DESDE EL ALTO GUADALHORCE VI

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I M P U E STO S A L S O L Dicen nuestros mayores que ya no llueve como antes, que ya no hay «chamás» ni que hiela como antes, que los veranos son cada vez más largos y más calurosos; que las golondrinas retornan cada vez más pronto y emigran cada vez más tarde. Son muchos los expertos que vaticinan que el clima de 2016 será mucho más «raro» que en 2015: el año más caliente, en todo el planeta, desde que hay registro de temperaturas, año en el que grandes zonas del Polo Norte se descongelaron como nunca se había visto. El efecto invernadero, causado por la cada vez mayor contaminación, está provocando que el clima se esté volviendo cada vez más extremo: las sequías, los incendios forestales y las inundaciones son plato informativo casi diario. En diciembre de 2015, 196 países firmaron el Acuerdo de París contra el calentamiento en el que se fijaba una meta genérica: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 80% y un 95% en 2050 respecto a los niveles de 1990, pero en este acuerdo no figura ni la hoja de ruta a seguir ni su coste. El experto Alberto Amores (Un modelo energético sostenible para España) concluye que nuestro país necesitaría 10.000 millones de euros anuales (entre 330.000 y 385.000 de inversión hasta 2050). La producción de energía eléctrica renovable (incluyendo la hidráulica) debería pasar del 38% actual al 90% y todos los coches deberían ser eléctricos para esa fecha. Si se cumpliera la meta con la implantación de las energías eólica y la solar se produciría una rebaja del 42% en el precio de la electricidad y la dependencia energética de España pasaría de los 416 millones de barriles de petróleo anuales en 2013 a 27 millones en 2050. Pues por mal camino vamos, nuestro Gobierno, al contrario que en Europa, el 26 de diciembre de 2013 publicó la Ley 24/2013, del Sector Eléctrico que supone la privatización del Sol, y donde grava la utilización de baterías como la de Tesla, así como el uso de placas fotovoltaicas para autoconsumo, ello supone sepultar la industria fotovoltaica. Su incumplimiento podría acarrear al ciudadano sanciones de hasta 6 millones de euros por perjudicar gravemente los intereses del oligopolio de las empresas eléctricas. El primer detenido por aplicación de esta oscura ley fue un ciudadano de Arévalo (Ávila) en octubre de 2015 por tener instaladas en su tejado dos placas fotovoltaicas para autoconsumo. En marzo de 2009 el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, elogiaba públicamente el liderazgo puntero de España en las tecnologías de energías renovables y decía, entre otras cosas: «España genera cerca del 30% de su energía encauzando el viento, mientras que nosotros solo conseguimos el uno por ciento». ¿Cuál es el modelo productivo que se nos ofrece? ¿Qué pasa en este país?

deshielo.

Guilort-gallery


Cubiertas El Torcal de Antequera en la anochecida Foto: Manuel Benítez Azuaga

Alto Guadalhorce desde el

Edita:

Asociación Desde el Alto Guadalhorce Dirección: c/ Agua, 61 Villanueva del Trabuco 29313 Málaga e-mail y web:

desdeelaltoguadalhorce@hotmail.com desdeelaltoguadalhorce.jimdo.com/ Coordinación Redacción: Francisco Campos Reina Gerásimo Arjona Bautista José M. Martos Aguilera Redactores:

Francisco J. Álvarez Curiel Antonio Guzmán Valdivia Antonio Santiago Ramos Manuel Benítez Azuaga Gracia García Ortigosa Luis Utrilla Navarro Francisco López Godoy Carmen Fernández Miguel Ángel Navas Colaboradores:

Antonio Mateo Francisco Arjona Fulgencio Martos Agradecimientos:

Ayuntamiento Villanueva del Trabuco Ayuntamiento Villanueva del Rosario Olivarera del Trabuco

Imprime: CEDMA ISSN: 2174–6680 Depósito Legal: MA-1582-2011 Diseño y maqueta:


Antequera, brindis al sol Carmen Fernández —4

Poema de

Lorenzo Molina —24

Palabras 25

Literatura La imagen de España por los viajeros románticos del siglo XIX. Gerásimo Arjona Bautista —26 Lexicografía Villanueva del Trabuco en el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía. Francisco J. Álvarez Curiel —42 Tradición oral Juanillo y los ladrones. Gracia García Ortigosa —52

sumario Historia y Patrimonio 56 Oteando el horizonte. Las construcciones defensivas en el Valle del Guadalhorce. Luis Utrilla Navarro —56

Villanueva del Trabuco: Bajo la dictadura (1939–75). Francisco Campos Reina —72 El textil antequerano, de sector económico relevante a recurso patrimonial complementario. Antonio Guzmán Valdivia — Antonio Santiago Ramos —90

Artes Plásticas 110

Fotografía

—148 Joaquín Nebro. Otoño en el nacimiento del Guadalhorce.

Historia del flamenco

Francisco López Godoy —156

Ciencia y naturaleza

El Torcal, paraíso de piedra. Manuel Benítez Azuaga —176

Deportes

Va de Maratón. Bernardo Caro. Cristóbal Ortigosa Pareja —186 Un trabuqueño en el trópico brasileiro. José Manuel Martos Aguilera—111 La familia Sancho Moreno. Miguel Ángel Navas —190 Cristóbal Toral. De la más absoluta pobreza Vientos del Pueblo. a la consagración como pintor. Miguel Hernández —200 De Antequera a Nueva York. Gerásimo Arjona Bautista —135

Personajes

Poema de cierre

Foto: jesusdelacruzblog.com


Antequera, el municipio más extenso de la provincia malagueña es también el epicentro de Andalucía; caminos de sol frecuentados desde la más remota antigüedad por numerosas civilizaciones que han dejado en esta ciudad uno de los patrimonios históricos más ricos que existen.

Antequera. Charles Garnier, 1868.


Carmen Fernández Fotos:

Francisco Campos

Cada mañana, el sol se despereza en el horizonte de vegas y montañas de Antequera, al norte de la provincia de Málaga. Del apocado resplandor inicial emerge un círculo refulgente de fuego que se convierte, poco después, en un pletórico estallido de luz. Los incisivos rayos del sol marcan con precisión de dibujante la silueta oscura de la Peña de los Enamorados, como si fuese el rostro de un coloso que emerge de las profundidades de la tierra. Hace más de cinco mil años, los humanos que poblaron estos

Antequera, brindis al sol Peña de los Enamorados: En la vega de Antequera se alza este singular peñón calizo que se asemeja a un rostro humano y que debe su nombre a una romántica leyenda ambientada en la Edad Media. Desde su alta cúspide se precipitaron al vacío, cogidos de la mano, un joven cristiano y una noble mora, cuando vieron acorralado su amor. El peñón roza los novecientos metros de altitud y, a su alrededor, se hallan numerosos yacimientos arqueológicos.


