«El vino ha sido siempre no sólo elemento identificativo de la alimentación musulmana, sino también símbolo de la diferenciación de esta cultura respecto a todas las demás. Las fuentes inciden, en primer lugar, en el hecho de la preocupación recurrente por el tema, especialmente, y como cabía esperar, durante el período almohade. Existe una lucha ardua y constante por evitar su consumo entre todos los grupos sociales, hecho que indica claramente que estaba no sólo muy extendido, sino también muy arraigado en esta sociedad».
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