Desde el alto Guadalhorce III

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Nacimiento del rĂ­o Cerezo, afluente del Guadalhorce. Villanueva del Rosario

desde el

Alto Guadalhorce



Al jefe indio Seattle, in memoriam

…Y

reventó el trabuqueño arroyo del Saladillo, que nadie sabe por dónde sediento corre hasta que, agobiado y harto, estalla. Y reventó el saucedeño arroyo de la Canaleja que, constreñido en su natural espacio, arrasa cuanto encuentra a su paso. Arrolló y arrasó vida animal y humana el archidonés arroyo Marín. Y nuestro Guadalhorce, que parecía muerto, se levanta y, potente y crecido, vomitó a un vecino pizarreño en el mar embravecido y marrón, a más de veinte kilómetros de su casa. ¿Es responsable la Naturaleza de tamaña desdicha? Nos preguntamos cariacontecidos. Pregunta idiota donde las haya. La Naturaleza se rige por leyes inexorables y no tiene necesidad de crearse códigos civiles ni códigos éticos para regular sus actuaciones u orientar sus comportamientos; no tiene dioses ni autoridades a los que rendir cuentas; por lo tanto, la Naturaleza no comete pecado ni infringe derechos; luego ¿nadie es responsable de nuestros avatares? No pidamos responsabilidades a los pájaros, que huyen inermes de los pesticidas que asolan nuestros campos. No increpemos a las mariposas por dejar de alegrar la primavera, ni a las abejas, que dejaron de libar sin que nadie advierta su ausencia. ¿Junto a qué zarzal anida la perdiz? ¿Por qué ribazo salta brincando fugaz la liebre? Huyeron los peces de nuestros cauces, se fugaron los cangrejos de la infancia. Nos abandonó la nutria. Escondida y asustada nos evita la jineta. La memoria se olvidó del vuelo altanero de los buitres junto a las cárcavas de El Chamizo, y apenas si imaginamos volando sobre nuestros campos al águila perdicera. El pequeño bosque de ribera de nuestros arroyos ha devenido en un espectral y fantasmagórico basurero de savia seca. Pero no nos preocupemos en demasía, que siempre habrá un avezado experto, o experta avezada, para darnos una respuesta tan fecunda de estulticia como huera, y de la que unos pocos sepan sacar provecho. Mientras transitamos tranquilos e indolentes por nuestras ciudades, ese Guadalhorce nuestro, este río dócil y festivo de otrora, pelea desde su cuna, viendo como un cáncer agresivo carcome la Sierra que lo amamanta, y seco, pestilente, ahíto de mierda y moribundo, cada cincuenta o sesenta años, se rebela y estalla, pues de nada sirven sus gritos de protesta. Hace unos meses, nuestro río y sus riachuelos de nombres olvidados nos han dado una nueva lección de supervivencia. ¿Seremos capaces de saber leerla?

¿Qué ha sucedido con el bosque espeso?

Desapareció. ¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció. La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.


Francisco Campos Reina Gerásimo Arjona Bautista José M. Martos Aguilera

Coordinación Redacción:

SUMARIO

Colaboradores:

Francisco Arjona Bautista Fulgencio Martos Aguilera Francisco López Godoy Luis Utrilla Navarro Carmen Fernández Gracia García Ortigosa Juan Ramos Rojas Manuel Molina Córdoba Juan Manuel Martos Aguilera Gerásimo Arjona Bautista Fernando Sancho Bautista Francisco Campos Reina Edita:

Asociación Desde el Alto Guadalhorce Dirección: c/ Agua, 61 Villanueva del Trabuco 29313 Málaga e-mail y web:

desdeelaltoguadalhorce@hotmail.com desdeelaltoguadalhorce.jimdo.com/ Diseño y maqueta:

Ana G. Kirmse J. Javier Olveira Imprime y distribuye: CEDMA ISSN: 2174–6680 Depósito Legal: MA-1582-2011 Foto Portada:

Nacimiento del río Cerezo Agradecimientos:

Antonio Mateo Mateo Miguel Ángel Navas Aguilera Carlos Campos Reina Ayto de Vva. del Trabuco Nororma Unicaja La Caixa Olivarera del Trabuco Soc. Coop. And. Montes de Málaga

Literatura (págs. 4–30)

Coordinación y presentación: Gerásimo Arjona Bautista Luis Martín de la Plaza —5 Valeriano Baena Amodeo —10 Manuel Rico González —14 José Ignacio Díaz Puerta —16

Tradición oral (págs. 31–41)

Francisco Arjona —31 José Manuel Martos Aguilera —34 Gracia García Ortigosa —39

Artes plásticas

(págs. 42–63) Jesús Martínez Labrador —42

Música (págs. 64–83)

Francisco López Godoy —64 Historia del Flamenco III Entrevista a Celia Morales —72

Historia (págs. 84–99)

Francisco Campos Reina —84 Villanueva del Trabuco: De la Revolución a la Restauración

Deportes

(págs. 100–104) Juan Ramos Rojas —100 Va de fútbol-III Historia del fútbol saucedeño

Asociacionismo

(págs. 105–106) J.F. Gallardo Moreno —105 Club Trabike


Ciencia y Naturaleza (págs. 107–123)

Texto presentación: Gerásimo Arjona Bautista

Manuel Molina Córdoba —108 La lluvia en Villanueva del Rosario Luis Utrilla Navarro —114 Del Guadalhorce al Japón: El largo, insólito y misterioso vuelo del mohíno

Sugerencias (124–135)

¿Qué ver? Gerásimo Arjona Bautista —124 ¿Qué leer? Gerásimo Arjona Bautista —125 ¿Qué visitar? Carmen Fernández —126

Bebieron de nuestras fuentes

(págs. 136–140) Fulgencio Martos Aguilera —136 D. Miguel y Dª Carmen

Personajes

(págs. 141–144) Paco Arjona —141 Araceli Godoy Núñez. Sobre las teclas de un piano

La riada nunca vista (págs. 145–155)

Francisco Campos Reina —145 28 de septiembre de 2012

Economía (págs. 156–159)

Fernando Sancho Bautista —156 Grupo Hojiblanca

Poema de cierre (pág.160)

Gabriel Celaya


literatura Facilitar el disfrute de escritores históricos y dar a conocer a escritores jóvenes, o actuales, es el principal objetivo de esta sección que, a modo de tertulia literaria, reúne, en su mesa de lectura, a un clásico antequerano que, como ningún otro, cantó a nuestro río Guadalhorce; con él dialoga, en un intervalo de más de tres siglos, un joven sevillano, que anduvo de profesor por tierras saucedeñas, y

Luis Martín de la Plaza Valeriano Baena Amodeo Manuel Rico González José Ignacio Díaz Puerta

un valenciano al que el agua de la trabuqueña Fuente de Juan Miguel atrapó por amor y desposorios; complementa el cenáculo lector un argentino de Villanueva del Rosario que ideó, un día, asesinar a Picasso, pero es obvio que erró el tiro.

EYCK, Jan van (Holanda, 1395-1441) (San Jerónimo, Detroit Institute of Art)


descubrir un clásico:

Luis Martín de la Plaza Cantor del Guadalhorce

La

Coordinación y textos de presentación:

Gerásimo Arjona Bautista

vida de este gran poeta carece del menor relieve. Es desconocida salvo en algunos datos biográficos elementales. Murió en Antequera, donde nació, en 1625, a los 47 años de edad. En la universidad de Osuna se graduó en Cánones en 1597. Fue cura de la iglesia de Santa María la Mayor desde 1605 a 1622; y, anteriormente, fue capellán de la iglesia monasterio de Santa María de Jesús, que había sido una fundación creada por su madre, doña Inés Gutiérrez, casada con don García Martín, ropero, que murió en 1587; no obstante, la tienda de ropa proporcionó suficiente pecunio a la viuda para procurar a sus dos hijos varones, de los tres que tuvo, Pedro, Luis y Luisa, estudios eclesiásticos. Y poco más por saber hasta el día de hoy. De su obra literaria se puede deducir su amistad y admiración por su coetáneo, y connatural, Pedro Espinosa, el por él llamado Pedro de Jesús, mientras anduvo de ermitaño por la comarca de Antequera. De su obra se colige también su afición por los certámenes literarios, el amor a su patria, su sentido del humor, que aparece en sus poemas de arte menor (A una mujer flaca, y Aparte, la mi señora), y el mal sabor de boca que le dejó la estancia de Lope de Vega en Antequera. La obra poética de Luis Martín de la Plaza sí merece el mayor de los relieves, porque pareciera que nefasta fortuna y adverso azar se hubieren aliado en contra de un lírico de la categoría del gran mochano y hubieran dispersado, a sabiendas, su producción artística en los tres grandes florilegios de la lírica del Siglo de Oro, con la aviesa intención de relegar al gran cantor del Guadalhorce a aedo de menor nivel. En la antología de Pedro Espinosa, Primera Parte de las Flores de Poetas Ilustres de España (1605), se incluyen veinticinco poemas de Martín de la Plaza. En la Segunda Parte de las Flores de Poetas Ilustres de España (1611), de Juan Antonio Calderón, se recogen cuarenta y seis. En el llamado Cancionero Antequerano, manuscrito de recopilación por Ignacio de Toledo y Godoy (1627–28), aparecen copiadas ciento veintiocho poesías. Este manuscrito es hoy propiedad de la Obra Sociocultural de Unicaja y se encuentra depositado, para su disfrute y consulta, en la biblioteca municipal de Antequera. En 1995, la Diputación Provincial de Málaga publicó las Poesías Completas de Luis Martín de la Plaza en una edición a cargo de Jesús M. Morata.


Pero, el Tiempo, se dice, que todo en su sitio coloca y, por ello, Cronos, de la mano de los profesores malagueños José Lara Garrido y Jesús M. Morata, empezó, hace ya décadas, a poner a Luis Martín de la Plaza en vanguardia de honor del «esplendoroso Grupo Antequerano», del que aún quedan por rescatar grandes poetas de aquella irrepetible Antequera de los siglos XVI y XVII, que, con razón, ha sido llamada «Nueva Atenas». El profesor Antonio Alatorrre, filólogo y crítico literario mejicano, en su obra Los 1001 años de la Lengua Española (1989), decía, sobre el poeta cantor de nuestro río, refiriéndose a las Flores de Poetas Ilustres (la de Espinosa y la de Calderón) lo siguiente:

Soneto VI (lírico)

En la ribera de este claro río, sobre su verde falda recostado, aliviaré a mis ojos el 1cuidado de pagar el tributo al dolor mío. Ven, ¡oh 2sabroso sueño!, que confío en ti; pues a tus manos he llegado, me darás algún bien que, aunque soñado, engañará a mi loco desvarío. Mas ¡ay de mí, qué mísero contento pide al ligero sueño mi locura!, ¡mirad qué lauro para honrar mis sienes!:

«Fueron un auténtico manifiesto de la nueva poesía de nuestra lengua, una declaración de vida». «En una y otra antologías, se conserva lo más importante de la producción de poetas excelentes como Martín de la Plaza, Juan de Arguijo y Luis Barahona de Soto. En 1611, año de la confección de las Flores de Calderón, no se había revelado en toda su grandeza el genio de los futuros gigantes: las poesías de Góngora y de Quevedo se miden allí con las de esos poetas menos famosos, sobre todo, con las del extraordinario Martín de la Plaza.

que al fin de tantos años de tormento tenga por buena suerte y por ventura una esperanza de soñados bienes. 1. Cuidado: preocupación, pesar. 2. Sabroso sueño: tópico literario barroco para expresar que la vida es una falsa ilusión, un mar de lágrimas, del que sólo se sale por la vida eterna: el Paraíso celestial

Osuna: Universidad y Colegiata


Soneto XII (lírico)

Soneto XXXIV (lírico)

Tiñe tus aguas en señal de luto, Guadalhorce, y aumenta tu creciente; llora, pues no verás eternamente flor en tu margen ni en tus plantas fruto.

¡Oh noble suspensión de mi tormento oh dulce lira, oh claro honor de 1Clío, que desde Guadalhorce al 2Tanais frío mi nombre honraste con ilustre acento!,

Que el 1dios del mar robó (ladrón astuto) al que honró, sol hermoso, tu corriente, como si de oro y cristal luciente, rebelde, le negaras el atributo.

tú, que freno invisible echaste al viento, cuando a escuchar tu son y el canto mío el sol su curso, su corriente el río, admirado paró, detuvo atento,

Venganza espera tu afrentosa injuria: combate al mar con tus arenas hondas, pide tu sol con guerra, no con ruego.

vuelve ahora a sonar más dulcemente y doblará tu acento sonoroso con tu alabanza su poder, sí, en tanto,

Corre, no temas su arrogante furia, pues que te dan, para vencer ondas, agua mis ojos y mi boca fuego.

el aire enfrenas de mi pecho ardiente, el curso paras de mi sol hermoso, detienes la corriente de mi llanto.

1. Neptuno: o Poseidón, dios de los mares. Está enfurecido porque el río Guadalhorce no le da su tributo, el agua escasa, debido al caluroso y seco verano. El poeta, solidario con su río, se presta a darle ánimos y a ayudarle en la lid.

1. Clío (canto): musa de la historia y la poesía heroica; creadora de la guitarra mítica. 2. Tanais: río ruso considerado por el historiador y geógrafo griego Estrabón frontera entre Europa y Asia.

Un soneto manuscrito de Luis Martín de la Plaza


Soneto XII (religioso)

Soneto CCII (dedicatorio)

Fiesta de la 1Virgen de Monteagudo

1

Oro de 2Tíbar vierte en vez de arena, famoso Guadalhorce, por tu falda; muestra tu verde margen de esmeralda, de blancos lirios guarnecida y llena,

Alegres ninfas que en alegre coro holláis a Guadalhorce las espaldas, cogiendo de su margen esmeraldas para vuestro cabello, anillos de oro,

que hoy te amanece un 3Alba que, serena, ciñe de estrellas inmortal guirnalda, dejando a oscuras al helado 4Escalda que murmurando de tu gloria suena,

así miréis con inmortal decoro, en su cristal, las fuentes con guirnaldas y en vuestros senos y pintadas faldas del rico Mayo el celestial tesoro,

y, pues viene a escuchar humildes ruegos, para la noble patria tuya y mía pide el amparo, pues su nombre adora:

que os paréis a escuchar atentamente del extranjero cisne el dulce canto, gloria del Tajo, admiración del 2Betis,

aquel que pierden los herejes ciegos, que no verán al 5Sol autor del día pues no estimaron a su blanca 6Aurora.

pues no os lo impide la raudal corriente de Guadalhorce que, suspenso en tanto, no da bramidos ni tributo a 3Tetis.

1. Virgen de Monteagudo: fue trasladada a España, Antequera, desde las frías tierras de Flandes. 2. Oro de Tíbar : se refiere al oro puro, pepita o lingote. 3. Alba: la agudeza de ingenio barroca gusta jugar con doble significado en las palabras; Alba, duque sometedor de Flandes, y alba: amanecer. 4. Escalda: río nacido en Francia que cruza Flandes (Bélgica) y desemboca en los Países Bajos. 5. Sol: Dios, creador del Universo. 6. Aurora: igual que en el anterior: Aurora, la Virgen; y aurora, amanecer.

1. Lope de Vega es aludido como poeta del río Tajo. Permaneció una breve temporada en Antequera. 2. El río Betis (Guadalquivir) parece ser alusión al colector de la Segunda Parte de las Flores de Poetas Ilustres, Juan Antonio Calderón. 3. Tetis: la de los pies de plata, la más famosa de las ninfas nereidas, o de los mares; madre del héroe Aquiles.

A Lope de Vega

Antequera. Real Colegiata de Santa María la Mayor. Izda. Fachada principal y estatua de Pedro Espinosa. Dcha. Imagen de La tarasca que se conserva en dicho edificio


Silva CVIII

Soneto CCIII (dedicatorio)

I 1 Sobre el verde amaranto y 2espadaña que Guadalhorce baña tenía con dorada llave el sueño cerrados los dos ojos, claros soles, de mi hermoso dueño, y del rostro los rojos arreboles con un sudor cubiertos oloroso. 3 Vídola el cristalino dios del río, y a la tierra sale de su albergue undoso, vestido el cuerpo de 4ovas y rocío, y con helados labios bebe y toca el delicado aliento de su boca. El sueño sintió el hielo, y abrió los soles del sereno cielo, y al dios hecho de escarcha así le ofenden que suena ya su pecho como fragua, y teme que los rayos que lo encienden lo conviertan en agua; y así, turbado y ciego, saltó en el agua y escapó del fuego.

Al padre fray Gaspar de los Reyes 1

Del cristal fugitivo la corriente suspende el fértil Guadalhorce en tanto que cantáis, y su orilla el lauro santo deja, y os viene a coronar la frente. Gaspar famoso, tan divinamente no cantó el que templó el amargo llanto al 2Érebo, ni así se vio a su canto correr la planta y reparar la fuente. El mismo cielo vuestro acento admira y, obligado a su premio, ya os ofrece honor eterno entre sus héroes bellos, Que quien aquí los honra con su lira (mas antes con el alma) bien merece cuando volare allá, que lo honren ellos. 1.Gaspar de los Reyes: desconocido poeta antequerano. 2.Érebo (oscuridad o sombra): dios de las densas tinieblas que rodeaban los confines que separaban el mundo de los vivos y el de los muertos, donde reinaba Hades.

1. Amaranto: planta de hojas comestibles parecidas a la acelga, propia de regiones templadas y tropicales, también como cereal u ornamental. 2. Espadaña: planta de tallos altos y cilíndricos, con flores en forma de espiga, propia de humedales; anea, o enea, usada para tejer asientos de sillas. 3. Vídola (forma arcaica): la vio. 4. Ovas: huevecillos de peces que se encuentran agrupados; huevas.


Valeriano Baena Amodeo

sombras preñadas de silencio, grotescas criaturas en tensión de claroscuros; hijos que la linaza y trementina abandonaron al dolor del crecimiento: ¡saltamontes, moscas y dípteros del catálogo —aún muertos, ya vivos— no busquéis sin fuerza la sangre de las alas! Al divino dios de la muerte protesta la mantis por el pobre sustento de dos cráneos partidos y secos.

V

aleriano Baena Amodeo

nació en 1981 en Sevilla. Sus primeros años de vida transcurrieron entre Los Palacios y Villafranca, pueblo materno y de sus muy queridos primos, y Utrera, donde queda la residencia habitual de sus padres. Tras haber realizado los estudios de Filología Hispánica en la facultad hispalense, se abrió al mundo por las sendas de la hermosa Andalucía, dando con fortuna y agradecido azar en la localidad de Villanueva del Rosario. En su instituto ejerció, durante un curso, la labor de profesor de Lengua y Literatura Españolas y tuvo la ocasión de conocer el arte de José Hernández y disfrutar de un paisaje serrano impresionante y espectacular; impactado por ambos motivos creó los poemas que se ofrecen a continuación.

XII Retrato del Guadalhorce A José Hernández, pintor. En la lóbrega noche tiemblan estrellas pálidas sobre el río; en su cauce apagado se dejan un rastro de luz. ¡Brillo creciente de haces unidos! ¡Textura empapada por el óleo del olivo! Las fuertes nervaduras de los sauces, el empuje del canto rodado sobre el limo cuidan que el lienzo puro llegue suave y terso al molino. A su paso por la 1aceña la marta exánime dibuja figuras incompletas:

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Sobre la brecha del desfiladero canta a la noche el pájaro turbado, cuando cae la lluvia de cangrejos con boquitas de espuma de sal o de 2sarín. En tanto, en las paredes altas retumba el aullido del lobo: llora por la ausencia de la luna o su ceguera. — ¡No sufráis, mi señor! Vuestro sirviente os llevará a los oídos la belleza de estas melancólicas tinieblas. Y la sombra del sacerdote de los valles oscuros completa el perfil de su rostro: matices negros y marrones dejan intuir la cabeza sin ojos, sin dientes, sin lengua, de arrugas, arrugas sólo que le surcan la piel como secas afluentes de hidrografía [seca.


literatura

Pero esto no preocupa al arquetipo de lánguido pasar, de sereno egoísmo, que entretiene su razón, su animal olvidado y enfermizo con cazuelas en la olla y antiparras en los oídos.

Vida de matorrales bajos, pero también de sauces, de palmeras y de álamos. Bello lugar donde comen y vuelan los flamencos, garcillas y espátulas, que dejan huevos con fuertes raíces en las hermosas y dulces marismas.

¡Gracias a la noche que siempre sigue el día y a los ríos que desembocan en la mar como comienzo de una nueva vida!

1. Aceña: molino harinero dentro del cauce de un río. 2. Sarín: líquido incoloro e inodoro usado como arma química por su extrema potencia como agente nervioso. Bichos. José Hernández

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II Amigo mío: no llegar, no es pecado. No partir, sí. El señor Nagasaky

I

A la peña antequerana

Gigante, ¿cuándo decidiste reclinar tu inmenso cuerpo en este valle? ¿O emergiste, acaso, de la tierra preñada por los años? Has dedicado toda tu existencia a la lectura de la noche desde que el tiempo comenzó a mover las estrellas quietas, fugaces, desaparecidas con rastro aún de leche encendida.

¡Bella! ¡Clara! ¡Muy hermosa senda que abres el camino! El sol en el horizonte te baña de luz. ¡Inicio! De olivares y amapolas se viste la tierra parda. Cuánto silencio en las hojas de la encina. Cuánta calma. La espesa niebla reposa sobre los campos de naranjos. Las traviesas de la vía marcan de improviso el paso.

El aire y el fuego han curtido tu cara de piedra, gran asomada de ese cuerpo que soporta en los hombros montañas, los ríos de las piernas, y almendros y olivos sembrados en tu pecho.

¡Brillo de esmeralda, brillo en las plumas de la córvida y el águila! ¡Silencio, silencio! Asoma la zorra. ¿Y dónde el sitio arabesco, tan sensual y deseado? Sobre un fondo de montañas blancas y ríos de álamos.

¡Oh, Gigante! Te confiesas testigo del origen del Sol, de los eclipses rituales de la Luna, de los cometas que siembran la vida allá donde ellos caen, mientras tu horizonte se expande junto al Universo infinito.

El almendro: puro de hojas nevadas o de boquitas rosas. Engendra de leche el hijo sobre margaritas.

Pero dices haber sentido una vez el dolor, haber padecido una vez el profundo dolor de la tristeza: fue, entonces, cuando el oscuro odio del hombre dejó caer desde tus ojos dos lágrimas de llanto eternas.

Con la mar, el mar azul besando la serranía de la jara y el romero ¿hacia qué siguiente vida —¡vida, siempre vida!— alegre? El horizonte es redondo, sin destino, y de azares abiertos para su gozo.

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literatura

III

IV

Una encina, un castaño, un robledal, unos caminos pardos del verde tupido del alcornoque, un helecho, una zarza, una mora, —¡un pinchazo! y la sangre que brota como una flor—, el olivo, el ciprés y el nogal, el laurel y los álamos entonando una sonata de piano de Mozart —¿o era, tal vez, un fragmento musicado de un poema de Lorca?— Las araucarias dulces… la magnolia y las araucarias dulces…

Una joven hermosa, sola, sobre la arena clara del recodo olvidado de la gente, desnuda lentamente su cuerpo abandonando el sedoso vestido de la noche que pasa. El mar, apaciguado, dulce, suave, por la brisa que, fresca, eriza la piel del agua, besa con millones de bocas plateadas la figura de ensueño.

Se oye un sonido. Me acerco. Escucho huellas de cristal y está jugando entre las piedras un arroyo. ¿Qué hora será? No lo sé: el reloj y su tiempo se quedaron allá lejos, muy lejos, en el piso.

¡Luna llena, latido de vida en la noche, alta, limpia, con las estrellas titilantes y débiles —como ocultos testigos— en ese cielo cálido que enciendes cada día —con las arterias de la Vía Láctea—, cada noche, dibujando el camino sobre el espejo del mar reflectante de tu amor deseoso! ¡Luna plena, esta vez complacida!

Tengo sed y me apoyo en las piedras para beber un sorbo. Es curioso, pero parece que no estoy solo. ¿Quién eres? —le pregunto—, ¿por qué vives bajo el agua? Me acerco un poco para ver si lo escucho; me acerco un poco más, un poco más, un poco más, y, cuando estoy enfrente de él, va el gracioso y me lanza una sonrisa.

… En las olas se oyen, dulcemente repetidas, las canciones de amor de las amantes... … que entornan su cariño hacia el crepúsculo...

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Manuel Rico González

Este

— Guadalhorce, Guadalhorce, dijo llorando el pastor. — Devuélveme a mi pastora que si no me muero yo. El río no contestaba y, en su delirio, el pastor bajó corriendo a la playa; ya verán lo que pasó. En la playa el pastorcillo llorando a Dios le rezó: —Devuélveme mi pastora Padre Santo del Perdón, devuélveme mi pastora y no me guardes rencor por no acudir a tu iglesia a rezar con devoción, pues cuidando a mis ovejas trabajo de sol a sol. Dios que en el cielo se hallaba, asomado en el balcón, de una nube renegrida su mano diestra extendió, y le dijo al Guadalhorce con voz llena de furor: —¡Río que en tus aguas llevas la destrucción y el dolor!, devuelve inmediatamente la pastora a su pastor. Tus aguas han de servir para regar con amor esas tierras que recorres, esas tierras de labor que en toda tu vega hermosa labra el hombre labrador. El río muy compungido su voz bravía acalló y en una ola gigante la pastora apareció. —¡Ay! Mi pastora adorada.

valenciano de adopción nació en Alcántara, Cáceres; su padre trabajaba en el campo de pastor de ovejas y cabras, de vaquero, de porquero… los trabajos que se pueden realizar en una dehesa; pero su padre era un hombre con grandes inquietudes intelectuales y como vivían en el campo, se ocupaba de enseñar a sus hijos las primeras letras para que cuando pudieran asistir a la escuela no estuvieran demasiado atrasados. Su padre sentía una gran afición por la poesía y leía a los pequeños las obras José María Gabriel y Galán, todas las noches, después de darles la lección. De ahí le viene a Manolo Rico su afición por esta forma de contar historias tan agradables al sentimiento y al oído. Cuando se fue haciendo mayor, conoció a otros poetas, Jorge Manrique, Espronceda, Federico, los Machado, Miguel Hernández…, a los que intentaba imitar. Ellos le acompañaban por los interminables viajes que hacía por España al frente de un camión hasta jubilarse recientemente. A donde no deja de viajar es a Villanueva del Trabuco, cada verano, acompañado de su mujer, que vino al mundo en las faldas de la Sierra de San Jorge. Manolo cultiva con grandísima y fecunda facilidad las formas de la poesía popular; aquí les ofrecemos, como muestra, un romance y una fábula.

Romance de la pastora y el pastor Una mañana muy fría, una mañana sin sol, al cruzar el Guadalhorce una pastora cayó. El pastor rápidamente a rescatarla llegó pero una ola gigante del río, se la llevó.

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literatura

—¡Ay! Mi adorado pastor. Se abrazaron sollozando dándole gracias a Dios. Se marcharon para casa llenos de satisfacción y según la historia dice, como alguien me contó, fueron por siempre felices: La pastora y el pastor.

En ese preciso instante, de la guarida un cortejo de liebres y de conejos le daba a la loba el plante. Y en lugar de molestarse, la hormiga, mientras miraba, esta frase le espetaba a la loba por mofarse: — Has dejado de escapar, por tu torpe desespero, un exquisito manjar que te habría de saciar mucho más que mi jilguero.

La loba y la hormiga Cuentan que una loba hambrienta buscando comida un día, se encontró con la guarida de una pieza suculenta. Cansada y desfallecida, después de aquella proeza, se ocultó entre la maleza para ver lo que ocurría. Una hormiga laboriosa pasó arrastrando un jilguero, que muerto en un agujero, halló esa tarde tediosa. — Debes estar muy contenta, dijo a la hormiga la loba. — Tú con comida de sobra, y yo, sin embargo, hambrienta. — Yo te podría ayudar si tú me ayudas primero. Dijo soltando el jilguero la hormiga por descansar. Abrió la loba sus fauces y de un bocado certero, acabó con el jilguero y no dejó ni el plumaje.

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PROSA José Ignacio Díaz Puerta

épocas de la Historia tan dispares como el Renacimiento, la Segunda Guerra Mundial, la caída de las torres gemelas… en saltos temporales donde el tiempo y el sueño son lo mismo»; « la realidad es una ilusión que se diluye por las paredes del castillo», según Facundo Oliva. En un breve intervalo de tiempo, el magma creativo de Díaz Puerta sigue conformando nuevos territorios literarios con El tobiano (2010), El Hijo de PaKal (2010), El caballo dorado (2010), Maquinaciones (2011) y La Noche del Mandril (2012). Todas sus obras han sido publicadas por la editorial argentina Dunken. En el año 2011, decía José Ignacio: «Soy autor, no escritor. El título de escritor me queda grande todavía». Había escrito ya tres libros. Y añadía: «Todo empezó cuando viajaba mucho, no podía escuchar la radio porque apenas pasa Buenos Aires todo se corta, y no me quedaba otra que ponerme a pensar historias». Este entretenimiento, sumado con un dibujo de un castillo sujeto a una noche de insomnio, hizo que empezara a descubrir el arte de escribir. «Desde ese momento hasta ahora, no hay noche que no escriba, me quedo horas». La obra de Díaz Puerta se sitúa, en gran medida, en el denominado realismo fantástico, o quizá habría que decir realismo onírico. Su prosa es directa, frontal, sin vueltas, y sorprende por una desbordante imaginación, por su capacidad de síntesis y por una vivísima construcción de diálogos que atrapan al lector de inmediato. El espacio de esta sección literaria no nos permite mostrar más que tres ejemplos representativos de su producción. La noche del mandril, su última publicación, es un libro formado por 20 relatos breves, donde se abarca desde lo simplemente anecdótico y cotidiano hasta llegar a sobrepasar los límites de lo fantástico; a él pertenecen los relatos titulados Matar a Picasso, cuyo protagonista pudo ser un trabuqueño, y Negociar con la Muerte.

José

Ignacio Díaz Puerta vino al mundo en 1959, en Villanueva del Rosario, y con menos de tres años de edad, en 1961, se embarcó hacia Argentina con su padre Juan José Díaz Moreno y su madre Rosa Puerta Puerta. Su padre había cursado, acá, en España, la carrera de veterinaria, pero al llegar a las tierras del Río de la Plata se encontró que tendría que partir de cero: volver a cursar los estudios universitarios para «recibirse», de nuevo, como médico veterinario. Era, el veterinario saucedeño, hombre amante de los más variados saberes y aficionado a la pintura, y propició que sus hijos se desenvolvieran en ambientes favorables al conocimiento y a las bellas artes; el menor, Juan Manuel Díaz Puerta es hoy consagrado pintor, a cuya obra nos acercamos en el número 2 de nuestra revista. José Ignacio también cultivó el dibujo desde la niñez y se hizo pintor autodidacta desde la adolescencia, aunque fue la literatura la que acabó por absorber sus capacidades creativas, durante bastante tiempo soterradas, hasta explosionar cual previsible volcán en el año 2010 con El castillo del Alquimista, su ópera prima; en ella, la «idea central es la vida de un castillo, cuna de una familia de alquimistas, donde se atraviesan

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literatura

negro; uno de estos relatos, Los Aguarás, completa la trilogía que les proponemos.

Maquinaciones, su penúltima publicación, es «varios libros a la vez». Lo abre la novela Sofware Humano; después se incluyen dos secciones de su arte plástico, pinturas y dibujos; a los que sigue el apartado Narraciones trasnochadas, formado por siete historias breves entre lo fantástico y lo policial

Los relatos han sido expresamente ilustrados para esta publicación por Luis Felipe Alonso.

Matar a Picasso

Al

día de hoy es difícil encontrar documentación precisa sobre Francisco Olivares. Algunas fuentes no muy confiables señalan que habría nacido en Cádiz alrededor de 1880. Otras citan una partida de nacimiento en Villanueva del Trabuco, provincia de Málaga, actualmente perdida. Y aunque los pocos que se han interesado en este gris personaje, del cual hasta se ha llegado a dudar de su real existencia, coinciden en que su origen era andaluz, hace poco tiempo, una investigación llevada a cabo por un periodista barcelonés indicaría que su nacimiento fue en territorio catalán, aunque su apellido, sin duda, no es de ese origen. Sus padres habrían sido castellanos y, a mediados de la década de los 70 del siglo diecinueve, se habrían establecido en la región de Andalucía, mudándose luego con destino Cataluña. De allí vienen las dudas del lugar de su nacimiento.

Lo cierto es que la concordancia general de la poca información disponible indica que en 1892 ya vivía en San Joan de Vilatorrada, localidad vecina a Manresa y distante pocos kilómetros de la metrópolis catalana. Francisco desarrolló a muy temprana edad el gusto por el dibujo y la pintura y se dice que a los quince años ya contaba entre su producción con varios óleos, hoy perdidos. Se sabe, aunque no muy ciertamente, que representaban bodegones e interiores. El muchacho aparentemente no se atrevía con la forma humana, la cual le resultaba bastante difícil de representar, y hasta podemos especular que le asustaba el desafío de materializarla en el lienzo. Su padre, empleado administrativo de correos y magro heredero de una finca valenciana de unos tíos sin descendencia, la cual vendió repartiendo los dineros con su hermana, se las arregló para darle una

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discreta educación artística, y así Frasquito, como le decían, recibió clases de dibujo y pintura de varios maestros catalanes durante un período que va desde el 92 al 97. En 1897, cuando debía contar con menos de veinte años, decide presentarse en un concurso artístico. Varios pintores jóvenes se anotaron para la ocasión. Su maestro de ese entonces le instó a no rehuir de una oportunidad como aquella para mostrar su arte; y él, muy temeroso, acometió el desafío de realizar su gran cuadro. El que debía de ser su obra maestra hasta ese momento. Su terror por dibujar la figura humana debía ser exorcizado. Si quería tener posibilidades de ganar, el cuadro debía representar gente. Pero… el tema. ¿Qué tema abordar? El admiraba a los clásicos. Velázquez, Murillo, Zurbarán, Ribera. Aunque no así a Goya, a quien consideraba muy oscuro en su fase final.


Como es bien sabido, en la segunda mitad del siglo XIX, en España, se había instalado la moda de los cuadros de escenificación histórica. En general, en los concursos, se presentaban escenas del glorioso, o no tanto, pasado español. Así que Francisco decidió (aunque para esa época de fin de siglo ya la pintura histórica estaba un poco “demodé”) encarar la realización de un cuadro histórico. ¿Pero cuál tema? Primero pensó en el desembarco de Colón, con el descubridor rodilla en tierra y la cara al cielo, rodeado de marinos y de indígenas, con las tres carabelas en segundo plano. Y empezó con los bocetos. El tema era ya bastante remanido y muy poco original. ¿De qué serviría tener otra versión de este hecho en la historia de la pintura? Por supuesto que de nada. Pero él lo encaró. Pocos días después se dio cuenta que la tarea era titánica. El hecho de dibujar más de un personaje era para él totalmente abrumador. Así que decidió que sería Colón solo en la arena con las carabelas detrás. Los marinos se verían en un muy lejano segundo plano como siluetas oscuras bajando de los botes. —Esto –pensó– realza la figura del descubridor y lo eleva al personaje principal que fue y que es, sin los comparsas secundarios. Claro que en realidad, la simplificación en la composición más bien se debía a su torpeza técnica, pero dejemos eso. Frasquito se enfrascó en su obra y en

unos dos meses de intenso trabajo la terminó. Al dar la pincelada final y firmarlo sintió un tremendo orgullo. Aquel cuadro era imbatible. Aquella obra no tenía otro destino que la grandeza. Sin duda, su destino debería ser el mismísimo Prado. Sí. Nada menos, por supuesto. Presentó el cuadro a concurso y se puso a esperar. Su familia estaba tan ansiosa como él. Su padre y su madre lo habían malcriado toda su existencia y lo colmaban de caprichos y alabanzas. Un artista en la familia. Un artista que triunfaría y que los sacaría del gris presente en que sus vidas transcurrían. Y llegó el gran día. Frasquito no tenía dudas de su triunfo. Entró al salón. Allí estaba su cuadro. Era el más grande. Colón representado a una escala mayor al natural presidía la pared principal. Ni siquiera miró las demás pinturas, directamente las desdeñó.-No valen nada- pensó en su soberbia enceguecida. Era obvio que el primer premio sería de él. Y que iniciaría un camino de ascenso a los primeros planos del arte. Luego de este galardón lo esperarían París, Roma, América. La consagración. Ya había vendido la piel del oso antes de cazarlo o, más bien, como en el cuento de la lechera, ya tenía todo un rebaño, aunque todavía no había vendido el cántaro de leche. Lo cierto es que cuando escuchó que el ganador era un cuadro llamado Ciencia y caridad de un tal Pablo Ruiz, apellidado Picasso por parte de madre. Ahí

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sintió que el cántaro de la leche se había estrellado. ¿Pero cómo era posible que el jurado fuera tan ciego? ¿Cómo era posible que ese cuadro semioscuro representando dramáticamente a una mujer moribunda en su lecho, asistida por una monja y un médico, le hubiera ganado a su majestuoso descubridor de América? ¡¡¡El jurado estaba compuesto por una sarta de imbéciles!!!. Su furia no lo dejó pensar más y salió corriendo a la calle. El enorme cuadro de Colón nunca fue retirado por sus padres, los cuales ya no supieron más de su hijo. Su orgullo herido lo llevó a irse de allí y no regresar jamás. Algunos creen que directamente cruzó los Pirineos ese mismo día. El cuadro de Colón, muy torpemente ejecutado, había sido admitido en el concurso por una mezcla de respeto al padre del novel artista y un cierto grado de compasión ante esas pinceladas torpes e inseguras y ese dibujo duro que le daba al descubridor el aspecto de un maniquí inerte y sin ninguna grandeza. Un color contaminado y ensuciado por el abuso del negro mezclado con el resto de la paleta hacía que la vista de aquel esperpento fuera muy difícil de soportar. Pero ni Francisco ni sus padres repararon en ello. Lo habían visto como una obra maestra. Y su familia no supo más de Francisco, el hijo único. Su padre murió poco antes del inicio de la Guerra Civil y de su madre se pierde el rastro unos años después.


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Se ha llegado a saber que un par de años, luego de su estrepitoso primer fracaso artístico, Francisco estaba instalado en París. Ejecutando toda clase de trabajos indeseables y destinados a los inmigrantes pobres del otro lado de los Pirineos. A pesar de todo, no dejó nunca de dibujar y pintar, aunque nunca pudo concretar una venta. Ni una sola. Pero él seguía tozudamente con su vocación artística. Una tarde, al llegar al inquilinato donde compartía habitación con unos marineros marselleses, encontró todas sus pinturas tiradas en la vereda . Entró hecho una furia. Sólo para toparse con el dueño de la pensión reclamándole los dos meses adeudados. Esa noche durmió a orillas del Sena, apaleado. Sin cuadros y sin dinero. La siguiente noticia suya la refiere un catalán, Jordi Castell, habitante temporario de la Ciudad de la Luz, quien cuenta que estando desayunando en un café en el Boulevard de los Itallienes junto a su amigo, el también catalán Pere Mañach, de pronto, se acercó a ellos un muchacho de unos veintidós o veintitrés años; sus raídas ropas y su suciedad revelaban una condición social extrema y su aspecto lastimoso un hambre que urgía por ser saciada. El muchacho, al escucharlos hablar catalán, se acercó y les pidió una limosna en su idioma algo contaminado con castellano. Ambos se apiadaron del sujeto y le pregun1. Vereda: acera de la calle

taron de qué vivía. Él les refirió que era artista, pintor, sin suerte, y que había sido asaltado y todos sus cuadros robados por una banda de malvivientes. Mañach, gran amante de la pintura, se ofreció a ser su mecenas. Sin saber nada más, le consiguió una habitación en Montmartre y le pagó por adelantado el mes. Luego le compró pinturas, pinceles, bastidores y un buen caballete. —Ven a verme cuando ya tengas algo terminado –le dijo Mañach al chico y le dio una dirección. Un mes después, Francisco, porque como se habrán dado cuenta se trataba de él, se presentó en lo de Mañach. Castell que estaba ese día allí, también por casualidad, refiere que el muchacho se llevó una sorpresa mayúscula al encontrarse allí con Pablo Ruiz, su vencedor en el concurso unos pocos años atrás. Mañach había acordado con Picasso en comprarle toda su producción durante un año y allí estaban cerrando el trato. Picasso, que ya se iba, saludó estrechándole la mano a Olivares y se retiró. Seguramente Francisco se esperanzó y especuló en que él sería el próximo beneficiado con un acuerdo igual o semejante. Pero nada de eso. Al revelar su cuadro retirando el papel que lo cubría, Castell refiere que tanto él como Mañach no pudieron evitar sentir una profunda decepción. La pintura totalmente anodina, de colores difusos y sucios, representaba una vista de Notre Dame desde el Sena. El dibujo era torpe y el color aun peor.