Dólmenes de Antequera:

El conjunto arqueológico formado por los dólmenes de Menga, Viera y El Romeral, supone uno de los mejores exponentes del megalitismo europeo. Se caracteriza por el uso de grandes bloques de piedra, con diversas técnicas constructivas que tienen lugar hace más de seis mil años antes de nuestra era. Son utilizados con fines rituales y funerarios por las primeras comunidades de agricultores y ganaderos de la zona.

ancestrales parajes debieron quedar conmovidos ante semejante espectáculo. Con gigantescas losas de piedra, alzaron unas extraordinarias construcciones fúnebres que aún parecen atrapar la esencia del sol, o quizás el magnetismo de la Peña de los Enamorados, o los relieves atormentados del Torcal de Antequera, sitios a los que miran estos fabulosos monumentos funerarios, aspirantes a conseguir de la Unesco su denominación como Patrimonio Mundial. Los Dólmenes de Antequera son uno de los conjuntos megalíticos más asombrosos de Europa por sus dimensiones y su excelente estado de conservación, también por su significado, como lugar único y sagrado donde nuestros antepasados podían entender la magnitud del implacable ciclo de la vida y de la muerte.

Es intrigante comprobar cómo ha perdurado a lo largo del tiempo el carácter mortuorio de este lugar. A escasos metros de los sepulcros megalíticos se alzan las delgadas copas de los cipreses del actual camposanto de la ciudad, «llevamos seis mil años enterrando a la gente en el mismo lugar» afirma Mª Ángeles Cabello, que trabaja en la Oficina de Turismo y que muestra con orgullo y pasión las riquezas de su ciudad. Mª Ángeles explica cómo los romanos que poblaron estas tierras se quedaron ya atónitos ante el bagaje histórico que atesoraba la urbe y, por ello, decidieron llamarla Antikaria, que viene a significar «ciudad antigua». El legado de la época romana que posee esta localidad malagueña es conmovedor. Sólo en la depresión de Antequera hay inventariadas doscientas villas romanas. Las aguas


del Guadalhorce inundaban de fertilidad una extensa vega en la que se cultivaban cereales, hortalizas y aceite de oliva en abundancia. Las haciendas romanas debían ser auténticos oasis de refinamiento y placer a juzgar por los hallazgos que se custodian en el Museo de la Ciudad. El Efebo de Antequera es uno de ellos. «Este señor tiene la culpa de que haya un museo», afirma con aire paternal Manuel Cascales, mientras señala con un dedo acusador la menuda y exquisita estatua de bronce que debió adornar el jardín de una de estas espléndidas villae de la zona. Manuel, que ha dedicado más de cuarenta años a la dirección del museo, aún se emociona cuando piensa en lo milagroso de haber encontrado la figura completa, a la que sólo le falta el dedo pulgar de la mano derecha, visiblemente segado, cortado adrede, y que hace elucubrar sobre qué sujetaba el efebo, si algo de gran valor o algo irreverente para la época…

por su amor

Escudo. Antequera.

A n t e q u e r a

Efebo de Antequera:

La escultura del Efebo de Antequera fue realizada en el siglo I de nuestra era, en bronce y con la técnica de fundición en hueco. Alcanza casi el metro y medio de estatura y su función, en la época del Imperio romano, era decorativa. La estatua fue descubierta de forma casual en el año 1955 en un cortijo de las proximidades de Antequera.

Efebo de Antequera:

Detalle.


Venus de Antequera:

De ella sólo se conserva la pequeña cabeza, de diecisiete centímetros de alto. Es una talla de principios del siglo II, realizada en mármol blanco y que representa a una divinidad, quizás a Afrodita. Fue hallada en el año 2001 durante los trabajos arqueológicos llevados a cabo en la Villa romana de la Estación donde, al parecer, ocupaba una hornacina, formando parte de un grupo escultórico mayor.

La Venus de Antequera, sin embargo, no ha tenido la misma suerte. De ella sólo se conserva su pequeña cabeza de mármol blanco, con el pelo recogido en un delicado moño. Los finos y proporcionados rasgos de su rostro invitan a soñar con el resto de su cuerpo, descompuesto en pedazos o simplemente perdido, en espera de ser hallado y gozado. Pero…, si se trata de una cuestión de fortuna o de azar, no hay mejor ejemplo que la vida de Acilia Plecusa, una esclava hispanorromana que alcanzó lo más alto de la escala social gracias al amor que le profesaba su dueño y señor, luego su amante y después su marido por derecho propio. El sarcófago en el que descansa Acilia, en el centro de una monumental tumba familiar, preside una de las salas más llamativas del museo. Sus grandes sillares de piedra, unidos con grapas de plomo, fueron transportados uno a uno para componer un complejo y laborioso puzzle de ciento setenta y ocho piezas. «Tal vez que pronto… sólo seré un nombre en un pequeño mármol» escribió el poeta latino Propercio. El núcleo de la Antikaria romana duerme bajo los cimientos de la Alcazaba, donde han salido a la luz las ruinas de los baños públicos de la ciudad. Las etapas de la historia se superponen como un sándwich en este alto cerro, abrazado por una férrea cerca de murallas y baluartes, entre los que destaca la torre del Homenaje. Es la más grande de Andalucía y quizás por eso, y por parecer suspendida en las nubes, se aprovechó para colocar sobre ella el reloj y las campanas de la ciudad. El templete le costó a los antequeranos toda una finca de alcornoques, y el ingenio popular comenzó a llamarla desde entonces «la torre de papabellotas» y… con este nombre se ha quedado, desde el siglo XVI. Alcazaba:

La Alcazaba de Antequera comenzó a construirse en el siglo XI. La fortaleza, que ocupaba el punto más elevado de la ciudad, formaba parte de un doble recinto amurallado que aún conserva varias puertas, portillos y torres defensivas, algunas de ellas del siglo XIV. La más importante es la Torre del Homenaje, junto con la Torre Blanca, que destaca por la sorprendente ejecución de su fábrica de sillería.


Arco de los Gigantes:

Esta puerta, realizada a modo de arco triunfal, se levantó en el siglo XVI por iniciativa municipal, para sustituir un acceso en recodo de la antigua cerca musulmana. El Arco de los Gigantes se abre en un muro de más de dos metros de grosor, realizado en mampostería, donde se incrustan diversos elementos decorativos como lápidas romanas, inscripciones, y esculturas alusivas a la grandeza y a la antigüedad de Antequera.

En Antequera los nombres perduran como una reliquia histórica más. Engarzados como joyas en calles y plazas, dan fe de tiempos remotos. Otros son descriptivos, como la calle Bajada del Río, o alusivos, como la calle Caldereros, Zapateros o la calle Herradores, donde seguro moraban los gremios de estos oficios artesanos. La calle Herradores bordea como un ciempiés la larga muralla de la Alcazaba hasta desembocar en el arco de los Gigantes, uno de los accesos más emblemáticos de la ciudad. Mª Ángeles asegura que esta puerta tiene tres nombres más: puerta de la Villa, puerta de Estepa y puerta de Hércules. De nuevo, los dos primeros apelativos son descriptivos y los restantes hacen alusión al gran tamaño de la construcción. Su grandiosidad está enfatizada por los epitafios romanos que la adornan, procedentes de los numerosos yacimientos de la comarca. La puerta de los Gigantes es la antesala de la plaza de Santa María, un delicioso y evocador rincón antequerano. Está dominada por la colegiata del mismo nombre, que esboza con exquisitez


A n t e q u e r a

Escudo. Antequera.

