Con anterioridad al periodo democrático en España, la práctica deportiva de los españoles se limitaba, casi en exclusiva, a dar patadas, con mayor o menor estilo, a una pelota más o menos redonda y a efectuar una serie de tablas de ejercicios gimnásticos, cuya culminación con frecuencia tenía lugar el 1º de mayo en una parada folclórica-deportiva. Si la pelota era muy pequeña, entonces, a falta de frontón, se la tiraba con la mano contra la pared de la iglesia o del ayuntamiento.
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