Una parte de la población infantil y adolescente sufre patologías mentales que repercuten seriamente en su vida activa, en sus relaciones sociales y en sus adaptaciones a los cambios. Un dispositivo sanitario orientado a mejorar o paliar estos problemas de salud son los hospitales de día para adolescentes donde un equipo multidisciplinar se ocupa del tratamiento de los chicos y chicas con problemas de esta índole. El rol del educador social en este ámbito es crucial para favorecer y propiciar la detección de problemas sociales que afectan a los pacientes y a su reeducación mediante una relación de confianza y la promoción de cambios y mejoras en la coordinación con los recursos existentes para la reinserción social de estos niños y adolescentes con problemas.
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