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Mañach se excusó diciéndole lo más cortésmente que pudo: —Lo siento, tendrás que buscarte otro trabajo. Castell comenta que el muchacho arrojó el cuadro al piso y empezó a saltar sobre él hasta dejarlo hecho jirones. Finalmente, lo tomó del suelo gritando: ¿Quieren arte moderno? Y mostrándoles el cuadro hecho pedazos resopló desafiante: ¡Aquí tienen su arte moderno! Acto seguido, pateó el cuadro, que dio contra una pared derribando un quinqué que estaba apoyado sobre una mesita. Se dio media vuelta y sin más se fue. Nunca volvieron a saber de él. Bastantes años después, la policía registraba una habitación en una pensión en Niza. Su ocupante, hasta pocas horas antes, había sido un inmigrante español identificado como Francisco Recaredo Olivares Mora, de más de sesenta y cinco años, el cual había trabajado como ayudante en un taller mecánico a las afueras de la ciudad y tenía por pasatiempo pintar marinas un tanto vulgares, y que tenían como destinatarias las paredes del taller y, durante los fines de semana, la venta callejera, donde de vez en cuando alguna robusta turista americana le compraba alguna por unos míseros francos. Y allí encontraron los policías la caja de madera que había alojado la pistola, y a su lado, un diario, unos manuscritos personales adornados por garabatos. El oficial reconoció que eran dibujos copiando obras


literatura muy reconocibles de Picasso. Les Demosielles d’ Avignon, el Guernica, e incluso algunas más viejas como La planchadora o El viejo guitarrista ciego. Ese hombre parecía haber sido un verdadero fanático de Picasso. ¿O había sido un obseso de Picasso? Unas horas antes, Francisco entró agitado a su habitación. Levantó las faldas de su camastro y extrajo la caja. La abrió. Allí estaba su «luger». Una pistola alemana que había comprado a un ex partisano de la resistencia a cambio de arreglos en su coche. Cargó el arma y salió de la habitación. Estaba agitado. Su corazón le latía con violencia. Ni siquiera reparó en cerrar la puerta del cuarto. Salió a la calle. El destino, Dios le ponían la venganza al alcance de la mano. El monstruo estaba allí en Niza. Lo había cruzado hacía instantes paseando por la calle. El infame pintor destructor de las dos oportunidades de su vida artística se paseaba con una hermosa mujer del brazo. Era su oportunidad. Sí. Pasaría a la historia como el ejecutor de Picasso. Y además vengaría definitivamente al arte, a la pintura, que aquel monstruo malagueño, hombre, fauno y minotauro al mismo tiempo, se había encargado de destruir. Sí. Aquel monstruo había trastocado definitivamente las reglas del arte. Pero él, Francisco, ahora allí, destinado por Dios, vengaría al arte clásico. La muerte del monstruo volvería todo a su lugar. El arte se lo agradecería y hasta sería in-

dultado. Sus pensamientos febriles continuaban mientras avanzaba agitado por las calles de la costa. Y allí los vio. La pareja avanzaba tranquilamente. Picasso, de casi su misma edad, calvo y canoso, de baja estatura y de contextura algo gruesa, no tenía nada de particular ni de señorial. Era un individuo como millones. Absolutamente común y corriente. ¡Cómo era posible que hubiera engañado al mundo de esa manera! ¡Cómo era posible que el arte lo considerara su genio máximo! ¡Qué dirían Ribera, Velázquez, o hasta el mismo Goya, si hubieran visto los esperpentos perpetrados por el gran destructor! Ya anochecía, Francisco se acercó a la pareja y los adelantó unos metros, luego se volvió hacia ellos caminando directo como para llevárselos por delante. Miró a Picasso a los ojos y allí sus miradas se cruzaron durante un instante. Entonces el genio malagueño sin dejar de mirarlo le dijo. —Disculpe. ¿Lo conozco? Francisco se conmovió, ¿era posible que lo recordara? —Señor Picasso –dijo temblando– hace muchos años en Paris… en casa de Pere Mañach. Los años habían acumulado cambios no menores en ambos. Los dos estaban calvos y canosos y visiblemente con más peso. Pero aun así lo había reconocido. Era indudable que Picasso debía ser un tremendo fisonomista. —Claro. Claro. Usted había ido a llevar una obra —dijo el malagueño y le extendió la mano.

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Se estrecharon en un saludo que a Francisco le pareció interminable. —Y dígame ¿sigue pintando? – le preguntó Picasso. —Pues sí, en los ratos libres, hago alguna cosilla. —No dejes de pintar. Mira, si vas por Cannes pasa por mi estudio. Siempre me gusta charlar con un compatriota –dijo y le palmeó el hombro despidiéndose. Francisco quedó paralizado allí, a la orilla del mar. Había tomado conciencia que aquel hombre no era alguien común. Era un gigante. Y él era alguien tan pequeño, tan insignificante, tan gris. Él ni siquiera podía tildarse de artista. Ni siquiera lo merecía. Y deambuló varias horas por la playa, solo en medio de la noche, solo con su alma y su amargura y su terrible frustración de toda una vida y su soledad. Su inmensa soledad. Y su inmenso vacío. Y entonces extrajo la «luger» y recordó la muerte de otro gigante, la de Vincent Van Gogh. Un disparo se escuchó en la costa y un grupo de muchachos acudió al lugar atraído por la detonación. Lo encontraron tirado en la playa; ya había fallecido.


Los Aguarás

Moncho

sufría mucho el calor. Toda su vida, desde chico lo había sufrido. En las trabajosas tardes de verano, al rayo del sol en el norte correntino, mientras arriaba la hacienda, transpiraba a más no poder. Esa siesta de domingo, estaba tirado en su catre con colchón de los típicos de lana suelta. La pieza1 era chica, el calor se concentraba y aun con las ventanas abiertas era imposible disiparlo. La única razón, para descansar ahí adentro y no afuera a la sombra del alero, eran los mosquitos. Bandadas de mosquitos zumbantes. Allí dentro, al menos, el tejido del mosquitero lo protegía, aunque alguno que otro se colaba de vez en cuando. Las chicharras rompían a más no poder. Moncho ya no se aguantaba. Se levantó y fue directo a la pequeña heladera2, ya bastante oxidada y con su enlozado descascarillado en unos cuantos lugares. Tiró de la manija bola y sacó una botella de gaseosa ya abierta. La empinó y la tomó hasta la última gota. Miró el termómetro, sin duda obsequio de la veterinaria del pueblo, vaya a saber de cuantos años atrás, su marco de plástico blanco, moteado por decenas de cagadas de mosca de distinto añejamiento, sostenía la varilla de vidrio con la columna mercurial. La temperatura: 42 grados centígrados. Eran

las tres de la tarde y allí no se podía estar. Se sacó los calzones y se puso las alpargatas por toda vestimenta. Salió afuera. No había nadie. Estaba en uno de los puestos más lejanos al camino. Y así nomás3 se tiró al tanque australiano. Estuvo remojándose como media hora. Los mosquitos jodían a más no poder. Así que tuvo que volver a la casa. Se secó, se vistió y, finalmente, fue a buscar al viejo overo4. El animal tenía unas manchas muy particulares en el lomo y en la grupa que lo hacían inconfundible. Lo ensilló y casi una hora después atravesaba la última tranquera5 que lo llevaba directamente al camino de tierra. Eran ya las cinco de la tarde. Tomó rumbo a Los Aguarás, el pueblo cercano a unos seis kilómetros de allí. El overo iba al trotecito, tranquilo. Moncho lo dejaba ir a su ritmo. El jueves anterior había ido al pueblo también con el overo. El motivo había sido llevar unos papeles que el mayordomo le había dado para el delegado municipal. Moncho, esos tres días, no había podido dejar de pensar en

1. Pieza: habitación, estancia, sala. 2. Heladera: nevera, frigorífico. 3. Nomás: solamente. 4. Overo: caballo, de color parecido al del melocotón. 5. Tranquera: puerta rústica de un cercado hecha de travesaños de madera asegurados con alambre o clavos. Cerca o valla. 6. Morocha: de piel morena.

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la mujer que lo había atendido en la delegación. El no la había visto nunca allí. Debía ser nueva en el pueblo. Aunque él también lo era. Sólo hacía un año que había llegado a Los Aguarás. Cuando vio a aquella morocha6 de ojos verdes quedó loco. Ella debía tener unos veintipico, menos de treinta. Él tenía treinta y dos. Moncho había llegado a Los Aguarás buscando trabajo, montando el overo. Nadie lo sabía allí, pero había estado envuelto en asuntos de cuatrerismo, más al sur, en Entre Ríos, cerca de Federal. Pero eso ya era asunto del pasado. Aunque por supuesto no había blanqueado su historia con el mayordomo de la estancia. El cual ya confiaba plenamente en él, al haber cumplido Moncho ya un año de antigüedad. En ese año, Moncho casi no había ido al pueblo y recién en los últimos dos meses empezaba a tener encargos de algún que otro trámite para hacer allá. Como el del jueves pasado, en la delegación municipal. Moncho recordó perfectamente la expresión de la mujer, la secretaria del delegado. Ella al verlo pareció excitada, caliente se diría. O quizás sorprendida, ya que lo primero que ella le miró fue su dedo anular de la mano izquierda. Dedo al que le faltaba la tercera falange, producto de un accidente en una manga, desparasitando novillos, hacía ocho años atrás. Pero a eso, él ya


literatura estaba acostumbrado, la gente tiene una curiosidad morbosa, una compulsión inevitable de mirar el defecto. Si lo diferente ya se vio, ¿por qué esa necesidad irrefrenable de volverlo a mirar una y otra vez sin poder evitarlo? Sin duda a ella le pasó lo mismo que a todo el mundo. Pero en seguida se mostró dulce y afectuosa con él. Había existido una conexión sin duda. Si hasta lo acompañó a la puerta y lo despidió mientras él se subía al overo. El mismo animal, viejo pero un tanto arisco con todo el mundo, hasta se dejó acariciar por las manos cariñosas de ella. Ella. Ángela. Ese era su nombre. A poco de andar al trote por el camino sintió detrás de él el ruido de un auto. Venía un 404 levantando una polvareda. Moncho se apartó para sufrir lo menos posible el efecto de la tierra. El auto pasó a su lado tocando bocina. Moncho alcanzó a ver que quien manejaba era Ángela, que lo saludaba con una sonrisa. Moncho se sacó el sombrero y la saludó. —Seguro va a parar –pensó. No. Ángela siguió. Moncho iba al pueblo con la esperanza de verla. Y ella ahí había pasado al lado suyo y no se había detenido. Una inevitable desilusión lo inundó. Quizás en el pueblo pudiera verla. Al menos ahora sabía que tenía un 404 gris. Debía ser el único en el pueblo de pocas casas. Entonces con sólo una recorrida localizaría al auto estacionado. Identificaría la casa y la visitaría. Ella seguro lo

recibiría. Claro. No era lo mismo en medio de un camino que en el pueblo. Cómo se iba a detener ella. A hablar con un tipo al que sólo había visto un momento en su vida. Pero ella había estado tan cariñosa. Tan dulce. Y era tan atractiva. Moncho sintió un irrefrenable deseo sexual por aquella mujer hermosa. De pelo castaño oscuro casi negro y grandes ojos verdes; de cuerpo fornido, con muslos fuertes y nalgas bien formadas. Moncho no podía evitar dejar volar su imaginación mientras el overo seguía al trote. En eso, al dar la vuelta en un recodo del camino, su corazón, de pronto, empezó a latir muy fuerte. A un costado detenido, estaba el 404. Ángela se había bajado del auto y se había apoyado contra la puerta delantera izquierda. Estaba a poco más de cincuenta metros, pero su aguda vista le permitió notar que ella le sonreía. Moncho se largó al galope esos cincuenta metros. Frenó al overo ya a la altura del auto y se bajó. —¡Qué lindo macho! –dijo ella acercándose al caballo entero. —¿Lo decís por el overo?–dijo Moncho con expresión socarrona. Ella se dio vuelta y mirándolo fijo expresó. —¡Qué ocurrente que sos. Eh! Moncho se echó a reír. Ella se le acercó y él la tomó por la cintura. Esa tardecita no importó el ca7. Pasto: hierba, césped. 8. Ceibo: conocido como árbol del coral, o flor de coral, pico de gallo, o sananduva; árbol y flor nacional de Argentina y Uruguay.

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lor en la casita del puesto, mientras ambos terminaban destrozando lo poco que quedaba del colchón de lana suelta. El overo afuera ni se inmutó ante los gemidos que provenían del interior. Eran las nueve de la noche cuando el 404 guiado por Ángela salía de la estancia. Moncho se apeó del auto no sin antes darle un último beso y apretón a ella. Se despidieron, él cerró la tranquera y se volvió caminando. Cuánto hacía que no se sentía tan bien. Increíble que una hembra así se hubiera entregado tan fácil. Para el miércoles, Moncho estaba desesperado por ir al pueblo. A eso de las nueve de la mañana llegó el mayordomo desde Curuzú. Moncho le inventó la excusa de ir esa tarde a comprar ivermectina para los novillos. —Andá a la veterinaria del Dr. Robles y que te lo anote en la libreta— dijo el jefe. Ya estaba la razón para ir. A eso de las tres de la tarde Moncho localizó el 404 estacionado sobre el pasto7 en la vereda de la calle de tierra que llevaba a la pequeña plaza de Los Aguarás. Ató el overo al ceibo8 que casi estaba frente a la puerta y golpeó. Unos segundos después apareció Ángela, lo tomó de un tirón y lo metió en la casa. —¿Qué haces acá, estás loco?– dijo ella. —¿Por qué? ¿Qué problema hay? —No te puedo contar. Pero tenés que irte ya. —Pero decime por qué. ¿Qué pasa?


—Andáte. Andáte. —¿Pero qué pasa? —Andáte. Lleváte el caballo ya. No sea que alguien lo vea. —No entiendo nada. —Mirá. Venite a la noche después de la once y te explico. Pero venite en la bici que tenés en el puesto. No te vengás en el caballo. Así cuando llegás metemos a la bici adentro. —Pero… —Andáte, por favor. Después a la noche te explico. Ángela le abrió la puerta y le dio un beso rápido en la mejilla. Moncho, algo desconcertado, sentía que algo no andaba bien. Si ella quería ocultar la relación era porque debía haber otro tipo. Seguro. Pero ella vivía sola. Bueno, habría que esperar hasta la noche. Se encaminó con el overo hacia la veterinaria. Tendría que esperar a la sombra de los árboles, a que abrieran después de la siesta. Se estaba apeando del caballo cuando vio pasar el Regatta del delegado municipal. El auto era muy reconocible y el funcionario, sin dudas, se dirigía al campo que poseía casi pegado al de sus patrones, en el que él vivía. El delegado apenas lo miró y ni lo saludó mientras pasaba a su lado levantando una molesta polvareda. —Maleducao de mierda –pensó Moncho. Esa noche a las once menos diez Moncho llegaba a la casa de Ángela. Ni tuvo que tocar. Ella le abrió antes. Había estado esperándolo. —Dale, entrá rápido con la bici—dijo ella.

Moncho entró y vino su pregunta en el acto. —Bueno ¿qué pasa? decime. —Viste lo que es este pueblo. Cuatro gatos locos. Todo el mundo sabe vida y milagros de todos. —¿Y vos no querés que se sepa lo nuestro? —Es que no se tiene que saber. Te puede pasar algo. —¿Por andar con vos? No me jodás. —Mirá Moncho, vos me gustás mucho. Apenás te vi me metí con todo. El hombre sintió un orgullo tremendo y una satisfacción enorme. Ella prosiguió: —Cuando llegué al pueblo hace unos meses, vine recomendada para trabajar en la delegación. El delegado es amigo de unos parientes míos de Curuzú. Yo me quedé sin trabajo y me vine acá. —¿Por qué te viniste a este pueblo de mierda? Perdido en medio del campo. —Vos sabés bien que el laburo9 escasea. Así que como había un lugar en la delegación, acá me vine. La idea era estar un tiempo trabajando hasta que consiguiera algo en otro lado. —Entonces te vas a ir. —Ahora que te conocí a vos no me quiero ir. Pero el problema es otro. —¿Cuál?

9. Laburo: trabajo. 10. Afanos: robos hábiles sin violencia. 11. Tilingo: superficial y afectado; insustancial, tonto, necio.

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—De entrada me di cuenta que el delegado, que es casado, estaba remetido conmigo. Me empezó a piropear y una tarde al terminar el horario de atención, cerró la puerta con llave, me apretó contra la pared de su escritorio y yo no pude resistir. El tipo me dio asco. Pero él me forzó ¿entendés? No tuve otra que entregarme. Y él está loco por mí. Casi todas las tardes cuando cerramos, tengo que aguantarlo con todo el asco del mundo. Es un hijo de puta. —¡Hijo de puta! –repitió Moncho. Lo viá matar. —No tené cuidado. Mirá que es un tipo peligroso. Yo escucho algunas cosas cuando se reúne acá y te digo que es muy jodido. —¿Qué escuchaste? —¿Viste los afanos10 a los camiones brasileros en la ruta entre Virasoro y Santo Tomé? —No. No sé nada. —Bueno, hace unos meses que se afanan camiones cada dos por tres en la ruta. Acá los escuché hablar y el delegado es el organizador. Es una mafia. Hay unos tilingos11 que vienen y unos tres gordos grandotes. Se reúnen a puertas cerradas pero yo los escuché. Planean lo de los camiones. Hace una semana mataron a un chofer brasilero. Así que ahora por un tiempo se van a quedar quietos. Pero guarda, porque los gordos andan por el pueblo. El delegado es re–celoso, está re–loco por mí y tengo miedo que te hagan algo. —Pero que se vayan a la mierda esos hijueputa— Y diciendo esto, Moncho la tomó por la cin-


literatura tura y le apretó las nalgas. Rodaron por el piso como si no lo hubieran hecho nunca. A las seis de la mañana Moncho llegó al puesto. Ya amanecía en los campos correntinos. A partir de ese día los encuentros furtivos eran casi diarios. Siempre en la casa de Ángela en el pueblo. Siempre de noche. Siempre yendo en la bici. Esa noche, cuando ya hacía casi tres semanas que se había iniciado la fogosa relación, Moncho regresaba por el camino; pedaleando feliz como todas esas madrugadas, cuando le pareció sentir el motor de un auto detrás de él. Se dio vuelta y no vio nada. Al rato entraba en la casa del puesto y se echaba a dormir. Eran las cinco de la mañana. El relinchar del overo lo despertó. Sólo atinó a ver una luz que le daba directo en la cara. Luego un golpe brutal. Le taparon la cabeza con una capucha. Lo ataron. Lo sacaron afuera y lo llevaron al tanque australiano. Casi terminan ahogándolo. Le metían y le sacaban la cabeza del agua hasta que en la última vez se la mantuvieron sumergida casi un minuto, una verdadera eternidad. Para finalizar, mientras estaba en el suelo le pegaron un par de patadas en el abdomen. Allí quedó atado. Se hizo de día y por fin pudo desatarse. Estaba maltrecho. Pero no le habían roto nada. Sobre la puerta de la casa habían escrito con aerosol del que se usa en las pintarrajeadas políticas.

«Dejate de joder con Ang si querés conservar tus nueve dedos». Había pasado una semana y Moncho no había regresado al pueblo. Era sábado a la noche. Estaba durmiendo cuando sintió el ruido de un auto acercándose. Se asomó a la ventana y reconoció al 404 de Ángela. —¡Moncho! —¡Ángela! Se abrazaron y se metieron en la casa. Una vez más se entregaron al frenesí. Quedaron en verse una semana después. Allí, otra vez en el puesto. Era más seguro. Llegó el sábado a la noche. Los minutos y las horas pasaban y Ángela no venía. A las tres de la mañana, Moncho decidió tomar el viejo «gladiator», del cual hacía pocos días el mayordomo le había confiado las llaves, y salió hacia el pueblo. Mientras iba por el camino; la incertidumbre se le acrecentaba más y más. ¿Habría pasado algo? ¿Se habría ido Ángela del pueblo para huir por fin de las violaciones repetidas del hijo de puta de su jefe? ¿Estaría bien? ¿Por qué no había ido esa noche? Llegó por fin a Los Aguarás, el 404 estaba en la puerta como siempre. Moncho golpeó. —Andáte. Andáte, por favor. Andáte— dijo desde adentro la voz de Ángela retumbando a través de la reseca madera de la vieja puerta.

12. Galpón: cobertizo; casa de una sola planta y una puerta; nave agrícola, choza. 13. Piso: suelo, pavimento.

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—No me voy hasta que me abrás. ¡Abrime! —¡Andáte. No quiero que te maten. Andáte! —¡Ángela, no me voy hasta que abrás. Que me maten si quieren. No me voy! Ángela finalmente abrió. Moncho entró. Ella tenía la cara con un moretón que le abultaba su hasta entonces hermoso ojo derecho y otro moretón en el mentón del lado izquierdo. Los golpes habían sido hacía varios días. Los derrames ya estaban extendidos, eran de color rojo violáceo casi negro y con un aureola amarilla que se extendía alrededor. Ángela no pudo evitar llorar y se abrazó a Moncho. Una vez más consumaron la pasión en el suelo. Ya era de día cuando Moncho salió de la casa y regresó al campo. Esa noche se cuidó de dormir. En vez de pernoctar en la casa, se escondió en el galpón12 que estaba a la vera del camino de entrada. Armado con la carabina que tenía, por si las moscas. Nadie vino. Nada pasó. Y así fueron las tres noches siguientes. Pasaron tres noches más. Moncho ya dormía otra vez en la casa. El cansancio lo había rendido después de las vigilias temerosas y aquel viernes a la noche dormía a pata suelta. No se enteró cuando le forzaron la puerta. Ni se enteró cuando entraron a la habitación. Sólo se despertó en el piso13 mientras era pateado brutalmente por tres enormes y obesos individuos que le


daban puntapiés sin parar. Moncho empezó a sangrar por la boca. Siguieron pateándolo. Finalmente se fueron. Estaba muy mal herido. Seguramente de muerte si no era atendido rápidamente. No podía levantarse del suelo. Se desmayó. Hasta que un paño de agua fresca le bañó la frente. Abrió los ojos. —¡Ángela!, mi amor, llevame al médico. Me muero. Ella con toda calma encendió la luz y se sentó mirándolo con una expresión de satisfacción mayor aun y quizás más sincera de las que parecía expresar cuando gozaba con él. —¡Ángela, me muero, llevame a la sala de Los Aguarás, me muero!

Entonces ella dijo. —¿Sabes de dónde soy? Soy de Los Paraísos, Entre Ríos, cerca de Federal. Vos conocés ese lugar. Moncho no entendía bien. —Ángela, me muero. —Un cuatrero entró hace un año y medio en mi casa en el campo. Yo no estaba. Cuando llegué mi marido agonizaba. El hijo de puta lo había acuchillado. Se había robado parte de la hacienda y al overo. A su querido overo. Que tiene esas manchas tan particulares; sólo de él; en el lomo y en la grupa.

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—¡Ángela, por favor, me muero! —¿Sabés qué fue lo último que dijo mi marido? —Por… favor… Ángela – dijo Moncho. —Cuando ya mi marido se moría me dijo: «Al hijo de puta le falta un dedo. La punta del anular izquierdo» —Ángela, tené piedad. Me… muero... —¿Vos tuviste piedad de él? Mirá como son las cosas. Vengo a este pueblo perdido y te encuentro. Por algo se dio así. Por algo fue. —Ángela… … … Ángela salió de la habitación. Moncho ya estaba muerto.


Negociar con la muerte

Cecilio

era un empresario exitoso, la vida familiar había llegado algo tardíamente para él, se casó a los cincuenta con su secretaria, luego de años de una relación no admitida pero conocida por todo el mundo. El hijo mayor de la pareja vino un par de años después y al cabo de un año y medio más tarde llegó el siguiente. Hacía unos pocos meses de este segundo nacimiento, cuando por motivo de negocios Cecilio llegó a la ciudad de Puerto Iguazú. Iba a asistir a un encuentro de empresas argentinas y brasileñas en una convención. Así que para hacer un poco de turismo por las cataratas decidió viajar el fin de semana anterior a la reunión. Cecilio dedicó todo el sábado a la visita a las cataratas, recorrió ambos circuitos, el superior y el inferior y luego la Garganta del Diablo. En esos días, la crecida le daba un caudal pocas veces visto a los saltos, la cantidad de agua que caía era mucho mayor a la de las veces anteriores que él había estado allí. De hecho, su primera visita había sido hacía unos cuantos años, cuando él era simplemente un joven empleado comercial que recorría el noreste del país. Sacó fotos con la cámara y con el celular durante todo el día y por la noche, al llegar al ho-

tel, las bajó a su «laptop». Había captado más de quinientas imágenes, así que luego las seleccionó y las editó con un programa para arreglar contraste y encuadrarlas. Haciendo todo esto se le hicieron más de las tres de la mañana. Rendido de cansancio por la hora y, más que nada, por la caminata de todo el día, cayó rendido en un profundo sueño. Y esto fue lo que soñó: Todo era amarillo, uniforme e infinito. Lentamente empecé a distinguir algunos bultos en medio de esa monotonía y me di cuenta que eran como pliegues, como si estuviera contemplando un paño gigantesco, como una sábana que cubría todo, y las sombras de ese paño eran verdes y también rojas, y el paño era un desierto que se extendía interminable en todas las direcciones. Debí levantar la vista porque percibí que el cielo de un azul verdoso profundo oscuro, estaba abigarrado de nubes multicolores, como si hubiera sido formado por un pintor, el cual hubiera estrujado allí sus pomos de colores y los hubiera mezclado en forma desordenada y violenta con una espátula, manchando por todos lados la superficie de esa tela que no era tal sino espacio, cielo. Entonces vi al personaje. Como una pequeña mancha oscura en el horizonte, apareció esta figura avanzando con paso firme y de-

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cidido hacia mí. En unos pocos instantes, ya se había acercado lo suficiente para notar que era un hombre joven, totalmente vestido de negro, sus atavíos eran indefinidos pero bastante sueltos como para que él pudiera avanzar a ese paso atlético directamente hacia mí. Y finalmente se detuvo, estaba a unos pocos centímetros de distancia, de manera que pude contemplar en detalle su rostro. No me era alguien conocido, pero sus rasgos tenían una familiaridad que me era imposible dejar de notar. Entonces lo miré directo a los ojos, él ya me miraba fijamente y no pestañeaba. Sostener esa mirada me resultaba incómodo pero decidí seguirla manteniendo. No me quería dejar intimidar por el sujeto. Entonces noté algo que era más que un simple detalle. Sus ojos. Mejor dicho, el color de ellos, era igual al de los míos, de hecho esos ojos parecían ser mis ojos. Un color muy poco común y que heredé de mi padre. Un color violeta claro, con un fino círculo celeste en la inserción del iris con la esclerótica, o sea, en el reborde contra el blanco del ojo. Eran mis ojos. En ese momento, me di cuenta que ese sujeto se parecía mucho a mí; ¿cómo era posible que hubiera tardado tanto en notarlo, o era que su rostro se iba metamorfoseando convirtiéndose lentamente en mi propia cara?


—¿Quién sos? –le pregunté. —Tu muerte –me respondió a boca de jarro. No me inmuté, de alguna forma yo ya sabía que iba a contestarme eso. Era como si lo hubiera estado esperando. —En algunas ocasiones –siguió hablando sin dejar de mirarme fijamente –a ciertas personas les es permitido elegir el día de su muerte, si no quieres hacerlo despertarás ahora sin recordar este sueño, pero si decides elegirlo ya no podrás arrepentirte. —¿Y puedo elegir el día que yo quiera? –pregunté. —Tendrás que indicar tres días diferentes, uno de esos días será el de tu muerte. De modo que si llega el primero y no mueres, entonces esperarás a que llegue el segundo y si tampoco mueres en esa fecha, ya sabrás que inevitablemente morirás en el tercero elegido. —¿Pero también puede ocurrir que muera en la primera o en la segunda de las fechas elegidas? —Así es, por supuesto. Habla, ¿decides tu muerte o no? No lo pensé demasiado y acepté con un –Sí— rotundo. —Puedes decir las fechas de las tres opciones, pero no tienes la libertad de pedir cientos de años. Eso es inaceptable, ya que la vida de un hombre no puede ir más allá de lo que marca la naturaleza, deberás poner como referencias de tu muerte los momentos de cumplir años de personas que ya deben haber nacido. Tu muerte será así, el día del cumpleaños de ese alguien que hayas elegido. Y puedes elegir a una

persona distinta para cada fecha o al mismo para las tres, o a dos diferentes, uno para dos fechas y otro para la restante. —Bien, acepto. —Ya habías dicho que aceptabas. —Entonces, elijo la primera alternativa de mi fecha de muerte para cuando mi hijo menor cumpla cuarenta años. —Bien, aceptado – dijo mi muerte. Era una alternativa excelente, si se cumplía, llegaría a los noventa y cuatro. Pero en ese momento, pensé si llegar a tan viejo era lógico. Quizás tendría que soportar años de una calidad de vida desastrosa por razones de salud. Porque ¿quién me podía asegurar llegar a una edad tan avanzada como los noventa y cuatro años estando entero? La segunda opción sería con algunos años menos. —Elijo la segunda alternativa de mi fecha de muerte para cuando mi hijo menor cumpla treinta y cinco años. —Bien, aceptado— dijo mi muerte. Eso me garantizaba llegar a los ochenta y nueve. Entonces pensé en elegir la tercera alternativa para cuando mi hijo menor cumpliera treinta y cuatro, o sea, para un año antes que la anterior, pero como aún no había tomado como referencia a mi hijo mayor decidí incluirlo a él. —Elijo como tercera alternativa de mi fecha de muerte para cuando mi hijo mayor cumpla treinta y cuatro años.

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—Bien, aceptado – dijo mi muerte. Esa tercera fecha me garantizaba llegar a los ochenta y seis. Seguía mirando fijo a mi muerte a los ojos. Entonces me dijo: —No olvidarás este sueño. Espera por el día. Pero si llegaras a revelar este secreto, al violarlo causarás la muerte instantánea de los que elegiste como referencia. Claro, esa era la garantía del secreto. Si yo hablaba, mis hijos morirían. Por supuesto que callaría. Entonces los ojos violetas, su rostro y todo él, se desvanecieron en el aire amarillo, desapareciendo en ese instante. Cecilio despertó bañado en sudor. Recordaba todos los detalles del sueño a la perfección. Era un sueño, nada más. Entonces, ¿por qué no contarlo? No. Mejor no. Un miedo supersticioso le ganó sus pensamientos y decidió callar ese sueño para siempre, incluso seguramente lo olvidaría, como pasa muchas veces en que los sueños desaparecen del recuerdo y no quedan ni rastros de ellos al menos en el consciente de nuestra mente. Pasó toda esa semana y el viernes por la mañana ya estaba libre. La convención había sido extenuante y había hecho muy buenos contactos para futuros negocios tanto en Argentina como en Brasil. El vuelo de regreso a Buenos Aires era por la noche, así que decidió pasear por la ciudad e ir, luego del mediodía, a una reserva de fauna cercana. En poco más de una hora ya había


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recorrido los negocios céntricos y había comprado unos cuantos recuerdos para la familia en los establecimientos que exhiben las famosas piedras semipreciosas de la región. Estaba saliendo del último negocio, antes de regresar al hotel, cuando en medio del pasillo, casi ya en la calle, vio que un hombre lo miraba fijamente. —¡José Cadavanez! –exclamó Cecilio. —¡Cecilio Romasessi! –dijo el otro— ¿Qué hacés, por acá? ¡Tantos años! Se abrazaron, ambos no se veían desde hacía mucho tiempo. Decidieron ir a almorzar juntos, debían festejar el reencuentro, se habían perdido la pista desde hacía años. El lugar elegido fue una pizzería a pocas cuadras del hotel donde aún se alojaba Cecilio. Ordenaron la comida y se pusieron a charlar muy animadamente. —¿Y qué fue de tu vida, José? —Mirá, te acordás que yo trabajaba en la distribuidora de los Polakovsky. —Claro, si yo los visitaba cada tres meses. ¡Qué viaje desde Buenos Aires! Me acuerdo perfectamente, esas recorridas saliendo siempre desde Posadas a Salto Encantado, Puerto Rico, Oberá, San Ignacio. —Mirá vos. Te acordás todavía. Mirá vos. Bueno, yo me independicé unos años después y hace muy poco me vine de Posadas, me instalé acá, donde puse el negocio de «souvenirs» para los turistas. Me va muy bien, che. Muy bien. ¿Y vos?

— Yo seguí en el rubro1. También me independicé, fundé una empresa hace unos cuantos años y ahora soy mi propio jefe. ¿Tenés pibes? —Claro, tengo tres hijas. Las dos mayores mellizas, ¿y vos? —Yo tengo dos. Me casé hace solo cuatro años. El mayor tiene dos años y el menor tiene meses— dijo Cecilio. —Duro de domar ¿eh? Remolón pal casorio fuiste nomás2. —¡¡¡Ja!!! Sí, la verdad es que tardé un poco. —No me olvido de las gringas que te levantabas en tus viajes. —¡Y yo, cómo me voy a olvidar! —A una te la levantaste acá en Iguazú. —Sí, me acuerdo perfectamente. Era divina. ¡Ah! Nos traen la pizza. El mozo llegó, depositó la tabla en la mesa y sirvió una porción de mozzarella con panceta ahumada a cada uno de los dos comensales. Entonces Cecilio reparó en el hombre que los servía. Era un típico descendiente de inmigrantes europeos, como muchos en esa región. Pero algo lo impactó, sus ojos, eran violetas con el reborde celeste. Esos ojos que él mismo, Cecilio, se veía cada vez que se miraba a un espejo. Los ojos de su padre. El mozo se dio cuenta que lo

1. Rubro: mismo sector empresarial; título, rótulo o categoría; encarnado o rojo. 2. Nomás: solamente.

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miraba y también reparó en lo mismo. —Disculpe que lo incomode, pero… tenemos los ojos iguales— dijo el camarero. —Sí, justo veía eso –comentó Cecilio– Son ojos difíciles de encontrar. Yo los heredé de mi padre ¿y vos? —No tengo padre –dijo el mozo. Cecilio sintió que un calor le bajaba por la cara e instintivamente miró a su antiguo amigo que lo observaba sin decir nada, volvió a mirar al mozo y le preguntó: —¿Cómo te llamás? —Andrés Griazky –dijo el mozo. —¿Griazky? –exclamó Cecilio, reconociendo el apellido de la gringa de Iguazú a quien había enamorado hacía tanto tiempo. —¿Qué edad tenés? –le preguntó Cecilio al mozo, temblando. —Treinta y cuatro, hoy justo es mi cumpleaños. Lo festejo en un rato, al salir de acá. Cecilio se levantó espantado de la silla y retrocedió. Reconoció la cara de su muerte, era ese rostro que tenía enfrente. Y revivió el sueño en ese instante, detalle por detalle. Su corazón descontrolado latía cada vez más aprisa. Apoyó la espalda contra la pared, y luego cayó hacia adelante, pegó contra la mesa y las porciones de pizza se desparramaron por el suelo del local. Cuando llegó la ambulancia ya no había nada que hacer.


tradición oral

Paco Arjona José Manuel Martos Gracia García Ortigosa

Entre nanas y juegos El arrullo incansable de tus labios evoca el manto cálido del sueño. El fugaz latido, el vaivén de tu cuerpo, poco a poco, se hacen de mis párpados dueños que caen lentamente, difuminando miedos; en tus brazos, sin remedio me pierdo. El despertar de los años cabalgaba, sin tiempo, por las esquinas del barrio alborotado, eterno. Coplillas y juegos despertaban sin remedio a seres osados, hábiles y certeros. Las amistades tempranas, que allí se forjaron, perduran sobre un tiempo que ya queda lejano y aquel amor de rueda, que mis manos tocaron, se perdió por la rueda de un beso olvidado.

Paco Arjona

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ENTRE NANAS Y JUEGOS FUIMOS CRECIENDO

Las

nanas y los cantos de los juegos infantiles son las primeras manifestaciones poéticas y musicales que recibe el niño desde su edad más temprana. Esta etapa infantil es, posiblemente, uno de los periodos con más peso en el desarrollo psicológico individual. Por tal motivo, este artículo pretende fomentar, recrear, conocer, animar al rescate y al uso de los juegos y cantos procedentes de nuestra tradición oral como parte importante de la socialización del niño. Adaptadas a las estructuras rítmicas y melódicas, propias de cada cultura, las nanas se convierten en el primer eslabón sonoro entre el niño y sus principales figuras de apego. Las melodías generadas en las mismas actúan como elemento balsámico que favorece el bienestar de los infantes. El sonido del corazón, el vaivén, el tacto, unidos a la palabra y al canto, promueven sentimientos de amor, ternura, emoción, afecto y cariño; un antídoto perfecto para superar miedos, temores, angustias, desconsuelo, o llanto, en esta etapa vital. Algunas de las características más relevantes de las nanas tienen que ver con sus melodías, sus ritmos y sus textos. La estructura responde, generalmente, a un tipo de canción corta de ritmo suave y relajante, con una única estrofa de cuatro versos. En la nana andaluza aparece, además, una serie de elementos

que la caracteriza: su matiz melancólico adquiere un carácter especial debido al uso de numerosos melismas, o técnica de cambiar la altura de una sílaba musical mientras es cantada. Este carácter, unido al ritmo reiterativo y machacón de los estribillos, crea una sensación melancólica de arrullo, con la principal intención de ayudar al niño a dormir. En los textos suelen aparecer alusiones a las tareas del hogar, como lavar, planchar, cocinar, fregar, faenas agrícolas, o presencia de animales, fundamentalmente, domésticos. También son frecuentes las citas centradas en la presencia de la madre, en la ausencia del padre, o de otro miembro familiar.

Veamos algunos ejemplos: Duerme, niño mío, que tengo que hacer; me han traído el trigo y está por moler. Vida mía, duerme, niño chiquito, duérmete y calla; no le des a tu madre tanta batalla. Duérmete, mi niño, que tengo que hacer, lavar los pañales, planchar y coser. Duérmete, duerme sin pena, porque al pie de la cuna tu madre vela. Este niño chiquito no tiene cuna;

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su padre es carpintero y le hará una. A–la–ro–ro, bellotas, dame un puñado, que las de mi chaparro s’han acabado. A–la–ro–ro, mi niño, mira a su madre y un ojo dice: «mini» y el otro: «zape». Duérmete, niño chiquito, mira que viene la mora, preguntando de puerta en [puerta, cuál es el niño que llora. A la nana, nanita, nanita, ea. A la nana, nanita, dormido queda. Este niño no se duerme y han dao las once ya, tiene los ojos moraos de tanto llorar. Pídeme tú lo que quieras, que yo te lo puedo dar con tal de verte dormido y no oírte llorar más. Este niño chiquito, su mamá lo quiere mucho; dice que le va a comprar de caramelos un cartucho. En otras ocasiones, dependiendo de la situación o urgencia con las que se pretenda dormir al niño, las nanas se centran en el miedo, con amenazas más o menos convincentes. Para lograrlo, este tipo de canciones creó una serie de figuras imaginarias y de seres legendarios que se invocaban a través del canto. Aunque


su intención, primera y aparente, era provocar los primeros miedos imaginarios del niño. No es menos cierto, por puro recuerdo, que al mismo tiempo se establecen vínculos de apego y de protección más fuertes entre el niño y la madre. Las figuras más recurrentes, en este aspecto, son las figuras de El Coco o la del denominado Tío de El saco. Unas abstracciones poéticas que convierten a estos seres ficticios en personajes que raptan o se comen a los niños que no duermen. Suelen aparecer también otros personajes del mundo animal, de la naturaleza, o del mundo religioso.