Colegiata de Santa María:

La Real Colegiata de Santa María la Mayor es el primer edificio en Andalucía concebido en estilo renacentista. Fue construida a principios del siglo XVI por iniciativa del obispo de Málaga Diego Ramírez de Villaescusa. Su planta es basilical, de tres naves separadas por originales columnas que decrecen en tamaño, consiguiendo con ello acentuar la sensación de perspectiva y profundidad.

en su fachada los primeros trazos renacentistas en la historia del arte, con sus delgados pináculos recortados sobre el imponente fondo grisáceo del Torcal. La Real Colegiata de Santa María la Mayor fue un centro cultural de primer orden. En ella se daban clases de Gramática, y de sus aulas salieron eminentes hombres y mujeres de letras. Uno de ellos, Pedro Espinosa, preside el centro de la plaza sobre un rosado pedestal. El poeta e ilustre antólogo sujeta un libro entre sus manos, pero gira la cabeza hacia otro lado, con el gesto de quien anda perdido por una afrenta de amor. Su musa y también excelsa poeta antequerana Cristobalina Fernández le dio calabazas una y otra vez, tantas que terminó por enfundarse los mustios hábitos de monje. Matilde de Talavera, coordinadora del proyecto turístico Tu historia de Antequera, ha insuflado vida a este emblemático espacio de la ciudad. De su mano, el mismísimo infante Fernando de Castilla, más conocido como el de Antequera,

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concede audiencia privada a los visitantes para contarles su epopeya sobre la conquista de la ciudad. Fernando, con actitud regia e incisiva, reclama la atención de los sorprendidos turistas, y con tono distante, cortés, y en ocasiones acalorado, cuenta cómo consiguió ganar a los nazaríes la difícil plaza de Antequera, en los albores del siglo XV. El infante de Castilla, futuro rey de Aragón, se ciñe escrupulosamente a los hechos históricos. Prefiere no hablar de aquella oportuna aparición de santa Eufemia, días antes de entrar en batalla, en la que, entre brumas y rugidos de leones, la mártir de Calcedonia disipaba sus dudas y miedos sobre qué decisión tomar: «No temáis, que nos salga el sol por Antequera y que sea lo que Dios quiera», le espetó la santa. Éste ha sido y es uno de los lemas de Antequera desde entonces, así como una afamada expresión popular que invita a liarse la manta a la cabeza y a tirar para adelante con todas las consecuencias…, actitud meritoria para adoptar en no pocas ocasiones en la vida. El infante Fernando, henchido de gloria y de orgullo tras someter el sitio, le donó un pendón a Antequera que aún se muestra, restaurado, en una de las vitrinas del Museo de la Ciudad. «Es para nosotros una reliquia excepcional, no sé cómo explicarlo…» afirma Manuel Cascales, conmovido ante el fino y débil entramado de hilos de oro y plata que dibujan un castillo de aire infantil, junto a un fiero león rampante y un jarrón de azucenas con la leyenda «por su amor». «Antequera por su amor» es el verdadero lema de la ciudad. Está en su escudo de armas y se repite también en los bancos que jalonan sus calles principales. En el Museo de la Ciudad se custodia también otra reliquia similar: la casulla de Santa Eufemia, hecha con una arabesca y frágil bandera arrebatada a los musulmanes en el siglo XV, de seda y oro, y que de forma incomprensible se sigue usando todos los años en la festividad de la santa…, «no quiero entrar en el tema», dice visiblemente disgustado Manuel Cascales. Santa Eufemia es una de las patronas de Antequera. Hay un imponente cuadro de ella en la iglesia del Carmen, una figura en óleo que se alza mayestática y serena, triunfante, rodeada de fieros leones que rozan el lomo en su túnica como dóciles mascotas. Estos salvajes animales no se atrevieron a tocar a la santa cuando fue arrojada al coso del anfiteatro para divertimento del público romano, y como escarmiento para los seguidores de Jesús. Hay numerosas imágenes como ésta en el Convento Museo de Santa Eufemia, junto con valiosos grabados, piezas de plata,

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Antequera por su amor.


A n t e q u e r a fotografías, bordados, enseres y documentos que la hermandad de la patrona y las monjas Mínimas han recopilado a lo largo de seiscientos años de historia. La orden monástica de las Mínimas cuida de este templo desde el año 1601, en el que un grupo de diez monjas se desplazaron desde Archidona para fundar un convento de clausura junto a la antigua ermita de Santa Eufemia. Antequera es la ciudad de las iglesias y los conventos. Son una treintena de parroquias las que hay, donde también se cuentan basílicas, capillas, monasterios, colegiatas y ermitas que se esparcen por la ciudad y sus alrededores. En cuanto la urbe quedó bajo

la jurisdicción cristiana, las órdenes religiosas se apresuraron en tomar asiento en el nuevo territorio fronterizo, donde encontraron terreno abonado para ejercer los votos de sus congregaciones. Junto a las Mínimas, las monjas Clarisas ocupan otro convento de clausura. Ellas se ganan la vida haciendo mantecados y exquisita repostería. Como sus vecinas, en sus votos observan la pobreza y la humildad. Unas se consideran las más pequeñas de todos los religiosos y las otras las damas de la pobreza. Quizás por esto la iglesia del convento de Belén, donde residen las Clarisas, carece de retablo en el altar mayor. Lo sustituye un logrado trampantojo, en cuyos falsos nichos se alojan los santos titulares de un templo

Convento de Belén:

En el convento de Belén residen las monjas Clarisas desde el siglo XIX, anteriormente lo hacían los Carmelitas Calzados, cuando comenzó su construcción en el año 1628. Su sobria fachada, de piedra y ladrillo, contrasta con la suntuosa riqueza del interior, en la que destacan las yeserías barrocas de fondo azul, una de las decoraciones más antiguas de Antequera.

Convento de Belén: Interior. Nave central y retablo.


Plaza de Santiago:

En la Plaza de Santiago confluyen algunas de las arterias más importantes de la ciudad, también algunos de sus edificios religiosos más representativos como es la Iglesia de Santiago, el Convento de Santa Eufemia o el también Convento de Belén. Su fuente de mármol rosado surtió de agua al vecindario, ofreciendo una de las estampas populares más castizas y curiosas de la ciudad.

