El estudio del arte paleolítico2 implica, de una parte, el análisis de los distintos soportes, materias y técnicas empleadas en su ejecución, así como un examen detallado y estadístico de los temas figurados y, cuando existan, sus composiciones; de otra, el conocimiento de su ubicación geográfica y su distribución espacial, así como el establecimiento de ciertas constantes, sean temáticas o estilísticas, o convenciones regionales que puedan ser relacionadas; para esto último, la datación de las distintas obras estudiadas, de forma que el registro material analizado pueda ser adscrito a un determinado complejo tecnológico de aquellos que protagonizan el período objeto de estudio o bien de aquellos otros que pudieran demostrar continuidades y pervivencias del arte paleolítico más allá del tardiglaciar. Describir los procesos de análisis y documentación, así como aquellas teorías que han abordado la problemática interpretativa de este arte constituye el objeto del presente trabajo.
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