Juan Andrés Rodríguez Lora, Clara Teresa Mosquera Pérez, Francisco Javier Navarro de Pablos, María Teresa Pérez Cano
En la actualidad, la explotación vitivinícola nos llega con propuestas que seacercan más a la industria turística o enoturística que a la de etapas anteriores.Documentos internacionales, como La Carta Europea de Enoturismo (VV.AA,2005) o el Vademécum del Enoturismo Europeo (Vintur, 2006), así lo señalan,suponiendo un revulsivo en la arquitectura bodeguera insertada en el paisaje.Partiendo desde bodegas de carácter históricas, con un programa centrado enla producción, hasta llegar a propuestas contemporáneas en las que aparecencomo parte del programa: centros de interpretación, alojamientos, espaciosmuseísticos, etc. Todo un soporte que vendría a dar respuesta a las nuevasnecesidades demandadas por el visitante y que introducen innovaciones en lasarquitecturas vinculadas al vino.Este paisaje cultural cobra especial relevancia con su reconocimiento comopatrimonio por la UNESCO y la inclusión de numerosos ejemplos dentro de laLista de Patrimonio Mundial.Valorar intervenciones consideradas como buenas prácticas, nuevasarquitecturas contemporáneas para el desarrollo del enoturismo o cómola inserción de estos elementos dinamizadores turísticos revierte en laconservación del paisaje cultural agrario, introduciendo nuevas cualidades,constituyen el centro del presente trabajo.
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