Disfrutemos del ejemplo siguiente: Duérmete, niño, que viene el coco y se lleva a los niños que duermen poco. Duérmete, niño, duérmete ya, que viene el coco y te comerá. Duérmete, niño mío, duerme y no llores, que te mira la Virgen de los Dolores. A la–ro–ro, mi niño, mi niño duerme con los ojos abiertos, como las liebres. Mi niño ya tiene sueño y se quiere dormir con los ojitos abiertos como una perdiz. Dejando atrás el mundo de las nanas, y buceando por un pa-

sado no muy lejano, encontramos aquellas cancioncillas que servían, o sirven, de apoyo para los primeros juegos de contactos manuales: Cinco lobitos tenía la loba, cinco lobitos detrás de la escoba. Cinco tenía y cinco crió y a todos ellos tetita les dio. Éste puso un huevo, éste le echó sal, éste lo puso en la sartén, éste lo probó y este gordito, gordito, se lo comió. Estos primeros contactos lúdicos y afectivos, propios de la primera etapa de la infancia, dieron paso a otro tipo de juegos y coplillas populares que recorrían todos los rincones de nuestras calles. La infancia iba quedando atrás y se iban aproximando a nuestras vidas la pubertad y la adolescencia. De la memoria y de la mano de José Manuel Martos Aguilera recuperamos los ecos que nos servían de base y animación en aquellos juegos. Juegos y canciones que nos ayudaron a crecer de forma imaginativa y divertida; los recursos, por aquellos tiempos, brillaran por su ausencia y eran sustituidos por una fuerte imaginación creativa.

Paco Arjona

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JUEGOS Y COPLILLAS POPULARES José Manuel Martos Aguilera

Los otros participantes: —¡Suéltela usted! Madre: —¿Y si sus pilla? Los otros participantes: —¡Qué mus den morsilla!

Juego n.º 1

La flauta flautera, bien pregonera... El niño que hacía de madre, sentado, entonaba rítmicamente la canción enarbolando enhiesta la «flauta» (no más que un palitroque) mientras, entre sus piernas, sostenía la cabeza del toro, procurando, al mismo tiempo, taparle por completo los ojos con el fin de que no viera al resto de los jugadores, quienes, a su vez, disponían del tiempo que duraba la canción para esconderse por las inmediaciones con la intención de arrebatarle la flauta a la madre aprovechando que el toro salía a buscar a sus presas. Canción: Madre: —Flauta, flautera, bien pregonera y la maleta que va de paseo, ¿suelto la res?

En este momento, el toro intentaba localizar a los demás, para lo cual descuidaba un tanto la custodia de la flauta, situación que aprovechaba alguno de los escondidos para agarrarla e iniciar una carrera hacia atrás mientras que el toro lo perseguía con todas sus fuerzas. Le iba en ello el ahorrarse unos pasos, con frecuencia, numerosos y pesados metros, con el adversario montado en la espalda hasta acercarlo a donde estaba sentada la madre, dándole el «guachi» correspondiente. Juego n.º 2

El illo palillo En este juego los ganadores obtenían también el premio de los guachis. En él, los chiquillos se colocaban alineados, uno al lado de otro, y alguien recitaba rítmicamente, señalándolos, uno a uno, con el dedo y coincidiendo con la sílaba tónica de cada palabra, al tiempo que pronunciaba siguiente retahíla: Illo, palillo, aso, palaso,

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copetín, copetaso, agua fuerte corre, ve tú y monta encima de éste. El agraciado, en el que coincidía el pronombre «tú», se encaramaba en la espalda del desdichado que encajaba el «éste» y recibía el correspondiente paseo o guachi. Juego n.º 3

El pilla pilla En todos los juegos de pillar, (el más socorrido era el pilla–pilla) el jugador que se la quedaba de toro debía correr tras los demás con la intención de atraparlos, pero esta acción no se daba por concluida hasta que el toro, con cualquier parte de la presa agarrada, pronunciaba completamente «carne, caballito y toro». Si en el transcurrir de la frase el cazado se zafaba, quedaba en total libertad. Si, por el contrario, el toro lo mantenía asido durante esos instantes, la caza quedaba consumada. En esta acción, la astucia del toro le hacía pronunciar solamente «caballito y toro». Y es que, comiéndose la carne, acortaba el tiempo de reacción de la presa. El juego del pilla–pilla tenía muchas variantes: la leva suelta, la leva agarrada, los bandos…


Juego n.º 4

Los bubos Un juego interesante de habilidad era los bubos. En este juego el mano ideaba unas determinadas piruetas y el resto de los jugadores, dispuestos en un determinado orden, tenía que imitarlo, de tal manera que se adelantaban o retrasaban posiciones según se lograra o no ejecutar correctamente lo que hacía el mano. La consecuencia era que, después de unas cuantas piruetas, quedaban todos los integrantes perfectamente ordenados según sus habilidades motrices. Juego n.º 5

El borrico arringao Otro juego de calle, nada recomendable por las consecuencias físicas que podría acarrear a los participantes, era el del borrico arringao. La madre se colocaba de pie, de espaldas a la pared y sujetando en sus manos entrelazadas la cabeza del jugador que encabezaba el borrico, quien, en posición de en pompa, abría las piernas en arco para que el siguiente de la fila introdujera entre ellas su cabeza, y así hasta completar la fila componiendo, con sus lomos entrelazados, el borrico. El otro equipo también se disponía en fila, a cierta distancia del borrico, para saltar de uno en uno y caer, impactando, a veces, brutalmente, sobre las espaldas de éste. Una vez que todos habían saltado y se encontraban encaramados a horcajadas sobre el borrico, si éste se arrin-

gaba (arrengaba) en un determinado tiempo, se repetía el juego con los protagonistas en la misma posición; si, por contra, el borrico aguantaba sin arringarse, se intercambiaban los papeles de los equipos. Seguro que más de una columna vertebral se resentía de los impactos. Juego n.º 6

La bellota (juego de pídola) Un juego de pídola muy practicado era el de la bellota: una fila de niños saltaban por encima de otro que se disponía agachado y, a medida que iban ejecutando su turno, cantaban: A la bellota, la pipa rota, con qué la coseremos; con un palito que le demos. Y así le iban propinando un golpecito en el trasero hasta que se interrumpía el juego por el fallo de algún saltador, quien, inmediatamente, tomaba la posición del apaleado. Juego n.º 7

A medio pedal Quien poseía una bicicleta de paseo era un privilegiado. Y quien podía coger una prestada, también. A veces, cuando no se alcanzaba a pedalear desde el sillín (por no corresponderse el tamaño del ciclista y la bici), se lograba hacerlo introduciendo una pierna a través del cuadro. Otro recurso era conducir la bici a medio pedal, es decir, como las piernas no alcanzaban a dar la peda-

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lada completa, cada vez que se daba media pedalada, se recogía la pierna de impulso para dar otra media, y así hasta el fin del mundo si hacía falta. Juego n.º 8

La ruea, (o el aro) Pero, a falta de bicicletas, para darse un buen paseo corriendo, no había nada como una rueda. No importaba el material: neumáticos usados que se rodaban a golpe de mano o ayudados con un palo, llantas viejas de bicicletas conducidas también con un palo que se ajustaba a la hendidura, las bases de los calderos que se guiaban con un gancho


de alambre, y los más envidiados, los denominados aros. Eran éstos mucho más ligeros, finos y rápidos a pesar de ser de hierro y, si se guiaban con un gancho fino también de hierro, adaptado en una de sus puntas al grosor de la circunferencia, el acoplamiento era el ideal. Los herreros de entonces eran los encargados de hacerlo en la fragua y en el yunque, a martillazos, mientras los chiquillos esperaban expectantes y asombrados por el poder del fuego dando forma a una cosa tan dura como el hierro.

Juego n.º 9

Las bolas (o canicas) La jerga de algunos juegos era bastante peculiar. Las universales canicas, en esta zona, no recibían ese nombre. Es más, cuando en algún texto aparecía el vocablo, por el contexto deducíamos que se refería a nuestras bolas tan inusual era aquel término. Entre nosotros, el genérico era bolas pero diferenciábamos entre cristalas, barros, mármoles o nicles, en función del material con el que estaban hechas. Dar un pitrenque, irse a porras, hacer crivi, corrida y sucio, parada y limpio... eran expresiones propias del juego de las bolas, en el que con frecuencia, lo apostado por los jugadores eran las carabinas, es decir, las caras de las cajas de mixtos (no confundir con los mixtos cachondeos, que eso era otra cosa). Había dos clases de carabinas: las bonitas y las feas. Las bonitas, cuyo valor doblaba a las feas, eran las caras coloreadas de las cajetillas de fósforos más grandes. Se contaban por cajones, un cajón eran 24 carabinas y medio cajón 12, y apenas si cabían dentro de esas mismas cajas en las que se almacenaban. Además de a las bolas, otra forma de jugarse las carabinas era doblándolas longitudinalmente por la mitad y, cogiendo el paquete compuesto por las carabinas apostadas, se estrellaba éste contra el suelo. Las que quedaban boca arriba tras el impacto las ganaba ese jugador y las que quedaban boca abajo las recogía el siguiente para continuar el juego.

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Similar a esta técnica era la utilizada por las niñas para jugarse los cromos: éstos se colocaban en el suelo boca abajo y, con un manotazo sobre ellos, se procura aspirarlos en el intento, acomodando para ello hábilmente la mano, ahuecando palma y dedos; los que volteaban se los quedaba esa jugadora y con los que quedaban sin voltear se continuaba el juego. Había que diferenciar (el Ministerio de Igualdad era pura entelequia, entonces) entre juegos de niños y juegos de niñas. Cuidado con jugar los niños a los cromos o las niñas a las carabinas. Había muchos juegos diferenciados por sexos. Así, los niños jugaban a la lima, a los bandos, al alto, al leva suelta y al leva agarrá..., y las niñas jugaban a la comba, a la raya, al diábolo, al contra, al quema, juegos de pelota lanzándola para que rebote en la pared, a las casitas... Juego n.º 10 y 11

Juegos de rueda Raros eran los juegos en los que intervenían niños y niñas. Algunos de ellos, que los mayores, los que ya eran mocitos y mocitas, también practicaban por Carnaval y la Candelaria, eran los juegos de rueda, que se hacían acompañados de canciones, de tal manera que algunas de ellas le daban nombre al propio juego, como la que se cantaba en la rueda de la patata: A la rueda la patata, naranjitas y limones,


tradición oral popular era el de los pollitos de mi comadre, en el que los dedos de todos los jugadores quedaban extendidos sobre la mesa. Uno de ellos rapeaba (este término no es de aquella época) rítmicamente la siguiente canción, al mismo tiempo que iba tocando uno a uno todos los dedos: Los pollitos mi comadre, saltaron por los corrales, les sacaron los ojitos, los echaron en vinagre, la seca, la meca, la china redonda, este dedo que se esconda.

lo que comen los señores, un poquito de pan duro y que se siente de culo. Y todos, en ese instante, se lanzaban de culo al suelo. Otra era la rueda del alfiler, mucho más escueta y que decía así: A la rueda del alfiler, quien se ría va al cuartel. ¡Firmes! Y todos, de repente, quedaban petrificados más serios que un guardahabas. Todo aquél que explotaba con una carcajada, iba quedando eliminado. Juego n.º 12

Los pollitos de mi comadre Aparte de los tradicionales como la oca, el parchís o las cartas, había otros juegos que no eran propios de la calle y que se hacían en casa (la ausencia de televisores avivaba la imaginación). Uno muy

Y justo el dedo en el que se cantaba la última sílaba de la copla, se debía esconder bajo la palma de la mano. El juego continuaba mientras había dedos sobre la mesa. En relación a la escuela también se cantaban canciones alusivas al aprendizaje. Así, una de ellas decía: i, u, o, a, e. La cartilla me la sé. No me pegue, usted, maestro que mañana la traeré. Esta coplilla nos recuerda el orden en el que se aprendían las vocales —no a, e, i, o, u, como ahora—, la súplica que se hacía al docente para que no hubiera castigo por el olvido del material escolar y el propio castigo, que se asumía como algo lógico. Otras iban encaminadas a retener en la memoria, por similutud de sonidos, las provincias de algunas regiones:

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Aragón, 3: vuelca la olla y a comer Extremadura, 2: la cuchara y el tenedor Otra retahíla que se usaba para contar hasta el 20 era la siguiente: Uni, doli, treli, catoli, quili, quileta, estando la reina sentá en su silleta, vino el rey, le apagó el candil; candil, candón, cuéntalas bien que las veinte son. Cercanas las vacaciones de Navidad también se cantaba en la escuela: Que vivan los mantecados, Que vivan los polvorones, que vivan los maestros que nos dan las vacaciones. Y otras coplillas que entonces podrían parecer un tanto irreverentes pero que se permitían dada la ingenuidad con que se cantaban: Santa María, un pan me comía. Si fueran dos, toavía mejor. O esta otra: Pon la señal de la santa canal. Cayó una teja, mató a una vieja, cayó un candil, mató a un civil... Para incordiar, algunas veces se les cantaba a los que tenían determinados nombres:


Paco, repaco, metido en un saco, pelando gallinas y humando tabaco.

O bien: Manolo, pata de bolo, cuchillo vieo, mata a los pieos.

Los niños se inventaban y se aprendían (la imaginación que no pare) diálogos como el que sigue y que muchos recordamos aún: — ¿Cómo te llamas? — Cagataramas. — ¿Cómo te dicen? — Cagalombrices. —¿Cómo te pusieron? — Cagapucheros. O este otro mucho más lacónico: — ¿Cómo te llamas? — Como me puso el cura. Un trabalenguas que se hizo muy popular era el de pronunciar baratillo chapitude, claro que la gracia estaba en que, cuando al que lo escuchaba por primera vez, se lo hacían repetir pronunciando las picantes sílabas en sentido inverso, el jolgorio de la concurrencia estaba garantizado. Otro truco que también se usaba para quedarse con el novato era el diálogo de la silla. A cualquier frase que se le presentaba, el interlocutor tenía que responder «silla». Por ejemplo: — ¿Qué hora es? — Silla — Compra tres flores. — Silla — Hace mucho frío. — Silla

Y así se podía alargar el diálogo que se quisiera. Eso sí, —y ahí estaba la esencia— la última frase era: — Tómame la mor... Y, cuando empujado por la rapidez en que se producía el diálogo, le respondía ingenuamente: — silla,… la lógica complacencia de los presentes era evidente. Por último, y a forma de despedida, citamos lo que se solía entonar cuando, ya reventados por los esfuerzos físicos que suponían muchos juegos de calle, alguien, especialmente cansado, proponía la retirada con la siguiente cantinela: ¿Quién se viene? Quién se queda? La perrilla la alameda… Sirvan estas pinceladas para mostrar que, en la tranquilidad de aquellas calles, vivas en el corazón y en el recuerdo, y con la imaginación crecida en la escasez y en la dificultad, también se divertía el personal. Sin nada que envidiar a generaciones posteriores para las que el aburrimiento parece una amenaza.

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tradición oral

Gracia García Ortigosa

Gracia en compañía de su padre, Rafael García González

El

cuento que traemos en esta ocasión nos habla de las habilidades de un chiquillo «travieso» para sobrevivir. Nos habla de fuerza, de inteligencia, de valor… y de cómo, combinando todos estos elementos, un niño es capaz de enfrentarse y vencer a un gigante. Juanillo sólo tiene como recursos su ingenio, y su intrepidez. Se atreve incluso a saltarse algunas prohibiciones y utilizar la mentira para conseguir sus propósitos. Cuando es capturado, pone en marcha toda su imaginación para enfrentarse al poder, simbolizado por el GIGANTE: la fuerza física descomunal, y el control de los recursos económicos. Es la historia de cómo la astucia y la valentía vencen a la fuerza bruta. Situaciones universales que se repiten en muchos cuentos y que pueden trasladarse a diferentes épocas. Quiero aprovechar esta edición para expresar mi reconocimiento a mis padres, Rafael y Consuelo. Ellos fueron niños en unas condiciones muy duras, en los años de nuestra Postguerra, donde todo el país pasaba por una situación de extrema pobreza. Al acabar la Guerra Civil, mi padre tenía seis años y mi madre algunos menos. De pequeños cuidaron animales y aprendieron a usar los recursos de la naturaleza: «En el campo siempre había algo para comer». A pesar de la necesidad de trabajar siendo críos, en las largas noches de invierno y en los días de frío y lluvia, siempre había alguien aficionado a los cuentos y las historias. Entonces, los niños pararían de jugar y los adultos dejarían su tarea para escuchar al «contador de historias». Cualquier momento era bueno para compartir e imaginar aventuras.

Al ir creciendo las niñas pasaban a ocuparse de las tareas de la casa, y los niños a trabajar el campo. Apenas hubo tiempo para aprender a leer, escribir, y las cuatro reglas con el maestro Santana. Con 14 años, mi padre pasaba las noches de verano durmiendo en la era con sus hermanos. Allí aprendió a reconocer las constelaciones y a calcular la hora según aparecían por el horizonte: Las cabrillas, El carro grande, El carro chico… Al amanecer, tenían que levantarse para empezar el trabajo antes de que apretara el calor. Mis padres fueron organizando su vida en torno a las tareas del campo: sembrar en otoño, recoger aceitunas durante varios meses en invierno, cuidar los «pejuares» durante la primavera…y recolectarlos en verano. En su momento, formaron una familia. Y cuando tuvieron hijos, pusieron cuanto estuvo de su parte para que nuestra vida fuera más fácil que la suya. Han trabajado muy duro para conseguirlo. Nos han dado mucho amor, y nos han enseñado el valor del trabajo, la importancia del esfuerzo, el apoyo de la familia, el respeto por la naturaleza… Siempre han estado a nuestro lado, ayudándonos y dándonos ánimo. Han sido testigos de grandes cambios. Partieron de condiciones sociales y económicas muy difíciles. Con su trabajo y su lucha silenciosa han contribuido a mejorar su vida, y la de sus hijos y sus nietos. Por su generosidad, y por contarnos cuentos, GRACIAS. Quien nos contó este cuento es Rafael García González, mi padre, yo sólo he puesto los dedos en el teclado del ordenador.


JUANILLO Y EL GIGANTE

Esto

era un niño que trabajaba de pastor. En aquel tiempo, había muchos rebaños que comían los pastos de todas las tierras cercanas. El dueño del rebaño le dijo: — Puedes llevar a las ovejas a comer a cualquier sitio menos a las tierras del gigante. El que entra allí nunca vuelve. — Está bien, contestó el muchacho. Pasaron unas semanas, y el rebaño estaba cada día más hermoso y las ovejas daban mucha leche. El dueño del rebaño estaba muy contento. —¿Cómo te las arreglas, Juanillo? ¿No te estarás llevando las ovejas a las tierras del gigante? —¡Qué va! ¡Nada de eso! Sin embargo, no era cierto. El niño estaba mintiendo. Cada día llevaba su rebaño a los pastos del gigante, que eran los más verdes y ricos. Hasta que un día, fue descubierto. —¿Qué haces aquí? –rugió el gigante– ¿No sabes que está prohibido entrar en mis tierras? —No sabía nada, –mintió Juanillo. No volveré a hacerlo. —Por esta vez, te perdono. Pero si te vuelvo a coger con el rebaño en mis campos, no saldrás de aquí –amenazó. Al día siguiente Juanillo, que no se tomó en serio las advertencias, volvió a las tierras prohibidas. Y el gigante, que vigilaba, fue a su encuentro. —Te dije que no volvieras a traer tu rebaño a mis tierras. Ahora te

quedarás conmigo. Serás mi sirviente y, si no haces lo que te mande, te mataré. — Si no hay más remedio... Juanillo fue con las ovejas a la casa del gigante. Por la mañana, el gigante le dijo: —No hay leña para hacer la comida. Llégate al bosque y trae un par de chaparros. Por el camino, el muchacho iba pensando qué podía hacer para librarse de la furia del gigante. Sabía que no tenía fuerza para hacer lo que le había ordenado. Viendo que tardaba mucho tiempo, el gigante fue a ver qué pasaba. Se encontró a Juanillo trenzando esparto para hacer una cuerda. —¿Qué haces? –preguntó el gigante. —No vamos a estar viniendo por leña cada vez que se termine. Estoy haciendo una cuerda para atar todos los árboles del bosque y llevármelos de una vez. —No seas bruto –dijo el gigante sorprendido para sus adentros de la fuerza del chiquillo— Es más fácil coger un chaparro en cada mano y llevárselos. Y diciendo esto, cogió dos chaparros, los arrancó y se los llevó para casa. Detrás de él iba Juanillo diciendo: —¡Eso es lo que yo quería, que no podía! ¡Eso es lo que yo quería, que no podía! A la mañana siguiente, el gigante le dijo: —Ve al pozo y me traes estos dos pellejos llenos de agua.

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Cuando Juanillo cogió los pellejos de vaca vacíos apenas podía con ellos. Calculó que no podría moverlos llenos, y empezó a imaginar una solución. Había pasado media mañana, y el gigante se desesperaba. Caminó hasta el pozo y se encontró al muchacho cavando alrededor. —¿Qué haces? –preguntó. —He pensado que, en lugar de estar llevando pellejos de agua cada vez que se termine, mejor es llevarse el pozo de una vez. Estoy cavando para arrancarlo y llevármelo a cuestas. —No, hombre –dijo el gigante asombrado de la fuerza de Juanillo– Eso llevará mucho tiempo. Es más rápido y más fácil llevarse los pellejos. ¡Mira! Y diciendo esto, llenó los pellejos, se los echó a la espalda y emprendió el camino hacia la casa. Juanillo iba detrás, diciendo bajito: —¡Eso es lo que yo quería, que no podía! ¡Eso es lo que yo quería, que no podía! El tercer día, el gigante quiso comprobar las fuerzas de Juanillo. Y para divertirse, propuso hacer una competición, lanzando una pesada barra de hierro. Fueron a un descampado y, allí, el gigante lanzó la barra, que llegó muy lejos. Cuando le tocó el turno a Juanillo, apenas podía con ella. Sin embargo dijo: —¡Barra, barranza, que vayas a parar a Francia, y a la madre del gigante, que la partas por la panza! Al oír esto, el gigante cogió la


barra de las manos de Juanillo, y no le dejó lanzarla, por si acaso era verdad lo que decía. Al volver a casa, Juanillo iba diciendo: — ¡Eso es lo que yo quería, que no podía! ¡Eso es lo que yo quería, que no podía! El gigante no entendía cómo un niño podía tener tanta fuerza. Y por la noche dijo: —Mañana iremos a lanzar piedras. Si ganas, podrás seguir con vida. Y al día siguiente, Juanillo ya tenía preparado su truco. En su bolsillo había metido dos perdices emborrizadas en afrecho. Lanzó en primer lugar el gigante y sus piedras salieron disparadas con fuerza. Cuando le tocó a Juanillo, sacó con disimulo las perdices de su bolsillo. Hizo como si tirara piedras y las perdices salieron volando. Los trocitos de afrecho se iban desprendiendo y el gigante pensó que había tirado las piedras con tanta fuerza que se iban haciendo «mijillas». Por supuesto, «las piedras» se perdieron en el horizonte y el gigante quedó, de nuevo, asombrado de la fuerza de Juanillo. Temeroso de que Juanillo pudiese ser más fuerte que él, el gigante decidió eliminarlo. Por la noche, mientras dormía, echaría sobre él una pesada piedra de molino. Pero Juanillo, de nuevo, había sospechado de sus intenciones y decidió no dormir esa noche en el jergón. En su lugar puso una vieja escoba de ramas secas. Cuando el gigante lanzó la piedra de molino, las ramas crujie-

ron y pensó satisfecho que, por fin, se había librado de aquel muchacho tan peligroso. Sin embargo, a la mañana siguiente, Juanillo se sentó en la mesa a desayunar. El gigante no daba crédito a sus ojos. —¿Estás bien Juanillo? ¿Cómo has dormido? –preguntó. —Estoy perfectamente y he dormido bien. Pero esta noche he escuchado algunos ruidos. Seguramente un gato habrá tirado algo en el pajar –contestó para hacerle rabiar. El gigante cada vez estaba más sorprendido. Ya no sabía qué hacer para librarse de aquel chico. Se le ocurrió tirarlo por el tajo de Ronda. Por la mañana, lo metió en un saco, lo puso encima de un caballo y tomaron el camino hacia Ronda. Al mediodía, se pararon en una venta. El gigante entró a comer algo y, mientras tanto, el caballo con su carga se quedó atado fuera. Juanillo, dentro del saco, lloraba y se quejaba: —¡Qué mala suerte la mía! ¡Qué desgraciado soy! Un pastor, que pasaba por allí, lo oyó y se acercó a preguntarle. —¿Qué te pasa? —Sácame de este saco y después te lo cuento. Así lo hizo el buen hombre. —Y ahora cuéntame qué hacías ahí. — Que el gigante me ha metido en el saco y me lleva a la corte del rey. Y yo no quiero ir. — ¿Y por qué no quieres ir? — Porque a mí no me gustan los

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lujos ni las ceremonias. A mí lo que me gusta es estar en el campo, tranquilo, con las ovejas. — Pues yo me cambiaba contigo sin pensarlo. Eso es lo que quería Juanillo, y así lo hicieron. Sin que el gigante se diera cuenta, Juanillo metió al pastor dentro del saco y volvió a cargarlo en el caballo. Luego, Juanillo se fue con el rebaño de ovejas. El gigante, después de comer cogió el caballo y siguió su camino. Por la tarde llegó a Ronda y tiró el saco con el hombre dentro. Pensando que, por fin, se había librado de Juanillo, emprendió el viaje de vuelta a su casa. Por la mañana, al despertarse, el gigante se encontró a Juanillo en la puerta de la casa con el rebaño de ovejas. Sorprendido preguntó: —¿De dónde has sacado ese rebaño? —Las encontré al caer por el Tajo de Ronda. Cada tumbo que daba me encontraba una oveja –mintió Juanillo. El gigante, avaro y envidioso, pensó que él podría conseguir un rebaño igual si se tiraba por el Tajo. Así lo hizo. Y lo que ocurrió es que se mató! Y a partir de entonces, Juanillo se quedó con las tierras del gigante, y allí vivió durante muchos años. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. El que no levante el culo se le quedará pegado, y el que lo levante rodará por los tejados


artes plásticas

Introducción:

Gerásimo Arjona Bautista

Jesús Martínez Labrador, el mayor de los hermanos

JESÚS MARTÍNEZ LABRADOR escultor «El tiempo pasa que vuela/ aunque tú no tengas prisa, de aquello que fue candela / ya sólo quedan cenizas…» decía, en el anterior número de esta revista, nuestro amigo viejo, poeta y escultor popular (90 años), Lorenzo Molina Gutiérrez mientras veía a sus cabras comer yerba, recogiendo, entre tanto, almendras de su único almendro. Y las cenizas son barro, humus; y de humus, Humanidad: cualidad de lo humano. Somos barro: no lo dijo sólo el judeo–cristiano Génesis; también lo manipuló el mítico Prometeo al modelar al ser humano (que nadie tiene la exclusiva de nuestra materia prima), enfrentándose al olímpico Zeus para regalar a los humanos el fuego. Barro y fuego: vida. La vasija para cocer y el ígneo que dio al hombre el poder de alterar la materia: creación, que nos hacía semidioses; por ello la venganza de Zeus airado, encadenando a nuestro hacedor y protector Prometeo, en

extremo sacrificio, a las montañas del Cáucaso. Y el poeta niño pastor de Orihuela, antes de enterrar a su hijo tras la última Nana, que su madre Josefina Manresa le cantara amamantándolo con senos de caldo de cebolla, cerró sus ojos después de reconocer su identidad en el Rayo que no cesa: «Me llamo barro aunque Miguel me llame. Barro es mi profesión y mi destino que mancha con su lenga cuanto lame…». Y lo repitió el canto de su amigo antequerano, José Antonio Muñoz Rojas, ya recogido en sus entrañas por el Gigante que sueña eterno bajo el sarcófago de la Gran Peña ( por ser de los Enamorados) con estas palabras:

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«El barro es tu palabra, el barro se hace carne en tu palabra. Con barro hablas, dices, cantas música de tus dedos en el barro, sacándole su son a cada uno, su grito, su dolor, su miedo o pasmo, haciéndolos mirada, gesto, oído, dejándote tu alma en cada uno...»

Y ya está todo dicho: que Jesús Martínez Labrador naciera en la Antequera de 1950 y que empezara su aprendizaje en el taller de artes decorativas de su abuelo José Labrador, que ingresara en le Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid; pues muy bien, … y que… recibiera el Premio de Estado en talla escultórica y… el premio Moreno Carbonero … y el premio Picasso para artistas jóvenes de la Universidad de Málaga… y el colectivo plástico Palmo con Barbadillo y Dámaso Ruano (¡ay, amigo gran Dámaso!)… y la Real Colegiata, (¡que cómo estaba y cómo está!)… y la escultura del labriego en León y las de Blas Infante en Málaga y Archidona… y las de Cánovas del Castillo en su avenida y la de Jorge Guillén (mutis por el foro) en el paseo de la Farola de Málaga… y la de Elena Martín Vivaldi en la universidad de Granada… u orquestando poesía para San Juan de la Cruz, con Antonio Carvajal, María Victoria Atencia, José Antonio Muñoz Rojas, Antonio Gamoneda, Pablo García Baena… Y todo esto, que es mucho, no es nada, porque mañana, de nuevo, otra vez, Martínez Labrador esperará a que cesen las lluvias, tomará sus cestos y, paseando por nuestros campos arriados, seguirá recogiendo el mejor limo para modelar su obra inalcanzable y perfecta; aquella que el escultor griego Onatas, dicen (al parecer no existió) que destruyó una y mil veces porque nunca se sentía satisfecho con el resultado: el barro que conforma la vida y que, de cuando en cuando, nos deja réplicas tan bellas como las de Martínez Labrador para reconocernos y alejarnos del miedo que nos produce lo informe de lo que somos. Y querido público lector y veedor, señoras y señores, disfruten de este gran artista: Jesús Martínez Labrador:

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Llanto. 1969. Barro


Madre. 1969. Bronce. Tamaño natural

D DECLARACIÓN DE AMOR J. M. Labrador

etesto cada día más, con más incredulidad que desprecio, los elogios que producen mis obras, ya sea por su ejecución laboriosa o por su expresividad, o por un mal llamado efecto de realidad. Detesto también la horrible catatonia del vanguardismo, de todas las vanguardias, esa legión de beatos de la modernidad, místicos militarizados que luchan inconscientes; siempre luchan contra algo, ya sea la tradición, o contra todo lo anterior, o lo que es peor, contra sus propias inclinaciones naturales. Y con ese afán enfermizo por destronar conquistas ajenas, buscar adscripciones tribales, o esa insensatez suicida de despreciar la antigüedad. Pienso que quizá en ello se esconde un vacío inconfesable, una carencia irremediable de orígenes, o acaso es producto de una impotencia, generada por el cultivo de ignorancia propia o ajena. Me resulta in-

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Padre. 1969. Bronce. Tamaño natural

soportable esa obediencia estúpida y ciega a esa tendencia cada vez más general, que consiste en ser parte obligada de lo llamado arte contemporáneo, que yo llamo «contemporaño»; es decir, esclavitud año por año al vaivén de la moda al uso. ¿Acaso la pertenencia al grupo es coraza que tapa la ineptitud propia? Desde las dos guerras mundiales, y ya desde entre ellas, se ha producido en la artes un padecimiento convulsivo, un afán de innovación a toda costa, que ha consistido en llevar al paredón de manera indiscriminada cualquier actitud continuadora, confundiéndola de continuista. Hemos asesinado conocimientos largamente conquistados, blandiendo un libro rojo o verde o blanco ante masas sedientas de ira, con banderas y otras patrañas guillotinescas. Hemos puesto en la picota lo ancestral por el mero hecho de ser anterior, con la vana ilusión teocrática de que podemos crear a partir de la nada. A la postre hemos caído en una gran involución, en una orfandad. Yo mismo, como tantos, contagiado alguna vez de ingenuidad imperativa, —no ha sido en vano—, he roto esquemas, he forzado otras maneras, descuartizado mis propias fórmulas, y al cabo, apenas he conseguido otra cosa que retornar con vehemencia y humildad a mis propios orígenes. Y a fuerza de desechar por artificiales todas las tendencias,

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Sueño. 1970. Terracota

he encontrado un estilo que me es propio, que no necesita ser forzado. A fuerza de stilum vertere, destilando gota a gota todo lo aprendido, he llegado a mi propia manera de hacer, la que es más natural a mi sentido del mundo. Stylos, del griego «columna», lo que sustenta mis procederes como escultor. Pero ello no es fruto de la casualidad, ni tampoco mérito propio, más bien producto de una obediencia consciente a lo original, ya descartado lo meramente novedoso. Pienso ahora, agradecido, que esto ha sido posible porque quizá se hayan dado en mí circunstancias tan benditas como la suerte, la voluntad natural y otras bendiciones que me afano en asistir y cultivar. He sido aprendiz al tiempo que niño. Sencillamente tuve esa suerte, que no azar, de sentirme siempre parte de esa voluntad que ronda por el mundo. Crecí a la sombra de mi abuelo José Labrador. Era un hombre bueno, imaginativo, honesto y trabajador, carpintero ebanista y un estucador excelente. Su familia estaba llena de pintadores y gente habilidosa y creativa. La memoria de mi infancia huele a virutas de garlopa y linaza y yeso caliente. Un grande de la familia, José María Labrador, compartió profesión y amistad con Zuloaga, Vázquez Díaz, conoció a Rodin y empujó (impulsó) con otros coetáneos la creación de la

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Lázaro. 1971. Madera

escuela de Bellas Artes sevillana. Dos portales más abajo de mi casa de Antequera, estaba don José Antonio con sus libros, más abajo el zaguán de don Juan Herrera con pacientes en el patio los días de mayo. Y al fondo de la calle, la biblioteca con los libros de José María Fernández. Y después, a mis diez años, otra bendición: Bachiller de Humanidades en el Colegio de los franciscanos Capuchinos. Un lujoso plantel de frailes locos y sabios. La ventura de unos estudios de lenguas clásicas, filosofía, música y arte. En suma, una instrucción humanística de un nivel impensable hoy para nuestros abrumados bachilleritos. Luego además, aquella frase salvadora: «Juanito, este niño, para Madrid». Allí, al cobijo de San Fernando, se me abrían las puertas de un sueño, y fue reventando mi ansia de saber. Las gubias del abuelo y sus enseñanzas se vistieron de luces. El Prado, el Círculo de Bellas Artes, el Arqueológico, el Lázaro Galdiano, el Museo de América, el Taller de Reproducciones, la Fundición Capa, el Teatro Real, la Biblioteca Nacional… ¡una locura! Los mejores profesores, los mejores, compañeros de aventura, todo un Jardín Mediceo lleno de milagros. He tenido el privilegio de asistir a un renacimiento muy particular en plena postguerra cerca de criaturas impensables. La sociedad que me tocó se las ingenió con generosidad

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Jorge Guillén. 1991. Bronce

para darme lo mejor de sí misma. Y además, esta sociedad a la que amo y respeto, me ha permitido ganar mi pan y mi sal enseñando lo mucho aprendido y ser consciente en otros de lo tan poco sabido. Poder haber conocido y seguir conociendo a criaturas increíbles, haber recibido lo mejor de ellas y haberlo podido transmitir a otros, todo ello es un sueño, suerte, bendición y ventura. Créanme lo que digo. Corren ahora tiempos de miseria. Una avaricia inclemente, una soberbia suicida y, por ende, una ignorancia vital, corroen como una lacra epidémica los cimientos tan trabajosamente puestos. Porque miseria es tener cien veces más profusión de medios y cada vez más confusión de fines. Y así, eso de Ciencia sin Conciencia es Ruina del Alma. Yo soy, a mucha honra y conciencia de ello, con mi obra a cuestas, una prueba viva de la importancia tremenda que tienen los postulados platónicos. Veo con estupor cómo se pone en duda incontestable el valor supremo que tiene en la vida una educación humanística, que es la única humana posible. Valga, pues, esta vehemente confesión para agradecer a la vida tanto, y dejar aquí cumplida confesión de mi amor por Atenea, la más bella, la más hacedora y enseñadora, y también la más y mejor guerrera, llegado el caso de haber de defender la Sabiduría y las Artes.

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Martínez Labrador con Jorge Guillén

JESÚS MARTÍNEZ LABRADOR

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JESÚS MARTÍNEZ LABRADOR

La mirada. 1968. Bronce

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JESÚS MARTÍNEZ LABRADOR

Cánovas. 1971. Barro original

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Antonio Gamoneda. 1991. Bronce

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José Antonio Muñoz Rojas. 1992. Bronce

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Labriego. 1994. Barro original

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Anunciación. 1985. Bronce

MATERIA Y VIDA J. M. Labrador

C

ada vez que intento escribir algo que tenga sentido sobre arte o creación, o sobre el hacer poético, procuro apartarme como cuando modelo o esculpo, y alejar mi discurso de las pasiones y de la erudición, o de los intereses de las tendencias al uso. Cuando trabajo trato de esconderme de esas mocitas teatreras llamadas musas, que envenenan al artista con pasiones y adornos, y lo distraen de su equilibrio necesario, y solo hacen las veces de oficiantes sacerdotales de un concepto de la creación rayano en lo puramente ceremonial. El acto creador no es una sumisión a las pasiones sino más bien una liberación de ellas a través de los sentidos, del sentido como modelador del entendimiento, no del intelecto. Una obra de arte no es un acto de intelectualidad, sino de sentido, de entendimiento sensitivo, que necesita de la mano para ser creada. En palabras de Buonarroti: Non ha l’ottimo artista alcun concetto c’un marmo solo in sé non circonscriva col suo superchio, e solo a quello arriba la man che ubbidisce all’intellecto. (1)

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Es decir, no tiene el mejor artista ninguna concepción que un mármol no posea ya en sí mismo en los límites de su piel. Mas a ello solo alcanza la mano que obedece al entendimiento. La TEKNÉ griega, el arte bella, no es un conjunto de normas o reglas para la ejecución de un trabajo. Es más una categoría ética que conoce, sin saberlo, con la razón a secas, y que puede transformar esa roca en algo vivo. Sí, en algo vivo, no solo en una apariencia de realidad. Como en el mito bíblico de la creación del hombre desde el barro, en donde solo el hálito del Hacedor es el que da vida al muñecote. Así también, en el mito griego del escultor Pigmalión, la imagen de mármol cobra vida porque es amada, y, desde el primer golpe, el artífice busca el límite exacto de la amada en el bloque amorfo. Y una vez creada baja de su pedestal a los brazos del hombre. Mientras se está haciendo, el mármol se va desnudando de su artificio y de sus sobradías. Y ya nacida, enseña sus milagros. Se hace ALEZEIA, que es desvelamiento, es decir, verdadera. Antes de hacer una Catedral hay que hacer acopio de piedra en la montaña y adentrarse en el bosque en busca de buenos maderos. Los arcos necesitan cerchas y las bóvedas, entibos poderosos. El portento se produce cuando todo el andamiaje desaparece y, tras encajar las claves, se liberan cuñas y mechinales, y todo el interior queda vacío, para que la luz taladre las lucernas, y el alma y el entendimiento se queden asombrados contemplando un ensueño encarnado en piedra, ahora ya viva.

(1): Miguel Angel Buonarroti. Soneto XLVII. Escrito para Vittoria Colonna entre 1541 y 1544.

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Dama sobre el agua. Bronce. Monumento a Victoria L. M. Cuevas Bajas. Víctima del atentado de la estación de Atocha, Madrid.

LLANTO Clara Martínez Mesa

Gracias, amor. Al cabo de tu suerte

Y sin pena me duele tu dolor

descubro mi pasión recién nacida

aún más que la terrible claridad

y sin quererlo sé que va perdida

de quedarme en extraña soledad

porque nacen al par amor y muerte.

suspendida en los clavos del amor.

Si no tengo otro oficio que quererte

Una zarza de espinas sin su flor

sosteniendo en mi pecho tu agonía,

va a atravesar la línea de mis manos.

ciegos irán mis ojos, vida mía.

Mis cabellos extiendo, pero en vano.

Y siento en tu final tanta amargura

Mis lágrimas no cierran tus heridas.

y tanta certidumbre, y es tan pura,

De tanto amar me quedaré rendida

que sin pena contigo moriría.

a los ojos de Dios, que son humanos.

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Ave de paso, rueda detenida,

Pero si un día fue mi compañera

no volveré a posarme en tu ventana,

la media luna en flor que compartimos

no lucirá tu estrella esta mañana

beberé por tus labios los racimos

engalanando el cielo en mi partida.

que te devolverán en primavera.

No cerrará el amor la carne herida

Duérmete aquí, donde mi vida espera

de tanto contener su noche oscura

que despierte la rosa que se abría,

ni volverá a abatirme la ternura

y cuando me sorprenda el nuevo día

que esparces por mis sienes con cuidado.

no tenga más destino que adorarte.

Mañana tu martirio habrá cerrado

Que si esta noche tengo que llorarte

la puerta que me abriste a la hermosura.

no quiero más dolor que esa alegría.

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JESÚS MARTÍNEZ LABRADOR Restauración del zócalo de la fachada de Santa María la Mayor. Antequera. Escuela-Taller La Colegiata. 1985-86

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JESÚS MARTÍNEZ LABRADOR

Santa María la Mayor. Antequera

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m煤sica

HISTORIA del FLAMENCO-III

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Ans van der Linden. Pasi贸n de flamenco. www.artelista.com


En

Alto Guadalhorce, que vio la luz en septiembre de 2011, les daba las gracias a los lecel primer número de la revista

Desde

el

tores que estuvieran dispuestos a leerme y les quedaba eternamente agradecido si llegaban a la segunda página.