Casona del siglo XVII: Interior

Las calles de Antequera están jalonadas de palacetes y hermosas casas solariegas que fueron levantadas entre los siglos XVII y principios del siglo XX por la nobleza del lugar. En la actualidad muestran un excelente estado de conservación y son destinadas a diversos usos para el disfrute del ciudadano, como esta antigua casona que perteneció a los condes de Sabasona y que ahora es restaurante y hospedería.

que, en contrapartida, muestra una abigarrada decoración barroca en la cúpula del crucero. Las yeserías de color blanco entretejen una densa y carnosa hojarasca que destaca sobre un fondo azul apagado, sello inconfundible del barroco antequerano. Ambos conventos asoman hacia una recoleta y popular plazuela donde antaño repicaban los altos caños de una fuente…, cuando no existía el agua corriente en las viviendas y había que cargar con pesados cacharros de barro hasta el surtidor más cercano. Sus cuatro bocas de bronce están tan encumbradas que las mujeres iban provistas de caña y embudo para conducir el agua hasta la embocadura del cántaro. Aún persisten las hendiduras de las tinajas al posarlas en los bordes de piedra de la fuente, en la placeta de Santiago. Paco López recuerda haber visto aún esta peculiar estampa en los años sesenta. Mucho ha cambiado la ciudad desde que Paco, enamorado de una antequerana, se trasladó a vivir a esta bonita ciudad hace más de treinta años. Antes, con su familia, venía desde Villanueva del Rosario para «hacer los mandaos», como tantos otros vecinos de las villas y pueblos de la comarca que tenían a Antequera por la capital. No en vano, Antequera es el municipio más grande de

la provincia de Málaga, por extensión y población. A Paco no se le olvida el bullicio en los alrededores de la antigua estación de autobuses, el ir y venir de la gente, el trajín de los comercios, de los grandes almacenes de frutas y verduras junto al mercado de abastos de la ciudad. Tampoco se olvida del ambiente afable que se respiraba en la posada Madrona, donde paraba con sus padres. «Justo al lado había un almacén de pellejos», recuerda Paco, «que dio lugar a un oficio singular: el pellejero», un señor que se dedicaba a recorrer con su renqueante motocicleta calles y cortijos para recoger pieles de conejos y otros animales. El pellejero traía su peculiar cargamento hasta aquí, una noble casona que fue de los barones de Sabasona y que, andando el tiempo, se convirtió en un próspero negocio de curtiduría. En la actualidad es una hospedería que conserva todo el encanto de sus primeros tiempos. Charo Carmona, también jefe de cocina del establecimiento, se ha preocupado porque esto sea así, manteniendo y recuperando los originales techos de viga y cañizo del inmueble, así como las maltrechas baldosas de barro del zaguán, por donde entraban los carros, y donde Charo sirve ahora vino y apetitosas tapas en confortables mesas camillas, caldeadas con braseros de antaño.

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Palacio Marqués de Villadarías:

La construcción de este palacio comenzó a principios del siglo XVIII. Destaca su monumental fachada, elaborada con caliza roja del Torcal. Los cilindros de piedra y las cadenas que la decoran se instalaron con motivo de la ilustre visita que realizaron Felipe V e Isabel de Farnesio a la ciudad en el año 1730. Tanto la regia pareja como su séquito al completo se alojaron en el palacio del marqués.

No muy lejos de aquí, el magnífico palacio del marqués de Villadarías, emplazado en una de las calles más señoriales de la ciudad, también exhibe un espléndido zaguán para albergar los carros, pues las nobles señoras procuraban realizar la operación de subir y bajar del coche de caballos siempre dentro de sus mansiones. Los pomposos trajes que vestían las obligaban a arremangarse de forma indecorosa las enaguas. Aunque, para ello idearon los «nudos antequeranos» que, situados a ambos lados de los refajos, les permitían subirla y bajarla tirando de sus extremos, como si fuese una persiana.


El Angelote:

De nuevo salen al paso los nombres sugerentes de las calles de Antequera: la empinada calle Rodaljarros, la calle Comedias donde estaba situado el teatro de la ciudad, o la calle Vestuarios, lugar donde se guardaba el atrezo y donde estaban los camerinos de los comediantes. El amor de los antequeranos por los nombres gráficos hace que la calle Infante Don Fernando, una de las principales arterias de la ciudad, sea más conocida como calle Estepa, por ser la salida natural que lleva a esta localidad sevillana. En sentido contrario, la calle Infante Don Fernando conduce hasta el mismísimo corazón de Andalucía, al centro geográfico de esta gran comunidad autónoma que se extiende al sur de la Península. El punto kilométrico cero está señalado con un monolito de mármol rosado procedente del Torcal, en la plaza de San Sebastián. La privilegiada situación geográfica de Antequera le ha beneficiado siempre. En tiempos romanos era paso obligado para todas las provincias de Hispania, y en la actualidad sigue siendo el centro neurálgico de las comunicaciones andaluzas, reforzado por la línea de alta velocidad. Antequera puede presumir, junto con Madrid, de ser la única ciudad con dos estaciones de AVE. Aquí, en la plaza de San Sebastián, se alza la colegial del mismo nombre, que es la iglesia mayor de la ciudad. «¿Hay algo en lo que yo pueda ayudarles?», le dice Juan a los turistas que contemplan, mapa en mano, su imponente fachada renacentista. La Colegial de San Sebastián, que estuvo a un tris de convertirse en catedral, se divisa desde todos los puntos de la urbe. Su espigada torre se eleva a sesenta metros de altura y, en el vértice de su templete barroco, una veleta de oro emite destellos dorados cuando sale el sol por Antequera. El Angelote, como llaman a esta bella giralda, es un talismán para los antequeranos. Cualquiera de ellos sabe de alguna difícil ocasión en la que intervino milagrosamente para impedir una tragedia. Es el custodio

Plaza e iglesia de San Sebastián:

Esta plaza, corazón de la ciudad y de toda Andalucía, ofrece uno de los conjuntos urbanísticos más bellos de Antequera. La creó Juana la Loca a principios del siglo XVI. En ella destaca la Iglesia Colegial de San Sebastián, con su monumental portada plateresca y su esbelta torre de ladrillo que, con sus sesenta metros de altura, es hoy todo un emblema de la ciudad. En su interior atesora importantes muestras de retablos, pinturas y platería. (foto: Rufus46).

Es una de las veletas más importantes de Andalucía, diseñada en el siglo XVIII por el alarife Andrés Burgueño para coronar la torre más alta de la ciudad: el campanario de la iglesia de San Sebastián. Con sus más de tres metros de altura, esta figura de cobre bañada en oro se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad.


Libro de Propios. Año 1684.

Cristo del Mayor Dolor:

Es una hermosa talla realizada por el artista Andrés de Carvajal en el año 1771 y representa a Jesús después de la flagelación, recogiendo su túnica tirada en el suelo. Forma parte de una trilogía realizada por el mismo autor, afincado en Antequera. El Cristo del Mayor Dolor procesiona en la noche del Miércoles Santo a hombros de los legionarios y en olor de multitudes.

