En 1960 un recién titulado Emilio Chinarro proyecta El Loro Verde, un pequeñoedificio en la primera línea de mar de Palmanova, núcleo turístico de la costasuroeste de Mallorca, por entonces en sus primeras fases de urbanización. Laconstrucción acoge sala de fiestas, bar, vestuario y una vivienda, y propone unareinterpretación del Pabellón de los Hexágonos para la Exposición Internacionalde Bruselas de Corrales y Molezún, tomando como punto de partida el módulohexagonal y adaptándolo a los condicionantes climáticos y materiales de la isla,con una altura de una sola planta, muros encalados y cubiertas de cañizo. Elestablecimiento adquiere proyección gracias a su aparición en Arquitectura yCuadernos de Arquitectura; y a su inclusión en la exposición Arquitectura actualen Baleares (1967). No obstante, fue sustituido por uno de tantos bloques enaltura que plagaron la localidad y el resto de la costa española.Mediante el estudio de documentación de archivo y de hemeroteca, seanalizan las influencias del arquitecto y sus estrategias de adaptación al medio.Las primeras pasan por referentes que van desde la arquitectura populardel archipiélago a la obra de Frank Lloyd Wright, pasando por la indagaciónabstracta de proyectos como la Ciudad Blanca en Alcúdia de Sáenz de Oízay Fullaondo o los que Georges Candilis recopila en Arquitectura y urbanismodel turismo de masas. Las segundas se fundamentan en la creación de unproyecto de pequeña escala que genera un micropaisaje artificial, consecuentecon los nuevos usos que alberga y que coexiste con el macropaisaje en el quese asienta, sin agredir el medio natural a la vez que protegiéndose del mediourbano masificado que progresivamente lo rodeará. El Loro Verde pone demanifiesto que otra arquitectura turística racionalizada y respetuosa con elpaisaje habría sido posible.
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