Hoy, cuando escribo Francisco López Godoy para la tercera revista —¡quién nos lo iba a decir!— reconozco que aquel agradecimiento estaba cargado de ironía pero, eso sí, completamente vacío de mala idea. Eso lo juro por la cobertura de mi móvil y por mi correo del WhatsApp (léase guasa).

Aquel

irónico agradecimiento era fruto de la incertidumbre de saber si lo que estaba escribiendo sobre el cante flamenco le podía interesar a alguien. Pues sí. Nuestra revista se lee y les interesa no sólo a los pueblos más cercanos al Alto Guadalhorce, sino también al resto de los pueblos de su cuenca. Y en lo que respecta al flamenco, tengo la certeza de que se lee porque me han hecho comentarios, inteligentes y acertados, las personas que menos me podía imaginar. Por ejemplo, personas de distintas nacionalidades, ingleses, franceses, etc.; personas más cercanas como, mi paisano y buen aficionado al flamenco, Miguel Carrasco y también se nos lee en pueblos más lejanos como Santa Coloma de Grama-

net; incluso en Irlanda, hay constancia de ello. Así que un cordial saludo para Santa Coloma y mi más sincero agradecimiento a los lectores de las páginas de flamenco, y esta vez, sin ironía.. Pero, como decía antes, cuando me dispongo a atacarle al texto de la tercera revista, me surge una pregunta: ¿Cuántos de esos lectores son aficionados al cante flamenco? Para mí la respuesta está más que clara: ¡Todos! Sin embargo, estoy seguro que a la pregunta de si son aficionados, la mayoría de esos lectores responderá que no, que les gusta el flamenco pero que no entienden mucho. Curiosamente en el flamenco —y también en los toros— se confunde afición con entendimiento y son dos cosas distintas. Por ejemplo, en España

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hay millones de aficionados al futbol y, sin embargo, entendidos hay menos. Y en lo que se refiere al cante flamenco, tampoco hay tantos entendidos como parece. Así que todo aquel que le guste el flamenco puede decir que es aficionado, aunque no sepa distinguir una sevillana de una siguiriya. El entendimiento viene con el tiempo, porque se aprende escuchando. Y otra respuesta típica entre los aficionados al cante flamenco es: «A mí me gusta el flamenco pero no el duro. Yo es que cuando el cantaor empieza con eso del ¡Ay…Ay…!». Pues sepan mis queridos lectores (esta vez sin ironía) que ese ¡Ay…Ay! tiene su nombre, su significado y su utilidad. Ese ¡Ay…Ay! entra dentro de lo que se llama:


LAS VOCES EN EL FLAMENCO Las voces en el flamenco se clasifican, según la dicción y según el metal, dependiendo de que la voz sea más ronca o más fina. Según la dicción las voces en el flamenco se llaman: glosolalia, melismas y vibratos y, en definitiva, le sirven al cantaor para encajar la letra del cante en la música de la guitarra, cuestión a veces bastante difícil porque, como ya sabemos, el cantaor y el guitarrista cantan y tocan de oído; no tienen partitura delante como un músico de orquesta, pongo por caso. Glosolalia se llama a la expresión o sílaba que se dice y que no tiene sentido, no significa nada. Es glosolalia ese «ay» prolongado al principio de la siguiriya. O ese «lerelerele… ay, ay» con que se inicia la soleá o algunos fandangos al estilo de La Paquera de Jerez. Y es glosolalia también el famoso «tirititrán tran tran» con que se da comienzo al cante por alegrías. Por cierto que, según cuentan, ese «tirititrán» lo inventó un cantaor gaditano llamado Ignacio Espeleta. Resulta que en una actuación en público, Espeleta empezó a canturrear el «tirititrán» porque se había quedado en blanco y no se acordaba de ninguna letra (las malas lenguas dicen que eso le pasó porque iba «muy cargado» como diría Chiquito de la Calzá). El caso es que aquella ocurrencia para salir del apuro, le gustó a la gente y Espe-

leta y, luego, otros cantaores, iniciaban el cante por alegrías con el «tirititrán» y así hasta nuestros días. Aquella genialidad creó escuela. Se le llama melisma a los altibajos o a las distintas entonaciones que el cantaor hace sobre una misma sílaba. Y esto sirve, principalmente, para que el cantaor encaje la letra en la música porque, como hemos dicho antes, el flamenco se canta y se toca sin partitura o, lo que es lo mismo, se canta y se toca de memoria. Este hecho, de vez en cuando, le crea problemas al cantaor porque hay veces que tiene letra y le falta música y otras es al revés, tiene música pero le falta letra. Voy a intentar explicar este último caso con un ejemplo escrito, dado que todavía nuestra revista no es sonora, que todo se andará. En el flamenco, a las estrofas se les llama cante y a los versos, tercios. Los cantes más usuales suelen tener de dos a cinco versos, por lo general, octosílabos. Pero hay estrofas como ésta: Sereno (3) no pegues la voz tan alta (8) que esta noche me la llevo (9)

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que está formada por versos irregulares y que, en flamenco, se llama soleá corta o «soleariya», si bien el cantaor Fernando Fernández Monje, Terremoto de Jerez, nos la dejó grabada por tientos y les recomiendo que la escuchen. El cantaor debe resolver dos problemas: uno, el primer verso tiene tres sílabas y necesita ocho, es decir, le falta letra; y dos, para el cante por tientos necesita cinco versos y sólo tiene tres. El primer problema lo resuelve aplicándole el melisma a las dos sílabas finales con lo que estira la palabra hasta encajarla en el cante. Y en cuanto a los dos versos que le faltan, los consigue repitiendo este primero pero cambiándolo para que el cante no quede deslucido por repetitivo; así el primer tercio lo empieza con el «jipío» Uay, y al segundo le añade el Ay, por Dios… Así, el cante queda de la siguiente manera: Sereééééééeeenoóóóóooo Uaaayyy, sereéééénooooo ¡Ay, por Dios, sereééénoo! no pegues la voz tan alta que esta noche me la llevo Finalmente, el vibrato. Hay quien le llama vibrato a los giros que el cantaor hace con la voz, sobre todo, en los finales de los tercios. También se le llama vibrato a la ligera apoyatura labial que el cantaor hace al repetir la última silaba de una palabra que puede ir al final o en medio de un tercio.


nes, se confunde la voz de Pastora con la de su hermano Tomás.

Para que nos entendamos, pongo como ejemplo unas bulerías por soleá cantadas con maestría por Carmen Linares que dicen:

3. Voz natural Llamada también de pecho o gitana. Esta voz se diferencia de la voz redonda por la especial desgarradura que se llama «rajo». Prototipo de esta voz fue Manuel Torre.

Toas las estrellas ba ba del cielo no pueden estar cabales porque la cara de mi niño tiene las dos principales. Ese ba ba hace que el cante adquiera especial gracejo y queda muy bien siempre que el cantaor sepa hacerlo y no abuse de él.

4. Voz fácil

Manolo Caracol

la voz afillá como María Borrico creadora de una siguiriya de cambio, o de la gran cantaora que fue Tía Anica La Piriñaca. Hubo un tiempo en que esta voz se puso tan de moda que hasta ciertos cantaores recurrían a bebidas alcohólicas para adquirirla.

Es la voz fresca y flexible que tenía La Paquera de Jerez o La

2. Voz redonda

Carmen Linares

Llamada también voz «flamenca». Es dulce, pastosa y viril. Su prototipo fue la de Tomás Pavón y la de su hermana Pastora Pavón La Niña de los Peines dándose el caso de que en ciertas grabacio-

Perla de Cádiz, voz muy apropiada para los cantes festeros.

En cuanto al metal, las voces flamencas se dividen en:

1. Voz afillá Se llama así por tomar como modelo la voz del cantaor Francisco Ortega El Fillo. Es una voz ronca, rozada y recia, muy apropiada para los cantes duros, como la siguiriya, las tonás o la solea. Cantaores con voz afillá fueron Manolo Caracol, Tío Borrico de Jerez y, de los cantaores actuales, Alonso Núñez Rancapino. Pero en contra de lo que pudiera parecer, también hubo cantaoras con

La Paquera de Jerez

5. Voz de falsete Todo lo contrario de la voz afillá. Por lo tanto, no le va bien para los cantes como la siguiriya, pero muy apropiada para los estilos de Levante y las malagueñas. Cantaores con esta voz fueron don Antonio Chacón, Juanito Valderrama o Pepe Marchena.

La Niña de los Peines

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GRANDES FIGURAS DEL FLAMENCO

De

nombre de pila Tomás de Vargas Suárez Ortega de la Seda, Tomás El Nitri o El Mandanga para el flamenco, nació en 1850 en Cádiz, en Jerez, en Arcos de la Frontera, en Puerto Real o en El Puerto de Santa María, en cuya Iglesia Prioral existe una partida de bautismo. Pues a pesar de este documento, los historiadores —para variar— no se ponen de acuerdo sobre su lugar de nacimiento. La verdad es que la vida de Tomás El Nitri está inmersa en una serie de contradicciones. Su lugar de nacimiento es uno de ellos, pero también su muerte; unos sostienen que murió joven y tuberculoso y otros lo niegan. En lo que sí están todos de acuerdo es en señalar a Tomás El Nitri como un hombre muy raro. Sobrino nieto de El Fillo, al morir éste, se unió artísticamente a La Andonda —compañera sentimental de El Fillo— con la que anduvo ganándose la vida con su arte. Hay quien afirma que se amancebó con ella. Sin embargo, en 1882 y en la iglesia de Sanlúcar de Barrameda se registra el bautismo de un hijo de Tomás El Nitri y de María Jiménez Medrano, miembro de una familia sanluqueña muy ligada al flamenco. Como ocurre con todos los cantaores raros, se cuentan anécdotas que pueden ser ciertas, o puede que no, quién lo sabe. En San Roque se decía que Tomás El Nitri se quiso «colar» en

De ayer

EL NITRI

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una corrida de toros de la feria, y como se lo impidieron, se puso a cantar gratis en el poyete de la Alameda. A la empresa no le quedó más remedio que dejarlo entrar o suspender la corrida por falta de público. Lo que sí es verdad es que Tomás El Nitri ha sido un siguiriyero excepcional y uno de los grandes cantaores de la historia del flamenco. Es el poseedor indiscutible de la primera Llave de Oro del Cante Flamenco, aunque sobre su entrega también hay distintas versiones. Una de ellas cuenta que la llave se la entregó Silverio Franconetti en el café Sin Techo de Málaga. Formaron parte del jurado el general Sánchez Mira y don Manuel Pérez de Guzmán, dos flamencos de postín y señorío. Sin embargo, es poco creíble esta versión si tenemos en cuenta que El Nitri (otra de sus rarezas) se negó siempre a cantar delante de Silverio. Unos dicen que por la rivalidad que existía entre ellos, y otros afirman que Silverio fue el causante de la muerte de Juan Encueros, tío abuelo de Tomás. La otra versión la contaba Antonio Mairena, quien se la había escuchado en Carmona a una mujer de noventa años e hija del Tío Maero. «El hecho se produjo

de forma espontánea, en una de esas grandes fiestas organizadas por los que constituían el llamado tribunal del cante gitano andaluz (el Tío Maero, Manuel Molina, Juan Junquera…). Cantaba Tomás El Nitri, y en uno de esos momentos fabulosos, que tenía este cantaor, todos se desgarraron la ropa, se embriagaron y lloraron. Y entonces surgió la idea de fotografiar a Tomás, teniendo en su mano una llave que debía simbolizar la continuidad, la sabiduría, la conservación y la pureza del cante gitano–andaluz». Como cante propio de El Nitri nos ha quedado la siguiriya que lleva su nombre. Una letra de su creación es la que dice: Pobrecito Ponce que en Lima murió. Pobrecito de Ponce el torero Murió llamando a Cristina, murió y no la vio. La copla se refiere al torero José María Ponce, quien se enamoró de Cristina Ortega, de la larga y conocida familia flamenca y torera de este apellido, hermana de los banderilleros El Lillo y El Cuco. Cuando la familia supo de las relaciones entre Cristina y Ponce, El Cuco le

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dijo a éste: «Mi hermana no se casará jamás si no es con un torero». Y Ponce, que nunca había pensado dedicarse al arte de Cúchares, lo abandonó todo para aprenderlo. Llegó a matador de toros y se casó con Cristina. Toreando en Lima recibió un puntazo que en principio no fue de importancia, pero complicaciones posteriores le llevaron a la muerte el 14 de julio de 1872, lejos de Cristina. Otras letras por siguiriyas de su creación las llevan en su repertorio los cantaores actuales. Por ejemplo: Arbolito del campo riega el rocío como yo riego las piedras de tu calle con llanto mío. Y tal vez la más famosa: Por aquella ventana que ar campo salía, le daba voces a la mare de mi arma y no me respondía. Según cuenta Fernando el de Triana en su libro Arte y artistas flamencos, si todo lo hubiera cantado como esta siguiriya, en vez de darle la Llave de Oro del Cante habría que haberle dado ¡el llavero!


En

esta ocasión, vamos a hablar de un cantaor llamado Alonso Núñez Núñez Rancapino, con el que compartimos una jornada de buen cante, acompañado del gran guitarrista Fernando Moreno, y de amistad, porque Rancapino además de buen cantaor, es una buena persona, con la sencillez del que partiendo de la nada, lo poco o lo mucho que tiene lo ha conseguido por méritos propios y con muchas fatiguitas. Alonso Núñez Núñez Rancapino nace en 1942 en Chiclana de la Frontera (Cádiz) en el seno de una familia de artistas flamencos. Hijo de Manuel Núñez Orillito, que cantaba muy bien por siguiriyas, y nieto de Antonia Núñez Heredia La Obispa, una cantaora muy apreciada entre los gitanos viejos de la bahía de Cádiz, sobre todo por bulerías. Por cierto, que en una entrevista le preguntaron que por qué a su abuela le llamaban La Obispa, y Alonso contestó: «Porque mi abuela era una gitana mu rebelde, mu viva, era mu echá p’a lante… y por eso le pusieron La Obispa… y a mi abuelo le pusieron El Obispo». A lo que el entrevistador le dice: «¿Es que los obispos son muy rebeldes?». El entrevistador no se había enterado de nada. Si la abuela de Rancapino era muy inquieta y muy viva, en realidad le llamaban «La Avispa» y, por deformación del apodo, terminó siendo La Obispa.

De hoy

RANCAPINO

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música

Sobre el origen de su nombre artístico, Rancapino, se cuenta que, cuando era muy chiquillo, iba con su padre a trabajar a Barbate, en la almadraba, y andaba todo el día corriendo en cueros vivos; un gitano a quien llamaban El Mono lo veía así y decía: «¿Dónde vas que pareces un pino quemao?». Ese «pino quemao» se transformaría, con el paso del tiempo, en «arrancapinos», vocablo castellano que significa «hombre de pequeño cuerpo» y que le cuadraba mejor al pequeño Alonso que iba por ahí en cueros y con la piel tostada por el sol. Más tarde, alguien le quitó la a inicial y la s final y se quedó el nombre artístico de Rancapino. Pero centrémonos en la trayectoria de Alonso Núñez Rancapino como cantaor de flamenco. A muy temprana edad se inicia en el cante actuando en los tranvías que iban de San Fernando a Cádiz y más tarde, en los cuartos de cabales de la afamada Venta de Vargas, junto a su amigo Camarón de la Isla. A la Venta de Vargas lo llevó su primo Juan Farina, que era bailaor con el apodo de El Cojo Farina. De él escribió don José María Pemán después de verlo bailar: «Juan Farina, cojo, pero baila sano». Rancapino aprende de Aurelio Sellés y con ese bagaje se marcha a Madrid en donde actúa

en diversos tablaos. Más tarde acompaña a determinadas figuras del cante y del baile en giras por Francia y, sobre todo, Japón en donde es considerado un ídolo (hay un cantaor japonés que se llama Rancapino y canta como él), allí empieza a ganar dinero con el cante y en donde, según sus propias palabras, «el más guapo era yo». Admirador de Manolo Caracol, en su repertorio destacan los cantes de compás como las alegrías de Cádiz, cantiñas, tangos… pero también domina el cante por soleares, siguiriyas y malagueñas. En 1975 graba su primer disco y en 1977 obtiene el premio Enrique El Mellizo en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. Quizás el rasgo más característico de Rancapino, como cantaor, sea su voz, ronca, rozaílla pero muy personal y muy flamenca. Voz que también le ha dado algún disgustillo, como aquel alcalde, de cierto pueblo, que después de escucharle el primer cante le dijo que se bajara del escenario porque venía ronco y así no podía cantar. Como persona, su calidad y sencillez humana queda resumida en la siguiente frase suya: «A mí me llaman Rancapino pero yo no arranco ni la yerbabuena».

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«¿Dónde vas que pareces un pino quemao?».


cara a cara con CELIA

P

Celia Morales? Pues Celia es una mujer nacida en Antequera y , por vocación y profesión , guitarrista de flamenco . E s pro fesora de guitarra , titulada por el C onservatorio S uperior de M úsica de Málaga y, desde 2006, miembro de la Cátedra de Flamencología de Cádiz.

ero

¿quién

MORALES

es

Por eso y porque la conozco desde el año 2004, en que me ilustró unas conferencias que di por iniciativa del Ateneo de Málaga y su extensión en Villanueva del Rosario, es por lo que Celia está en la sección de entrevistas de nuestra revista. Habíamos quedado citados en la puerta de su Escuela de Guitarra, sita en la calle Calvo Asencio, número 8 bajo izquierda de Ronda, ciudad en donde reside actualmente. Hora de la cita, las cinco y media de la tarde, porque a las siete se tenía que ir a hacer dedos, y a las nueve tenía un concierto. Y allí estábamos porque sé que a Celia le gusta la puntualidad y la seriedad en los compromisos y en el trabajo. En eso somos almas gemelas. Al empezar le confieso a Celia que estoy algo nervioso (no me lo puedo creer, dice ella) porque yo no sé hacer entrevistas y por eso se me ocurre preguntarle:

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Pregunta.— ¿Tú, por qué eres guitarrista y no eres costurera o psicóloga, pongo por caso? Respuesta.— (Risas). Pues sabes que me gusta mucho la psicología también. Pues mira, desde que me acuerdo, en casa había una guitarra porque mi hermano mayor empezó a dar clases, luego como no le gustaba mucho no siguió. Mi padre también tocaba un poquito y así empiezo yo a familiarizarme con ella. Luego, en el colegio, con ocho años, empiezo a dar clases con mi primer maestro, Manuel Jiménez, con el que estoy un par de años. Con el tiempo he descubierto que este señor era de tendencia ricardista, era fiel seguidor de Niño Ricardo, el cual a mí me encanta. A finales de los ochenta, conozco a Pedro Blanco, que fue maestro de Tomatito, y él ha sido uno de mis maestros más importantes en cuanto a conocimiento musical y técnico. P.— Según has dicho antes, eres de la línea de Niño Ricardo. R.— En parte sí. Niño Ricardo ha tenido mucha influencia en mí, pero además he estudiado mucho a Diego el del Gastor, a Sabicas y Ramón Montoya, que son de la misma línea musical. Pero Ricardo es uno de mis guitarristas favoritos. P.— Paco de Lucía dice que viene de los dos, de Niño Ricardo y de Sabicas. R.— Paco, como es tan listo, no se decanta por uno en detrimento del otro. P.— Pero él empezó por la línea de Niño Ricardo. R.— Claro, porque el hermano mayor de Paco, Ramón de Algeciras, fue alumno de Niño Ricardo y Paco bebe de esa fuente. De hecho, si escuchamos el disco que tiene Paco en Los Chiquitos de Algeciras, que le toca a su hermano, el toque es de Niño Ricardo, pero ya tiene una técnica más veloz; bueno, ya da miedo escucharlo, y tenía diez u once años, y da miedo. P.— Cuando hablamos de la guitarra flamenca ¿hay un antes y un después de Paco de Lucía? R.— Claro. Lógicamente. Yo comparo a Paco de Lucía en la guitarra flamenca con Juan Sebastián Bach en la música clásica. Bach recoge en la

música todo lo que se había hecho en ese momento, lo une y lo engrandece, y Paco ha hecho igual con la guitarra flamenca, ha aprendido todo lo de Ricardo y Sabicas, pero ahora él tiene una gran capacidad de trabajo, gran talento y además es más flamenco. Y es diferente. P.— Y también tiene sus detractores. R.— Como todo el mundo. Pero yo creo que eso es más envidia que otra cosa. Ser detractor de Paco no es ser muy inteligente. P.— Según he leído, Paco dice: «Me encantaría poder vivir sin la música. El sentido del perfeccionismo que tengo me da más sufrimiento que satisfacciones». Y yo, que te conozco un poquillo, ¿te pasa a ti lo mismo? R.— Bueno, yo comprendo eso perfectamente. El que busca la perfección, como el ser humano no

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es perfecto, pues siempre se está sufriendo porque aquello que hacemos nunca está para ponerle un diez. Todo es mejorable, todo. P.— ¿A ti qué te produce más satisfacción, la enseñanza, que sé que te dedicas a ello, o las actuaciones en público? R.— Los conciertos. No las actuaciones en público, porque sabes que he acompañado mucho cante, eso me gusta cuando tengo la suerte de coincidir con alguien que me gusta como canta, que por desgracia me ha ocurrido muy pocas veces. Pero las circunstancias mandan. En cambio, los conciertos me permiten tocar mi propia música y ves que la gente que asiste disfruta con la música. En cuanto a la enseñanza, también me gusta mucho dar clases. Pero si tengo que escoger, me quedo con los conciertos. P.— Y me imagino que en la enseñanza, como en todo, te encontrarás con alumnos con ganas de aprender y que igual se convierten en figuras de la guitarra. R.— También, la mayoría de la gente viene con ganas de aprender y eso también es positivo. Y aprendo mucho enseñando, pero mucho, mucho.

P.— Una actuación que recuerdes con cariño. R.— Una especialmente hace pocos días. Fue un concierto donde asistieron personas de distintas nacionalidades, australianos, alemanes, japoneses… Y desde la primera obra, hubo una conexión entre el público y yo y eso me hace sentirme bien, me vengo arriba y al público le pasa lo mismo y fue fantástico. Y también tengo que destacar una actuación en la que disfruté mucho, que fue en Nador (Marruecos), cuando tu conferencia, acompañando a Pincho de Alcalá que tuvimos un momento muy bueno. Y otra, en una conferencia que dí en el Congreso Internacional de Flamenco que se celebró en Málaga, en el 2009. Y, bueno, esas cosas a mí me afectan muy positivamente. ¡Y las que vengan!

P.— Pues yo, que soy un guitarrista frustrado, hay una frase que me hace gracia y es que cuando a un guitarrista le dices que quieres aprender, te contesta: «Pásate por la casa y te pongo una «cosita». Esa «cosita» ¿qué es? R.— (Risas). Bueno, eso era antes, supongo que en los tiempos de Javier Molina. Eso de que te pongo una «cosita» quiere decir te enseño unos acordes, te enseño una falsetita…

‘ los conciertos

P.— Y al contrario, o esas actuaciones se olvidan. R.— Sí. También ha habido alguna donde lo he pasado mal. Donde los nervios se han apoderado de mí. Pero de eso hace bastante tiempo, cuando empezaba tenía pocas tablas y lo pasaba mal, pero que muy mal. Pero a la mañana siguiente cogía la guitarra y me decía que hay que tirar «p’a lante».

me permiten tocar mi propia música ‘ 74


música

P.— Pero lo pasabas mal y, seguramente, la actuación había salido bien. R.— A ver. Cuando yo veía la actuación grabada no estaba mal. Había algún fallito que otro, pero no estaba mal. Pero sufría muchísimo, no se por qué me ponía así. Es la exigencia que tengo conmigo. P.— Y un cantaor al que hayas acompañado y lo recuerdes de forma especial. R.— Pues mira. A Cancanilla le estuve tocando un día por soleá y disfruté mucho con él, porque tiene momentos muy buenos, que te ponen la piel de gallina… tiene mucho arte. P.— Y eso se nota. R.— Sí. Es que cuando el artista disfruta, el público lo percibe y también disfruta… si entiende y le gusta, claro. P.— Y un cantaor al que te hubiese gustado acompañar. R.— (Sin pensarlo) Agujetas. P.— Pues todavía estás a tiempo. R.— Bueno, sí. Si se da la circunstancia, me encantaría tocarle por soleá, por siguiriyas, por fandangos, por sus cantes estrella. Me encantaría. P.— Y de los que ya no están, alguno que recuerdes. R.— De los que ya no están, pues Fernanda de Utrera, Juan Talega, las voces negras, el cante gitano es el que más duele, qué quieres que te diga.

P.— Me decías que querías hablar de los maestros que has tenido, pues venga. R.— Bueno. Tengo que hablar de mis profesores del conservatorio, porque como estoy tocando guitarra flamenca, siempre me olvido de ellos y me enseñaron mucho. Tengo que hablar de mi profesora María Ángeles García, salmantina, excelente profesora y de Javier Chamizo que es de Málaga. Pedro Blanco, que ha sido el más importante, seguidor de la escuela de Niño Ricardo y admirador de Paco de Lucía, como es lógico; Andrés Cansino, que es de Málaga, me ha enseñado Pascual de Lorca, y con Paco de Antequera di dos o tres clases y Manolo Franco, Manolo Sanlúcar y tengo que hablar de una persona, que tú conoces, que es Ángel Luis Cañete, que nunca se ha puesto a darme clases con la guitarra en la mano, pero sus clases teóricas son importantísimas si uno quiere ser un buen guitarrista y diferente. La guitarra flamenca tiene una dificultad, entre otras muchas, y es que si no compones, se te pasa la vida tocando la música de otros y no llegas a ninguna parte. Y Ángel me mostró ese camino, que es el más difícil, y puso a mi disposición su gran y riquísimo archivo sonoro, más de tres mil horas, muchas de ellas grabadas en directo, en reuniones familiares y esa música no la tiene nadie. P.— Y además ésa es la música que vale. R.— Ésa es la que más esencia tiene. La que se toca cuando se está a gusto con los amigos.

P.— Y un cante para acompañar. R.— El que más me gusta es la soleá. En la guitarra, en el cante y en el baile. Ese es el estilo que más me gusta de todos.

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P.— Yo a Ángel Luis Cañete, en lo poco que lo he conocido, lo definiría como un hombre muy vivido. R.— Sí, muchísimo. Y tengo que hablar de Juan Ponce, mi marido, que tú sabes que es un excelente


aficionado al flamenco, y gracias a él he conocido, por ejemplo, el cante de Agujetas que si lo había escuchado, no le había echado cuentas. A través de Juan, empecé a escuchar a cantaores como La Niña de los Peines, Juan Talega, y eso es fundamental para la formación de un guitarrista, conocer la estructura de los cantes y del toque conjuntamente. Y eso ha sido para mí, un aprendizaje fundamental… y lo sigue siendo. P.— Sin embargo, tú sabes que a muchos de los aficionados al flamenco de ahora le pones un cante de Juan Talega, de Aurelio Sellés o de la Niña de los Peines y no les gusta. R.— Es que no saben ni quiénes son. Ellos conocen ahora a Miguel Poveda, a Esperanza Fernández, Arcángel y ya parece que no hay más nada. Porque no hay conocimiento. P.— O hay un conocimiento equivocado. El flamenco, según dicen, viene de la fusión de varias músicas y de una evolución natural. Voy a lo que se llama flamenco fusión o flamenquito, que yo no estoy en contra de eso, pero sí estoy en contra de que se mezcle una cosa con la otra. Una cosa es el flamenquito y otra el cante flamenco o el cante jondo. R.— Ahí va. Me alegro que haya salido ese punto. A mí me parece muy bien que se haga fusión con el flamenco, pero cuidado cómo la definimos, que el público no se engañe. Que también es positivo porque hay gente que se acerca al flamenco gracias a ese flamenquito. Gente jovencita.

Se

incorpora a la entrevista mi amigo

Gerásimo

que hace la siguiente pregunta

P.— Has dicho antes que el guitarrista tiene que crear. ¿Cuáles son tus creaciones? R.— Tengo un disco que he grabado este año, que se llama Puente Nuevo y ahí se puede escuchar una granaína, que se llama Arabia, y que tiene una afinación distinta a la granaína habitual pero sin dejar de sonar a granaína. Eso es una cosa que me gusta mucho cuidar. Que cada obra suene a lo que es, no el flamenco abstracto que se está haciendo ahora. Hay además rondeñas, alegrías, bulerías, soleá, fandangos de Huelva… Hay en total ocho obras.

La guitarrista Celia Morales, acompañada por su marido, Juan Ponce, y del autor de esta entrevista

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música

Y nos dieron las seis y las siete, la hora de hacer dedos. Cuando se está a gusto, hay que ver cómo corre el reloj. Así que hay que dar por finalizada la entrevista que, por cierto, para mí ha sido muy sencilla porque Celia es una mujer muy

P.— Celia Morales es antequerana. Y de una ciudad tan bellísima como es Antequera te has venido a otra ciudad extraordinaria como es Ronda, pero ¿por qué? R.— Pues mira. Por un motivo personal y también profesional porque Antequera, ahora mismo, no tiene nada que ofrecerme. Y era el momento de cambiar de aires y me vine a Ronda y, aunque llevo poquito tiempo, estoy muy contenta de haberme venido. El Ayuntamiento de Ronda me está ayudando muchísimo, me está apoyando mucho y ojalá que estemos mucho tiempo por aquí.

agradable en el trato y de verbo fácil porque habla de lo que sabe y sabe lo que dice.

De la entrevista me quedo con una frase de Celia: «Me gusta el cante gitano que es el que más duele». Mira por dónde, en eso también somos almas gemelas. Gracias, Celia. Sigue así.

P.— Lo de Antequera ¿lo puedo poner en la revista? R.— Sí. Por favor. Yo es que en Antequera, profesionalmente, no tengo nada que hacer. En Antequera hay ocho o diez personas a las que les gusta el flamenco y poco más. Es más, este año no sé si habrá Concurso de Juan Casillas y es una pena que después de tantos años desaparezca.

‘ El que más me gusta es la soleá. En la guitarra, en el cante y en el baile ‘

P.— Pues sí, es una pena. Oye ¿Y cómo has hecho para que te salga una niña pianista? (Su hija María toca el piano). R.— Yo no he hecho nada. (Risas) Escuchamos música en casa, la mayoría flamenco, pero también música clásica y moderna. Ahora mismo, veníamos en el coche escuchando a Bob Dylan, pero ya digo, en casa se escucha mucha música clásica.

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LA MALAGUEÑA

En

nuestro apartado de estilos flamencos esta vez le corresponde que hablemos, y además por derecho propio, a la malagueña, o al cante por malagueñas.

Pero hay otras letras que encierran cierta lógica, como ésta atribuida a la cantaora rondeña Francisca Aguilera Domínguez, Paca Aguilera: Al nacer hay un camino que tos tenemos que andar (al nacer hay un camino) No se pué volver p’a tras aunque esté sembrao de espinos y tos llegaremos al final.

Desde el punto de vista literario, la malagueña es un cante de cinco versos (o tercios) octosílabos, con rima cruzada asonante, pero que al cantarlo se convierten en seis por repetición de uno de los tercios. Ejemplo esta malagueña atribuida a Baldomero Pacheco que dice:

En cuanto a la música, algunos estudiosos afirman que la guitarra toca a la manera llamada «ad libitum», es decir, sin un ritmo determinado, lo que le permite una mayor riqueza de arpegios y trémolos.

Porque andando me desmayo a las paeres me arrimo (porque andando me desmayo). Yo me encuentro desvalío sirviendo de mal vasallo, y tú la culpa has tenío.

Otros flamencólogos no están de acuerdo con esa terminología. Es el caso de Alfredo Arrebola —cantaor teórico y práctico— que dice: «La verdad es que la guitarra suena siempre en aire abandolao, y algunas notas de soleares, que pudiera ser por la influencia del compás tres por cuatro de los verdiales. La guitarra gana mucho en el toque por malagueñas y éstas adquieren su independencia del fandango local porque su toque —su melo musical— se hace cada vez más lento, sostenido, logrando así una extraordinaria riqueza musical. La guitarra ha sido el elemento transformador de la malagueña. Todos los estilos de malagueñas tienen una nota común: jamás varían el toque de acompañamiento. Por este motivo, difícilmente podremos saber qué estilo de malagueña vamos a escuchar hasta que el cantaor no ha dado la salida y, a veces, hay que esperar hasta el inicio del primer tercio».

Baldomero Pacheco

Casi siempre sus letras suelen ser dramáticas. Hablan de amores no correspondidos, como es el caso anterior, o de la muerte de una madre, como esta abandolá de Juan Breva: Se corta una rama verde se siembra y vuelve a nacer (se corta una rama verde), pero una mare se muere y no se vuelve más a ver. ¡Cosa que tanto se quiere!

Arrebola

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Y el malagueño José Carlos de Luna hace una descripción poética y bellísima de la malagueña cuando dijo: «Tiene arrestos de la caña, sentimientos de siguiriyas, matices de soleares y no se parece a ninguna». En lo referente a su nacimiento, para Luque Navajas no hay duda de que es el pueblo de Álora la cuna de la malagueña.

Monumento a La Malagueña en Álora

Pero para hablar de la malagueña necesariamente nos tenemos que remitir al libro Málaga en el cante escrito por el gran aficionado y buen conocedor de los cantes de Málaga, don José Luque Navajas. Según el señor Luque Navajas, la malagueña nace de un proceso evolutivo que, arrancando de los verdiales, va jalonando de cantes abandolaos toda su trayectoria hasta culminar en la espléndida realidad de la malagueña. Otros autores opinan que la malagueña, que es un cante ingenuo y sencillo en el veleño Juan Breva, adquiere en el jerezano don Antonio Chacón rango de cante grande.

Álora, que no había descollado en el fandango abandolao, encuentra en la malagueña un estilo idóneo a su manera de sentir y un vehículo ideal para las magníficas voces de los cantaores que en todo tiempo ha producido. Ejemplo, El Canario o los Pena. La malagueña es un cante si no el más difícil, sí uno de ellos. En los cantes de compás, el cantaor se va apoyando en el son y aunque eso represente una dificultad, a la larga le sirve para regular la respiración. En la malagueña el cantaor va a pecho descubierto y cualquier fallo en la respiración se nota y desluce el cante. Y no podemos terminar este apartado dedicado a la malagueña sin hablar de sus diferentes estilos (más de 30) y de sus creadores. Porque a diferencia de otros cantes como, por ejemplo, la soleá, cuyos estilos van unidos a la localidad donde se crea; hay soleares de Alcalá, de Triana o de Cádiz, en las malagueñas el nombre de sus estilos los coge de sus creadores, y de estos hay que hacer una distinción entre los malagueños y los nacidos en otras provincias. Entre las malagueñas creadas por cantaores nacidos en Málaga y provincia están la de Baldomero Pacheco y la de Paca Aguilera que ya hemos citado en los ejemplos y la:

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Malagueña de El Canario El aloreño Juan de la Cruz Reyes Osuna El Canario nos dejó esta letra que empieza con un verso quebrado: Cayendo. Copos de nieve en tu cara parece que están cayendo cuando más te estoy mirando mejor me estás pareciendo.

La Trini

Malagueña de La Trini Nacida en Málaga, Trinidad Navarro Carrillo La Trini vivió durante un tiempo en Antequera. Nos dejó varios tipos de malagueñas con letras como ésta: Haciendo por olviarte creí que adelantaría, cuando pasaron tres días como loca fui a buscarte porque ni el sueño cogía.

El Canario

Malagueña de El Perote

Pero quizás su letra más conocida, en la que queda reflejada toda la belleza de su malagueña y que la cantaora utilizaba para recordar un episodio trágico de su vida, es ésta:

El también aloreño Juan Trujillo Gómez El Perote nos dejó varias letras, siendo la mejor y más curiosa ésta que transcribimos y que está basada en un refrán: Donde hay yeguas, potros nacen, dice un refrán verdadero. ¡Adelante! No hay que apurarse. Buenas noches, caballeros, por ser la primera, pase.

No se borra de mi mente el día catorce de abril; (no se borra de mi mente) en ese día me vi a las puertas de la muerte sólo por quererte a ti.

El Perote

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LA MALAGUEÑA Malagueña de Chacón El jerezano don Antonio Chacón nos dejó grabada esta malagueña, al estilo de El Canario, esto es, empezando con un verso quebrado y que Chacón recrea a su manera engrandeciéndola:

Malagueña de La Chilanga Después de La Trini es la mejor cantaora de malagueñas a las que daba un aire inconfundible. La letra más cantada por ella es:

Corte. ¡Viva Madrid que es la Corte! Y viva Málaga la bella. Y para puerto bonito, Cartagena y Barcelona. ¡Viva Madrid que es la Corte!

A un cura me confesé y me dio la absolución. Los pecados cometíos no tenían comparación con lo que yo había sufrío.

Y tendríamos que seguir hablando de otros creadores de malagueñas como La Chirrina, Francisco Lema Fosforito, El Chato de las Ventas lo que haría la lista interminable.

En cuanto a los cantaores nacidos fuera de Málaga y su provincia, hay que empezar hablando de la:

Malagueña de El Mellizo Dicen que la fantástica malagueña doble de El Mellizo tuvo su origen en el resentimiento por ciertos amores no correspondidos: Gran interés. Al espejo en que te miras le estoy tomando yo interés porque me está a mí pareciendo que me robaba a mí tu querer y es mucho lo que estoy sufriendo.

El Mellizo

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Anecdotario

Esta

anécdota simpática y entrañable, me la contó ese gran cantaor que es Vicente Soto Sordera, durante una reunión flamenca que tuvimos con él un grupo de amigos. Resulta que a su padre Manuel Soto Monje El Sordera, uno

traigan dos botellitas de vino… y una ambulancia. Por si acaso. **** En los últimos años de su vida, el maestro Antonio Mairena se retiró de los escenarios y del circuito de los festivales. Él cantaba cuando se encontraba bien y sólo en

iban detrás del maestro a todos los sitios cuando se enteraban que le iban a dar un homenaje y sólo por si al maestro se le ocurría cantar. Un domingo, a eso del medio día, un conocido se encuentra por la calle a uno de estos aficionados

Sordera

Chano Lobato

Antonio Mairena

de los grandes cantaores que ha dado Jerez, y su buen amigo Juan Miguel Ramírez Saravia Chano Lobato, se encontraban bastante delicados de salud en los últimos años de su vida artística. Por este motivo, los médicos, para variar pero con buen criterio, les habían prohibido casi todo, especialmente el tabaco y la bebida. Un empresario les contrató para dar un recital de cante en un teatro. La noche del recital el empresario salió a recibir a los cantaores y les acompañó a los camerinos y una vez instalados, el empresario les preguntó: —Bueno, ¿está todo bien? ¿Necesitáis algo? Y Chano Lobato, que tenía toda la gracia del mundo, le contestó: —Pues mira, sí. Como un día es un día, va a mandar usted que nos

reuniones privadas muy selectas y con aficionados muy escogidos. No obstante, muchos Ayuntamientos y peñas flamencas organizaban festivales de cante flamenco e invitaban a Antonio Mairena con la excusa de darle un homenaje y entregarle una placa o un trofeo. Si el maestro aceptaba la invitación, cobraba su caché y en medio del festival, le daban el homenaje, subía al escenario a recoger su premio, daba las gracias y se marchaba. Pero otras veces ocurría que si se encontraba bien de voz y estaba a gusto, después de recoger el premio, le decía al guitarrista: «Pónmela en el tres que voy a hacer un cantecito». Y eso era el delirio de los aficionados. Bueno, pues había en Sevilla un grupo de estos aficionados que

que tenía unas ojeras que le llegaban al suelo, signo evidente de que la noche anterior había estado siguiendo al maestro. Y le pregunta: —¿Qué, anoche el maestro cómo estuvo? Y le contesta el aficionado: —¡Oh! Anoche el maestro estuvo genial… estuvo p’a comérselo. Le faltó una chispa p’a empezá a cantar. **** Tras ocho años de estancia en América, el gran cantaor Silverio Franconetti se presentó en Cádiz a bordo del bergantín Gravina con sus ocho cañones por banda. A Silverio no le reconocieron los gaditanos, pues alto y fuerte como era, con barba fruto de la larga travesía y con sus buenos dineros, más se parecía a un indiano que al gran cantaor que era.

