Paulino Masip: un escritor exiliado de la generación del 27
págs. 9-20
págs. 21-33
págs. 34-46
págs. 49-59
págs. 60-65
págs. 66-71
págs. 72-79
págs. 80-84
págs. 85-91
págs. 145-161
págs. 165-179
págs. 180-188
Rafael Azcona: la necesidad de desplazarse en autobús
págs. 189-197
págs. 198-205
Azcona en los papeles: el aprendizaje del humorismo
págs. 206-212
págs. 213-222
Inquilino y conductor: Azcona, "El pisito" y "El cochecito"
págs. 223-228
Los papeles póstumos de Rafael Azcona: primera aproximación a su biblioteca personal
págs. 229-236
págs. 237-247
págs. 248-254
Carlos Saura: "A Rafael le debo el rigor en la escritura"
págs. 255-261
José Luis García Sánchez: "Rafael Azcona entró en el cine como sucursal de la literatura"
págs. 262-270
Gonzalo Suárez: "Azcona fue, ante todo, un gran lector y un buen escritor"
págs. 271-275
José Luis Cuerda: "Azcona era un enemigo a muerte de la infección sentimental"
págs. 276-278
págs. 279-281
págs. 282-292
págs. 293-308
José Álvarez Junco: "Hay que educar para el cambio. Es la única ley de la Historia"
págs. 311-334
Manuel Sáiz: " Cada obra es una nueva manera de nombrar la muerte"
págs. 335-349
págs. 353-359
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