En este artículo quiero criticar la idea de que la ¿memoria¿ deba ser considerada, ante todo o exclusivamente, como una ¿práctica social discursiva¿, que aparece en algunos discursos socioconstruccionistas. Asimismo, quiero defender la tesis de que el concepto ¿memoria¿ requiere de las actitudes mentales y las condiciones de verdad del lenguaje para ser correctamente entendido y usado en la psicología social con pleno derecho. Por ello, además, abogo por un entendimiento más amplio de lo que está implicado en el concepto de "práctica social".
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