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música Nada más llegar a Cádiz se metió en juerga, pagando él los gastos, y ya de madrugada, con los ánimos calientes por el vino trasegado y el mucho cante escuchado, pidió al guitarrista José Patiño que le acompañara por siguiriyas. Risas y guasa entre los asistentes pensando en qué siguiriyas iba a cantar aquel «americano».

Bergantín

Silverio Franconetti

La Cádiz de la época

Cuando Silverio cantó la siguiriya: La malina lengua que de mí murmura yo la cogiera por en medio la dejara muda se acabaron las risas. Patiño lo reconoció de inmediato. Y a una gitana que asistía a la reunión, vieja por los años y por la sabiduría en el cante, le pidieron su opinión después de escuchar al fenómeno. —Angustias ¿Qué ta parecío er chavó? —¡Qué canta mu bien! —contestó—. ¡Pero tiene una «farta»! —¿Una farta?— preguntaron todos —¡Tiene una farta! —dijo Angustias mirando al horizonte y muy segura de sí misma. —¿Qué farta le encuentras tú? —¡Que tiene los pies mu grandes! ¡Ole el arte de Tía Agustias!

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historia

Francisco Campos Reina

VILLANUEVA DEL TRABUCO: DE LA REVOLUCIÓN A LA RESTAURACIÓN (1868 – 1902)

EL SEXENIO REVOLUCONARIO 1. Antecedentes a la Revolución 1868 De 1865 a 1868, España sufre una etapa de depresión económica (crisis agrícola por las malas cosechas, crisis bancaria y bursátil, crisis industrial…) enormemente dura para las clases más débiles, que se vieron abocadas al paro y a la miseria.

Esta crisis económica se produce en una época de inestabilidad política, y ambos fenómenos se potencian mutuamente. En este clima, es en el que se produce la Revolución de septiembre de 1868 que acaba, de momento, con la monarquía borbónica y se inicia un periodo sumamente movido de nuestra historia.

Rafael Botella y Coloma, el Jardín público de Madrid llamado «El Paraíso» en noche de baile, 1862, óleo sobre lienzo. Museo de Historia

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Villanueva del Trabuco no escapa de este clima depresivo mencionado anteriormente. En las actas capitulares de su Ayuntamiento aparecen reflejadas las circunstancias económicas, sociales y políticas, e incluso, meteorológicas que sufre nuestro pueblo:


a)

Inestabilidad política y social: En el acta de 12 de agosto de 1866 se acuerda «que mientras se encuentre la Nación en estado excepcional, la alcaldía procure cumplir las órdenes de la autoridad militar con la energía y actitud apetecidas procurando constantemente el orden público». b) Crisis económica: A lo largo de los años 1867 y 1868 son frecuentes las referencias en las sesiones municipales a la crisis y penosa situación de los jornaleros o braceros pobres. Concretamente en la sesión del 19 de enero de 1867 se acuerda que «se repartan por el tiempo que dure la estación de aguas y fríos que se vienen atravesando desde primeros de año a los braceros de este término, entre los labradores y personas más bien acomodadas en el vecindario, con un jornal diario de cuatro reales de vellón…». Es una forma de solucionar el paro que estará presente a lo largo del siglo XIX. En relación con esta crisis están, sin duda, las dificultades del Ayuntamiento para cobrar impuestos. Ante la presión de la Administración Provincial, el Ayuntamiento ha de tomar medidas contra los morosos, pero al mismo tiempo ruega a aquella «tome en consideración las estaciones de tiempo tan angustiosas por las que atraviesa este país, por cuya causa se ven frustradas las esperanzas de este Ayuntamiento en la cobranza de contribuciones pendientes por morosidad».

2. La Revolución de septiembre de

1868

En estas condiciones, no es de extrañar que nuestro pueblo se sumara plenamente a la Revolución, y en esta ocasión, sin necesidad de ser requerido a ello por ninguna autoridad como pasó con el Pronuncimiento de 1854

cundo se produjo la Vicalvarada, que dio paso al Bienio Progresista (ver pág 72 de la II Revista Desde el Alto Guadalhorce) En el libro de actas del año 1868 aparecen recogidos los acontecimientos revolucionarios. Hechos que por su importancia se transcriben literalmente a continuación:

«VIVA LA LIBERTAD» En Villanª del Trabuco a veinte y cinco de sepbre de 1868, siendo como las diez de la noche, y hallándose en completo movimiento de revolución los habitantes de este pueblo, en sentido liberal, a consecuencia de la publicación del manifiesto dado en Cádiz de 19 del corriente, traído por algunos de Villanª del Rosario, después de lanzar al público varios vivas y aclamaciones, se reunieron multitud de ciudadanos de esta localidad en la casa consistorial del municipio donde fueron encontrados los Sres. Alcaldes del mismo, previa citación y fueron intimados a entregar las insignias que sirven para identificar los puestos de mando, a lo que accedieron sin resistencia alguna, después de enterados del objeto de la concurrencia. Acto seguido se procedió a la elección de una junta de gobierno provisional que rija los destinos de esta demarcación resultando favorable unánimemente para los Sres. Siguientes: Presidente, D. Manuel Gaona Palomo. Vicepresidente, D. Francisco Gutiérrez Aldana. Vocales: D. José Mellado Fernández, D. Antonio Vegas Olivares, D. José Luque Fernández, D. Salvador Conejo Fuentes. En cuyos términos quedó instalada la expresada junta de gobierno cuyos señores confirieron al que suscribe el cargo de Srio. y mandaron se dé parte a la junta de esta Provª y a la de Archidona cabeza de este Partido. Los Sres. Presidente y Vicepresidente (¿asumen?) los bastones de primeras autoridades dándose a reconocer a la reunión y al pueblo exalando las voces de viva la libertad, y despidieron con amabilidad a los Alcaldes suspensos, D. Diego Alarcón y D. Juan Agudo. Y pª que conste se extiende este Acta que firmaron todos los señores vocales porque aceptaron sus cargos de que yo el Srio. certifico. Nota: En el mismo día se dieron los partes decretados anteriormente por la Junta Provisional de Málaga y por la de Archidona. Trabuco, Sepbre 26 de 1868.

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Libro de Sesiones de la Junta Revolucionaria de Villanueva del Trabuco en 1868

Sin embargo, parece ser que la situación no estaba nada clara, ya que en el acta de la sesión capitular del 28 de septiembre aparece por la consigna «Viva la Libertad y Soberanía Nacional». Dicha sesión tiene por objeto reconstituir la corporación que había sido relevada, la noche anterior, por otra compuesta por diferentes vecinos, entre los que figuran, como primeros jefes, D. Juan Ruiz Cano y D. José Santos Siles. Por ello, tuvo que intervenir una columna del ejército liberal, que entendió que la verdadera Junta de Gobierno debía constituirse con el personal de la primera proclama popular. En virtud de ello, el Comandante de la columna hizo entrega de los símbolos de mando a los señores, anteriormente referidos, en la proclama D. Manuel Gaona y D. Francisco Gutiérrez, por creerles más idóneos por sus antecedentes para la defensa de la causa liberal, que la Nación pretendía. En la misma sesión del 28 de septiembre, la Junta de Gobierno decide la creación de una columna movilizadora compuesta por trece hombres armados y un cabo–comandante, que resulta ser José Sánchez Argamasilla. El objeto de la columna es «atender a la defensa del orden público, de la libertad y de la custodia de los campos e intereses del término municipal La Junta Revolucionaria que se forma tendrá como Presidente al que fuera Síndico en abril de 1861 y que estuvo en la cárcel a conse-

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cuencia de la Revolución de Loja. Se habilita como cabo–comandante a José Sánchez Argamasilla, cabecilla en la Revolución del 61. Sin duda, las conexiones entre una y otra revoluciones, la de Loja y la del 68, son evidentes.

3. Carácter de la Revolución de 1868 Calero Amor dirá: «En cuanto a la actitud del pueblo andaluz ante la revolución del 68, hay que distinguir por lo menos tres niveles, según los distintos grupos sociales: — Para los pronunciados era La Gloriosa, con un carácter más antidinástico que de otro tipo. — Para los terratenientes y la burguesía pequeña y media de las ciudades adheridas al movimiento, era Alzamiento Nacional con un contenido fuertemente liberal, con sus dos vertientes principales: amplias libertades individuales y respeto sagrado a la propiedad privada. — Para los campesinos de la Baja Andalucía se trataba de una Revolución Social. Las fuerzas sociales que participaron en la Revolución, aunque lo hicieron unidas bajo las mismas banderas y unas mismas consignas, tenían motivaciones diferentes y representaban niveles de objetivos muy diversos. ¿Quién puede dudar que una consigna como «Abajo lo existente» significaba cosas muy distintas? El General Prim y sus


seguidores, sólo pretendían cambiar la monarquía isabelina por una monarquía democrática. Los republicanos radicales, pretendían erradicar cualquier clase de monarquía. El campesinado andaluz y el proletariado industrial pretendían poner fin a una organización social que consideraban injusta y opresiva. Será una mezcla de estos dos últimos puntos como lo entiendan los habitantes de Villanueva de Trabuco: Republicanismo y transformaciones sociales. Sin embargo, la revolución triunfante va a ser la de los progresistas, que pretende, por un lado, «una soberanía nacional, apoyada en el sufragio universal, que decida como poder constituyente la forma de gobierno y dinastía que ocupe el trono». De este modo, se puede hablar de otra revolución frustrada, la de los obreros y campesinos. Se ha iniciado, pues, el Sexenio Revolucionario —comprendido entre el destronamiento de Isabel II y la Restauración de finales de 1874— que constituye, a pesar de su brevedad, uno de los más sugestivos y reveladores períodos de la historia contemporánea española. Contemplado en su conjunto, la primera impresión que el Sexenio nos ofrece, es abigarrada, desordenada, difícil de reducir a líneas coherentes. La impresión es correcta: una monarquía, dos formas distintas de república, dos constituciones, una guerra colonial, dos guerras civiles y una incesante contradanza

Adalides de la Revolución de 1868: General Prim, Almirante Topete y General Serrano

Primer Gobierno Provisional tras la Revolución de 1868: Figuerola, Sagasta, Ruiz Zorrilla, Prim, Serrano, Topete, López Ayala, Romero Ortiz y Lorenzana (fotografía de Laurent)

Salida de la familia real hacia Francia. 30 de septiembre de 1868


de Juntas, es ciertamente demasiado para llenar seis años de historia política. Ahora bien, detenerse en esta primera impresión, equivale a quedarse a menos de la mitad del camino en la comprensión auténtica del Sexenio. Visto desde un ángulo político, es preciso valorar en él el intento, sostenido de construir un país democráticamente, de forma que los derechos políticos no pertenecieran restrictivamente a una minoría definida por su riqueza o profesión, sino que pasaran a ser patrimonio de cada hombre, de cada ciudadano español, por el mero hecho de serlo. Visto desde este ángulo sociocultural, es preciso valorar en el Sexenio democrático su aliento ético, justiciero y popular.

4. Vuelta a la normalidad El triunfo de la Revolución de 1868 es, pues, asumido por este pueblo en todas sus dimensiones y con tal confianza de que su programa será llevado a cabo, y dará solución a sus graves problemas. Sin embargo, las ilusiones despertadas se van a ir diluyendo, poco a poco, al calor de la realidad. En las actas de las sesiones municipales aparecen reflejados algunos de los problemas generales del país y particulares de Villanueva del Trabuco, así como la ausencia de solución a los mismos:

4.a– Los problemas de los campesinos

— La miseria de los jornaleros obliga al Ayuntamiento a acordar, en la sesión del 1 de noviembre

Grabado de la época

de 1868, comunicar al Gobernador la necesidad de socorrerles, ya que «se hallan hoy sumidos en la mayor miseria careciendo de trabajo», por lo que se pide una ayuda para emplearlos en obras públicas. Nada nuevo, pues. — A veces, aparece algún intento de solucionar los problemas del campo, tomando medidas más «revolucionarias». Por ejemplo, en la sesión capitular del 17 de enero de 1869, el alcalde informa de «que varios vecinos pedirán al Duque de Osuna mediante un memorial que presentan en el Ayuntamiento, les conceda la dación a censo de terrenos, puesto que es «dueño de muchas tierras de esta jurisdicción…». De todas formas se trata de solucionar el problema de la tierra por vía legal y pacífica. No se puede perder de vista que este es un municipio donde la presencia del lati-

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Los Duques de Osuna con sus hijos. Josefa, Joaquína, Francisco de Borja (heredero) y Pedro. Francisco de Goya. 1788. Museo del Prado. Madrid


historia fundio es pequeña, por lo que los jornaleros han de tener en cuenta la existencia de gran cantidad de pequeños propietarios, a los que han de conservar como aliados.

4.b– Precariedad económica Ayuntamiento — En relación a la difícil situación económica de la Corporación, está el tema de los impuestos. Los vecinos del Villanueva del Trabuco se negarán a pagar contribuciones de consumos. Hay que recordar que uno de los puntos del programa revolucionario era la disminución de la carga impositiva. En la sesión capitular del 8 de noviembre de 1868 se da cuenta del decreto «en que se manda la abolición del impuesto de consumo, que será sustituido por otro con el nombre de inquilinatos… del

Se observa que, el cambio no es sustancial, la Revolución no responde a las expectativas despertadas. La desilusión es grande y, tras ella, viene el descontento y la resistencia popular. — En la sesión del 31 de mayo de 1871, se acuerda aceptar, a propuesta del Gobernador Civil, una libranza de 3.834’67 pesetas, a noventa días de plazo y con un interés del 6% anual, con el fin de aliviar la aflicción en que por carencia de fondos se halla esta Corporación.

4.c– Los Bienes de Propios También en esta época, siguen subsistiendo problemas tan impor-

tantes para el vecindario como es lograr la exceptuación de la venta de las Sierras Gorda y San Jorge. Y a la lucha por estos terrenos, se sumará la que emprenden a fin de conservar las suertes del Prado. En este sentido, el 16 de Mayo de 1869 encontramos la protesta contra la subasta de la suerte del Prado, lindante con la parte sur del pueblo, cuyo acto está anunciado para unos días más tarde. Las alegaciones que presentan son múltiples: a) Que es abrevadero y descan-

sadero de los ganados de estos moradores, saca de mieses y desahogo único de la población en todos los conceptos, y, finalmente, lugar donde se celebra la feria de agosto. b) Que en dicha época de

1805 se reservó con el objeto de común aprovechamiento como una fanega de tierra por los comisionados del Consejo y justicia de la villa de Archidona. c) Que el agrimensor y peritos han cometido la grave falta e indiscreción de no deslindar la realenga que la atraviesa de oriente a poniente con 16 varas de anchura y que sirve para el paso de ganados a Málaga, Alfarnate y Vllª de Tapia. d) Que la población queda-

ría cercada completamente pues la circunda de oriente a poniente y le impedirá su salida a los vecinos para sus haciendas en tiempos de lluvias. En vista de ello, se acuerda

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hacer una exposición a la Excma. Diputación Provincial que textualmente dice así: «Contra la venta del Prado, renunciando, por su parte esta corporación, que representa los intereses morales y materiales de esta localidad, al tanto que pudiera tocarle del producto de esta venta porque es un mezquino interés comparado con el beneficio que a la población redunda su acreditada feria de ganado que por lo días 24, 25 y 26 de agosto se celebra anualmente y de la cual se verá privada no teniendo de su propia cuenta el suelo dónde exponer al mercado los ganados que a ella concurren y con las comodidades de excelente aguadero, ventilación y solicitando que si se llegase a efectuar, se declare nula en esta parte. Que se subsane el perjuicio por no haber deslindado la realenga que viene de Málaga y va a Alfarnate, que se confirme por superior resolución el hecho incuestionable de estos vecinos para común disfrute de esta suerte como provienen las leyes de desamortización vigentes». Sin embargo dicha suerte es subastada el 24 de marzo de 1870, acordándose en la sesión del 3 de abril iniciar un recurso contra dicha desamortización. Así pues, por un lado, no es propiedad comunal, pero, por otro, sigue siendo de aprovechamiento común. Es lo que se puede decir solidaridad en el enfrentamiento y sabotaje a una propiedad privada que el pueblo no acepta ni reconoce.


Amadeo de Saboya (izda.) Escudo de armas de la Casa de Saboya (centro) y monedas acuñadas durante su reinado, «amadeos» (derecha)

4.d – Situación política inestable

— Los días 18, 19, 20 y 21 de diciembre de 1869, se celebran elecciones municipales en las que resulta elegido como alcalde D. Manuel Gaona Palomo, presidente de la Junta de Gobierno formada a raíz de la Revolución. Sin embargo en la sesión del 11 de marzo se da cuenta de un oficio de la Diputación anulando las elecciones, por considerar que se han producido hechos que afectan esencialmente a la validez de las elecciones. El acta no aclara cuáles son los hechos a que se refiere el oficio, lo cierto es que se han de repetir éstas, estando presente un delegado gubernativo. Las nuevas elecciones tienen lugar los días 8, 9 y 10 de abril y de ellas resulta elegido como alcalde D. José Santos Siles, uno de los que formaron la segunda Junta de Gobierno y que a su vez fue depuesta por el ejército liberal. — La inestabilidad social y política a lo largo de 1869 se pone de manifiesto en diversas ocasio-

nes. En la sesión capitular del 1 de agosto, se acuerda publicar un bando «por el cual se declara estar (en vigor) en toda la provincia de Málaga la ley de 17 de abril de 1821 sobre el procedimiento de las causas de conspiración directa y a mano armada contra la Constitución, la seguridad interior o exterior del Estado, etc…» El día 17 de octubre se acuerda cubrir el presupuesto, asignado a los individuos que, a la orden del concejal D. José Liceras, recorrieron el término municipal los días 8, 9 y 10 del corriente mes para vigilar por la conservación del orden, con el capítulo de imprevistos del presupuesto corriente. — La entronización en España del Duque de Aosta (Amadeo I de Saboya) aparece reflejada en el acta de la sesión del 13 de noviembre de 1870 en la que se acuerda felicitar al Regente y a su gobierno. — La instauración de la I República tiene como primer acto político en este pueblo, la destitu-

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ción, por orden gubernativa, del Ayuntamiento instalado desde el 1 de febrero de 1872 y su sustitución por un equipo de personas de ideas republicanas como se recoge en el acta de la sesión del 2 de marzo de 1873. El nuevo ayuntamiento republicano tomó posesión de sus cargos el día 8 de marzo y, entre sus componentes, volvemos a encontrar a José Sánchez Argamasilla, el que fuera cabecilla de este pueblo en la Revolución de Loja y habilitado como comandante a raíz de la Revolución del 68. La nueva corporación presidida por D. Salvador Conejo Fuentes perdurará hasta el 6 de septiembre de 1874. Entre las medidas más importantes tomadas por la corporación republicana está la que figura en la sesión del día 12 de julio de 1874 sobre «…convendrá conceder para roturación y cultivo de varios trozos de tierras que hay en las sierras de común aprovechamiento y que están en continúa solicitud por los pobres braceros a cambio de una cuota anual…».


(De arriba a abajo): Alegoría de la I República, 11 de febrero de 1873.

LA RESTAURACIÓN

La República Española. La Flaca, 28 de marzo de 1873.

La Restauración de la monarquía borbónica a finales de 1874 trae consigo una centralización administrativa y con ello la injerencia en el municipio de manera más manifiesta del poder central, es decir, de sus representantes en las provincias: Los Gobernadores Civiles. Así, los cambios de ayuntamiento son bastantes más frecuentes y gran parte de ellos dictados desde la capital, Málaga. Se inicia una nueva etapa en la historia de Villanueva del Trabuco, pero realmente los cambios políticos que dan paso a la toma del poder local por nuevas gentes, no impide que sigan subsistiendo idénticos problemas. Una de las primeras medidas tomadas por el nuevo ayuntamiento monárquico fue «…anular la concesión de tierras a los braceros alegando que deben seguir siendo de común aprovechamiento…». Estos no respetarán tal anulación y seguirán sembrando sin respetar la norma, por lo que se acordará tomar medidas judiciales contra los infractores. A fin de darnos idea de la situación del pueblo en estos años, recogemos el informe elaborado por el Ayuntamiento en sesión de 17 de enero de 1875, ante el proyecto de trasladar la dependencia judicial de Archidona a Antequera:

D. Francisco Pi y Margall, presidente de la I República del 11 de junio al 18 de julio de 1873 Dibujo de Contreras. Escudo de Aremas de la I República.

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«Este pueblo tiene tres caminos vecinales, uno de herraduras y otro de realenga que sirven para comunicar los tres primeros con Alfarnate, Archidona y Villanueva del Rosario, el cuarto con Loja y el quinto con Villanueva de Tapia y Málaga, siendo los de uso mas frecuente los tres primeros y en particular el de Archidona como cabeza de partido judicial, los demás son de muy poco uso. El número de habitantes de todo el distrito municipal es de 1648, según el padrón de 1871. Su riqueza total según el último apéndice de amillaramiento es de 590.881 pts. 35 cts. por los conceptos de terrenos, casas y ganados. Industria escasa: cinco molinos harineros de poco movimiento, uno de aceite, una fábrica de tejas y algunos hornos de pan. Los negocios civiles que ocurren en el término se calculan en 24 al año y otros tantos en el ramo de lo criminal y últimamente no tiene este pueblo comunicación directa con la ciudad de Antequera a donde se trata de llevar el Juzgado de Instrucción y que distante como está cerca de 4 leguas y más de camino va a ser perjudicial y gravosa, la variación para estos vecinos que hoy encuentran su cabeza de partido en Archidona a poco más de una legua de distancia (…); por lo cual esta corporación opina que debiera quedarse en Archidona una circunscripción judicial, aunque el tribunal de partido se fije en Antequera».

… «es preciso e indispensable, tratándose de un pueblo rural y de escasos recursos, emprender obras de utilidad pública de alguna importancia para sacarlo del estado de atraso y abandono en que se halla desde su primitiva fundación, hasta el extremo de no tener agua potable, pues sólo se surte de ella de un río inmediato, donde los animales atienden a esta necesidad, y en donde casi todo el año se encuentran sucias, cenagosas y embarrizadas, en términos de no poder aprovecharse para las necesidades de la vida, de cuyas resultas se tocan muchas enfermedades, y sufre detrimento la salud pública que es la primera necesidad de los pueblos, se está en el caso de que existiendo en este término, aunque a larga distancia, dos manantiales muy a propósito para abastecer de agua a la población, de formalizar el oportuno espediente para llevar a cabo tan útil interés. Que también se encuentra en este caso edificar un cementerio que no hay en esta villa toda vez que el que existe más bien se puede llamar un muladar, un terreno sin cerca de ninguna clase, donde pastan los ganados y en donde los perros y animales dañinos entran sin obstáculos, dándose el caso de haber desenterrado alguna calavera, importantísimo asunto que no puede dejarse en talo estado, si las cenizas de nuestros padres, antepasados y seres más queridos han de ser respetadas, como lo son en poblaciones cultas y civilizadas; y, por último, que igual merece la particular atención de la Alcaldía un obsequio a la Instrucción pública, imperiosa necesidad tan recomendada por el gobierno de S.M., que se construya un edificio de nueva planta para Escuela de ambos sexos… pues las que hoy sirven al efecto son casas particulares muy reducidas e insuficientes donde están los Niños y Niñas acinados en perjuicio de la salud de los mismos y sin que puedan recibir la instrucción correspondiente…».

Pero, como se ha señalado anteriormente, los problemas a que ha de enfrentarse el pueblo siguen siendo los mismos que en épocas anteriores: paro, reparación de los caminos, obras públicas diversas, continuación

En la sesión del 30 de julio de 1883 el recién nombrado alcalde D. Juan de Silva Ríos hace un alegato de sus pretensiones a llevar a cabo en lo referente a obras públicas:

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historia de la lucha por la exceptuación de la desamortización de tierras; a los que se les unen una serie de catástrofes naturales (inundaciones, terremoto, epidemias), etc. a) Lucha contra la desamortización

La exceptuación de desamortización de las Sierras Gorda y San Jorge sigue sin resolverse: El Ayuntamiento continúa exigiendo que no se vendan estos terrenos como se observa en la sesión del 21 de octubre de 1877 en la que se acordó dirigir al Gobernador Civil un «recordatorio (…) sobre la comunicación fechada el 21 de febrero de 1871 para que se sirva activar el curso del expediente que se ha seguido a instancias de este Ayuntamiento sobre que se exceptúen de la desamortización dichas Sierras y se declaren de común aprovechamiento de estos vecinos» . El celo de los vecinos por el mantenimiento intacto de las propiedades comunales se vuelve a poner de manifiesto en la sesión del 18 de septiembre de 1881 en la que se manifiesta la queja de éstos porque D. Juan de Rojas Rojas (que fue alcalde interino entre febrero y marzo de 1866 y que será alcalde desde 1884 a 1891), propietario de tierras colindantes a la realenga que de esta villa se dirige a Málaga, ha traspasado los límites de su posesión apropiándose parte del baldío que es propiedad común a la altura del sitio denominado Puertezuelo del Saucedo. En vista de

ello, se acuerda formar una comisión que se encargue de fijar las lindes y dejar dicha realenga en su estado y forma. En cuanto a la suerte del Prado, desamortizada en marzo de 1870, como hemos visto, y contra la cual recurrió el Ayuntamiento, tales tierras se siguen utilizando por los vecinos y la corporación no renuncia a su adquisición. Así en el acta de la sesión de 10 de febrero de 1878 se acordó «respecto a la adquisición del Prado para que continúe valdío y de común aprovechamiento y abrevadero, se consultará con los letrados por si pudiera este Ayuntamiento adquirirlo con dicho fin incluyendo su importe en presupuesto». Así en el acta de la sesión del 16 de junio en la cual se habla del dueño del terreno (El Prado), se acuerda imponer como arbitrio el pago de una peseta de contribución por cada parva de mies que se saque con destino a indemnizar a su propietario, D. Diego Alarcón, concejal del Ayuntamiento por los perjuicios que le originan el no poder explotar ninguna clase de cultivo en dicho Prado por resistencia de todos los vecinos que unánimemente lo quieren para descansadero de ganado y saca de mieses. Éste no se atreve a oponerse a la utilización comunal de tales tierras y se conforma con una pequeña indemnización. Quizás a destacar, como algo nuevo, son las restricciones continuas a coger madera y leña de las sierras, cosa que con anterio-

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ridad prácticamente no sucedía, y que se repiten a lo largo de los años finales de la década de los setenta. Puede ser el temor a que definitivamente se vendan, el que haga que no se respeten las órdenes prohibiendo la extracción de leña, que indudablemente perjudica al común del pueblo, puesto que este abuso daña enormemente la conservación de las sierras, pero posiblemente deciden que antes de que se destruya por el futuro comprador, ellos conseguirán algo. Y, lógicamente repeticiones en las cuales se prohíbe se siembre en estas tierras de común. Así en la sesión de 16 de abril de 1875, el alcalde manifiesta «que es necesario tomar algunas disposiciones contra el excesivo abuso en la extracción de leña de las sierras que hacen vecinos y forasteros con destino a las fábricas de yeso y cal…», se acordó publicar un bando «…prohibiendo la traída de leñas para la industria referida y que se conceda sólo a los horneros de pan de la población dos cargas diarias a fin de que no falte la cochura de pan que tan necesaria es. Y a los otros, si infringieran este acuerdo se pongan a disposición de los tribunales para que sean castigados con arreglo al código penal…» El problema seguirá subsistiendo durante los años 1876 y 77 ya que los vecinos hacen caso omiso de las disposiciones decretadas por la corporación municipal e incluso se radicalizan la medidas al extender la prohibición a los horneros.


b)

Crisis Económica

Los años 80 del s. XIX traen consigo una época de crisis bastante agudizada como se puede deducir a través de la lectura de las actas municipales: La subasta para aprovechar los pastos de las sierras quedará en el 1879 sin que acuda ningún licitador, por lo que el Ayuntamiento propondrá se solicite del Gobierno Civil el disfrute gratuito de los pastos de las Sierras Gorda y San Jorge, de común aprovechamiento, a favor de los ganaderos de este término municipal, toda vez que no ha habido postores en las subastas celebradas para el corriente año forestal de 1879–80 por cuanto, les es conveniente para el desahogo de los ganados, si bien pagando el Municipio el 10% que corresponde al Estado para gastos de repoblación y conservación de montes, después de que el Sr. Gobernador, de acuerdo con el distrito forestal, avise su conformidad a esta propuesta. Esto se concede, y se designa a los pastores que han de guardar los ganados, que hayan de tener entrada al pastoreo en dichas tierras. En la sesión del 4 de mayo de 1882, ante el completo estado de miseria de la clase jornalera, se acuerda pedir a la Diputación dinero para obras públicas a fin de darles empleo a los jornaleros, mientras tanto, como único recurso, se acuerda distribuir a estos entre los propietarios hacendados en proporción a sus

fincas y labores. A final de este año, el 1 de diciembre se celebra una sesión extraordinaria que tiene «por único objeto, deliberar acerca de la actual situación de la clase jornalera en esta población, y tomar acuerdo sobre el particular. El Regidor Síndico, D. Domingo Berdugo Fernández, hizo uso de la palabra y manifestó: Que se le han presentado en las últimas noches porción de ellos aunque en sentido pacífico, demandando auxilio y pidiendo trabajo… y que en su sentir hera indispensable tomar medidas en evitación de los graves perjuicios que pudieran sobrevenir. Puesto en discusión los anteriormente manifestado (…) se acordó (…) se forme una lista de los verdaderamente pobres, haciéndose distribución de los mismos entre los propietarios y labradores… a cada cual en proporción a su finca y labor; así como se oficie al Excmo. Sr. Gobernador Civil de la provª dándole conocimiento del lamentable estado en que esta clase se encuentra por si se digna tomar alguna determinación». La crisis económica es tan grave que el Ayuntamiento se ve en la imposibilidad de cobrar puntualmente los impuestos. c)

Desastres naturales

c.1 Terremoto: Tuvo lugar a las 21:08 horas del 25 de diciembre de 1884. Sin duda, el más

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El terremoto en Ventas de Zafarraya

violento registrado en la Península después del célebre terremoto de Lisboa de 1755. Su epicentro fue localizado cerca de la localidad de Ventas de Zafarraya. La zona de máxima intensidad fueron las comarcas limítrofes de las provincias de Málaga y Granada. Los daños fueron cuantiosos tanto humanos: entre 750 y 900 muertos y cerca de 2.000 heridos, cifras muy altas si se tiene en cuenta la dispersión de aquellos núcleos y la escasa población de la zona; como materiales: reedificación de cerca de 1.000 viviendas y reparación de más de 14.000 en unos 100 pueblos que se vieron afectados. Las réplicas siguieron ininterrumpidamente casi durante más de un año. Si bien, en Villanueva del Trabuco no hubo víctimas, sí se ocasionaron daños materiales como se refleja en la sesión del 31 de diciembre en la que se da cuenta del terremoto y se toman medidas para reparar los edificios dañados, evaluar los daños y proteger las vidas. De la distribución de ayudas


historia se hizo cargo la Comisaría Regia, creada para tal fin, adoptándose como criterio de preferencia aquellos núcleos cuyos daños se evaluaban como grado 9 ó 10 en la escala Rossi–Forel. A Villanueva del Trabuco vinieron a corresponderle 975’00 pesetas para reparación de daños en edificaciones. c.2. Epidemias: En la sesión del 19 de julio de 1885 se da cuenta de la epidemia de cólera que azota al país y se acuerda tomar medidas para precaver a esta localidad del «azote que nos amenaza». Entre las medidas preventivas que se toman están: la fumigación de viajeros a la entrada del pueblo y la suspensión de la feria de ganado ese año. En la sesión del 16 de agosto, se informa del incremento del cólera diciendo que «a causa del pánico por la epidemia están en suspenso las faenas agrícolas y como tampoco pueden transitar sin gran dificultad los trabajadores se ha creado una situación excepcional para la clase pobre que lucha ya con la miseria y el hambre», por lo que se acuerda socorrer a los más desvalidos. En la sesión del 23 de agosto se da cuenta de que la epidemia llegó al pueblo el día 17, día en que se produjo la primera muerte «en la persona de una gitana que moraba en las afueras del cortijo del Higueral (…) y desde entonces cada día ocurren defunciones que empezaron por el campo y ya se han extendido por la población (…) el pánico es aterrador y

va a ocurrir el caso de no encontrar quien dé sepultura a los muertos por cólera pues es exagerada la repugnancia de los vivos para la asistencia de los enfermos». Se informa también de que el médico no puede atender a todos y escasean los desinfectantes. En vista de ello se acuerda pedir auxilio al Gobernador Civil y facultar al alcalde para que disponga lo que crea conveniente a fin de salvaguardar la salud pública a costa del fondo municipal. A final de agosto se ha suavizado algo la epidemia que se da por terminada a final del mes de septiembre.

c.3. Inundaciones: Aunque las inundaciones y crecidas del río Guadalhorce están presentes a lo largo de toda la historia de nuestro pueblo, en febrero de 1892 se produjeron unas inundaciones excepcionalmente

fuertes, que acarrearon la destrucción de todos los puentes y amenazaron incluso a la población. Y se dirá: «por efecto de la crecida tan extraordinaria que ha experimentado el Guadalhorce a causa de las lluvias que caen desde el 18 –estamos a 21 de febrero— han sido arrastrados por la corriente todos los puentes vecinales que servían de paso a las haciendas. Ha quedado cortado por su mitad el del Prado que fue construido con madera y ha sido destruida toda la margen del río desde la presa del Molinillo hasta el henchidero, formándose un recodo en la calle Agua donde faltan unos 5 metros para cortarse por completo el tránsito que es el más habitual del vecindario, amenazando caer al agua los patios de las casas de la acera derecha de la calle Iglesia».

Riada del Guadalhorce a su paso por Villanueva del Trabuco

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Puente antiguo y, al fondo, Los Villares. Villanueva del Trabuco

Acordarán que se forme una empalizada con vigas para sujetar algo la fuerza de la corriente en el citado recodo e impedir que las gentes caigan al río. Más tarde, en la sesión del 13 de marzo se dirá que continúa el temporal de lluvias por lo cual los braceros están sin trabajo y empiezan a pasar hambre, habiendo más de 200 en paro; a la vez que agregan que a los labradores tampoco se les podía cargar el reparto de jornaleros que se había hecho en otras ocasiones por la ruina que han ocasionado las lluvias en los campos.

Así pues, la petición de auxilio no solo se hace a la Diputación y Gobernador Civil, sino también al Ministerio de la Gobernación a través del Fondo de Calamidades del Presupuesto del Estado. Con la ayuda recibida, que asciende a 1.500’00 pesetas, se ejecutan las siguientes obras: — Reparación del puente del Prado. — Una escollera de piedra que sostenga y afirme la margen del río a fin de reintegrar para la calle Agua la superficie robada por la corriente.

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— Arreglo del henchidero donde el vecindario toma agua para el consumo. — Arreglo del muro de la plazuela de la Iglesia.

c.4 La filoxera: Aunque la cantidad de viñedos que debía haber en este tiempo no era muy considerable, la llegada de esta plaga también hizo sus estragos, lo que, sin duda, agudiza en alguna medida la crisis. d)

Situación política inestable

Los acontecimientos políticos


a nivel nacional tienen su reflejo en el pueblo: — Adhesión de la Corporación a la proclamación del príncipe Alfonso (XII) para rey de España. —Celebración del final de las guerras carlistas — El casamiento del rey con la Infanta D.ª María de las Mercedes es conmemorado en el pueblo con el reparto (costeado por la Diputación) de 164 bonos de pan entre los pobres, acordando el Ayuntamiento repartir igual número de panes, dadas las grandes necesidades de las familias debido a la carencia de trabajo. A nivel local, habría que destacar tres momentos de crisis municipal (1881, 1884 y 1898), acompañados de una etapa de estabilidad desde 1885 a 1897. d.1. Primera crisis 1881: Ante las quejas recibidas en el Gobierno Civil, a la sesión municipal del 17 de abril asiste un delegado gubernativo para inspeccionar la administración municipal. El alcalde en ese tiempo es D. José Liceras Jiménez. Se abre expediente y en la sesión del día siguiente el delegado gubernativo manifiesta que la Corporación ha incumplido la legislación sobre: —Actas de las sesiones municipales: no se han hecho. —Distribución e inversión mensual de fondos: no se han hecho. —Publicación del estado de la recaudación e inversión de fondos: no se ha hecho.

(De arriba a abajo): Moneda acuñada durante el reinado de Alfonso XII. Retrato del rey Alfonso XII. Óleo de Marcos Hiráldez de Acosta. Academia de Bellas Artes de san Fernando, Madrid. Retrato de doña María de las Mercedes. José Denis Belgrano, 1879. Museo del Patrimonio Municipal de Málaga.

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El Gobernador Civil, el 14 de mayo, cesa a la corporación en virtud del expediente formado y nombra un nuevo equipo provisional cuyo alcalde será D. Salvador Conejo Fuentes. En este mismo mes, se celebran elecciones municipales que son recurridas por tres vecinos, José Sánchez, Domingo Berdugo y Ricardo García. De nuevo una orden del Gobernador Civil determina «se quede en suspenso la toma de posesión de los concejales electos en las últimas elecciones hasta que se resuelva en definitiva un espediente incoado sobre coacciones electorales…» Finalmente en la sesión del 31 de julio se informa de la orden gubernativa por la que se anulan las elecciones municipales de mayo y se convocan nuevas elecciones para los días 7, 8, 9, y 10 de agosto, elecciones en las que resultan elegidos entre otros José Sánchez Argamasilla y Domingo Berdugo Fernández. La crisis se cierra definitivamente en octubre. d.2. Segunda crisis 1884: En la sesión del día 15 de febrero, siendo alcalde D. Juan de Silva Ríos, se da cuenta de una comunicación del Gobernador Civil, por la que se destituye a dicho alcalde por no saber leer ni escribir y a los concejales por haberle elegido, sabiendo tal circunstancia. Al mismo tiempo nombra un nuevo equipo de gobierno provisional cuyo alcalde será D. Juan de Rojas Rojas.

d.3. Tercera crisis 1898: En la sesión del día 28 de enero presentan la renuncia a sus cargos todos los concejales junto con el alcalde D. Francisco Ruiz Delgado. La renuncia es admitida por la superioridad, y en la sesión del 9 de febrero toman posesión de sus cargos los nuevos concejales con carácter interino siendo alcalde D. Francisco Pérez Fernández. La situación se normalizará a partir del 5 de marzo, en que toma posesión el nuevo Ayuntamiento elegido, cuyo Alcalde será D. Francisco Conejo Conejo, jefe del Partido Liberal en el pueblo. En este nuevo equipo figuran cinco individuos de los que fueron nombrados interinamente por la superioridad. Para finalizar este período, haremos mención a que en 1887 se procede a numerar las casas y poner nombre a las calles nuevas que se han ido formando: de la Cantera, del Moro, de la Higuera, de las Suertes; callejas de Carneboba, Veneno, Alegría, Juan Solano, Rivera, Muñecas, los Porretes, Volantes, de Juan Elias, de Pereo. La calle Antequera se divide en dos: una con ese nombre y otra con el de calle del Molinillo.

CONCLUSIÓN: Como cierre a esta etapa, transcribo literalmente la conclusión a la que llega la escritora Julia Aguado Santos:

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«El pueblo de Villanueva del Trabuco, en este periodo, nos muestra una pequeña comunidad campesina abierta a los cambios, demócrata y republicana, que muestra en momentos cruciales, su apoyo a la realización de esa justicia social demandada por las clases jornaleras: el reparto de las tierras de propios. De economía precaria, es capaz, por otra parte, de vivir sin dependencias exteriores fuertes, proveyéndose de los cereales que cultivan, el ganado y las pequeñas huertas de su término. Es decir, prácticamente autosuficiente El proceso de proletarización de gran parte de sus gentes tiene su origen en este periodo con motivo de las desamortizaciones, fundamentalmente de los bienes de propios que, si bien no van a modificar la estructura de la propiedad agraria en el término, en el cual seguirá predominando la pequeña propiedad, sí afectará decisivamente a la actividad ganadera que irá perdiendo paulatinamente su importancia. Así mismo, en estos años, es muy posible que se iniciara la extensión del cultivo del olivo. Villanueva del Trabuco, siendo un pueblo de pequeños propietarios y, fundamentalmente, siendo una comunidad bastante reducida, hace que llegado el momento todos los estamentos asuman el gran problema de la miseria y el hambre que asola a una parte de su población. Es por esto que tanto


historia progresistas como liberales o conservadores cuando se producen las crisis se sienten en la obligación inmediata de buscar soluciones: pedir dinero a la Diputación con objeto de emprender obras públicas que proporcionen trabajo a los jornaleros, o bie,n como último recurso al que han de acudir es al reparto entre los propietarios hacendados de los parados en proporción a la dimensión de sus fincas y las labores. La ver-

dad es que los jornaleros del término no acuden a la violencia en situaciones de crisis o, mejor dicho, los propietarios conscientes de que si no asumen de alguna manera la situación, el desenlace puede ser violento y optan por buscar soluciones. La consolidación efectiva de la propiedad privada, las ventas de los bienes de propios, la prohibición de sembrar en terrenos de común aprovechamiento, el paro

estacional, las crisis por las malas cosechas unido al crecimiento de la población, cerrarán un círculo en el cual el jornalero se verá sumido en la miseria. La organización y las nueves corrientes políticas, que comienzan a llegar a España, son las que pondrán en movimiento una fuerza que de mil modos distintos tratará de frenar el poder».

