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Resumen de La producción del conocimiento escolar en la clase de Historia: profesores, alumnos y prácticas pedagógicas en la Educación Secundaria.

Francisco Javier Merchán Iglesias

  • El objeto del primer capítulo de esta Tesis doctoral es el de dar cuenta de las lecturas, ideas e investigaciones que han servido de guía al autor para el desarrollo de la propia investigación. Puesto que la producción del conocimiento no sucede de manera discontinua ... , ni es obra de geniales descubrimientos individuales, sino que es una tarea colectiva que acontece y es hija de un entramado social, epistemológico y cultural, las aportaciones que modestamente pueda hacer en el campo de la Didáctica de las Ciencias Sociales con esta Tesis son evidentemente deudoras de muchos otros trabajos que la han precedido. De aquí que un mínimo de honestidad intelectual obligue a dar cumplida cuenta de todo aquello que he tomado en préstamo para proceder a la realización de este trabajo.Pero no es esta deuda intelectual lo único que justifica este primer capítulo dedicado a los referentes teóricos y a las investigaciones precedentes; también parece obligado que el lector o lectora disponga de información suficiente para entender las claves que han guiado la investigación, tanto la búsqueda de información como la interpretación que se hace de los datos obtenidos. Lo que sigue en las próximas páginas no es, por tanto, un "estado de la cuestión" que de la manera más extensa -y a la vez sintética- posible haga recapitulación de todo cuanto se ha escrito sobre el objeto de la investigación. No es este mi propósito, sino el de describir y analizar las consideraciones, hipótesis o informaciones que diversos autores -no todos, sino aquellos cuyas aportaciones me han resultado relevantes- han elaborado acerca de los problemas y cuestiones que constituyen el cuerpo de la investigación.De ellos se han tomado las perspectivas que en algún sentido estimularon las preguntas y las hipótesis sobre las que se ha ido articulando, no ya esta investigación, sino la propia actividad profesional de quien escribe. Por esto debe entenderse que se trata más bien de dar cuenta de las ideas que han ido construyendo el armazón teórico de mi propia práctica docente y que ahora se proyecta en esta Tesis.Ya el hecho de elegir como objeto de la investigación el proceso de producción del conocimiento escolar en la clase de Historia requiere una justificación, puesto que la consideración misma de lo que es un problema de conocimiento que merece la pena ser estudiado -y por esto se elige- aclara mucho acerca de la obra que se realiza y de la perspectiva intelectual, moral y política con la que se afronta.Demos por supuesto que son de todos conocidos los continuos pronunciamientos que, desde diversos campos relacionados con el conocimiento histórico y la enseñanza de la Historia, insisten en destacar sus virtualidades y su capacidad para contribuir a la formación de los jóvenes. En este sentido suelen expresarse las declaraciones que acompañan al currículum oficial o las opiniones de los historiadores profesionales y otras personas de reconocido prestigio en el mundo de la cultura; incluso los argumentos que se contienen en los proyectos curriculares de las ediciones de libros de textos, acostumbran a destacar toda una serie de efectos benéficos que según su opinión se producirá en los alumnos con el aprendizaje de la asignatura.Precisamente no hace mucho, con ocasión de lo que en los medios periodísticos se llamó �Debate de las Humanidades�, hemos tenido la oportunidad de conocer opiniones, procedentes tanto del campo de los políticos como de los historiadores profesionales, opiniones que generalmente insistían en la idea de que la Historia es una materia fundamental, no sólo para la formación de los jóvenes sino también para la cohesión social, pues proporciona a los estudiantes los valores cívicos necesarios para la convivencia en el marco de la sociedad llamada democrática.Y, sin embargo, todo esto es muy distinto de lo que el conocimiento histórico escolar realmente es. Pues también resulta conocido -siquiera sea a través de la propia experiencia de quienes nos dedicamos a la enseñanza de la Historia- que el conocimiento que adquieren los alumnos en la clase de Historia dista mucho de poseer las cualidades que se le atribuyen. Por el contrario, generalmente se trata de un conocimiento memorístico y repetitivo, escasamente reflexivo, que trata de asuntos muy distantes de los problemas de nuestro tiempo, a cuyo conocimiento en poco o nada contribuye, y que, frente a la apariencia neutralista, está al servicio de la legitimación y mantenimiento del orden social.Entre lo que se dice del valor de la Historia escolar y lo que realmente aprenden los alumnos hay mucha distancia. Con ser llamativa esta contradicción, lo que desde la perspectiva crítica resulta más inquietante es que los proyectos curriculares que se postulan como alternativos al conocimiento histórico memorístico tan habitual en nuestras clases, cuando se desarrollan en la práctica escolar, tienden igualmente a impregnarse de características muy similares. Tal parece que una especie de mano invisible hiciera difícil que las potencialidades que, efectivamente, tiene el conocimiento histórico lleguen al pensamiento de los alumnos a través del medio escolar.El objeto de la investigación que ahora presento nace, por tanto, de la constatación de las contradicciones entre lo que decimos sobre la Historia escolar y lo que realmente ocurre con ella; pero nace, sobre todo, de la inquietud que produce observar las enormes dificultades para cambiar las prácticas habituales en la clase de Historia y el hecho de que nuestras propias producciones