El examen del uso que la literatura jurídica, epigráfica, panegírica e historiográfica hacen del termino tradicional de oprobio moral y político, a saber, tyrannus durante el periodo 306-324 pone en evidencia que, en efecto, fue durante estos años del principado de Constantino cuando se produjo la variación en los hábitos lingüísticos por la cual tyrannus paso a significar, en la mayoría de los casos, usurpador. Sin duda la incorporación de esta pieza, fuertemente connotada desde el punto de vista ideológico, a la propaganda política constantiniana fue una opción personal del emperador y obedeció a sus necesidades legitimistas después de las sucesivas guerras civiles frente a Majencio y Licinio. No obstante, la cambiante realidad social y la compleja, por ambigua, situación política-religiosa de Constantino le impidieron hacerlo de un modo lineal y univoco, por lo que no se puede sostener en términos absolutos que, a principios del s. iv, tuviera plena vigencia la ecuación tyrannus-cururpador con exclusión de cualquier otro valor para el vocablo. (a.)
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