Bibliografía:

CRONOLOGÍA HISTÓRICA

— Actas capitulares del Ayuntamiento de Villanueva del Trabuco.

1868

—Aguado Santos, Julia.:

Derrocamiento de Isabel II

«Villanueva del Trabuco. Los cambios de la comunidad campesina

Sexenio revolucionario: 1868 1874

1. Monarquía democrática: Amadeo I de Saboya (1870–73). 2. La I República española (1873–74)

1872 1876

Tercera Guerra Carlista

dalucía (1820–1936), Ed. Siglo —Revista Jábega.

Reinado de Alfonso XII (1874-1885)

Nacimiento de asociaciones políticas y sindicales: desarrollo de los movimientos obreros. PDSE: Partido Democrático Socialista Español (PSOE) UGT: Unión General de Trabajadores. 1898

—Calero Amor, Antonio

XXI. 1976.

Regencia de María Cristina (1885-1902)

1879…

Málaga, 1978. M.: Movimientos sociales en An-

Restauración monárquica: 1874 1902

del siglo XIX». Gibralfaro, nº 29.

Conflictos exteriores: El desastre del 98 (Pérdida de las últimas colonias: Cuba, Filipinas y Puerto Rico) Creciente desconfianza hacia el sistema político (escasa transparencia).

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deportes: va de f ú t b ol - I I

Juan Ramos Rojas

HISTORIA DEL FÚTBOL SAUCEDEÑO. Villanueva del Rosario

Siempre

he creído que el hecho de que el fútbol sea el deporte más seguido en el mundo se debe a que, en parte, es inherente a nuestra naturaleza. Nadie nos enseña a patear un balón, simplemente, cuando lo tenemos por primera vez delante, en el patio de los abuelos o en el pasillo de casa, una mañana de Reyes, el instinto nos impulsa a realizar el primer chut de nuestra vida. Otro de los motivos de la grandeza, a la que ha llegado este deporte, es la esperanza que produce en sus practicantes debido a la diferencia con el resto de deportes de pelota: la superficie de contacto. A este deporte se juega, esencialmente, con los pies. Este matiz hace que nos iguale en cuanto que la altura o la fortaleza física no son atributos tan diferenciadores como lo puedan ser la inteligencia, calidad, sentido táctico, compañerismo o capacidad de sufrimiento a la hora de determinar la valía de una persona para practicar el fútbol. Cualquier persona puede llegar a ser un buen jugador, ya sea alto, bajo, un tanque, un tirillas, rápido, lento o cualquier adjetivo que se nos ocurra. Que se lo pregunten a Messi o a esa Selección Española llena de «locos bajitos» que ha reinventado el concepto de este deporte.

Juan Ramos, entrenador, y la cantera actual del equipo

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Guiados por esa esperanza, y por los ecos del todavía recordado gol de Zarra en Maracaná ante Inglaterra, o las gestas de los equipos españoles en las recién instauradas competiciones europeas, un grupo de chavales de aquella época reunía 3000 pesetas al año para alquilar un terreno, la Haza Matapollos (actualmente, se situaría en las calles de debajo del ambulatorio), e improvisar un campo de fút-

con Trabuco, Riogordo, Fuentepiedra y alguna otra localidad cercana. Estos enfrentamientos se dirimían entre perrerías, marrullerías y algunas gotas de calidad, las que cabían entre cada uno de los innumerables hoyos del firme. Eso sí, normalmente, terminaban con todos los jugadores tomándose una cerveza y charlando, o discutiendo, sobre el partido. A principios de la década de los 70, se profesionalizó, por llamarlo

(Arriba) Ancla 1972. De pie: Miguel Cachorro, Luis, Juanillo Colón, Pepe Cosco, Serrano y Pepe Cachorro. Agachados: Liceo, Miguel Sopas, Añoño, Juan Fco., Gento, Juan Colón y Martín Chicón

(Izda.) Santa Rosa 1966–1967. De pie: Paco Pedrines, Luis Francés, Paco de la Cristina, Juan Perote, Fino, Luisito, Miguel Cachorro. Agachados: Baltasar, Miguel Casuñas, Bernabé, Juan Colón, Martín Chicón

bol, que se podía llamar así porque estaba delimitado con líneas, más bien curvas, hechas con yeso, a mano y a ojo. El detalle definitivo que lo convertía en un «estadio» en toda regla era los dos maderos verticales unidos por una cuerda, que hacía las veces de larguero, situados a los extremos del campo simulando las porterías. Eran los años 60, no existían aún las ligas federadas y la única posibilidad de medir las fuerzas ante equipos de otros pueblos cercanos era por medio de eliminatorias ficticias

de alguna manera, la estructura de club. Las pachangas, ante la imposibilidad de pagar el alquiler del antiguo campo, cada vez se trasladaban más a menudo a un terreno situado en lo que hoy día es la «calle del kiosco de la Fina y la casa de Paco Rubio», y se convirtieron en entrenamientos con la creación de dos equipos: el Santa Rosa y el Ancla. El primero lo formaban los más veteranos, mientras que el segundo era reservado para los jóvenes que, poco a poco, se iban incorporando a los partidos entre pueblos.

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(Abajo) Año 1976. C.D. Trabuco, con ocho jugadores saucedeños (subrayados). De pie: Rodolfo, Paco la Rafaela, Canalejas, Miguel Carrasco, Gento, Pepe Cachorro, Serrano. Agachados: Julio, Montero, Miguel, Jorge Careta,


club realizó un más que digno papel ante equipos, como he reseñado antes, con muchas más posibilidades. Pero, sin duda, hay una anécdota que siempre permanecerá en nuestra memoria futbolística y local. Era 1982 y había Primera plantilla de un equipo federado (1981) que ir a jugar al camArriba: Hacha, Tedoro, Juan León, Chicón, Fino (entrenador), Pepe, Rubio, José Cholo, Gordillo y Paco. po del que, a la postre, se proclamó campeón En medio: Juan Francisco, Gento, Baltasar (presidente), Serrano, Bernabé y Miguel. ese año ascendiendo Abajo: Barranco (utillero), Cristóbal Luis, Polilla, Boba, Botello a Regional Preferente (antesala de Tercera por aquellos tiemHubo que esperar hasta el año pos). Los jugadores saucedeños no 1981 para ver, ya en los terrenos hicieron lo que se conoce, precisadonde se sitúa el actual campo mu- mente, por una concentración pre– nicipal, el nacimiento del Rosario partido. Es verdad que estuvieron Club Deportivo. Aunque ya unos todos juntos la noche anterior, pero, años antes, algunos jugadores cru- en lugar de descansar, se citaron zaron el Guadalhorce para formar en la inauguración de la discoteca parte del equipo de Villanueva del Poly´s. La mayoría del plantel bajó Trabuco, llegando, alguna tempo- las escaleras de la terraza discoterada, a ser mayoría en la plantilla. quil para subir las del autobús. Si (Foto) Volviendo al año del debut, el viaje hacia Fuengirola para jugar no pudo ser más exitoso. Por aque- contra Los Boliches fue una odisea lla época, se jugaba una 2ª Regio- para la mayoría de los jugadores, el nal, hoy desaparecida en nuestra partido de fútbol les confirmó que provincia, que era el preludio de se encontraban en el mismísimo inuna 1ª donde habitaban equipos fierno. Uno tras otro caían los goles de gran potencial como podían ser en contra. Hasta nueve llegaron a Los Boliches, Coín o los Alhauri- besar la red saucedeña. Pero aquí nes. Desde el primer partido (ofi- no acaba lo que dentro de muchos cial) se pudo comprobar que aque- años se confundirá con una leyenlla categoría se le quedaba peque- da. Había un jugador que no asisña al neonato club saucedeño. Un tió a la fiesta, Polilla, el cual siem4–1 contra Humilladero inició una pre destacó por su lucha y por no temporada que culminó con un as- dar nunca nada por perdido; pero censo ante Mollina. aquel día era demasiado para el resEn los cuatro años siguientes, el to. Cada vez que El Rosario encaja-

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ba un tanto, él cogía la pelota y la llevaba rápidamente al círculo central mientras animaba a los demás a seguir intentándolo. Con los dos primeros goles, la cosa tenía sentido, pero que, con cuatro o cinco a cero, pretendiera reanimar a sus compañeros, provocó que estos le pidieran, por favor, que no corriera más y así darles menos tiempo para que los contrarios siguieran machacándolos. Por supuesto, no les hizo caso. Una vuelta después, Los Boliches nos devolvían la visita. Casi medio equipo titular saucedeño se encontraba de baja. A pesar de la goleada encajada unos meses antes ante el mismo conjunto y la precariedad de la plantilla, El Rosario consiguió mantener a raya a las huestes fuengiroleñas y mantuvo el 0–0 inicial hasta el final del choque a pesar de las innumerables acometidas visitantes. Cuando el colegiado decretó el final de los 90 minutos, Pepe Cayuela, otrora técnico del Málaga, le espetó a Fino, entrenador local, que se notaba que había puesto a los buenos en esa ocasión. Cuando Fino le explicó la realidad de la situación, Cayuela no pudo más que esbozar una sonrisa mezcla de sorpresa e incredulidad. En 1986, tras cumplir su cuarta temporada en 1ª, el Rosario CD desapareció acuciado por las deudas, aunque con la ilusión de volver pronto. Se tardó más de lo deseado en retornar a los fines de semana de fútbol en Las Clavellinas y no fue hasta la temporada 91–92 cuando, tras pasar a deno-


minarse Unión Deportiva Rosario, se empezó una nueva andadura, otra vez de un solo año, por 2ª Regional. Ese penúltimo partido en el campo de El Borge, con ambos equipos jugándose el ascenso, fue tan sumamente espectacular que, incluso, le quitó protagonismo a todo un FC Barcelona. Durante algunos años, la Cadena Ser mezclaba entre su Carrusel Deportivo de los fines de semana un partido de categorías inferiores. Aquel 6 de Abril de 1992, el partido elegido fue el de nuestro pueblo y nunca se nos olvidarán dos retazos de aquella retransmisión. El primero se sitúa cuando una conexión con el Nou Camp fue interrumpida por un gol de Francis, que casi sentenciaba el encuentro a nuestro favor. También es reseñable que El Borge– UD Rosario fuera elegido como el mejor partido de esa jornada. Por cierto, quedó 3–6 y certificó el segundo ascenso de nuestro club, de nuevo, a la primera. El último partido, en casa y ante Algarrobo, se presentaba como una fiesta con banda de música y muchas ganas de celebraciones. No pudo ser. Ese domingo cayó tal «pepiná» de agua acompañada de una ola de frío que al minuto 30, eso sí, con 7–0 para los saucedeños, tuvo que darse por terminado un choque donde todos los reunidos, no más de 100, nos resguardábamos del temporal en la caseta que hacía las veces de barra detrás de la portería. El portero visitante se aprovechó de ello y, entre gol y gol, le iban surtiendo

de copas de coñac para calentar un cuerpo que no dejó de tiritar durante esa media hora. El periplo por 1ª fue, como ocurrió años atrás, más corto de lo esperado y, en 1997, se volvieron a apagar los focos de un campo que se llenó de chatarra, hierbajos e iluAscenso. Alineación inicial del 6 de Abril de 1992 siones rotas de toda una en El Borge. De pie: Paneque, Gordillo, Serrano, Gento, generación que tuvo que Salvi y Francisco. Agachados: José Patarra, Manolillo, buscar la posibilidad de Francis y Felipe disfrutar de este deporte en otros lares. unos u otros los que dominaban Una travesía por el los partidos que, daba igual la desierto demasiado larga, ya que clasificación, eran imposibles de tuvimos que esperar 10 años para volver a disfrutar un domingo, predecir. Pero no he abierto este paréntesis para rememorar aqueacompañando a la caída del sol llos momentos, eso me llevaría un por Las Pedrizas, entre goles, protestas y las tensiones propias de es- artículo el doble de éste, que estoy a punto de terminar, sino para tos, cada vez más escasos, campos agradecer estas dos temporadas de tierra. (2010–2011 y 2011–2012), en las Campo de tierra, o albero, que ha sido uno de los caballos de ba- que nos han cedido sus instalatalla de directiva, jugadores y afi- ciones permitiéndonos entrenar y disputar nuestros partidos como cionados. Pero para hablar de la local ante la larga espera que ha transformación, y lo costoso de supuesto lo que, por momentos, su proceso, quisiera acercarme a nuestros rivales por antonomasia, llegó a parecer una utopía: la instalación del césped artificial. Villanueva del Trabuco. El año 2012 ha sido el de la reEstá claro que no se entendenovación de esa esperanza de la rían todos estos años de fútbol sin esos derbis, casi a muerte, Rosa- que hablaba al principio. Pero si rio–Trabuco, y viceversa. Entra- en los años 60 se anhelaba un sentimiento de libertad, en esta época, das subidas de tono, discusiones se sueña con que Las Clavellinas por cualquier nimia decisión de se inunde con risas, y algunos llanun árbitro, el cual, pitara lo que tos, de niños y mayores disfrutanpitara, saldría escaldado y dos pueblos en las gradas con sus pi- do de un lugar donde inculcar la gran cantidad de valores positivos ques en los cánticos y subidas o que tiene el deporte. Vamos por el bajadas de ánimo según fueran

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va de fútbol buen camino, casi 100 niños, en la Escuela de Fútbol Municipal, y equipos federados en Cadetes, Juveniles y Seniors, son el fruto de tantos años de luchas y desenga-

EQUIPO ACTUAL En el recién estrenado césped Arriba: Miguel Terry, Pirri, Javi Banano, Diego, David, Rubén, Juan, Melero (2º entrenador), Pepillo (entrenador) y Luismi (delegado). Abajo: Kini, Curro, Jorge, Javi

ños. Esperemos que se le dé tiempo para madurar. Por último, no quisiera acabar sin antes hacer una reseña al jugador que más lejos ha llegado de todos nuestros paisanos. No sé si habrá sido el mejor que hemos tenido, y no porque no lo considere digno para ello, ni mucho menos, sino porque todavía resuenan por todos los campos de la provincia las cabalgadas de Gento, los goles de una de las parejas más letales que se han podido ver por estas categorías, Manolillo Melero y Francis Canío, el dominio del otro fútbol de gente

como Miguel Sopas, Paco el de la Rafaela y Antonio Serrano, o la sempiterna disputa entre los Franco por ver cuál de los tres hermanos, Manolo, Paco o Pepe, ha sido mejor portero. Lo que está claro es que Jorge Ruiz, Ruiz, ha podido disfrutar lo que muchos hemos anhelado. La mayor parte de su carrera ha discurrido entre 2ª B y 3ª, llegando a su máximo apogeo cuando, en la temporada 2002– 2003, formó parte de una plantilla mítica de un club que ahora está muy de moda y que, por esas fechas, se encontraba luchando por volver a 1ª. Estoy hablando de ese Levante en el que pudo compartir vestuario con el venerado por algunos, denostado por otros (entiéndanlo, soy del Valencia), Pedrag Mijatovic. Pero, sin duda, el momento más feliz en la carrera de Jorge se produjo en la temporada 2007–2008 cuando cargó con toda Antequera en sus hombros. Ocurrió durante el partido de vuelta de la eliminatoria de ascenso a 2ª B, en él realizó una segunda parte primorosa, doy fe de ello, siendo pieza clave en una remontada que le sirvió al Antequera CF para volver a una categoría, 2ª B, que no visitaba desde hacía casi 30 años. Este año, Ruiz, ha decidido disfrutar del fútbol en su pueblo y, en un equipo muy competitivo, con una gran camada de juga-

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dores jóvenes, unidos a veteranos de calidad como Diego Paneque o Jerónimo, que no tienen mucho que envidiarle a Gago, por poner un ejemplo de lo que la suerte puede llegar a influir en estos ámbitos, intentará lograr un ascenso a Preferente del que nunca hemos podido disfrutar. Esperemos que se consiga y, entre otras cosas, volver a revivir un derbi con nuestros vecinos y, por qué no, cambiar la tónica de los mismos que, últimamente, no nos ha sido muy favorable, la verdad.

Jorge Ruiz, vistiendo la elástica del Levante U.D. en la temporada 2002-2003 Abajo: con el Antequera CF, en la temporada 2007-2008


asociacionismo

J. F. Gallardo Moreno

CLUB TRABIKE

La

Sierra Nevada 2008

historia del Club Trabike comienza a mediados de la década de los 90 con la irrupción de la «mountain–bike» en nuestra localidad. Un grupo de amigos amantes de esta nueva especialidad de ciclismo decide fundar el club Trabike poniéndole este acertado nombre aprovechando el juego de palabras entre «Trabuco» y «bike» (Bicicleta en inglés). A través del club, este grupo de amigos empieza a organizar rutas por el municipio y sus alrededores, y también comienzan a acudir a las carreras que se organizan en los pueblos vecinos, cosechando muy buenos puestos en las categorías inferiores.

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CLUB TRABIKE

Entre aquellos miembros del club se recuerda con alegría y nostalgia esos primeros «pinitos» en este difícil mundo. En el año 95 se organiza, con varios clubes de las localidades vecinas, la primera subida al Pico Veleta, subida que no tiene carácter competitivo pero que a día de hoy sigue siendo la ruta anual más esperada por los socios. Tras varios años de existencia del club, el cual contaba incluso con un espacio en el antiguo granero que servía las veces de taller y de sala de reunión de sus socios, la actividades del club van menguando hasta llegar a desaparecer. Es en el año 2005 cuando vuelve a resurgir el club desempeñando una labor extraordinaria entre los amantes del ciclismo de montaña, acaparando cada vez más socios llegando al centenar que lo forman a día de hoy. Anualmente los socios organizan cinco salidas por la geografía andaluza así como también acuden a carreras repartidas por todo el territorio andaluz e incluso fuera de las fronteras de nuestra comunidad autónoma. Desde el club así mismo se promueve el ciclismo a través de múltiples rutas y paseos por los más bellos parajes de la zona de Villanueva del Trabuco. Desde hace 5 años, el club organiza, junto con la Concejalía de Deportes del municipio, la prueba conocida como «Desafío Trabuqueño», prueba incluída en el campeonato provincial de maratón y que año tras a año va acaparando más elogios entre los que acuden a participar.

Alhama 2012

Sierra Nevada 2002

Para cualquier duda o aclaración, no duden en ponerse en contacto con el club al correo: trabike@hotmail.com a través de la red social Facebook: Club Ciclista Trabike o a través de Twitter en: @trabike.

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ciencia y naturaleza

Coordinación y texto de presentación:

Gerásimo Arjona Bautista

Manuel Molina Córdoba Luis Utrilla Navarro

En Villanueva del Rosario, seguramente como en todos los pueblos del interior, por su eminente carácter agrícola, las lluvias tienen especial relevancia y ello hace tan «refrecuente», entre los vecinos de esta villa, la continuada pregunta: «¿Cuántos han caído?» Se suele referir la gente a los litros de agua precipitada en ese día, no a los premios que haya podido repartir la lotería. La respuesta suele ser siempre la misma: «según D. Manuel, o Manolo Molina, 10, 25 u 80 litros»; o bien, e igual de frecuente, la respuesta es: «Habrá que preguntárselo a Manolo Molina». Lo referido anteriormente justifica, con creces, la presencia de Manuel Molina Córdoba, docente felizmente jubilado, en esta sección con un extraordinario artículo que pormenoriza al detalle las respuestas a esa pregunta realizada durante décadas. A Manolo acompaña nuestro colaborador habitual Luis Utrilla Navarrro, que ya nos ilustró en el anterior número de nuestra revista con un artículo de altísimo nivel sobre el viento terral. Luis Utrilla es ingeniero aeronáutico en activo y uno de los más importantes expertos, a nivel nacional, en Historia aeronáutica española. Luis, desde El Brosque saucedeño, donde pasa grandes temporadas, reflexiona y nos informa sobre el origen, comportamiento y distribución mundial de esta especial y bella urraca, que conocemos con el nombre de mohíno o rabilargo: ¿por qué lo de mohíno?

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ciencia y naturaleza

La lluvia en Villanueva del Rosario

Septiembre, dicen, seca las fuentes o lleva las puentes Manuel Molina Córdoba

El

refrán pone en línea de actualidad el comportamiento del tiempo atmosférico en su vertiente de pluviosidad y justifica la inclusión de esta colaboración en el número tres de nuestra revista. Lo que septiembre venía a rematar de sequedad en la agricultura del Alto Guadalhorce, tras una año de sequía (365 mm hasta entonces) ha devenido al final del mismo, día 28, en la descarga de una gota fría (entre 220 y 260 l/m2) que ha dejado un rastro de daños en la agricultura y devastación en los bienes, servicios, viales y espacios urbanos que han afectado a todos los municipios de esta comarca. La aguas caídas no han beneficiado tanto al monocultivo del olivar como daños han causado en los campos, las escorrentías con la erosión y el arrastre de la capa fértil.

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Mes/Año

69/70

70/71

71/72

72/73

73/74

74/75

Octubre

157,8

12

0

145,8

62,8

22,8

Noviembre

188,4

60,2

47,7

85,6

29,2

42

Diciembre

83,5

120,4

79

24,5

161,7

3,3

312,2

147,4

139,5

95,5

28,3

100,5

Febrero

9,9

19,5

77,6

39,3

76,7

110,1

Marzo

97,4

122,5

121,5

88,5

72,4

281,6

Abril

27,7

200,7

43,2

27,5

123,4

67,4

Mayo

28,1

89,1

38,5

76,2

5,2

33

Junio

84,6

13,4

25

10,4

41,7

4,7

Julio

0

0

0

0

4,2

0

Agosto

0

0

0

3

0

0

Septiembre

0

7,6

39,2

0

0

0

989,6

792,8

611,2

596,3

605,6

665,4

Enero

Total

Mes/Año

75/76

76/77

77/78

78/79

79/80

Octubre

6,9

141,1

74,6

13

225,6

Noviembre

8,5

36,3

96,5

40,7

69,2

Diciembre

112,5

254,7

186,3

127,4

35,2

Enero

37,1

159,5

47,3

224,7

117,5

Febrero

93,4

101,4

149

200,9

94,5

Marzo

56,1

36,1

41

70,6

88,4

Abril

102

2,5

64,4

42,6

16,7

Mayo

60,5

4,7

75,9

4,2

82,5

Junio

16

10

45,7

0

13

Julio

0

0

0

0

0

Agosto

0

0

0

0

1

12

0

0

40,9

1,8

505

746,3

780,7

765

745,4

Septiembre Total

Mes/Año

80/81

81/82

82/83

83/84

84/85

Octubre

57,4

10

15

3

4

Noviembre

122,2

0

204

198

233

Diciembre

14,5

311

54

133

5

0

215

0

33

70

19,3

154

15

68

99

Enero Febrero Marzo

45,8

49

22

63

24

Abril

165,1

40

37

43

43

Mayo

18,2

9

2

77

47

Junio

62,6

0

3

4

5

Julio

2,9

11

0

0

0

Agosto

15,5

15

2

0

0

Septiembre Total

28,6

6

0

0

3

552,1

820

354

622

533

Cabe esperar que estas aguas caídas al final del año pluviométrico 2011/ 2012 (que es el periodo comprendido entre el 30 de septiembre y el uno de octubre del año siguiente) seguidas por las del mes de octubre con 126,50 mm, las de noviembre con 236,50 mm y 23,50 en diciembre den inicio a un periodo de dos/ tres años de menor estrés hídrico para el olivar. Comenzó descargando la gota fría, que fue pronosticada por la AEMET, en la cabecera del Guadalhorce y de algunos de sus afluentes (Cerezo, Parroso, Marín y varios arroyos ) entre las 22 horas del día 28 de septiembre y las 15 horas del día 29, dañando los cascos urbanos de Villanueva del Trabuco, del Rosario, Huertas del Río (pedanía de Archidona), vega de Antequera y otros núcleos de la cuenca baja. La gota fría se fue desplazando hacia el este descargando sobre las provincias de Almería y Murcia, causando en ellas también grandes daños. A consecuencia del desborde del Arroyo Marín falleció un vecino de Archidona, D. Juan Ramírez, hombre solitario y peculiar que habitaba una vivienda próxima a sus bordes, en un paraje cercano a la carretera de Los Molinillos. Al parecer trataba de rescatar de las aguas un perro que tenía atado, con el resultado de que ambos aparecieron próximos y ahogados unos tres kilómetros curso abajo. En su tramo bajo, el Guadalhorce arrastró a un vecino de Pizarra, de unos sesenta

109


Mes/Año

85/86

86/87

87/88

88/89

89/90

Octubre

0

85

55

89

73

Noviembre

100

91

71

75

331

Diciembre

115

30

191

11

192

Enero

55

184

127

63

78

Febrero

121

94

6

93

0

Marzo

101

0

8

40

23

Abril

60

19

67

78

95

Mayo

12

0

6

16

38

Junio

0

0

3

8

0

Julio

4

0

0

0

8

Agosto

0

42

0

3

1

Septiembre

36

2

31

62

60

604

547

565

538

899

Mes/Año

90/91

91/92

92/93

93/94

94/95

Octubre

90

151

94

96

30

Noviembre

56

76

16

105

65

Diciembre

34

23

23

4

11

5

12

36

59

33

Febrero

113

39

18

121

7

Marzo

126

55

54

15

68

Abril

37

54

68

43

21

Mayo

2

6

71

23

0

Junio

9

55

21

1

30

Julio

0

1

0

0

0

Agosto

0

1

0

0

4

Septiembre

42

14

3

23

6

514

487

404

490

275

Mes/Año

95/96

96/97

97/98

98/99

99/00

Octubre

0

37

25

3

122

Noviembre

92

103

135

9

37

Diciembre

190

365

183

65

104

Enero

353

266

79

76

12

Febrero

116

0

98

33

0

Marzo

33

0

6

63

18

Abril

23

41

62

19

160

Mayo

123

113

44

10

62

Junio

0

15

30

0

9

Julio

6

0

0

0

0

150

19

0

0

0

66

78

43

33

11

1152

1037

705

311

535

Total

Enero

Total

Agosto Septiembre Total

años, y su cadáver fue avistado por unos marineros días después, a más de 20 km de su residencia. La virulencia de los daños pusieron en marcha los equipos de rescate, de limpieza de calles, reparación de caminos y desatoro de puentes por parte de los Organismos competentes: Ayuntamiento, Diputación, Bomberos, etc. Curiosamente sucede este fenómeno a los 60 años menos un día, (el 29/ 09/ 52), de otro similar. No hay datos de medición, pero por el volumen de piedra arrastrado por el Arroyo de la Canaleja, que bordea el casco urbano de Villanueva del Rosario, debió ser de parecida intensidad. En aquel caso la piedra arrastrada, una vez casqueada, sirvió para hacer el lienzo de muro de mampostería que sostiene el jardín de la plaza del Bacalao. La de ahora, palas cargadoras, camiones…y escombrera. En aquella ocasión hubo menos daños en las viviendas y cabe pensar como causas influyentes: porque los cauces estaban más limpios por el pastoreo y por la retirada de los restos secos para cocinar con ellos; porque los ríos y arroyos no estaban «enjaulados» entre construcciones, ni embovedados, y porque las aguas fluían por calles sin coches, con lo cual ni los arrastraban, ni formaban tapón con ellos. Las zonas devastadas han sido visitadas por las máximas autoridades para conocer e impulsar las medidas paliativas. Así, giró visita el Presidente de la Junta de Andalucía, Sr. Griñán, acompañado de las autoridades provinciales y que supervisó los trabajos de los primeros momentos. Posteriormente, el día 5 de octubre, S. M. la Reina Doña Sofía, acompañada por la Ministra de Sanidad, Doña Ana Mato, visitó Villanueva del Rosario. Ambas presidieron una sesión de trabajo con alcaldes, autoridades y servicios de emergencias y, posteriormente, otra con un grupo de vecinos afectados, siguiendo viaje luego hacia Almería y Murcia, provincias que también sufrieron grandes daños por la misma gota fría. En los últimos 20 años se han producido 4 ó 5 episodios de alguna menor cuantía a la que lamentamos ahora, especialmente el de los días 14 y 15 de agosto de 1996, que también ocasionó grandes daños en los cascos urbanos de ambas Villanuevas.

110


ciencia y naturaleza

Este es el muro que se construyĂł con las pierdras de la riada de hace 60 aĂąos: Plaza de AndalucĂ­a, conocida popularmente como El Bacalao o La Linde

111


En el gráfico inicial observamos que un régimen de 600/ 700 litros predomina, pero son frecuentes los de 300 a 500 litros por m2. Estos últimos, y peor si se encadenan dos o más, son sequías. Los de 1000, o alrededores, pueden llevar tragedia dentro, dependiendo de la forma en que se repartan las lluvias. A los 18 días de los hechos que lamentamos, se volvieron a medir 80 litros en pocas horas y que desataron los miedos. Afortunadamente las labores de limpieza ejecutadas en los cauces del Arroyo de la Canaleja, en Villanueva del Rosario, y del Guadalhorce, en Villanueva del Trabuco, impidieron la repetición. Precisamente esta segunda oleada, el día 17 de octubre, focalizada en el Bajo Guadalhorce, reprodujo en la capital y sus alrededores lo acaecido en las inundaciones del 14, 15 y 16 de noviembre de 1989 que causaron ocho muertos y que los malagueños no habrán olvidado. Como antes, se han vuelto a inundar, con dos trombas de agua y hasta un tornado en la costa occidental de Málaga, polígonos industriales, calles, sótanos, etc., demostrándose la incapacidad de los saneamientos. Otros arroyos del este de Málaga como el de Jaboneros y Gálica también mostraron su fiereza al vecindario. Se ha puesto de manifiesto que lo hecho entre 11/12 12/13 1989 y hoy (embalse de Casa46,2 121,5 sola, encauzamiento de Guadal161,3 236,5 horce, limpieza de cauces, etc.) no ha sido suficiente para evitar 10 los grandes daños de ahora. 25,2

Mes/Año

00/01

01/02

02/03

03/04

04/05

Octubre

30

92

21,5

171,5

44

Noviembre

91

49

164

93,5

14

Diciembre

233

56

75

246

67

Enero

107

24

61

33

0

Febrero

34

8

119

102,5

69

Marzo

87

99

72

211,5

51,5

Abril

3

109,5

40,5

76

1

Mayo

82

15,5

7

110

12

Junio

40

7

0

1

0

Julio

0

0

0

0

0

Agosto

0

0

0

0

15

Septiembre

74

13,5

8,5

6

30,5

Total

781

473,5

568,5

1051

304

Mes/Año

05/06

06/07

07/08

08/09

09/10

10/11

Octubre

49

57,5

60

172,8

41

63

Noviembre

87

119

26

72

26

81

Diciembre

36

29

12

65

271

190,7

Enero

77

52

45

150,5

166,9

52

Febrero

62

51

25

118

196,5

59

8

Marzo

109

26,5

30

85

96

126,7

8,5

Abril

30

49,5

90,5

49

34

100,8

76,5

Mayo

54

93

64,5

5

27

72

26,5

Junio

22,5

0

0

0

14

5

0

Julio

0

0

0

0

1

0

0

Agosto

7

0

0

6

28

0

0

23

36,5

58

17

24,5

16,5

221

556,5

514

411

740,3

925,9

766,7

583,2

358

Septiembre Total

112


Año

lluvia (l/m2)

Año

lluvia (l/m2)

69/70

989,6

91/92

487

70/71

792,8

92/93

404

71/72

611,2

93/94

490

72/73

596,3

94/95

275

73/74

605,6

95/96

1152

74/75

665,4

96/97

1037

75/76

505

97/98

705

76/77

746,3

98/99

311

77/78

780,7

99/00

535

Mes

Máx.

Año

Mín.

Año

Media

Octubre

225,6

1979/80

0

varios

65,27

Noviembre

331

1989/90

0

1981/82

91,90

78/79

765

00/01

781

Diciembre

365*

1996/97

3,3

1974/75

105,53

79/80

745,4

01/02

473,6

Enero

353

1995/96

0

varios

88,54

Febrero

200,9

1978/79

0

varios

70,67

80/81

552,1

02/03

568,5

Marzo

281,6

1974/75

0

varios

67,27

81/82

820

03/04

1051

Abril

200,7

1970/71

1

2004/05

59,38

82/83

354

04/05

304

Mayo

123

1995/96

0

varios

40,60

Junio

84,6

1969/70

0

varios

14,18

83/84

622

05/06

566,5

Julio

11

1981/82

0

varios

0,89

84/85

533

06/07

514

Agosto

150

1995/96

0

varios

7,27

85/86

604

07/08

411

Septiembre

221

2011/12

0

varios

27,41

86/87

547

08/09

740.3

87/88

565

09/10

925,9

88/89

538

10/11

766,7

89/90

899

11/12

583

90/91

514

Media

* Máxima precipitación mensual registrada

Datos de la estación pluviométrica nº 248 sita en Vva. del Rosario. Observadores: D. Higinio Repiso hasta 1982 y D. Manuel Molina hasta la fecha.

113

652,34


ciencia y naturaleza

Del Guadalhorce al Japón:

El largo, insólito y misterioso vuelo del mohíno

A

esa hora incierta en la que las últimas luces del día tiñen de oro las laderas de la sierra de

Camarolos, un

grupo de alegres y bulliciosos rabilargos extiende sus últimos aleteos sobre un grupo de almendros en el paraje saucedeño

El Brosque. Procedentes de un olivar cercano, su bella librea azul celeste y negra, termina perdiéndose entre las ramas de unas encinas centenarias, en las que finalmente se aposentan en fraternal compañía dispuestos a pasar la noche. Si el naturalista Charles Darwin hubiera contemplado la escena, no hubiera dudado en pensar que el rabilargo, o mohíno, como se le denomina en la zona del alto Guadalhorce, no era sino un bello eslabón más del escalafón evolutivo y adaptativo de la familia de los córvidos europeos. Pero nada más lejos de la realidad. Más allá de unos cende

tenares de kilómetros del sudeste peninsular ibérico no hay

Cyanopica, nombre científico del bello mohíno malagueño, cuyo significado no puede ser más descriptivo, Urraca azul, del griego cyan, azul, y del latín pica, que significa urraca. vestigio alguno de la familia de los

114

Luis Utrilla Navarro


¿Será acaso el rabilargo fruto de un endemismo ibérico? Tampoco la respuesta es ahora afirmativa. A los miles de ejemplares ibéricos del rabilargo se suman centenares de miles de congéneres que habitan las costas del mar del Japón, tanto en las tierras de la China continental como en los montes del archipiélago nipón. Desde Siberia a Mongolia, pasando por China, Corea y Japón, miles de ejemplares del mohíno cubren sotomontes y dehesas. Desde el paralelo 43 Norte (Primurskiy Kray en Siberia), al paralelo 28 Norte, (Huan, China); desde la taiga rusa hasta las zonas subtropicales, pasando por el Tibet; el rabilargo extiende sus celestes alas en una amplia extensión del lejano oriente. Y así, se han detectado rabilargos incluso en la sierra rusa de Sihote–Alin, donde en el mes de diciembre la temperatura oscila entre los –20º y los –4º, sin llegar ningún día a superar los 0º C. En la península ibérica el rabilargo se encuentra desde la Subpenibética hasta el paralelo 39 Norte, en altitudes por debajo de los 1.600 metros, y ligado casi siempre a la vegetación de bosque mediterráneo, especialmente a las manchas de matorrales junto a los encinares. La relación entre ambas poblaciones del rabilargo, la asiática y la ibérica, es uno de los misterios que la ciencia intenta descifrar desde hace casi dos siglos. Fue el notable zoólogo y botánico alemán Peter Simón Pallas (1741–1811) el que describiera por vez primera el grupo de aves denominado Cyanus. Científico destacado de su tiempo, propuso un nuevo sistema de clasificación animal y como profesor de la Academia de Ciencias de San Petersburgo dirigió distintas

Dibujo de Cui Bai

115


expediciones en Rusia en busca de nuevos especímenes de animales, convirtiéndose en el gran especialista de la zoología euroasiática, estudios que publicó en su magna obra Zoographia Rosso–Asiatica, siendo, por ello, numerosos los animales que llevan su nombre. Es bastante razonable que fuera en alguna de estas expediciones siberianas donde conociera al rabilargo. No obstante, le correspondería al ornitólogo francés, Charles Lucien Jules Laurent Bonaparte (1803– 1857), sobrino del emperador Napoleón, llevar a cabo la taxonomía (del griego tag: orden) de nuestro mohíno, Cyanopica Cooki, allá por 1850, es decir, describir las características anatómicas del mismo. En Italia, Bonaparte describió una nueva especie de ave, el Carricerín Real (Acrocephalus Melanopogon), y en el viaje que realizó a América recogió especímenes de otra especie hasta entonces no identificada, el Paíño, o Petrel de Wilson, (Oceanites oceanicus) bautizada así en honor del ornitólogo Alexander Wilson. También dedicó sus esfuerzos el ornitólogo galo a describir el género de palomas Zenaida, a las que puso ese nombre en honor a su mujer. Bonaparte mantuvo relaciones y amistad con los principales ornitólogos de su tiempo, así como con las organizaciones de ciencia e investigación, tanto en Italia como en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra, publicando numerosas obras científicas sobre las aves europeas y americanas. Si bien la descripción que realizó Bonaparte del género Cyanopica Cooki no llegó tan lejos como hoy conocemos, permitió situar a nuestro rabilargo en el orden de las aves Passeriformes, que como su nombre indica son aquellas que tienen forma de gorrión, forma de passer, que es el nombre en latín que recibe tan común pájaro. El orden de las Passeriformes incluye a más

116

de la mitad de las especies de aves existentes en el mundo, unos 5.400 tipos. Dentro de las Passeriformes cabe distinguir a aquellas aves que tienen la facultad de cantar, lo que consiguen gracias al desarrollo de un complejo sistema de músculos que les permite controlar su siringe, que no es sino el nombre que recibe el aparato de fonación de las aves, y que se encuentra ubicado en el lugar en el que la tráquea se divide para formar los bronquios. Estos pájaros con forma de gorrión, y que pueden cantar, se agrupan en la suborden de los Passeri.

Todos los Passeriformes se caracterizan por tener patas de cuatro dedos, tres dirigidos hacia delante y uno hacia detrás, a modo de pulgar. Si seguimos desgranando la taxonomía de nuestro rabilargo, veremos que pertenece a la superfamilia Corvoidea y dentro de ella, se agrupa en la


ciencia y naturaleza familia de los Corvidae o cuervos, especialmente conocidos por todos. Los cuervos son las mayores de las aves del orden de las Passeriformes y entre los 38 géneros que forman esta familia se encuentra el de las Cyanopica, a la que pertenece nuestro rabilargo. Una de las características más curiosas del mohíno es su singularidad de criar en cooperativa, lo que hace que la pareja de padres biológicos sea ayudada en la alimentación y protección de los pollos por el resto de los miembros de la «familia». Durante el invierno los mohínos se agrupan en bandos que a veces llegan a ser numerosos, y con la llegada de la primavera se dispersan para la cría, pero sin llegar a perderse de vista al objeto de poder prestarse ayuda mutua, especialmente ante los depredadores. En España, los nidos de los rabilargos se encuentran en arboles relativamente bajos, alrededor de los cinco metros del suelo, pero en las regiones de Rusia como Ussuriland, se han detectado nidos de rabilargos a menos de un metro del suelo, e incluso se han observado nidificaciones en el mismo suelo, en aquellos parajes ausentes de árboles o arbustos. Construye el mohíno su nido con una precisión casi arquitectónica. Utiliza primero palitos de cierto calibre que cimenta en las cruces del árbol, utilizando para ello barro amasado con el pico. Posteriormente le añade hierbas, musgos, pajas, pelos, incluso hilos de rafia de las utilizadas en las labores agrícolas. Terminan la construcción del nido añadiendo lana de oveja, pelos de liebres y conejos, plumas de gallina y hasta trozos de papel; de este modo, consiguen la «comodidad» deseada para sacar adelante a sus polluelos. La puesta de la hembra oscila entre los seis u ocho huevos, e incluso se han detectado casos de puestas en común de dos hembras en un mismo nido. Si bien el macho se encarga de alimentar a la hembra mientras ésta permanece incubando los huevos, es habitual verla también abandonar el nido, ya sea para proceder a su limpieza o para su propio «aseo» personal.

