Julio Neira (coord.), Almoraima González (coord.)
José María Hinojosa fué considerado por sus amigos más un aficionado millonario que un auténtico poeta; y después de la guerra civil su memoria fué víctima del rechazo de los intelectuales de izquierdas a su actividad política en las filas de la CEDA durante la II República y de la mala conciencia que despertó su asesinato en la Málaga republicana de agosto de 1936, fruto de la dialéctica del odio y las represalias sobre la población civil de las acciones militares. Por otro lado, el carácter iconoclasta, irreverente y sexualmente explícito de muchas de sus obras surrealistas le hacían una figura dificilmente reivindicable para la derecha del Nacional-catolicismo.
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