de la ciudad. No en vano, guarda en su pecho las reliquias de santa Eufemia. Juan, un antequerano de pro ya jubilado, se pasa las mañanas en la Colegial de San Sebastián ayudando en lo que puede a los turistas. Les abre camino, atento y solícito, encendiendo aquí y allá las luces de capillas y camarines, «si el cura me dice que tengo que pagar la luz me ayudan ustedes» les suelta flemático. Él disfruta como nadie mostrando las joyas y curiosidades de su templo favorito, como los fósiles de amonites que se distinguen en algunas baldosas de su pavimento, hechas con la piedra rosada del Torcal, durante mucho tiempo anegada por el agua del océano. Uno de los rincones que más llaman la atención, junto al altar mayor, es la Capilla de las Ánimas. Las velas y los tarros de cristal con ramos de flores se amontonan a los pies de un enorme cuadro alusivo. Sus bajos están protegidos por un cristal para que sus fieles devotos, que son muchos, no se lleven como reliquia trocitos de pintura. Pero, sin duda, lo más llamativo del templo es la figura del Cristo del Mayor Dolor, la impactante imagen que encuentran turistas y visitantes al entrar y salir del templo. Su cuerpo caído, cubierto de sangre y magulladuras, parece arrastrarse a gatas en un gesto de aplastante abatimiento... No es habitual en la imaginería andaluza representar a Cristo en esta postura. Su autor, el escultor Andrés de Carvajal, la donó a la colegial en el siglo XVIII con la sola petición de que tocasen para él sus campanas el día de su muerte. Ante el Cristo del Mayor Dolor, en la plaza de San Sebastián, se congregan el Viernes Santo siete cofradías de Antequera para rendirle homenaje. Después, los hermanacos, que así llaman en Antequera a los costaleros, se cargan sobre sus hombros los pesados tronos para llevar a sus imágenes a todo correr por las empinadas cuestas que ascienden hasta la Alcazaba. El esfuerzo es meritorio, y concentra a una gran multitud de incondicionales que también suben corriendo las cuestas delante de los tronos como si fuese un encierro de los sanfermines. La Semana Santa de Antequera es una de sus fiestas más lucidas, declarada de Interés Turístico Nacional por la calidad artística de su imaginería y por la gran riqueza de sus pasos y vestimentas. Para visitar a otra de las imágenes de mayor fervor en la ciudad no es preciso subir cuestas, más bien al contrario. El Cristo de la Salud y de las Aguas, al que los antequeranos llaman con solemne sencillez el Señor, no sale en Semana Santa. Permanece en la iglesia de San Juan Bautista, alzada al fondo de una empinada calle, donde recibe un continuo peregrinaje de fieles devotos que

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A n t e q u e r a llegan desde toda la comarca y más allá. Cuando Paco López venía a Antequera para hacer «mandaos», lo primero que hacía su madre era llevarlo a saludar al Señor. A finales de mayo, su imagen crucificada es capaz de congregar tantos fieles que el Ayuntamiento cubre de arena el recorrido de la procesión para absorber la cera de los centenares de velas que alumbran la comitiva. Y es que, el Señor es el patrón de Antequera, un pueblo que ha vivido durante lustros pendiente de los caprichos del tiempo para ver florecer su extensa vega. En los asfixiantes periodos de sequía, acude a esta bella y popular imagen que, según la creencia popular, con sólo moverla de su capilla hace temblar las nubes. No en vano, esta parte baja de la ciudad ha sufrido frecuentes inundaciones y por ello es conocida como el Henchidero, porque «al río en ocasiones se le hinchaban las narices» deduce Rafael con acierto. Con el nombre de El Henchidero se conoce también un fantástico complejo textil del siglo XIX, emplazado en el mismo lugar y en las orillas del río de la Villa. Antequera llegó a tener más de veinte fábricas de paños, bayetas y mantas a lo largo de este afluente, cuyo menudo caudal era disputado, también, por campesinos y molinos harineros. En la actualidad El Henchidero es un espacio rehabilitado que acoge numerosos talleres formativos, así como una interesante exposición dedicada a la industria textil antequerana. Rafael Morente, director del área de Promoción y Desarrollo del Ayuntamiento, lleva más de veinte años trabajando para su puesta en valor, junto con los alumnos de la Escuela Taller, especializados en forja, carpintería, albañilería, electricidad… «por aquí han pasado alrededor de mil alumnos» dice satisfecho Rafael. Ellos realizaron también la réplica de una de las grandes ruedas hidráulicas que hacían funcionar el complejo fabril, donde se confeccionaban mantas de lana, y que hoy despierta gran interés y admiración. La exposición, instalada en una de sus salas, muestra aquellos tiempos en los que una buena y recia manta de lana era la única calefacción a la que se aspiraba en las alcobas, junto con el brasero de picón. «Las mantas que velan su sueño», era el slogan utilizado por una de estas industrias que consiguieron agrupar a miles de pequeños artesanos como si fueran una sola familia. Los días de fiesta, patronos y obreros celebraban la buena marcha del negocio todos juntos, con sonrisas y vistosas flores en la solapa. Pero, la felicidad es una ilusión escurridiza…, la falta de agua, la maquinaria que se queda anticuada y la llegada del poliéster dio al traste con este gran emporio antequerano.

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Por la Ciudad de Antequera. Año 1600.

El Henchidero:

Una de las interesantes iniciativas que se desarrollan en el complejo de El Henchidero es la Escuela de Hostelería, donde los alumnos y alumnas aprenden a desenvolverse entre fogones y exigentes paladares. Durante varios días a la semana abren su restaurante al público con menús especiales preparados y servidos ellos mismos.


Iglesia - Convento del Carmen:

Es uno de los conjuntos monumentales más importantes de la provincia de Málaga por el impresionante corpus de retablos barrocos que atesora. Fue construida entre finales del siglo XVI y principios del XVII. De esta última fecha data su espléndido artesonado mudéjar, reforzado con originales tirantas de hierro y decorado con piñas de mocárabes. En el siglo XIX se demolió el convento de Carmelitas Calzados asociado al templo.

Iglesia - Convento del Carmen:

Artesonado (detalle). Ntra. Sra. del Carmen Retablo del Altar Mayor.

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A n t e q u e r a De nuevo, los nombres explícitos y sugestivos a la vez de los sitios y calles de Antequera, como la Puerta del Agua, por donde transcurre una antigua acequia a la vera del río, o la calle Piscina donde, según Paco López, hubo un estanque sólo para el baño de mujeres. La calle de tan singular apelativo conduce hasta uno de los templos antaño extramuros de la ciudad: la iglesia del Carmen. «Es una pieza fundamental para comprender el barroco antequerano» dice María Ángeles, nuestra guía turística, antes de desvelar el impresionante retablo del altar mayor, donde la madera desnuda se contornea en miles de curvas y sinuosidades en un alarde de extremo virtuosismo y maestría. «Para qué el policromado», debieron de pensar sus artífices, que sólo doraron y cubrieron de pigmentos las estatuas que lo adornan y que relatan, entre dulces angelotes y querubines, la historia de la orden carmelitana. Toda esta enorme expresión de talento y ofuscación para ennoblecer el

camarín donde reposa una sencilla imagen de la Virgen del Carmen, ataviada con su austero hábito carmelitano de color marrón, y que sólo sostiene en sus manos un báculo y un escapulario. La iglesia del Carmen se alza en un extremo de la ciudad, sobre uno de sus múltiples y espléndidos miradores naturales. Por aquí, por el lugar más accesible y desprotegido, penetraron las huestes del infante don Fernando hace más de seiscientos años para apoderarse de Antequera. Al fondo se vislumbran los perfiles rotundos de la Peña de los Enamorados, como una isla con cara de mujer flotando sobre la vega, semioculta en la penumbra de una noche sin luna. Cobijado en sus faldas, un inquieto y joven soldado cavila ansioso sobre el asalto a la ciudad. Hay mucho en juego: su valentía, su capacidad de mando, su prestigio como estratega, su corona de rey... Abrumado, decide esperar anhelante a que salga el sol por los montes de Antequera y… que sea lo que Dios quiera.