117

Mientras se encuentra incubando, es habitual que la hembra emita gritos de «saludo» al ver pasar otros rabilargos, pero inmediatamente se hunde inmóvil en el nido cuando lo sobrevuela un depredador. Los pollos nacen después de 21 días de incubación, desnudos, ciegos y de forma asincrónica, es decir, en tiempos diferentes, cada uno a su aire, lo que explica la gran diferencia de tamaño de los pollos en los nidos. Una vez que han salido del cascarón, son varios los rabilargos del mismo grupo los que ayudan a los padres en la cría de los polluelos. Este comporta-

miento cooperativo solamente se ha podido observar en apenas un 3% de las más de 9.700 especies de aves conocidas. El papel de los padres y los ayudantes se alterna con los años dentro de la misma familia, teniendo el papel más activo en esta tarea los machos jóvenes. En Japón ha llegado a observarse cómo los adultos que pierden sus nidos ayudan a otras parejas a sacar adelante los suyos. Tras dos semanas en el nido, los polluelos lo abandonan para incorporarse al grupo familiar. La cooperación entre los miembros del mismo grupo se extiende también a la defensa frente a sus depredadores. En ocasiones, se ha visto a una treintena de individuos hostigando a sus depredadores: cuervos,


azores, cornejas, águilas, o milanos; e incluso a las ginetas, zorros, gatos, culebras o lagartos. Este hostigamiento raramente llega a la agresión, lo que no ha evitado que en el mundo rural se haya considerado a los rabilargos como un pájaro violento. Todo lo contrario, el rabilargo suele ser temeroso y asustadizo y necesita áreas tranquilas para el desarrollo de sus colonias. Misteriosamente otros Passeriformes, como ruiseñores, pinzones, mirlos o estorninos, se unen también al grupo de rabilargos para hostigar a los depredadores. En algunas ocasiones, los rabilargos aceptan vivir cerca de sus depredadores, en este caso el hombre, con el objeto de sentirse protegidos de otras amenazas, comportamiento que se denomina en ornitología como «efecto gavilán». Si alguno de los rabilargos es apresado, los adultos llevan inmediatamente al resto del grupo, especialmente a los más jóvenes, al interior de la espesura vegetal para protegerlos. En el periodo estival, es común ver a los rabilargos juguetear cerca del agua, ya que son amantes de los baños, y, especialmente, de acicalarse entre ellos, cuidando unos de otros como verdadera ave gregaria que es. Este comportamiento igualitario se ve desarrollado por la característica de no contar con una jerarquía dentro del grupo, siendo habitual una relación de precedencia horizontal entre todos los adultos. Su participación en el grupo les lleva a moverse al unísono, de forma especial, en el otoño y en el invierno, cuando la comida escasea. Se les ha observado buscar comida en compañía de mirlos, abubillas y estorninos negros, manteniendo un respeto en los hábitos de alimentación de cada especie, sin agresiones entre ellas, y dejando que cada uno ocupe su espacio y capture sus presas. Este comportamiento social les permite también anidar muy cerca de otras aves sin que se produzcan agresiones a los polluelos. Los rabilargos son esencialmente insectívoros. En invierno buscan las larvas en el suelo, «cavando» con el pico y arrancando incluso algo de

Polluelos de rabilargo en el nido

Colaboración entre adultos de rabilargo

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hierba hasta que dan con ellas. Otean los pedregales en busca de saltamontes, o escudriñan entre las grietas de las paredes y en los agujeros del terreno en busca de insectos de todo tipo. Son capaces de capturar moscas y coleópteros en vuelo, saltando desde la rama en la que se posan y otean, pero al mismo tiempo pueden realizar vuelos a escasos centímetros sobre la hierba, buscando insectos sobre los que se dejan caer. Se les puede ver también trepando por los troncos de las encinas, buscando entre la corteza hormigas, pulgones e incluso la procesionaria de los pinos. Sus habilidades alimenticias les permiten pescar, posándose en los cursos de agua livianas en busca de los insectos que hay en la superficie y también debajo de ella. Aunque apenas si son capaces de cazar vertebrados, se les ha visto atacar a otros animales menores y darles presa, ya sean estos gorriones, o lagartijas, siendo, sin embargo, su dieta habitual las frutas, los cereales, los higos y especialmente las bayas y las bellotas. Como todos los miembros de la familia de los córvidos, los rabilargos tienen la facultad de producir egagrópilas, palabra latina que sirve para describir las bolas de material indigerible que algunas aves expulsan por el pico. Pero de todas sus singularidades, el gran misterio del «Rabilargo» sigue siendo su presencia entre nosotros. Durante décadas, se pensó que la atípica distribución del rabilargo, en la península ibérica y la lejana Asia, era debida a la introducción en Europa por parte de los navegantes portugueses, quienes trajeron hasta Lisboa los primeros ejemplares del rabilargo, a bordo de los barcos procedentes de sus colonias asiáticas. La especial veneración que el rabilargo recibe en algunas culturas asiáticas, por su consideración como un ave de buena suerte y su atractivo color, podría explicar el interés de los marinos en hacerse acompañar de rabilargos en su larga travesía de los océanos. Al mismo tiempo, los bellos mohínos servirían de presente para la autoridades lusas, del mismo modo que Colón trajo hasta los Reyes Cató-

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Urraca. Foto: Mariano Fernández

licos un compendio de la fauna y la flora del Nuevo Mundo. La tradición asiática de la buena suerte que las urracas en general representa se ha materializado, durante siglos, en las pinturas y tapices que decoran los palacios chinos y japoneses, llegando incluso a adornar los templos confucionistas. Dicha tradición era compartida en alguna medida en la Europa Medieval, especialmente en Portugal, donde el rabilargo ha tenido, y aún mantiene, esta tradición de ave afortunada, incluyéndose por ello su imagen en las felicitaciones de Navidad o Año Nuevo. Pero la teoría de la introducción del rabilargo en la vieja Europa, procedente de la lejana China, se vería totalmente desmentida en una cueva gibraltareña a finales del siglo XX.


Gibraltar: cueva Gorham

Remontándonos unas décadas atrás, corría el año 1907 cuando el capitán A. Gorham descubrió una singular cueva en el peñón de Gibraltar, mientras iba en pos de los tesoros de los piratas y bucaneros que habían poblado la roca durante siglos. Sin embargo, el verdadero «tesoro» de la cueva Gorham permanecería oculto hasta finales de los años cuarenta, cuando se realizaron en ella las primeras excavaciones arqueológicas. A principio de los años noventa se reanudaron las investigaciones en la cueva Gorham, ahora de la mano del Museo de Historia Natural de Londres bajo el nombre de Gibraltar Cave Project. De los datos obtenidos se ha podido deducir que la cueva sirvió de refugio y hábitat posiblemente al último grupo de neardentales europeos supervivientes del Paleolítico Medio. Además, la posición de la cueva en el extremo de la tierra conocida la convirtió durante siglos en santuario de ofrendas a todos los dioses protectores conocidos, ya fuera Hércules, Astarté, Tanit o Bes, prácticamente hasta el siglo III a.n.e.. La cueva Gorham ha proporcionado durante más de medio siglo de trabajos arqueológicos un sinfín de restos de todas las singladuras humanas por el Mediterrá-

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neo: griegos, cananeos, egipcios, fenicios, tartésicos, íberos y romanos. Junto a los restos humanos, numerosos restos animales han hecho de la cueva de Gorham un verdadero tesoro paleontológico, que incluso han animado al gobierno británico a solicitar para ella el calificativo de Patrimonio de la Humanidad. Pero de todas las historias de la cueva del Peñón, la que más nos interesa es la acaecida en el año 2000, cuando la ornitóloga y arqueóloga británica Joanne Henrietta Cooper, miembro del grupo de aves del Natural History Museum de Londres, descubrió los fósiles de dos húmeros de rabilargo, considerados como los primeros vestigios de dicha ave en Europa. El hallazgo se produjo en el curso de las excavaciones que desde finales de los años sesenta se venían realizando en las cuevas de Gorham y Vanguard, por parte de distintos grupos de investigadores, como parte de los estudios del Pleistoceno Superior en Europa, y que también han incluido los estudios de aves en otras cuevas de la costa mediterránea, como en la archiconocida Cueva de Nerja. La datación de los restos del rabilargo encontrado, cercana a los 40.000 años, certifica su pre-


sencia en la península ibérica mucho más allá de la ocupación humana civilizada, y descartan por tanto, toda posibilidad de introducción del rabilargo de la mano de los navegantes portugueses. Pero si el rabilargo ya estaba aquí hace miles de años, ¿cómo se explica la especial distribución de esta colonia en el mundo? La contestación a esta pregunta ha hecho resurgir una nueva explicación científica ya apuntada hace décadas. Las últimas glaciaciones ocurridas en el Pleistoceno, que ocuparon gran parte de Europa y Asia, podrían haber desplazado a los rabilargos a dos regiones refugio, precisamente en los extremos que quedaron libres de los hielos permanentes: la península ibérica y la costa asiática del Pacífico. La de los ciclos climáticos originados en el Pleistoceno ha sido una explicación habitual de los científicos para explicar la ruptura de los hábitats de los animales en busca de refugios, siendo además una de las causas más importantes de la diversificación de las especies. La ruptura que las últimas glaciaciones produjeron en la distribución del rabilargo es, potencialmente, uno de los casos más extremos del resultado de los cambios climáticos acaecidos en nuestro planeta. Para confirmar esta hipótesis, la pregunta que ahora queda en el aire es saber si existen fósiles de la población del rabilargo en el inmenso espacio euroasiático que separa ambas poblaciones, ubicadas a más de 9.000 kilómetros de distancia. De la observación de las colonias de rabilargos, el ornitólogo Shunji Harada describió, en 1997, una ligerísima diferencia entre los especímenes asiáticos y la especie ibérica, consistente en la coloración blanca de la punta de las plumas centrales de la cola, característica acusada en algunos especímenes rusos y que, aunque también se da en los ejemplares españoles, lo hace con mucha menor preeminencia que en los asiáticos. Para intentar descifrar el misterio, en el año 2001, los profesores del Instituto de Genética del Centro Médico Queen’s de la Universidad de Nottingham, Koon Wah Fok, Christopher M. Wade y David

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T. Parkin, llegaron a cabo un estudio genético sobre ambas poblaciones de rabilargos. El estudio, consistente en comparar el ADN mitocondrial de los distintos individuos, no ha podido ser más concluyente: se trata de dos especies genéticamente distintas, la asiática y la ibérica, cuya segregación pudo producirse hace uno o dos millones de años . Pero la investigación de la universidad británica nos ha llevado mucho más lejos de lo que esperábamos. En la población asiática se han identificado dos linajes del ADN mitocondrial. Uno de ellos correspondiente al grupo de individuos que habitan en el Asia continental, y el otro a los correspondientes rabilargos que se ubican en la costa del océano Pacífico y en el archipiélago japonés. Uno y otro linajes se encuentran separados topográficamente, casi de Cyanopica cooki. Autor: Anton Fritsch


norte a sur, por la cadena montañosa de Da Hingan Ling y el Mar Amarillo. De estos dos linajes, incluso podría deducirse la existencia de al menos ocho subespecies, que los ornitólogos han denominado Cyanus, Kansuensis, Interposita, Swinhoei, Pallescens, Stegmanni, Koreensis y Japonica. Incluso hay algún especialista que ha aventurado la existencia de dos subespecies en la península ibérica: la portuguesa y la española, pero los datos del ADN no permiten su distinción como tales. Tras la publicación de estos resultados científicos, la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica, ICZN, organismo creado en 1895 para buscar el consenso en la nominación científica de los animales, todavía no ha llegado a un acuerdo en cómo llamar al rabilargo. La propuesta más avanzada es designar al rabilargo asiático como Cyanopica Cyanus, nombre originalmente atribuido por el ornitólogo Pallas en 1776 para un espécimen procedente de la región de Dauria, en la Transbaikalia; y asignar a la especie ibérica el nombre de Cyanopica Cooki, atribuido por Bonaparte en 1850 a un espécimen recibido de Madrid, y que tiene el apelativo Cooki, probablemente en honor el navegante británico James Cook, al que siguiendo las normas de latinización de los nombres de los animales el ornitólogo francés añadió una i final. Sea como fuera, sigue sin resolverse la distante ubicación de los dos grupos de rabilargos. Lo cierto es que cada día son más los amantes de la ornitología que acuden a España a observar a tan curioso y bello espécimen, que en el lenguaje anglosajón ha empezado a denominarse Iberian Magpie, urraca azul ibérica, en sustitución de la vieja denominación de Azured–Winged Magpie, urraca azul alada. Son distintas las publicaciones de los amantes de los pájaros que han incluido la imagen del rabilargo en sus páginas centrales, como verdadero reclamo turístico. Al unísono, algunos países han incluido en sus sellos de correos la imagen del rabilargo, incluso en regiones remotas en las que nuestro popular mohíno no tiene presencia alguna, como son el


caso tan dispar de Ghana o Lituania. En esta última, se ha impreso un sello donde aparecen dos ejemplares de rabilargo acunando al Niño Jesús. China ha dedicado en 2006 una hermosa hoja postal al rabilargo; Corea lo hizo en el año 1976; y Portugal en 1977. España, dedicó uno de sus sellos al mohíno allá por el año 1973, como una de las aves más singulares y bellas de nuestro país. Algo más prosaica es la iniciativa de una empresa norteamericana www.birdorable.com, que tras una visita a España de sus diseñadores, ha incluido en su catálogo de productos la imagen de un rabilargo, ya sea para camisetas, ropa deportiva, tazas, material escolar e incluso ropa interior, tanto masculina como femenina. Para concluir, quizás esta historia del largo, insólito y misterioso vuelo del rabilargo, nos pudiera servir para reflexionar sobre la singularidad, belleza y fragilidad de muchos de los animales que nos acompañan en este pequeño santuario natural del valle del alto Guadalhorce; y de la importancia que su protección y conservación tiene para la riqueza y diversidad de un mundo natural del que todos formamos parte, desde los confines del Asia Oriental a los encinares de El Brosque, en Villanueva del Rosario.

1 Las mitocondrias son las partes de las células encargadas del suministro energético. El ADN de las mitocondrias es especialmente adecuado para los estudios evolutivos y de parentesco de las especies.

Sellos de distintos paises con motivo de rabilargo:

China, España, Vietnam, Mongolia y Lituania

Este enteropostal de China fue adquirido en Shangai por Elena Utrilla, expresamente para la revista Desde el Alto Guadalhorce


sugerencias

¿QUÉ VER? Gerásimo Arjona

En

el primer número de Desde el Alto Guadalhorce fue Morente. El barbero de Picasso; en el segundo, pasamos del recuerdo del gran cantaor «granaíno» y del sin par malagueño Picasso al documental Génesis, donde un cuentacuentos africano nos relataba, utilizando el lenguaje evocador del mito y la fábula, el nacimiento del universo y las estrellas; en esta ocasión, traemos a nuestra sección de ¿QUÉ…? una extraordinaria película documental titulada LA PUERTA DE NO RETORNO. Fue estrenada en 2011 y trata sobre la inmigración africana en España. Su director es Santiago A. Zannou y sus guionistas son Santiago A. Zannou y Jaume Martí. El filósofo rumano francés Ciorán escribió que «Existir es un plagio». Por ello conviene saldar las deudas del pasado y dejar de ser un plagio de sí mismo. Su protagonista, vendedor de cinturones en un mercadillo de Carabanchel y artista que heredó de su madre la pasión por la pintura, Alphonse Zannou, es un inmigrante africano que recaló en España hace más de 40 años y se casó con la aragonesa Mari Luz. Alphonse prometió a su madre y sus hermanos que volvería a su pueblo de origen, Alasahal, situado en el antiguo reino de Benín (Dahomey), en África occidental, para restablecer la posición económica de la familia. Pero su sueño europeo también se hizo trizas y no regresó hasta que Santiago A. Zannou, director de cine de origen africano, afincado en España y premiado con un Goya por «El truco del manco», decidió acompañar a su padre, a Alphonse, a su país natal, cuarenta años después de su salida hacia España, para que se enfrente a sus miedos y a sus mentiras. En este viaje de redención, Alphonse buscará la reconciliación con su única hermana viva y enferma, Veronique, y también recabar el perdón de sus antepasados con la esperanza de cerrar, por fin, las heridas del pasado. El protagonista Alphonse Zannou es ahora un septuagenario con problemas de visión, que quiere guardar en la memoria las imágenes actuales de sus oríge-

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nes. Su rostro recuerda al del gran Morgan Freeman por su enorme capacidad para expresar sentimientos con una simple mirada. Alphonse es la mejor baza de una película que no vulnera intimidades, pero se zambulle en los sentimientos ocultos de personajes reales. La puerta de no retorno es un homenaje a nuestros ancestros, a nuestros antepasados próximos, a la propia África, a aquellos que tienen que abandonar su tierra y a su familia para buscar un futuro mejor en otro país, donde la mayoría de las veces no son bien acogidos. Es decir, nada nuevo y al mismo tiempo de máxima actualidad. ¿Es éste un tema extraño para centenares de familias españolas? ¿O despreciamos nuestra memoria por sus ingratos recuerdos?


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¿QUÉ LEER? Gerásimo Arjona

«… Parte de la mañana se nos ha ido en alcanzar la cima del Chamizo, ese pico de la Dorsal Bética al que las sierras de Camarolos, Jobo, Gorda y San Jorge se asoman como inmensos balcones cuando quieren mirar el mar; un mar que, sin embargo, aquí no llega a puerto…lo que entra por los sentidos es un mar surcado de paisajes, donde el agua es ese cielo que contiene la tierra bajo rumores que surgen en cada venero, en cada manantial o nacimiento, en cada pocillo, chorrillo y fuente…». ¿En qué medida somos dignos del paisaje que nos rodea? José Moreno Fernández anduvo por estas tierras allá por los años 80 del siglo pasado, ejerciendo de maestro en el colegio «Velasco y Merino» de Villanueva del Rosario. Desde entonces no ha parado de caminar. Volvió a su tierra y se licenció y doctoró en la universidad de Almería, donde ejerció de profesor asociado; actualmente, sigue en el arduo ejercicio de la docencia como profesor de instituto. En 1983 publicó Quaibrücke y, posteriormente, La presencia infantil en sus textos: hacia un canon convergente, obra relacionada con la investigación y la didáctica de la Lengua y la Literatura. Su presencia en las páginas de esta sección queda más que justificada por la pregunta que se nos formula en el inicio de esta reseña y que se responde con la lectura de un regalo literario, fruto de los paseos que hizo el autor por nuestras sierras y veredas: Camino de veneros. Se trata de un precioso texto en prosa, que a modo de los escritores de la Generación del 98, nos describe paseos, personas y paisajes nacidos al amparo de sierras y puertos como el de Los Alazores o Las Pedrizas, que traspasan al viajero a pie por El Rosario, El Trabuco, Alfarnate y Alfarnatejo, recogiendo visiones, sentimientos y expresiones que nos reconocen y aúnan con el territorio. El autor dialoga con el paisaje y el paisanaje que le señala donde están las fuentes, los veneros que refrescan y sacian las fatigas del peregrinaje hacia un horizonte que siempre está más allá.

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José Moreno Fernández


sugerencias

¿QUÉ VISITAR? Álora, la pequeña historia de un pueblo

En los años sesenta, Álora fue la protagonista de un cortometraje educativo, Spanish Children (niños españoles), que pretendía mostrar la vida de un típico pueblo español. Hoy en día es, en realidad, un impagable documento a través del cual podemos reconstruir la pequeña y verdadera historia de Álora y de muchos de los pueblos de Andalucía.

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Álora aparece cercada por las crestas pardas de una imponente serranía. Su caserío blanco se desparrama sobre la caprichosa geografía de un monte ondulado, que hunde sus pies en las fértiles aguas del Guadalhorce. El río, que baja con fuerza desde la sierra, lleva el agua turbia y atraviesa un bucólico y recatado valle preñado de naranjales y limoneros,


¿QUÉ VISITAR?

very spanish, habitado por gentes «muy orgullosas pero muy honradas» como narra la voz en off. La película forma parte de este género cinematográfico, conocido como «cine educativo», que gozó de gran predicamento entre los años 1900 y 1980. En este periodo se rodaron más de cien mil películas de este tipo, cuyo destino eran las escuelas y bibliotecas de Estados Unidos. Películas sobre arte, historia, ciencias sociales, literatura o ciencia, generosamente sufragadas con fondos federales, y con las que el gobierno americano pretendía elevar el nivel académico de sus ciudadanos. No iban a ser menos que los soviéticos, capaces de poner en órbita el Sputnik en plena guerra fría.

Carmen Fernández

donde algunos campesinos se afanan en recolectar sus frutos, encaramados a una larga escalera. Así da comienzo el documental Spanish Children, rodado en Álora para la Encyclopedia Británica Film en el año 1964. Con él se pretendía mostrar al público norteamericano la vida y costumbres de un típico pueblo andaluz, un pueblo

«Esta es la pequeña historia de un pueblo, en un país muy antiguo: España», continúa la narración del documental con timbre de cuento infantil. Va dirigido a un público menudo. No en vano, los protagonistas encargados de mostrar Álora son dos niños, Antonio y Paquita Pérez. A lomos de la burra Dolores, los chaveas enfilan el camino hacia el pueblo, un trayecto que continúa siendo «largo y empinado» como dice el narrador. Álora ha cambiado mucho, muchísimo desde entonces. Lo que antes era campo abierto, en los alrededores de la fuente de la Manía, ahora es una urbanización de pisos y casas de factura moderna. Las calles tampoco están empedradas y por ellas corren más los coches que la chiquillería. Sin embargo, el casco antiguo continúa siendo un armónico racimo de callejuelas estrechas y en cuesta, flanqueadas por casas de fachadas muy blancas que atesoran la esencia de la arquitectura popular heredada de al–Ándalus. En Álora hierve la vida en calles y plazas, es un pueblo despierto y amable, tal y como lo conoció el cineasta norteamericano William Deneen, que llegó a estos pagos para rodar el documental Spanish Children en los años sesenta. Deneen murió el año pasado, en octubre de 2012, sin decirnos por qué

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¿QUÉ VISITAR?

escogió este pintoresco pueblo malagueño para su película, después de haber rodado otras similares en más de un centenar de países. Comenzó su brillante carrera de camarógrafo, guionista y director con tan sólo diez años, con una cámara de dieciséis milímetros, que su madre le regaló, y acabó siendo una de las figuras clave dentro del género del cine educativo. Por primera vez, Deneen introdujo el lenguaje de los estudios de Holywood en sus producciones. Sus películas educativas eran más profesionales y llegaban a más gente. Quizá por eso, no dudó en alterar la realidad, si era preciso, para conformar las expectativas de su ávida audiencia. Desfilan, así, por el cortometraje Spanish Children una serie de personajes mitad reales, mitad idealizados que responden a los clichés y estereotipos que los extranjeros tenían de los andaluces y, por extensión, de los españoles. «Yo nunca montaba en burro» dice Francisca Pérez Medina, que interpreta a Paquita en el documental «y fíjate, como si lo hubiera hecho toda la vida». Francisca y su madre tampoco hacían punto ni croché por las tardes en la azotea de su casa, y Antonio, el chico con el que comparte protagonismo no era su hermano... Pero, Francisca se lo pasó bomba, «me veía como una artista», dice ella, «como Marisol», a quien imitaba entusiasmada en el baile flamenco que organizaron en su propia casa para el rodaje de la película. La casa de Francisca está en la calle Erillas, asomada a uno de los costados de la capilla de la Veracruz. Este humilde edificio, levantado en el siglo XVI a las afueras de Álora, ha sufrido

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numerosas remodelaciones y no todas afortunadas. «Los arquitectos, de estética, andan perdíos» se queja un vecino quien, a su vez, se detiene a observar la coqueta espadaña que corona el templo, «si la veleta de la Veracruz apunta al bar La balita, agua seguro», afirma restregándose las manos de frío. Y es que el día en Álora es más fresco de lo normal, acostumbrados como están sus habitantes a gozar de una temperatura media de dieciséis grados, con inviernos bastante suaves. El bar La balita, fundado en 1911, está situado en el recodo de una de las calles más transitadas y comerciales de Álora, donde también están las tiendas y negocios que aparecen en el documental rodado por Deneen. En esta calle, el señor Guillermo Calderón, «el hombre más rico del pueblo», baja a los niños del burro para enseñarles los afiches del cine, que también es suyo. Pero, este señor se llamaba, en realidad, Juan Cano. Vino desde la capital malagueña buscando aire limpio para un hijo suyo, aquejado de asma. Montó una zapatería en Álora, que después convirtió en estanco, nada que ver con la prepotente imagen de un cacique rural. La ferretería La herradura, sin embargo, sí continúa en las mismas manos, las de María Elena Fernández Navarrete, como es presentada por el locutor, aunque ahora son sus descendientes quienes se ocupan del negocio. La ferretería se encuentra muy cerca de la plaza Fuente de Arriba o «fuentarriba», que así la llaman los de Álora. Aquí arrecia el bullicio del gentío, arremolinado frente a las puertas del Consistorio, también sobre la barra


Pág. Izda: Puesto de venta callejero en la iglesia de la Vera Cruz. Las afamadas «Sopas perotas».

Dcha. y abajo: Vista de la bajada al núcleo central del pueblo desde el castillo. Panorámica de Álora.

Mixta. Papel.

Fernando de la Rosa 129


de bares y tabernas de ambiente cálido y distendido. «Día y noche, los hombres se sientan delante de la cantina» afirma Deneen en su película. La Cantina de Salvador sigue existiendo en la «plazadarriba», aunque ahora también se ven mujeres entre sus asiduos clientes, que charlan, comen y degustan los excelentes vinos de nuestra tierra, «una costumbre muy arraigada en los pueblos españoles», continúa haciendo hincapié.

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Desde esta plaza, centro neurálgico de Álora, «salen calles hacia arriba y hacia abajo». La calle de Las Parras, que llegó a ser la más importante del pueblo, sale hacia abajo. La conforman notables edificaciones, erigidas por la burguesía que vino pareja a la construcción del ferrocarril en el siglo XIX. En esta ilustre avenida moró el malogrado marqués de Sotomayor, descendiente de los caballeros que participaron en la Reconquista de Álora, y una de las inútiles víctimas


¿QUÉ VISITAR?

de la Guerra Civil española. También nació y vivió en ella el juez Bermúdez, el que tuvo que hacer frente a uno de los procesos más dolorosos de la historia de este país, el de los atentados terroristas del 11–M. Historia presente y pasada que hace de nuevo acto de presencia en la fachada de la iglesia de la Encarnación, donde se aprecian los impactos de bala que echaron abajo la placa conmemorativa de la Constitución de Cádiz.

La iglesia de la Encarnación no sólo es «el edificio más grande de Álora», como se afirma en la película americana, sino que fue también, y hasta no hace mucho, el más grande de la diócesis malagueña, después de la Catedral. Las dimensiones adquieren magnificencia en el espacio interior del templo, dividido en tres grandes naves por robustas columnas circulares. El grosor de sus muros y la escasez de ventanales que filtren la luz exterior, le confieren una impronta de iglesia fortaleza, a pesar de haber sido construida a lo largo del siglo XVII. La curia malagueña necesitaba un templo acorde con el alto rango y posición de los clérigos que debían hacer uso de él, y lo dotaron de gran esplendor. También de una original balconada, abierta sobre el dintel de la portada principal, para presidir desde ella los acontecimientos de toda índole que sucedían en la Plaza Baja. La Plaza Baja de Álora es conocida hoy como «de la Despedía», en alusión a una de sus fiestas más sentidas y celebradas: la Semana Santa, declarada de Interés Turístico. En la mañana del Viernes Santo, el paso de Jesús Nazareno y el de la Virgen de los Dolores se despiden, con gran emoción, en este viejo recinto y ante una multitud de propios y extraños, para continuar por separado su particular calvario. Izda: Nave central de la iglesia de la Encarnación, con su imponente Altar Mayor al fondo.

Abajo: Plaza de la Despedía

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Escenas del documental Spanish Children

William Deneen en distintos momentos de su carrera como documentalista

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¿QUÉ VISITAR?

En esta misma plaza y anejo a la mole de la iglesia parroquial abre sus puertas el Museo Municipal de Álora. Un fuerte olor a caverna invade la estancia que deja al descubierto la piedra viva en una de sus paredes laterales. En las vitrinas se hallan vestigios de las antiguas civilizaciones que poblaron estos contornos, desde la prehistoria hasta la actualidad. Sin embargo, lo que realmente destaca del museo es la gran intimidad del espacio que ocupa, alzado con robustos pilares de ladrillo que sustentan pequeñas bóvedas vaídas también de ladrillo. El local fue la sede de las Escuelas de Cristo, una antigua e insólita institución religiosa fundada por el sacerdote Felipe Neri hace más de trescientos años en nuestro país, aprovechando uno de sus largos viajes fuera de Italia. El objetivo de la asociación, formada sólo por varones, era llevar una vida limpia y cristiana para asegurarse el bien morir. Desde la Plaza de la Despedía arranca la calle Ancha, el camino que lleva hasta el Castillo de Álora,

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elevado sobre la cresta del cerro de las Torres. Toda ella es un permanente y espléndido mirador hacia el tierno valle de cítricos, donde espejea el Guadalhorce. El río atraviesa en su curso ondulante intensos aromas de azahar, pequeñas huertas y olivos de finas aceitunas aloreñas. Un jardín de primavera, arropado por las crestas de lomas, sierras y montañas que, sin embargo, no dejan penetrar la brisa marina. A la cercana sierra del Hacho, que significa «lugar desde donde se ve el mar», subían muchos niños para contemplarlo por primera vez. En el documental Spanish Children también se da a entender que sus protagonistas, los niños Antonio y Paquita, «no conocen el mar» a pesar de tenerlo tan cerca. Gran parte de esta serranía del Hacho perteneció a uno de los alcaldes más poderosos del Castillo de Álora: el andalusí Ali Ben Falcum «al Baezi». La antiquísima fortaleza era una fruta codiciada por los reinos cristianos del norte peninsular, y también era


Escenas del documental Spanish Children

una de las más difíciles de conseguir. Los múltiples intentos por hacerse con ella dieron lugar a uno de los romances fronterizos más cantados de todos los tiempos: Álora, la bien cercada, donde se relata el fallido intento de conquistar la plaza y la trágica muerte, a sus pies, del adelantado Diego Gómez de Ribera. Algo de luctuoso desprende esta colosal fortaleza que fue cementerio del pueblo durante décadas. En el documental Spanish Children se adivinan sobre sus tapias encaladas las cruces fúnebres de nichos y de mausoleos, cuando los niños de la OJE, «los flechas», desfilan en orden hacia el Castillo. La Organización Juvenil Española, fundada en los años sesenta con marcado acento patriótico, es interpretada en la película de Deneen como los «boys scout» americanos. Nada más lejos de la realidad, en una época donde la educación, en España, estaba en manos del régimen y de la Iglesia católica. Vemos a Paquita y Antonio, los dos hermanos ficticios, cómo asisten por separado a la escuela,

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y cómo reciben enseñanzas diferentes, las niñas a cantar en el patio a la rueda–rueda, mientras los niños compiten jugando al futbol. Por fortuna, esto también ha cambiado en nuestro país, y en Álora, que ahora cuenta con cinco colegios y dos institutos, donde niños y niñas tienen acceso a una educación pública de calidad en igualdad de oportunidades. Los supuestos «boys scout» de Álora tienen muchos lugares para hacer excursiones, como asegura la película americana. Uno de ellos es el Caminito del Rey, un puente colgante que discurre por las paredes verticales del impresionante desfiladero de los Gaitanes, abierto en la roca caliza por la tozudez del Guadalhorce. La imponente mordedura del río en la malagueña sierra de Huma se aprecia desde el convento de Flores, un recatado templo situado a dos kilómetros de Álora. Su grácil espadaña de ladrillo apunta hacia el valle por el que también zigzaguea el río Guadalhorce. Los


¿QUÉ VISITAR?

franciscanos recoletos que fundaron el cenobio en el siglo XVI debían andar buscando la risueña placidez de esta huerta que se mantiene productiva la mayor parte del año. «Llevo naranjas de la China, de Granos de oro, limas y mondarinas, cajelillas de las buenas, y muy güenos limones pa las enritaciones…» pregonaban los vendedores ambulantes por las callejas de Álora. Pero, el sonido de Álora en los días de fiesta es otro muy distinto. Como acierta a decir Deneen en su documental Sapnish Children, debe de ser «porque la gente atesora el alegre sol de Andalucía en su corazón». Brotan, entonces, las trepidantes composiciones de las pandas de verdiales, haciendo sonar sus crótalos, panderos, violines y guitarras. Junto a los músicos, la panda se completa con la figura del alcalde, que dirige al grupo, y la del abanderado, que hace cabriolas con una bandera. No es ésta una tarea fácil, y si no, que se lo pregunten a Juan El veneno, que se ha tirado más de cuarenta años

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bailando el estandarte con una destreza asombrosa. Y «es que los habitantes de este pueblo son muy españoles», «very spanish», dice, para terminar, el cortometraje norteamericano. Y, con toda razón, apostilla: «Si vinierais a este pueblo y conocieseis a sus habitantes creo que os gustarían».

Para ver el documental, abrir en internet la página de «youtube» y escribir «Niños españoles en 1964. Álora, Málaga. V.O. subtitulada en castellano» http://www.youtube.com/watch?v=eVla8Xg7WRU


bebieron de nuestras fuentes

D. Miguel y Dª CArmen Fulgencio Martos Aguilera

D. Miguel,

El médico y D.ª Carmen, La maestra. Eran en el pueblo, D. Miguel y Dª Carmen, el médico y la maestra por antonomasia. Por aquellos entonces, en Villanueva del Trabuco sólo había un doctor, D. Miguel y, aunque había dos maestras, D.ª Carmen era la maestra, ya que su compañera de docencia, Dª Luisa, era la maestra de párvulos. Desde mi perspectiva de niño, desde esa visión de eternidad que se tiene en la infancia —no había visto a otro médico hasta que me fui a Málaga a estudiar «los latines»— D. Miguel era el único facultativo que había habido en nuestro pueblo y que habría per saecula saeculorum como decían en las iglesias. Para mí, ninguna otra persona podría ser médico. D.ª Carmen, que era educadora de niñas, como entonces no podía ser de otra manera —eran tiempos de los niños con los niños y las niñas con las niñas— tenía un compañero de profesión masculino, D. Diego Bermúdez, que, como es lógico, era El maestro. Tenía, sin embargo, D. Diego otros colegas —aunque no titulados— como Miguel Carneros Luque, alias El maestro Morales, El maestro Puntilla o El maestro Santana, que son los que mi memoria evoca, aunque había alguno más. Estos transmitían los escasos conocimientos que poseían, muchas veces con bastante eficacia.

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D. Miguel y D.ª Carmen bebieron de nuestras fuentes en el sentido literal de la expresión, aunque quizá no directamente. Eran tiempos de guardar las formas y debería estar mal visto que una autoridad saciase su sed bebiendo públicamente en una fuente. Al menos yo no recuerdo haber visto a las personas importantes de esa época hidratarse en los chorros de la fuente del Prado, ni en la fuente de Mariano, ni en la fuente de la calle Ancha, que eran los tres puntos de suministro de agua potable.Desde estos manantiales había que transportarla a casa, ya que, entonces, las viviendas trabuqueñas carecían de agua corriente. D. Miguel pertenecía a las autoridades locales como muestra la fotografía, en la que aparece con el alcalde, Pepe Campos (a la izquierda); el juez de paz, Antonio Ropero (a la derecha); el brigada, D. Pedro Hellín; el sargento, D. Benjamín y el maestro, D. Diego Bermúdez (en el centro, con gafas). Autoridades civiles, militares, de justicia, docentes y sanitarias. Extraño es que —a pesar de estar la fotografía tomada en la puerta de la iglesia— no aparezca la tan importante autoridad religiosa del cura párroco. ¿Por qué no están D.ª Carmen y D.ª Luisa que eran enseñantes tituladas como D. Diego? Porque las mujeres no debían ostentar representaciones públicas.

Autoridades de la época, con D. Miguel

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Cédula a nombre de D. Miguel Marfil, acreditándole como médico rural

D. Miguel D. Miguel Marfil García ejerció de médico en Villanueva del Trabuco durante 35 años. Desde 1934 hasta 1969. Éste fue su único destino. A su llegada al pueblo tenía 30 años. Un joven al que le esperaba una difícil tarea. Dos años después comienza la Guerra Civil española, que duraría más de un trienio. Nació en Albuñuelas (Granada), el 12 de febrero de 1904. Hijo de D. Rafael Marfil y D.ª Rita García. Cursó sus estudios en la Facultad de Medicina de Granada, al mismo tiempo que tenía que ayudar a la economía familiar pues era el mayor de sus hermanos. Llegó como médico titular a Villanueva del Trabuco en 1934, aunque posteriormente opositó en Madrid como médico de asistencia pública. Contrajo matrimonio con D.ª Carmen Collados Pacetti en la basílica de Nª Sª de las Angustias de Granada el 16 de julio de 1936. El nuevo matrimonio fija su residencia en la calle de la Democracia, nº 14, de Villanueva del Trabuco. Aunque D. Miguel disfrutaba de algunas asignaciones económicas del Ayuntamiento y del Estado, los pacientes debían sufragar parte de los estipendios de la visita. Tampoco había ambulatorio y la consulta se realizaba en su vivienda familiar, que tenía habilitada una habitación para el reconocimiento de los enfermos. Allí, en


Fotografía e invitación de boda

dicha habitación, estaba instalado el aparato de los rayos X y ubicaba todo el escaso material sanitario del que disponía un facultativo de medicina general de entonces: un fonendoscopio, un tensiómetro, una camilla, pinzas, tijeras, esparadrapo, agujas, escayola, gasas, algodón, vendas, tintura de yodo, alcohol y poco más. Los médicos especialistas eran escasos, caros y lejanos. Los más cercanos estaban en Antequera —las comunicaciones no eran buenas— por lo que el Dr. Marfil no tenía la facilidad que poseen los galenos actuales de, en caso de duda, mandar al enfermo a un centro hospitalario regional o provincial. Con frecuencia tenía que tomar decisiones de extraordinaria responsabilidad. Además, lo mismo ejercía de cirujano, que de otorrino, de neumólogo, de traumatólogo, de psicólogo, tocólogo…

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Por aquellas fechas no se visitaba al médico con la frecuencia de estos días. No se acudía al doctor por una nimiedad. Hasta mis casi doce años —edad con la que me marché a la capital a estudiar el bachiller— únicamente había sido reconocido por el médico en tres o cuatro ocasiones. En una de ellas, mi madre, que siempre me acompañaba a la consulta, le dijo a D. Miguel que yo, desde que nací, no tenía olfato. Y su respuesta, sin ambages, fue, dirigiéndose a mí. «No te preocupes. Yo tampoco». ¡Cómo me tranquilizó compartir defecto con el médico! Posteriormente visité a un especialista y no me dio esperanzas de recuperar mi carencia olfativa. D. Miguel tenía razón. Él sabía que «Lo que Naturaleza no da Salamanca no lo presta». Así es que a quitar traumas. Y como no existían las ambulancias y los medios de transporte no eran los más adecuados para trasladar a los pacientes, era el médico el que se desplazaba a casa de los enfermos. En el casco urbano, andando; pero como, en aquellos tiempos, la población rural era muy numerosa, cantidad de veces tenía que desplazarse a los cortijos en taxi o en caballería. En cierta ocasión fue requerido para visitar a un enfermo de El Cortijuelo y para desplazarse había contratado los servicios de su amigo el taxista Juan Cabrera Luque, Juanito El Mirro. Éste fue a la consulta para avisarle de que el taxi estaba ya dispuesto. Cuando D. Miguel y Juanito llegaron al vehículo


D. Miguel, en el vehículo habitual

vieron que los familiares del paciente —habían venido varios— ocupaban todas las plazas y dejaban al médico sin asiento. Tampoco había médicos que hicieran guardias para reemplazar al titular durante su descanso. D. Miguel tenía que atender a cualquier hora del día o de la noche de cualquier día del año a todos los trabuqueños. Hiciera frío o calor, lloviese o nevase. En ocasiones, a altas horas de la noche, con tiempo desapacible, debía desplazarse en caballo o en burro —como aparece en una foto— por caminos tortuosos y sin iluminación. A pesar de que había zonas peligrosas en tiempos de los bandoleros —la gente de la sierra— D. Miguel tenía permiso explícito de Candiles, el cabecilla de la banda, para poder circular por aquellos entornos. Y no siempre se trataba de un caso grave o urgente. En una ocasión, en verano, a la intempestiva hora de la siesta, se presentó una señora en la consulta, en la vivienda del médico como ya saben, toda preocupada porque, de pronto, se le habían paralizado las manos. D. Miguel, que era serio como lo eran los hombres de entonces cuando tenían que actuar como profesionales y sobre todo el médico —con la salud no se juega— mandó traer una palangana con agua caliente. Lavó las manos paralizadas y, de

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inmediato, volvió la movilidad perdida. Había comido guiso de pies de cerdo sin utilizar otro tenedor que sus propios dedos. El gelatinoso pegamento del cuadrúpedo había convertido las cinco terminaciones dactilares en una especie de palmípeda. Afortunadamente, el agua caliente obró el milagro.