curriculares terminan a veces convertidas en "criaturas" irreconocibles cuando traspasan las puertas que dan acceso a las aulas. De aquí que aunque mi punto de partida se situara en el campo de las contradicciones intelectuales, la investigación se adentró después en el campo de las contradicciones prácticas y en el interior de las aulas.La investigación que ahora presento se ha interesado, por tanto, en descifrar qué es lo que ocurre en el camino de las clases -fuera y, sobre todo, dentro de ellas- para que el conocimiento escolar realmente adquirido por los alumnos y alumnas acabe con unas características distintas a las que se enuncian en el ámbito del currículum oficial, en el discurso profesional o a las que pensamos cuando diseñamos y elaboramos nuestros materiales didácticos.En Didáctica de las Ciencias Sociales, buena parte de la investigaciones más recientes se han ocupado principalmente de fundamentar y hacer propuestas curriculares que mejoraran la práctica escolar. Sin duda las circunstancias por las que ha atravesado el sistema educativo en los últimos años han sido decisivas para ello, pues las expectativas que en su momento abrió la reforma de las EEMM y la consiguiente revisión del currículum estimuló este tipo de investigaciones. Generalmente estas investigaciones han hecho hincapié, por ejemplo, en los fundamentos sociopolíticos de los contenidos, en los supuestos epistemológicos e historiográficos o en los procesos sicológicos de aprendizaje y en las consecuencias que de ellos se derivan en la enseñanza.Otro ámbito en el que se han producido algunas investigaciones desde el campo de la Didáctica de las Ciencias Sociales es el de los profesores, tanto desde la perspectiva del estudio de sus concepciones como de la problemática de su formación inicial y permanente.Junto a estas líneas de investigación, centrada de una u otra forma en la formulación de un currículum deseable, se ha iniciado recientemente en España otra que desde el campo de la Historia de la Educación se ha interesado por indagar sobre el proceso que ha venido configurando el currículum y, en lo que aquí nos interesa, a la Historia como disciplina escolar. Conviven en este campo de investigación un planteamiento más narrativista y descriptivo con otro que se ubica en los supuestos teóricos de la Historia social del currículum y que adopta una perspectiva sociohistórica en el análisis de los contenidos y de la prácticas pedagógicas, de gran utilidad e interés para mi investigación.En este trabajo el escenario que nos interesa conocer es la clase de Historia, las prácticas e interacciones que en ella se desarrollan y la forma en que el conocimiento que se pone a disposición de los alumnos, se transforma y configura. La experiencia profesional y mi propia formación intelectual me lleva a pensar que el rechazo a la Historia memorística y la apuesta por un conocimiento emancipador y crítico no tiene futuro si no conocemos más y mejor cómo y por qué se produce la transmisión del conocimiento en el contexto escolar y qué conocimiento es el que realmente se transmite; y esto ocurre en el aula aunque seguramente no puede explicarse exclusivamente mirando dentro de ella, de aquí que a lo largo de la investigación haya un continuo ir y venir de fuera a dentro, de lo macro a lo micro. Y es que, desde la perspectiva que he adoptado en este trabajo, el currículum y las prácticas escolares se interpretan como resultado de fuerzas que siendo de escala muy distinta -sociales y prácticas, estructurales y cotidianas- convergen en las interacciones que se desarrollan en la clase.Naturalmente el análisis del currículum y de las prácticas e interacciones que se producen en el aula, así como del papel de alumnos y profesores, requiere una perspectiva acorde con la naturaleza compleja del objeto. Es en este sentido en el que me ha resultado enormemente fructífero para la investigación, adoptar la que en el Proyecto IRES -cuyo marco teórico ha inspirado mi formación didáctica- denominamos perspectiva específicamente didáctica. A este respecto la siguiente caracterización del conocimiento o perspectiva didáctica puede resultar más ilustradora que mis propias palabras: "lo didáctico no es un espacio para el conocimiento académico, sino para la integración y complejización de diversos conocimientos con el objetivo de transformar la escuela significativamente" (Grupo Investigación en la Escuela, 1991, Presentación; resaltado en el original). Y en la misma línea R. Porlán (1993) define el espacio de la didáctica "en la intersección de las tradiciones prácticas (componente empírico de la didáctica), las orientaciones curriculares (componente prescriptivo) y las aportaciones de teorías e ideologías más generales (fundamentos de la didáctica)" ( pág. 175).Debe entenderse que en este trabajo me he servido, por tanto, de conocimientos provenientes de diversos campos para integrarlos en la comprensión del objeto de la investigación; pero no está de más subrayar también que este análisis no se hace desinteresadamente sino que está animado por el objetivo de transformar la sociedad y de transformar la escuela, lo cual le confiere un sello Fedicariano del que me siento también deudor.En definitiva, la investigación realizada aborda un campo quizás poco transitado como es el de la práctica escolar en las clases de Historia, lo hace desde el supuesto de que lo que ocurre dentro de las clases se explica muchas veces por factores externos (pero que se materializan y reproducen en el aula), con una perspectiva específicamente didáctica que posibilite un conocimiento integral apelando a distintas disciplinas, y con el objetivo de la transformación escolar en el marco de la transformación social.


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