Plaza del Coso Viejo:

Esta plaza, que antaño fue mercado de verduras, aloja en su centro la estatua del infante Fernando de Castilla. La heroica conquista de esta ciudad musulmana, ocurrida en el año 1410, le valió el sobrenombre de Fernando el de Antequera. La plaza alberga también el Palacio de Nájera, sede del Museo de la Ciudad (desde su adecuación en el año 1968 en el palacio barroco de Nájera, el museo de Antequera no ha dejado de mejorar y crecer. En la actualidad cuenta con una extensión de dos mil metros cuadrados y veinte salas que atesoran valiosas piezas de los distintos periodos históricos vividos intensamente por la ciudad), el Convento de Santa Catalina de Siena y la Fuente de los Cuatro Elementos, que no pueden ser otros que el agua, el fuego, la tierra y el aire.

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Puerta de Málaga:

La Puerta de Málaga es uno de los accesos al recinto amurallado de Medina Antaquira más importantes de la ciudad nazarí. Tras la reciente restauración llevada a cabo, ha recobrado su original aspecto, con un triunfal arco de herradura y la típica disposición en recodo de las puertas defensivas musulmanas.

Puerta de Granada:

Iglesia de Santiago:

Preside la popular placeta de Santiago, junto con otros monumentos de interés. Comenzó siendo una modesta capilla, para convertirse en el siglo XVIII en un coqueto templo, decorado con yeserías barrocas y bellos trampantojos. En su fachada presenta una original tribuna de aires mudéjares.

Es una de las muchas puertas monumentales que daban acceso a la ciudad en el siglo XVIII. La Puerta de Granada se ha mantenido en uso hasta finales del siglo pasado. Una imagen de la Virgen del Rosario, la primera patrona de Antequera, custodia esta puerta en el interior de una hornacina. En sus proximidades estaba emplazado el fielato, aquella antigua institución encargada de recaudar impuestos de consumos.

MM


A n t e q u e r a El «mollete» es una de las insignias gastronómicas de Antequera. Su receta se remonta al pasado árabe de la ciudad, según la cual el bollo de pan debe tener poca «cochura». El mollete debe quedar crujiente por fuera y tierno por dentro, para que, al partirlo por la mitad, desprenda esa peculiar nubecilla de vapor de agua que presagia un delicioso bocado para el paladar.

Ayuntamiento: Interior.

Detalle de los planos de la arcada del claustro.

Ayuntamiento: Interior

La fachada neobarroca del Ayuntamiento da paso al monumental claustro del desaparecido convento de Terceros Franciscanos. El claustro conserva en sus muros los primeros trazos del maestro alarife que le dio forma en el siglo XVII. En ellos precisa la luz de las arcadas, sostenidas por columnas de mármol rojo, así como las grandiosas dimensiones que debía tener el espacio conventual.

MM


Grupo escultórico Homenaje a los Antiqiries:

El conjunto escultórico, fundido en bronce, recuerda la rendición de los últimos habitantes nazaríes de la ciudad, que emprendieron la marcha hacia Granada para fundar en ella el célebre barrio de la Antequeruela. El monumento, situado frente a las murallas de la Torre del Asalto, fue inaugurado en el año 2010. Obra de Jesús Gavira.

MM


Antequera, brindis al sol

Iglesia de San Agustín:

Capilla Virgen del Socorro:

La Capilla Virgen del Socorro preside la Plaza del Portichuelo, uno de los rincones más tradicionales y populares de la ciudad. Fue erigida a principios del siglo XVIII y su arquitectura está concebida hacia el exterior, con dos cuerpos de galerías abiertas y un soportal que sirven para dar cobijo al viandante. (foto: Tyk-Creative Commons).

Las numerosas restauraciones sufridas por la Iglesia de San Agustín desde su fundación, en el siglo XVI, le otorgan un original aspecto exterior. Su torre, la segunda más alta de la ciudad, está embutida entre dos contrafuertes, y en su fachada principal se abre una gran balconada que le confiere un extraño aire civil.

Termas romanas:

MM

Los restos arqueológicos de la Termas Romanas, halladas a los pies de la Colegiata de Santa María la Mayor, confirman la muy antigua fundación de la ciudad de Antikaria. Se trata de un complejo termal de carácter público fechado en torno al siglo I, en el que destaca un mosaico polícromo con la imagen, en su centro, de una deidad marina.


Ojos color de aceituna Cuando cantan las alondras, en la vega de Antequera, yo estoy hablando con mi novia, que vive en las afueras. Mi novia es guapa y morena, ojos color de aceituna, yo no me voy de su vera ni a las doce ni a la una. Y al llegar la madrugada la alondra sigue cantando y el ruido de las tornas, que en la vega están regando.

Nuestro viejo amigo, el poeta cabrero, Lorenzo Molina Gutiérrez, a sus 92 años cumplidos, sigue siendo amado por las Musas y fruto de ese amor es este sencillo y hermoso poema dedicado a Antequera:

Y cuando sale la Luna y cuando la Luna sale, la sombra de los olivos, testigos de los cantares. Alguien dijo alguna vez, alguien dijo algún día: salga el sol por Antequera, corazón de Andalucía. Calle Estepa por el medio, que reluce como el sol y a la salida, El Torcal, perla de decoración. La Peña tiene una cara de indio de bellas plumas y enfrente está El Romeral contemplando su hermosura. Y al llegar la madrugada, alondras siguen cantando y el ruido de las fuentes de San Sebastián y Santiago. Cuando llega la mañana y se bañan las palomas en las fuentes de Antequera, yo me quedo mirando, unas llegan y otras vuelan.

Foto alondra:

A. Bellido Serrano.

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A R U T A LITER Arjona rásimo

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Casa del Gobernador, en La Alhambra. Harriet Ford. Lรกpiz y acuarela sobre papel. 1832.

LITERATURA 26


La imagen de España por los viajeros románticos del siglo XIX Dedicado a Mateo Arjona Cano

Cada vez que sale un nuevo número de la revista, la sensación que queda es de vacío. Es como entrar en crisis, y no queda más que la esperanza de que alguna de las semillas lanzadas a los vientos haya fructificado y crecido. En este caso, el viento propicio vino impregnado de olor granadino con la lectura de

Gerásimo Arjona Bautista

un artículo del abogado Jerónimo Páez, publicado en el ABC, que proponía un reto: descubrir y acercar a los lectores de hoy la imagen formada de España por los viajeros extranjeros del siglo XIX. Con su lectura revivieron en mi recuerdo la luz y la fragancia de los jardines de La Alhambra que, en mis primeros años universitarios, eran de visita gratis los domingos, revivieron acompañados de los recuerdos de la lectura de Washington Irving y me impulsaron a bucear, por el siglo en cuestión, en búsqueda de la anunciada imagen de España para compartirla con ustedes. El buceo se hizo interminable y hubo que acotarlo. Con ello surgía el reto de provocar, motivar al lector con la primera parte de este artículo a reflexionar sobre lo que acá se trata: la creación de la visión romántica de España y, especialmente, la mitificación de Andalucía, tarea ésta a la que contribuyeron, de especial manera, los franceses Latour, Mérimée, Chateaubriand, Gautier, Alejandro Dumas, Víctor Hugo, Doré, Davillier; o los ingleses Borrow y Ford, entre otros. El buceo referido resultaba extenso y casi inabarcable; por ello, lo hemos fragmentado en dos, dejando para el próximo número la segunda parte; en ella concretaremos cómo se refirieron los viajeros románticos a Málaga y la presencia que tuvieron en la ciudad, en su provincia y, particularmente, en los pueblos de la cuenca del Guadalhorce. Comencemos con la primera parte.

