Manuel Bestratén Belloví, Luis Pujol Senovilla
Cualquier empresa consolidada que analicemos desarrolla diversidad de acciones de responsabilidad social respecto a los principales grupos de interés con los que se relaciona: trabajadores, clientes, proveedores y la sociedad en general.
La actividad empresarial va asociada implícitamente a los beneficios sociales que comporta, ya sea de manera expresa y voluntaria o indirecta. Toda empresa "sana" que genera puestos de trabajo es fuente de riqueza social y económica. Sus beneficios podrán ser reinvertidos en la empresa en innovación tecnológica para asegurar su crecimiento y se convertirán en manos de sus receptores, junto a los salarios percibidos, en fuente de consumo, además de aportar ingresos a la Administración para contribuir al desarrollo económico territorial, socializándose así la riqueza generada. No olvidemos que una empresa existe, en principio para producir mercancías o servicios que la sociedad desea y necesita, y ello en un clima de estabilidad y confianza. El cumplimiento de este objetivo es su primera y principal responsabilidad. Si fracasa en esta misión, no puede esperarse que asuma otras.
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