Dª Carmen

D.ª Carmen Collados Pacetti nació en Granada el día 24 de abril de1905. Hija de D. Emilio Collados y de D.ª Carmen Pacetti. En la ciudad de La Alhambra pasa su infancia y estudia Magisterio en la Escuela Normal. Termina la carrera a la edad de dieciocho años. Trabaja los primeros años en Albuñol y Escorna, ambas poblaciones granadinas. Se casa en 1936 con D. Miguel Marfil García, médico titular de Villanueva del Trabuco y obtiene plaza en esta localidad por el derecho de consorte. Y, hasta que se jubila ejerce su profesión docente en esta villa. Al principio de esta época, en el pueblo sólo había un maestro y dos maestras: D.ª Luisa, que es la maestra de párvulos —única etapa en la que se permitía la enseñanza mixta—, D. Diego, el maestro de los niños y D.ª Carmen, la maestra de las niñas.

Dª Luisa Gutiérrez, maestra de «parvulitos» en la década de los 50


Dª Carmen en la escuela (aunque la fotografía no sea de óptima calidad, da una idea de los medios con que se contaba para impartir la docencia)

D.ª Carmen, por lo tanto, se encarga de la docencia de toda la comunidad femenina trabuqueña en edad escolar. De los seis a los catorce o más años. Escuela unitaria, con alumnas de edades tan dispares en la misma clase Y no es ésta la única dificultad con la que tendrá que enfrentarse. En tiempos de tanta escasez, los niños y las niñas debían, en la mayoría de los casos, ayudar a sus familias en diversas tareas para acrecentar el escaso nivel de bienestar. La asistencia a clase era extraordinariamente irregular. El absentismo escolar se agudizaba, sobre Dª Carmen en la fuente

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todo, en los tiempos de recolección. Cuando la necesidad aprieta, lo básico se impone. Son momentos de enseñar lo que fundamentalmente una niña de esta época y de este entorno necesita: coser, bordar, hacer punto… Y D.ª Carmen, sin dejar las Matemáticas, Lengua, Geografía o Historia —materias a las que dedica la mañana— emplea la tarde en la enseñanza de estas labores prácticas. Y como no había profesor, o profesora en este caso, de religión y la escuela no era laica, ni siquiera aconfesional, sino que estamos en el tiempo del nacionalcatolicismo, D.ª Carmen dedicaba parte de su horario laboral a preparar a sus alumnas para la primera comunión, a memorizar poesías a la Virgen que luego serían declamadas en el mes de mayo en un altar erigido, para la ocasión, en un ala de la escuela, o los villancicos y la adoración al Niño Jesús en Navidad. Tiempos de posguerra, tiempos de necesidad, tiempos de hambre. El Plan Marshall, la leche en polvo y el queso americanos para las escuelas. Y en la clase de D.ª Carmen, todos los días, antes de salir al recreo de la mañana, a cada alumna se le da leche. Cada niña trae un jarro —bote de lata de leche condensada que el latero había convertido en jarro— que será llenado una o dos veces. Las alumnas mayores, por turnos —aunque había algunas especialistas— se encargaban de mezclar el polvo con el agua y remover hasta conseguir el perfecto amasijo. Y un día a la semana, por la tarde, se les daba queso de bola. Los jueves por la tarde era de asueto. Los sábados había clase por la mañana y por la tarde. La mañana del sábado se dedicaba a copiar el evangelio que la liturgia de la Iglesia católica seleccionaba para el domingo siguiente. Era D.ª Carmen una maestra vocacional. Amaba a sus alumnas. Una de ellas me cuenta que después de varios días de no asistir a clase, la vio por la calle y, al saludarla, su maestra le dio un beso. Beso que le impactó, cuando eran tan raros los besos y las caricias en aquellos tiempos de dureza. Principalmente los dados por personas importantes, por una profesora, y, además, a una alumna de una baja clase social. Murió D.ª Carmen en Málaga el 31 de diciembre de 1970.


Personajes Antonia Araceli Godoy Núñez: SOBRE LAS TECLAS DE UN PIANO

Algunas vidas

Paco Arjona

giran en torno a procesos de descubrimiento

y se encauzan en función de alguno de ellos.

La

persona que

presentamos en este apartado corresponde a una de ellas.

Antonia Araceli Godoy Núñez nació en Villanueva del Trabuco el 9 de marzo de 1986. Sus primeros estudios musicales los realizó en el conservatorio de Antequera, con la profesora Lourdes Arias (1995-1999).Posteriormente accedió al grado medio en el Conservatorio Profesional de Música Manuel Carra, de Málaga, obteniendo el título de grado medio con las máximas calificaciones (1999-2005). Se traslada a Badajoz, donde cursa el grado superior en el conservatorio superior de música, obteniendo el título superior de piano bajo la dirección del profesor Ángel Sanzo (2005-2009). En 2110 y 2011 realizó el Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria, en la universidad de Extremadura. En el Instituto de Educación Secundaria Maestro Domingo Cáceres de Badajoz inicia si actividad docente, que continuará como profesora de piano en la Escola D’Artes do Norte Alentejano de Portalegre, Portugal. Durante su trayectoria formativa y docente ha dado numerosos conciertos en Andalucía, Extremadura y Portugal. Ha realizado cursos de perfeccionamiento pianístico con profesores de categoría internacional como Peter Bithell, Nino Kereselidze, Alexander Kandelaki, Vladimir Krpan, Claudio Martínez Menhler, Almudena Cano, Andrezej Jasiinski, Mariana Gurkova y Javier Herreros. La siguiente entrevista nos ayudará a conocer mejor a esta joven pianista trabuqueña, que ha decidido hacer girar su vida al compás de la música. Esta fría tarde de febrero, charlamos con ella mientras oímos caer las gotas de la lluvia acompasada con las notas de su piano y vemos las turbias aguas del dalhorce cruzando bajo el puente de su domicilio familiar.

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San Antonio

Gua-

frente a


¿Cómo empezaste en el mundo de la música?

Empecé, como mucha otra gente, de niña y continué gracias al tesón

¿Qué territorio musical te atrae más: la interpretación o la composición?

Realmente yo me he centrado en la interpretación. Nunca me he senti-

¿Qué compositores han sido los inspiradores de tu carrera?

De niña me gustaba mucho interpretar obras de Mozart. Supongo que,

¿Qué obra destacarías de la música clásica y cuál te ha llamado más la atención?

Es muy difícil destacar una obra en concreto. Por suerte encontramos

Hay gente que piensa que la técnica es lo primero y que después llega lo demás. ¿Crees que ensayo y técnica son los senderos más eficaces para dominar un estilo musical?

de mi padre. Él insistió en mi formación y fue el que me propuso entrar en el conservatorio. Yo no sabía muy bien lo que era un conservatorio y lo primero que contesté fue que no quería ir. Finalmente consiguió convencerme y al poco tiempo me entusiasmé, aún más, con el mundo de la música y, sobre todo, con el piano.

do lo suficientemente atraída por la composición como para lanzarme a escribir mis propias obras. Me ha gustado más descubrir los secretos de los grandes maestros.

en parte, se debía a que todo el mundo hablaba de su historia como niño prodigio y, por supuesto, porque es uno de los grandes genios de la música occidental. Pero después de muchos años de carrera y de haber tenido la oportunidad de conocer a otros compositores, el compositor con cuya música me siento más identificada, y creo que es al que mejor entiendo, es Chopin.

un importante número de obras maestras dentro de la música occidental, que han marcado un antes y un después en la historia de la música. Yo destacaría la Novena Sinfonía de Beethoven por el último movimiento, con esa maravillosa introducción del coro y su canto a la libertad. Y una obra que me llama mucho la atención es el Réquiem de Mozart, por su trasfondo musical y por la historia que le acompaña. Como todo el mundo sabe ésta fue la última obra que compuso y que, de hecho, no llegó a terminar. Se afirma que, cuando Mozart trabajaba en ella, sabía que estaba escribiendo su propia misa para difuntos, y creo que es una afirmación cierta. Ésta obra, además, muestra la madurez y la evolución de este compositor y hace que nos preguntemos: ¿qué aspectos de la música clásica habrían cambiado a lo largo de su historia si Mozart no hubiese muerto a tan temprana edad y hubiera podido seguir componiendo en la misma línea y madurez que nos muestra en el Réquiem?

Indudablemente son necesarias numerosas horas de ensayo para poder dominar un instrumento. También es necesario controlar su técnica, pero ésta siempre debe estar al servicio de la música. Una de las cosas que me han enseñado, y que yo considero de las más valiosas, es que la técnica por la técnica no conduce a nada. La técnica debe ir asociada a la música, a las características de un estilo musical y a su estética. Por lo tanto, además de técnica y ensayo hace falta conocer

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la estética del estilo musical que queremos abordar y dominar. Es importante también escuchar mucha música, asistir a conciertos… para poder impregnarte de ella. Centrándonos un poco en tu trabajo, ¿qué haces actualmente?

En este momento estoy trabajando como profesora de música en la es-

¿Qué parte de esa labor es la que menos te satisface?

Sin duda el tener que poner nota y suspender a mis alumnos. Prime-

¿Crees que la música hoy en día puede ser un medio de vida?

Pienso que hay una salida más o menos segura que estaría en el mun-

¿Qué opinas de la labor de las Instituciones en este campo? ¿Favorecen, potencian, dan cobertura al mundo musical? ¿Tienes alguna propuesta?

Respecto a la primera pregunta, mi opinión es que no. Creo que en

cuela de música Pablo Ruiz Picasso de Villanueva del Trabuco.

ro, porque es muy difícil ser justa en cuanto a una nota se refiere, y segundo porque la nota en sí misma, la mayoría de las veces, es algo muy subjetivo.

do de la enseñanza; aunque, con los tiempos que corren, encuentras dificultades por todos lados. Por otro lado si nos referimos al mundo de los escenarios exclusivamente lo veo muy difícil. Evidentemente salvando algunas excepciones.

España hay poca cultura musical y se fomenta muy poco el interés por la música y el arte, se ponen demasiadas trabas. Tengo la impresión de que las personas que están al mando de esas instituciones no conocen muy bien el campo que están tratando; por lo tanto, la propuesta es evidente, la gente que pretenda dirigir este campo debería de ser un conocedor del mismo y estar relacionado con ese mundo.

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Otra propuesta, que considero importante, va encaminada al mundo de la educación de los niños y la escuela. Hay que dar importancia a la educación musical y ofrecer una enseñanza más completa y de calidad. Creo que este país no es consciente de todas las ventajas que la música aporta a la educación tanto a nivel cultural, de comunicación e integración, sin olvidar la relación directa que mantiene con otras materias. Es una lástima que esté infravalorada. Para cerrar esta entrevista me gustaría que nos dieras algunos consejos para la gente que está, o empieza a trabajar, en el campo musical.

Lo primero que les aconsejaría es que sean pacientes, ya que la música y el arte de tocar un instrumento son un proceso que se va adquiriendo y mostrando poco a poco. Hay que ser muy constante y dentro de esa constancia también es importante aprender a desconectar y disfrutar de otras cosas que nos ofrece la vida como los amigos, la pareja, la familia...Es muy importante marcarse pequeños retos y metas a corto o medio plazo, sabiendo disfrutar y valorar esos pequeños logros. El planteamiento de metas inalcanzables puede llevarnos a la frustración y al abandono de la tarea. He visto a muchos compañeros que han caído en este error. Para aquellos que empiezan le aconsejaría que, si pueden, se buscaran un buen profesor y un buen centro de estudios. Y que, lo antes posible, intentaran hacerse con un buen instrumento porque será su herramienta para este trabajo. Existe una falta de conciencia en este aspecto que pasa factura.

Podemos

concluir por tanto que constancia y pacien-

cia son las dos claves sobre las que se sostiene el aprendizaje musical.

No olvidar y ser conscientes de una reali-

dad que gira en torno al mundo de la música: sacrificio y privación de algunas cosas.

Por el contrario, hay que

recalcar y hacer constar que la educación y el aprendizaje musical aportan muchos beneficios y que éstos se acaban agradeciendo a lo largo de la vida.

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LA RIADA

NUNCA VISTA: 28 de septiembre de 2012 Francisco Campos Reina

Puente de hierro sobre el Guadalhorce, a su paso por Ă lora

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Cuando nació nuestra revista, decidimos llamarla Desde El Alto Guadalhorce. El nombre no era gratuito. Tomamos el río como columna vertebral que une a los pueblos de su cuenca sin diferenciaciones entre su curso alto, medio o bajo. Escogimos el río Guadalhorce como eje de nuestra revista. El río, imagen de la vida, nos aporta riqueza, trabajo, placer y diversión… pero, a veces, nos golpea duramente como ocurrió el pasado 28 de septiembre de 2012 marcando un antes y un después en nuestras vidas por la magnitud del desastre que sufrimos y por las secuelas que aún padecemos. El Guadalhorce multiplicó doce veces su caudal el día de la riada. Según el profesor de Geografía de la Universidad de Málaga, José Damián Ruiz Sinoga, la probabilidad estadística de que ocurra una tromba como ésta, que dejó hasta 320 litros por metro cuadrado, se produzca es de una vez cada 465 años. Se calcula que la capacidad de infiltración del suelo está entre unos 10 y 15 litros por día, y la precipitación media en esa fecha alcanzó y superó, en varias zonas de la cuenca, los 200 litros/m2. En la serranía de los términos municipales de Villanueva del Trabuco y Villanueva del Rosario, en zonas próximas al litoral, Álora, Pizarra, Villafranco del Guadalhorce, con fuertes pendientes, el agua generó tal cantidad de energía por la escasez de zonas forestales que la erosión se aceleró rápidamente. El caudal de agua, mezclado con tierra y piedras, conformó una avalancha cada vez más sólida y con más carga en suspensión, o rodante. El profesor Ruiz Sinoga añade al respecto: «Esto se lleva por delante todo lo que pilla. No hay solución. El cóctel del desastre se completó con cauces que no estaban limpios y con una ordenación del territorio caótica». Sintetizamos a continuación los datos más significativos de los días que abrieron el telón de la tragedia:

Desbordamiento del arroyo de El Saladillo y de El Chavo, a la entrada de Villanueva del TRabuco

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PRINCIPALES DATOS HIDROLÓGICOS

*

232 l/m2 en 2 horas y 20 minutos en Sierra Chimenea, en el entorno de El Torcal antequerano, según la Junta de Andalucía.

* *

320 l/m2 en la zona de Las Lagunillas, según el Ayuntamiento de Antequera.

* *

200 l/m2 en Álora, según el GREA (Grupo de Emergencias de Andalucía).

*

20 Hm3 ganó el embalse del Guadalhorce en poco tiempo.

200 l/m2 en 2 horas en las sierras que rodean Villanueva del Trabuco y Villanueva del Rosario, según la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología).

1200 m3/s llegó a arrastrar el río Guadalhorce, que alcanzó cinco metros de altura en diferentes zonas, doce veces más de lo normal.

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1. GESTIÓN DE LA CRISIS En cuanto la AEMET informa de la alerta roja por lluvias a la 07:30 horas del día 28, la Junta de Andalucía activa el Plan de Emergencias en la provincia de Málaga en coordinación con las demás administraciones públicas. Según Luis Planas, Consejero de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente la dantesca situación en la que quedaron los municipios mas afectados por el temporal hizo necesario el trabajo de al menos 600 efectivos: Unidad Militar de Emergencias (UME) con cerca de 350 militares, 18 autobombas, 6 camiones nodriza y un equipo de bombeo de agua y lodos; personal y medios del dispositivo Infoca; técnicos de Emergencias 112; técnicos del Grupo de Emergencias de Andalucía (GREA); Consorcio Provincial de Bomberos, Cruz Roja, Guardia Civil, Policía Nacional y Municipal, Protección Civil, Servicios Operativos municipales, y sobre todo la solidaridad de sus convecinos, que ayudaron a los afectados con su trabajo, vehículos, motobombas, hospedaje, vestuario y comida, para restablecer una pronta normalidad.

—Hortícolas: Cártama y Vegas de Archidona y Antequera. —Cítricos: Comarca del Guadalhorce. En Álora algunas huertas quedaron irrecuperables. c) Explotaciones ganaderas

Dañadas 3 explotaciones con una pérdida de 1690 animales muertos o desaparecidos. El municipio más afectado fue Mollina.

2. DAÑOS

d) Apicultura

Según la Asociación Malagueña de Apicultores, se ha producido la pérdida de unas 1000 colmenas, entre 89 y 100 millones de abejas, y más de 1500 dañadas; lo que supone una importante disminución de polinizadores en la zona que resultan necesarias, no sólo para los cultivos, sino también para la conservación del entorno y la biodiversidad. Para darnos una idea de la importancia de las abejas, se calcula que un 84% de las especies vegetales y un 76% de la producción alimentaria de Europa dependen de la polinización por parte de las abejas. e) Red viaria

— Murieron 3 personas por ahogamiento: un hombre arrastrado por el desbordamiento del arroyo Marín (Archidona); una mujer de 77 años en Álora, a consecuencia de la riada del Guadalhorce, y un hombre en Pizarra, desaparecido en principio y encontrado más tarde, ahogado aguas abajo, en el mar. — 73 personas rescatadas de la tromba de agua. — 486 viviendas desalojadas. — A esto hay que añadir, como dato general, que ha habido 6 municipios anegados con más de 8000 personas afectadas (desalojos, viviendas anegadas, cientos de enseres inutilizables …).

El temporal afectó a 52 carreteras. Del total de los 860 km de carreteras comarcales dependientes de la Diputación Provincial, quedaron dañados 440 km y de la red autonómica se dañaron 78,7 km. Carreteras cortadas: A–384: En el km 126. Zona de Antequera. A–7282: En el km 7,5. Zona de Antequera. A–365: En el km 9,5. Zona de Sierra Yeguas. A–343: Del km 14 al 18. La más afectada. Une Álora con el Valle de Abdalajís y a éste con Antequera. MA–8304: Zona de Genalguacil. A–5004: Zona de Pizarra. A–7202: Zona de los Molinillos, Archidona, atravesada por el arroyo Marín. Une los municipios de Archidona y Villanueva de Trabuco.

b) Explotaciones agrícolas

f) Red de abastecimiento de agua

a) Humanos:

Los pueblos que tuvieron problemas con el abastecimiento potable debido principalmente a roturas de las canalizaciones fueron: Alpandeire, Álo-

—Dañadas 775 Ha. —Olivar: Villanueva del Trabuco y Villanueva del Rosario

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ra, Genalguacil, Mollina, Montejaque, Pizarra, Valle de Abdalajís, Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco. g) Red de caminos

Los caminos más afectados fueron los de los municipios de Álora, Pizarra, Cártama, Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco. Según la Subdelegación de Gobierno los daños ocasionados superan los 25 millones de euros en viviendas, comercios y en carreteras, sin incluir plantaciones agrícolas.

3. AYUDAS

Avalancha de piedras en el Camino de La Loma. La Fuentevieja. Villanueva del Rosario

a) Diputación Provincial de Málaga

En la sesión de 9 de octubre de 2012 se acordó una ayuda de 3 millones de euros de los Fondos de Emergencia destinados a: — 1.000.000 € para actuaciones en carreteras. — 2.000.000 € para subsanar problemas en las infraestructuras de los municipios afectados. — Además se calculó la cantidad de 1.500.000 € para invertir en obras no urgentes. b) Junta de Andalucía

Según el Delegado Territorial de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía, ésta destinará la cantidad de 4’19 millones de euros para obras de emergencias en las carreteras de titularidad autonómica c) Gobierno Central

El Gobierno Español publicó el Real Decreto 1505/2012, de 2 de noviembre, por el que se amplía el ámbito de aplicación del Real Decreto—ley 25/2012, de 7 de septiembre, por el que se aprueban medidas urgentes para paliar los daños producidos por los incendios forestales y otras catástrofes naturales ocurridos en varias comunidades autónomas. Puente a la entrada de Villanueva del Rosario sobre el arroyo de La Canaleja

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A partir del 27 de septiembre y hasta los primeros días del mes de octubre de 2012 se han producido lluvias torrenciales y otros fenómenos meteorológicos adversos en las Comunidades Autónomas de Andalucía, Murcia y Valencia, con el trágico balance de trece personas fallecidas (siete en Andalucía y seis en Murcia) y cuantiosos daños materiales en viviendas, en explotaciones agrícolas y ganaderas, en instalaciones del litoral y en infraestructuras, especialmente en carreteras, entre otros… Artículo 1. Extensión del ámbito de aplicación del Real Decreto–ley 25/2012, de 7 de septiembre. En uso de la habilitación contenida en el artículo 1.3 del Real Decreto–ley 25/2012, de 7 de septiembre, por el que se aprueban medidas urgentes para paliar los daños producidos por los incendios forestales y otras catástrofes naturales ocurridos en varias Comunidades Autónomas, las medidas contenidas en éste se declaran aplicables a las personas y bienes afectados por las lluvias torrenciales y otros fenómenos naturales ocurridos durante los últimos días del mes de septiembre de 2012 en las Comunidades Autónomas de Andalucía. Artículo 2. Plazo para la presentación de solicitudes de ayudas. Las solicitudes de ayudas por los daños causados por las lluvias torrenciales y otros fenómenos naturales a los que se refiere el artículo anterior deberán presentarse en el plazo de dos meses previsto en los artículos 2.4 y 3.3 del Real Decreto–ley 25/2012, de 7 de septiembre, que se computará a partir del día siguiente al de la entrada en vigor de este real decreto. ANEXO …Málaga: Alhaurín de la Torre, Almogía, Álora, Alozaina, Antequera, Archidona, Ardales, Arriate, Canillas de Albaida, Cártama, Casabermeja, Casarabonela, Coín, Comares, Faraján, Frigiliana, Guaro, Humilladero, Jimera de Líbar, Jubrique, Júzcar, Macharaviaya, Manilva, Moclinejo, Mollina, Parauta, Periana, Pizarra, Riogordo, Sedella, Sierra de Yeguas, Teba, Torrox, Valle de Abadalajís, Vélez Málaga, Villanueva de la Concepción, Villanueva de Tapia, Villanueva del Rosario, Villanueva del Trabuco y Yunquera.

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La reina Doña Sofía se reúne con los alcaldes de Villanueva del Rosario, José Antonio González (en el centro), y Villanueva del Trabuco, Antonio Vegas (a la derecha)

Se presentaron unos 2.500 expedientes de reclamaciones. d) Consorcio de Compensación de Seguros

Se calcula que más del 50% de viviendas, comercios o vehículos que sufrieron daños por efecto de la riada no tienen seguro. La consecuencia es que estos bienes no tienen derecho a recibir indemnización de las que está tramitando el CCS. Por ejemplo: en Villanueva del Rosario, uno de los municipios más afectados, se calcula que de los 200 bienes dañados, solamente 17 están asegurados. Al 20 de octubre de 2012, se habían presentado 1.282 expedientes de reclamaciones y el valor de los daños ocasionados supera con creces los 15 millones de euros. Según los peritos que estuvieron evaluando los daños, los mayores destrozos se han producido en Álora, Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco con 410 viviendas, 70 comercios y 100 vehículos que fueron arrastrados por la riada. En la comarca de Antequera se han presentado 275 expedientes de reclamaciones por daños, de los cuales 208 son de viviendas. En la comarca del Valle del Guadalhorce se han presentado 130 expedientes de reclamaciones, de

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los cuales 80 son de viviendas, 15 de comercios e industrias y 35 de vehículos. A fecha 20 de noviembre de 2012, se han gestionado y resuelto el 45 % de los expedientes. El día 4 de febrero de 2013, los alcaldes de Cártama, Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco denuncian, en la Cadena Ser de Málaga, canal Sur TV y al diario Sur de Málaga que esperan desde hace cuatro meses las ayudas por la riada. Los primeros ediles de El Rosario y El Trabuco, José Antonio González y Antonio Vegas, respectivamente, exigen al gobierno de la Nación las indemnizaciones prometidas para las 250 familias afectadas entre ambos pueblos. Contrastan estas declaraciones con el espíritu del anterior Real Decreto que entre otras cosas dice: «La apremiante necesidad de atender con carácter inmediato a los damnificados por estas catástrofes naturales, así como de favorecer el rápido restablecimiento de los servicios y la vuelta a la normalidad de las zonas siniestradas…


Vega de Antequera

Comarca del Bajo Guadalhorce

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LA RIADA

En este contexto de daños ocasionados por la Riada nunca vista, al menos por los posibles lectores de nuestra revista, damos a conocer, por su interés informativo para los afectados directos e indirectos, lo que pudiera parecer una señal de

que la Administración pública empieza a tomar medidas no cortoplacistas de previsión de futuras catástrofes medioambientales con el anuncio de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente:

ANUNCIO de 20 de noviembre de 2012, de la Dirección General de Planificación y Gestión del Dominio Público Hidráulico, de notificación por edicto de la Resolución de esta Dirección General por la que se aprueba el deslinde del dominio público hidráulico en ambas márgenes del río Guadalhorce en el tramo desde el cortijo Molino Zamora hasta el inicio del encauzamiento en el núcleo urbano, t.m. de Villanueva del Trabuco (Málaga). La Dirección General de Dominio Público Hidráulico, en uso de las atribuciones conferidas por el artículo 14.a) y f) de los Estatutos de la Agencia Andaluza del Agua, aprobados por el Decreto 2/2009, de 7 de enero, y en virtud del artículo 241 del Reglamento del Dominio Público Hidráulico, aprobado por Real Decreto 849/1986, de 11 de abril, en su redacción dada por Real Decreto 606/2003, de 23 de mayo, ha procedido a la incoación de oficio, mediante Acuerdo de fecha 2 de marzo de 2009, del procedimiento de apeo y deslinde del dominio público hidráulico siguiente: Referencia expediente: MA–51327. Río: Guadalhorce. Tramo: Desde el cortijo Molino Zamora hasta el inicio del encauzamiento en el núcleo urbano, cuyas coordenadas UTM son: Punto inicial: X: 385503; Y: 4099420. Punto final: X: 381397; Y: 4099043. Longitud: 4,9 km. Término municipal afectado: Villanueva del Trabuco. Provincia: Málaga.

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LA RIADA

Dando cumplimiento a lo establecido en el artículo 59 de la Ley 30/92, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, modificada por la Ley 4/1999, se notifica por medio del presente edicto, a la relación de interesados que se adjunta como Anexo, al no haber sido posible su localización por ser desconocidos, ignorarse su paradero y a los que intentada la correspondiente notificación no se hubiera podido practicar la misma, lo que a continuación sigue: «El Director General de Planificación y Gestión del Dominio Público Hidráulico ha dictado con fecha 3 de octubre de 2012 Resolución por la que se aprueba el Deslinde del Dominio Público Hidráulico en ambas márgenes del río Guadalhorce, en el término municipal de Villanueva del Trabuco (Málaga), expediente MA–51327. Dicha Resolución se encuentra en la Subdirección de Gestión del Dominio Público Hidráulico y Calidad de las Aguas (Málaga: Secretaría General de Agua, Paseo de Reding, 20, teléfono 951 299 900), así como en el BOJA núm. 213, de fecha 30 de octubre de 2012, páginas 85 a 105». Lo que se notifica comunicándole que la presente Resolución no pone fin a la vía administrativa, pudiendo interponer recurso de alzada ante el órgano superior jerárquico, la Secretaría General de Agua de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, dentro del plazo de un mes, desde su notificación (arts. 114 y 115 de la Ley 30/92, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común), pudiendo ser presentado igualmente ante esta Dirección General de Planificación y Gestión del Dominio Público Hidráulico. ANEXO APEO Y DESLINDE DEL DOMINIO PÚBLICO HIDRÁULICO EN AMBAS MÁRGENES DEL RÍO GUADALHORCE, T.M. DE VILLANUEVA DEL TRABUCO (Málaga). NOTIFICACIÓN POR EDICTO DE LA RESOLUCIÓN APROBATORIA

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Fotos derecha: David Mancebo. tiempo.com

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economía

Hitos y cronología Hojiblanca es la mayor cooperativa agroalimentaria de Andalucía. Se ofrece a continuación, cronológicamente ordenados, los hitos más importantes de su historia La actual Hojiblanca Sociedad Cooperativa Andaluza es fruto de la unión y fusión de varias cooperativas, que han demostrado su vocación de crecimiento y la creencia en que juntos se pueden conseguir más objetivos. He aquí los hitos históricos más importantes: El 21 de febrero de 1979 se constituye Aceitunas de Mesa de Córdoba SA, germen de la futura cooperativa Acorsa. El 28 de marzo de 1980 se constituye Cordoliva, sociedad cooperativa que agrupa a una veintena de almazaras cordobesas, núcleo de una de las dos entidades creadoras de Hojiblanca S.Coop.And.

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El 3 de abril de 1997, se presenta públicamente en Málaga la marca de aceite de oliva virgen extra Hojiblanca, que hoy es líder nacional en ventas de este segmento. Fernando Sancho Bautista

El 24 de noviembre de 1987, se lleva a cabo la escritura de constitución de la Sociedad Cooperativa Andalaluza Oleícola Hojiblanca de Málaga, entidad de segundo grado formada inicialmente por 13 almazaras cooperativas del norte de la provincia; entre ella la SCA Olivarera Nuestra Señora de los Dolores de Villanueva del Trabuco, y años después la SCA Olivarera del Guadalhorce, fusionadas ambas en SCA Olivarera del Trabuco y un único trabajador, el ingeniero agrónomo Antonio Luque. Su sede inicial se situó en un local alquilado en la calle Aguardenteros de Antequera, en el que hasta los lápices eran prestados. Oleícola Hojiblanca, que estaba presidida entonces por Juan Romero, no tardó en dar los primeros frutos: en su primer año de andadura, puso en circulación 15.000 toneladas de aceite, sobre todo en España, pero también en Italia, vendidas a granel y con marcas propias de las almazaras, que sumaban 5.000 socios, lo que le hizo facturar en 1988 algo más de 6,7 millones de euros.

El 22 de junio de 1998, recibe el apoyo y respaldo de SSMM los Reyes de España, que visitan la nueva planta de envasado «Reina Sofía» de Antequera. El 1 de noviembre de 2003, se produce la fusión efectiva entre la SCA Oleícola Hojiblanca de Málaga y Cordoliva SCA por la que nace Hojiblanca S. Coop. And. con 42 cooperativas aceiteras de Córdoba y Málaga se consolida como el mayor productor mundial de aceite de oliva virgen. El 1 de octubre de 2005, se lleva a cabo la fusión entre Hojiblanca S. Coop. And. y Aceitunas de Mesa de Córdoba S. Coop. And. (Acorsa) por la que se crea la nueva sección de aceituna de mesa con 6 cooperativas asociadas de Acorsa. Hojiblanca diversifica y una misma estructura comercializará los productos oleícolas de los agricultores. El 1 de enero de 2006, se produce la fusión efectiva con la cooperativa de segundo grado de Suministros Agromálaga S. Coop. And. (constituida el 11 de agosto de 1982 como Agrupación Malagueña de Cooperativas del Campo SCL), que contaba cuantitativamente con las cooperativas olivareras de la provincia de Málaga,

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a las que se unían otras de otros sectores y de otras provincias como Cádiz y Córdoba. El 1 de enero de 2007, continúan las fusiones, en este caso, con la cooperativa de segundo de grado de Suministros Agrocórdoba S.Coop.And (constituida el 21 de septiembre de 2000) que contaba mayoritariamente con cooperativas pertenecientes a las secciones aceitera y aceitunera de Hojiblanca. EL 16 de octubre de 2007, se firma del acuerdo de joint–venture al 50% entre la multinacional estadounidense Cargill y Hojiblanca. El 1 de abril de 2008, fusión con la cooperativa de segundo grado Suministros Cooperativos del Sur S.Coop.And. (Sumicoop) constituida el 28 de diciembre de 1993, con sede en El Saucejo y que afilia a cooperativas de Sevilla, Cádiz y Málaga. El 30 de septiembre de 2009, se inaugura la nueva planta de envasado de Mercaóleo SL para aceites de oliva para la distribución. El 1 de noviembre de 2010, se realiza la fusión con la SCA Sierra Norte de Sevilla de segundo grado (constituida el 2 de julio de 1973), por el que siete cooperativas de Sevilla y Badajoz se incorporan al Grupo. El 1 de octubre de 2011, se hace efectiva la fusión con SCA


Agropecuaria del Sur (cooperativa de segundo grado) por la que se crea la sección ganadera formada por tres cooperativas (Olvera, Teba–NS Cabeza y Almargen ). En marzo de 2012, se efectúa el acuerdo comercial con Moreno SA para la constitución de Agroalimentaria Musa SL, por el que se amplía el portafolio comercial a salsas, vinos y se potencia el de aceites de la firma cordobesa. Y en octubre de 2012 se llega a un acuerdo con Deoleo; el acuerdo está pendiente de ratificación de la asamblea. El Grupo Hojiblanca es una cooperativa de segundo grado, es decir, una unión de cooperativas que reúne a más de 55.000 familias de agricultores y ganaderos de Andalucía, Castilla—La Mancha y Extremadura. A día de hoy, es el mayor productor mundial de aceite de oliva virgen y aceitunas de mesa, y la marca Hojiblanca, es líder nacional en ventas de aceite de oliva virgen extra. Envasa 35.000.000 de litros. Exporta a más de 100 países, en muchos de los cuales es líder: China, Estados Unidos, Italia, México… La facturación anual ronda los 400 millones de euros, lo que le convierte en la mayor cooperativa agroalimentaria de Andalucía. En 2010, 451 millones; en 2011, 389; previsión 2012 500 millones: las fluctuaciones dependen del volumen de cosechas y el valor del producto.

Actividades Actualmente el Grupo Hojiblanca cuenta con cuatro secciones independientes: Aceite. Es la más importante en volumen. Este año la producción ha sido de 246.000 toneladas. Cuenta con tres centros industriales: Antequera (dos plantas de envasado: Reina Sofía y Mercaóleo, ésta al 50% con Cargill), Guarromán (Jaén) y Villarrubia–Córdoba. En la sección aceitera operan en la actualidad 96 empresas aceiteras: veintiuna en Jaén, veintisiete en Córdoba, veinticinco en Málaga, dos en Cádiz, cuatro en Ciudad Real, una en Badajoz, doce en Sevilla y cuatro en Granada. Cuenta con las marcas de aceite de oliva virgen extra Hojiblanca, Cordoliva, Acorsa, Torcaoliva, Olivabella, Dcoop y otras con las que opera en el mercado nacional e internacional. En octubre de 2012 ha llegado a un acuerdo con el principal operador mundial de aceites de oliva, Deoleo (cuenta con un 20% del mercado de envasado mundial con enseñas como Carbonell, Bertolli y Carapelli) por el que Hojiblanca se convierte en accionista con un 10% del capital a cambio de la marca Hojiblanca y la planta de envasado de Antequera; pendiente de ratificación. Hojiblanca S.Coop.And. desarrollará a través de Deoleo (300.000t de envasado) su proyecto marquista; a ello se une Mercaoleo (al 50% con la multinacional estadounidense Cargill) con 25.000t de envasado para marca

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de la distribución; y su envasado propio para cooperativas, nacional y exportación con las enseñas Dcoop, Cordoliva, Torcaoliva, Acorsa… Aceituna. Cuenta con un cupo de producción de 67.000t y veintidos cooperativas asociadas de Córdoba (9), Málaga (9) y Sevilla (4). Tiene dos plantas industriales: Monturque (Córdoba) y Dos Hermanas (empresa Acyco). Envasa y exporta la mayoría de su producción. Opera con las marcas Acorsa y Hojiblanca, principalmente. Es líder en exportaciones a la Unión Europea y operador de referencia en Estados Unidos, países árabes y antiguas repúblicas soviéticas. Suministros y Servicios. Opera con más de ciento veinte cooperativas y su fin es abaratar costes a los agricultores y ganaderos a través de actividades como: compra–venta en común de abonos y fitosanitarios; Departamento Técnico Agrícola de información y asesoramiento gratuito a los socios; telefonía móvil, seguros; tiendas en las cooperativas; servicio de reparación de maquinaria oleotécnica… Ganadería. Formada por 3 cooperativas ganaderas (una en Cádiz y dos en Málaga), se dedica a la compra en común de materias primas para piensos, compra–venta en común de productos zoosanitarios y comercialización de porcino blanco, aunque va a ampliar sus actividades para avanzar en la cadena de valor.


Funcionamiento

Futuro

Hojiblanca vende en común el producto, es decir, el aceite de todos es de todos y ha de comercializarse a través del grupo, de ahí su fuerza en el mercado, lo que le convierte en un operador de referencia. Para ello es fundamental la participación de todas las cooperativas, que están representadas por las personas designadas; en las reuniones pueden participar hasta un centenar de personas. Actualmente, los órganos directivos están ocupados por:

El objetivo de Hojiblanca es conseguir la mayor rentabilidad para sus socios a través de la mejor comercialización posible de sus productos y el abaratamiento de costos. Para ello hace falta una empresa sólida, viable, participativa, plural, transparente y con ideas claras, y entendemos que nuestro trabajo de futuro ha de ser:

Presidente: José Moreno Moreno Vicepresidentes: Juan Ramón Bernal López (Aceite); Francisco de Mora Pérez (Aceituna); Francisco Leo López (Suministros); Manuel Luis Aragón Lozano (Ganadería) Secretario: José Andrés González Bueno Tesorero: Francisco Terán Blanco El resto del consejo está formado por más de 60 personas y luego hay otros representantes de cooperativas.

Sede de Hojiblanca

consolidar una gran coopera* tiva agroalimentaria que sea capaz de defender mejor a sus socios en un mundo globalizado. seguir incorporando más cooperativas para tener mejores oportunidades en el mercado, algo imposible si cada uno hace la guerra por su cuenta. La unión hace la fuerza (baste señalar que hay cooperativas agrarias en Europa que son 20 veces mayores que la actual Hojiblanca). trabajar por abaratar costes al agricultor y ganadero. luchar por objetivos compartidos por el sector: promoción del producto, sistemas de gestión de mercado, lucha contra el fraude, etc.

*

José Moreno Moreno. Presidente

* *

Antonio Luque.

años

2007/2008

2008/09

2009/10

estimado 2013

Producción (toneladas)

97.332

126.505

183.238

300.000

Nº Cooperativas

48

59

71

150

Agricultores

24.000

30.000

50.000

100.000

Hectáreas

80.000

200.000

325.000

500.000

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Director General


Poema de cierre Gabriel Celaya A Amparitxu, in memoriam Perseguido por la dictadura franquista; vilipendiado y humillado por el totalitarismo racista y asesino de los etarras; relegada su voz por nacionalistas excluyentes y por separatistas y separadores de siempre. El bueno y gran Celaya vuelve a invitarnos a luchar y a no perder de vista un horizonte unido, solidario y esperanzador si nos concertamos para identificar y desenmascarar los nuevos peligros camuflados que, de nuevo, hoy acechan y devoran a los pueblos provocando crisis económicas y políticas para su insaciable interés e ilimitado provecho. Gerásimo Arjona

Amparitxu Gastón y Gabriel Celaya, «paseándose a cuerpo» en La Concha de San Sebastián

(Hernani, Guipúzcoa, 1911 – Madrid, 1991)

ESPAÑA EN MARCHA

de Cantos Iberos, 1955 Nosotros somos quien somos. ¡Basta de Historia y de cuentos! ¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos. No vivimos del pasado, ni damos cuerda al recuerdo. Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos. Somos el ser que se crece. Somos un río derecho. Somos el golpe temible de un corazón no resuelto. Somos bárbaros, sencillos. Somos a muerte lo ibero que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero. De cuanto fue nos nutrimos, transformándonos crecemos y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto. ¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo. No reniego de mi origen, pero digo que seremos mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo. Españoles con futuro y españoles que, por serlo, aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno. Recuerdo nuestros errores con mala saña y buen viento. Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño. Vuelvo a decirte quién eres. Vuelvo a pensarte, suspenso. Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo. No quiero justificarte como haría un leguleyo. Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso. España mía, combate que atormentas mis adentros, para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.

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desde el Alto Guadalhorce Publicación anual. Año III. Nº 3 mayo de 2013

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