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En el siglo XIX, nuestro país se desangró en permanentes guerras, casi todas civiles y, a consecuencia de ellas, acabó perdiendo o, dicho más «políticamente correcto», aceptó impotente la pérdida de «sus provincias de Ultramar». De aquellos tiempos sólo nos queda, a todos los países de habla hispana, una insigne institución compartida: la Real Academia Española, es decir, el idioma común, lugar de encuentro de los quinientos millones de hispanohablantes. Comenzamos este recorrido decimonónico, anticipando lo que pudiere haber sido la conclusión, releyendo el texto anteriormente aludido de Jerónimo Páez:

Viajeros en la posada. S. XIX.

Los viajeros románticos «Vinieron a la búsqueda de sus propias fantasías. Imaginaban mundos que no existían, mientras escapaban del suyo propio, prosaico y poco atractivo. Crearon todo tipo de tópicos y, con frecuencia, sus propios prejuicios les hicieron ver una España que poco tenía que ver con la realidad. …Estos viajeros…quedaron fascinados. Algunos escribieron deliciosas narraciones, viajaron, se mezclaron con el pueblo llano, gustaron de sus formas de vida y sus tradiciones y llegaron a vivirlas con más intensidad que muchos de los escritores nativos. Describieron… todo tipo de mitos y estereotipos… Pero también escribieron… nuestros modos de vida, las diferentes comarcas y regiones… Sus análisis… de las peculiaridades de la vida española sirvieron para conocer «los males de España» y raro es el que no alabó la fuerza, el orgullo, la dignidad que rezumaba el pueblo llano, a pesar de los muchos años de decadencia y mal gobierno. Contribuyeron con sus libros y artículos a que Europa mirara al Sur… Basta recordar que de La Biblia en España de George Borrow, Don Jorgito el inglés, personaje casi irrepetible, se hicieron más de diez ediciones de mil ejemplares en los dos primeros años de su publicación en 1842… y su otra gran narración The Zincali, sobre los gitanos en España, puede que fuera el primer libro sugestivo sobre esta comunidad. Si las descripciones de George Borrow tuvieron un enorme éxito y difusión, qué decir de esa obra maestra que fue el Manual de Viajeros sobre España de Richard Ford, insustituible para conocer la vida y costumbres de la España del siglo XIX. Richard Ford tendrá una enorme influencia, hará que España se ponga de moda en Inglaterra, y numerosos viajeros, artistas, escritores, vendrán a recorrer los caminos y lugares descritos por este autor. En Francia surgirá un movimiento parecido…. Los franceses, entre ellos Teófilo Gautier, potenciaron el orientalismo y nuestro pasado árabo—musulmán, que llegará a su cénit con la relación Alhambra y Washington Irving, quien… contribuirá a la conservación de este impresionante monumento… y que se convertirá en la quinta esencia de todas las nostalgias de un paraíso perdido…».

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LITERATURA Hoy, en el 16 del tercer milenio, en gran parte del extranjero y en este país, para bien o para mal, aún sigue pesando como una losa la imagen formada sobre España durante el siglo XIX, cuyos antecedentes remotos fueron la Leyenda Negra, fabulada por los ingleses a raíz de la conquista de América, especialmente de la conquista de México (Nueva España) por Hernán Cortés, y la parcial lectura de la literatura española del Siglo de Oro: los romances, El Lazarillo, La Celestina y, especialmente, El Quijote. Otro precedente decisivo en la creación de esta imagen de España fue la novela picaresca Gil Blas de Santillana del francés Alain–René Lesage, escrita entre 1715 y 1735, y que tuvo tal éxito que se convirtió en una auténtica guía para los viajeros románticos. Lesage describía una España cruzada por polvorientas y desvencijadas diligencias, con estudiantes de sospechoso parecido a los pícaros; con bandoleros que desvalijaban a los pasajeros o les daban el salvoconducto para atravesar un territorio de paisaje desolado y abrupto, perfilado por pétreos riscos y barrancos, como si el paisaje descrito por Cervantes, cuando don Quijote y Sancho se internan en las fragosidades de Sierra Morena, fuera el único paisaje español posible. A pesar de esta visión reduccionista del paisaje serán los románticos, como estudió Azorín, los que desarrollarán «El sentimiento amoroso hacia la Naturaleza» (…) Por primera vez, el romanticismo trae al arte la Naturaleza en sí misma, no como accesorio…», no sólo en literatura sino en la pintura y en el grabado. Por la importancia dada al tratamiento del paisaje, su literatura será fundamentalmente descriptiva y elogiosa hacia la montaña y el bosque, a la vegetación densa y vigorosa como máximas expresiones de una naturaleza libre y no degradada por la civilización y la historia; por el contrario, la llanura, para la visión romántica, equivaldrá a una naturaleza degradada, sometida al hombre y carente de interés estético. Las crónicas y los relatos de viajeros comienzan a hacerse presentes desde la segunda mitad del siglo XVIII, el siglo de la Ilustración, y se convertirán en

George Borrow.

Por Henry Wyndham Phillips.

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libros de referencia para franceses y británicos, tal es el caso de Townsend, cuyo libro de viajes, realizados entre 1786 y 87, llevaban las tropas napoleónicas en su mochila, o el caso del escocés William Dalrymple, mayor del ejército británico en el destacamento de Gibraltar en 1774, que recorrió la Península para conocer sus instalaciones militares. Sus textos no escatiman críticas hacia los españoles y sus gobernantes y supusieron uno de los primeros ejemplos del subgénero narrativo a punto de eclosionar: la literatura de viajes. A la definitiva fijación de esta visión romántica contribuyó, decisivamente, la Guerra de la Independencia (1808– 1814) al propiciar que muchos de estos viajeros y un buen número de contendientes ilustrados quedaran fascinados por la singularidad de nuestro país cuando la expansión del pensamiento romántico por Europa hizo que la victoria española sobre Napoleón se viera como encarnación de un pueblo heroico y valeroso, vencedor del ejército más poderoso del mundo. Tras siglos de aislamiento forzado y vigilado por la poco Santa Inquisición, desde tiempos del catoliquísimo Felipe II, para preservar a España de ideas y actitudes que pudieran derivarse del pensamiento protestante, España volvió a abrirse, traumáticamente, a Europa forzada por la estrategia geopolítica de Napoleón contra los ingleses, estrategia que empezó a truncarse en nuestro país tal como reconocía el mismo emperador francés desde su exilio: «Esta maldita Guerra de España fue la causa de todas las desgracias de Francia. Todas las circunstancias de mis desastres se relacionan con este nudo fatal: destruyó mi autoridad moral en Europa, complicó mis dificultades, abrió una escuela a los soldados ingleses; esta maldita guerra me ha perdido». Esta Guerra de España dio pie a que centenares de miles de soldados franceses, ingleses, también suizos y polacos, entraran por los Pirineos posicionados en uno u otro bando; ello propició que se publicaran, tras su finalización, muchas memorias de militares, centenares de crónicas, dibujos, pinturas,

