as moderation, austerity, discipline, self-control, communitarianism, obedience to the law, and the principle of speaking through actions rather than words. In this period, the Spartan paradigm took on a predominantly ethical and moral dimension, distinct from its political role in the Classical and Hellenistic eras, when Lycurgus’ Sparta was idealized as the best-governed polis—an almost utopian model for theorists contemplating the ideal state
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados