Miguel José Pérez Pérez, Julia Enciso Orellana
Intentarnos valorar, y destacar, en este artículo, en primer 1ugar, la importancia que tiene el personaje de Don Quijote en el campo de la enseñanza /educación. Y, aunque es un tema recurrente, nosotros lo enfocamos desde un punto de vista que creemos original: lo importante que es la aventura para la realización personal de cada individuo; pues, en definitiva sólo nos podemos realizar satisfactoriamente andando por nosotros mismos y abriéndonos nuestro propio camino. y, más que nunca, hoy, que nos están imponiendo la uniformación por medio de ese tan nefasto llamado "pensamiento único".
En segundo lugar, entendemos que el que se aventura valora elige y se arriesga, porque se asombra ante el espectáculo del mundo, como le pasa a Don Quijote -¡y a los niños!- y por tanto, aprende a ser curioso, a indagar, a dudar, a ser crítico. Destacamos asimismo, la importancia de la imaginación como fuente de conocimiento.
En resumidas cuentas, se trata de poner al niño/joven/hombre -o, mejor dicho, de hacer que se ponga el mismo ayudado por nosotros- solo ante el riesgo, pero siguiendo sus pasos, encauzándole por los vericuetos de la razón, dialogando con él en el camino de la aventura, esa hermosa aventura de la enseñanza, la educación, como hacen Sancho y Don Quijote; y ayudándole a tomar una decisión en la encrucijada de esos caminos que llevan a la aventura de ser hombre, como Alonso Quijano el Bueno.
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