Retrato de Prosper Mérimèe. Obra de H.E. Capron.

grabados y múltiples relatos de viajeros curiosos, los viajeros románticos, que contribuyeron a la formación de un estereotipo de España y de sus habitantes: su vida y sus costumbres se verán entremezclados con los relatos de batallas que acabarán creando una visión irreal del país, cuya culminación será la imagen de Carmen, la protagonista de la obra del escritor francés Próspero Mérimée, escrita en 1845 y ambientada en la Guerra de la Independencia. Su acción principal se sitúa en Sevilla, pero con una presencia importante de otros lugares de Andalucía como Córdoba, Gibraltar y la Serranía de Ronda, aunque según una carta a María Manuela Kirkpatrick, condesa de Montijo y marquesa de Ardales, se inspiró en una historia que le relató la propia condesa en 1830:

«Trata sobre aquel valentón de Málaga que había matado a su querida, que se debía exclusivamente a ‘su público’. Como yo había estudiado a los gitanos durante un tiempo, he convertido a mi heroína en gitana».


Retrato de Alexandre Laborde. Obra de Julien Boilly.

Málaga. Vista de Gibralfaro desde la playa de San Andrés. Grabado del libro: Voyage Pintoresque et Historique de l’Éspagne, editado en Paris, 1806.

y toda sabiduría» como diría Gautier. En los grabados de Laborde se incluían 276 láminas de paisajes y lugares de España, ochenta dedicados a Andalucía, entre los que se halla una panorámica de Málaga, en su tiempo de esplendor económico, desde las playas de San Andrés, que permite ver el puerto dominado por el castillo de Gibralfaro al fondo y que ilustra con un benévolo texto que dice así:

Este personaje de mujer fatal devendrá en la figura central de la cigarrera de la más famosa ópera de tema español, creada por otro francés, Bizet (1838– 1875) y en imagen que resume condensados todos los tópicos decimonónicos. Pero no avancemos tanto y volvamos a las primeras décadas del siglo para conocer a algunos de nuestros ilustres visitantes de entonces: En 1800 llegó a la Península, con el séquito del embajador Lucien Bonaparte, un viajero crucial en el nacimiento de la imagen exótica de España, el francés Alexandre Louis Joseph de Laborde (1773–1842), de ascendencia española y enamorado de nuestro país. El estudioso Laborde, al frente de un equipo de dibujantes, entre los que se encontraba Chateaubriand, recopiló todos los materiales que le interesaron para componer la más importante obra de grabado sobre la España del siglo XIX, en la que empeñó toda su fortuna, y que tituló Viaje pintoresco e histórico de España, ejerciendo una gran influencia en la fijación de los tópicos y de los estereotipos culturales de estos viajeros que veían a nuestro país anclado en su admirada Edad Media (la de ellos) y lo sentían como un puente de paso hacia el siempre fascinante Oriente imaginado como la «tierra del Sol, de donde proviene toda luz

«Hay ciertos lugares que siempre se abandonan con pena y que, sin embargo, son difíciles de describir: cierto encanto que emana especialmente de las costumbres de los habitantes, de la benignimidad del clima, de la estación del año que se disfruta, va dejando en el alma un profundo recuerdo, tan imperceptible que uno no se da cuenta de esa atracción. Entre estos lugares está la ciudad de Málaga. Bastante mal construida, sin ningún edificio digno de mención, pero situada en medio de una tierra rica y productiva, y habitada por un considerable número de gentes agradables de diferentes países. La actividad de su comercio, la abundancia de su producción y sus alrededores atraen multitud de extranjeros, y se vive aquí mejor quizá que en ningún otro lugar de España».

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En octubre de 1813, el oficial de marina y artista británico Edward Hawke Locker alcanza las costas de Tarragona, donde contempla horrorizado la ciudad arrasada por la guerra; de allí se dirige a Vera de Bidasoa (Navarra) para entregar unos documentos al Duque de Wellington; emprende, entonces, un largo y agotador viaje por toda la Península: Tudela, Vitoria, Zaragoza, Fraga, Madrid, Burgos, Toledo, Valencia, Reus…, reflejando en sus dibujos los devastadores efectos de la contienda, los paisajes, monumentos y enclaves que le provocaban atención. Fueron publicados también en formato de grabados, con gran éxito, con el título de Vistas de España (1823), cuando otro ejército francés, los Cien Mil Hijos de San Luis, penetró en España en complicidad con el nefasto rey felón Fernando VII para acabar con los avances aperturistas del gobierno del denominado Trienio liberal y restaurar el Antiguo Régimen medieval. En esa fecha las Vistas de España de Locker sirvieron de estímulo al triunfante movimiento romántico que, por entonces, hacía furor en Francia. Si bien es verdad que el origen y, en parte, los contenidos del mito español/andaluz se remontan al Siglo de Oro, como se ha indicado, es en el siglo XIX cuando el estereotipo romántico se pone de moda a pesar de ser España una tierra desconocida para los europeos y estar en su mayor momento histórico de decaimiento y de postración. Pues, precisamente, este momento parece ser la razón de ello, según el profesor granadino Francisco Rodríguez Martínez: «su primitivismo, su atraso, su estancamiento frente a la Europa uniforme, industrializada y burguesa del siglo XIX, de la que abominan numerosos escritores, artistas, o acaudalados burgueses aburridos que se vuelven viajeros», especialmente, en las décadas de los años 30 y 40, y que llenos de prejuicios entran, asombrados, por Los Pirineos desde Francia, Inglaterra, Alemania, Italia, o incluso de Estados Unidos, atraídos por una avalancha de textos que describen a España como una tierra exótica, tal como recogían las palabras de Alexander von Humboldt: «con paisajes más orientales que europeos, que vivía anclada en un modo de vida casi medieval», un

Eduard Hauker Locker.

Museo del Almirantazgo inglés.

Teóphile Gautier.

Obra de Nadar. 1856. M. Metropolitan de N. York.

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LITERATURA

Edgar Quinet.

Filósofo e historiador francés. 1855. Enciclopedia Británica.

lugar casi mágico en el que era posible vivir en carne propia un sinfín de aventuras rodeados por personajes que van «desde el temible bandolero hasta la sensual y misteriosa gitana, pasando por el torero, las manolas o los ‘dignos herederos’ de Don Quijote y Sancho Panza». Tras la Guerra de la Independencia aumentan el interés y la atención dedicados a España; de hecho, según el profesor sevillano José María Alberich, en los años veinte se inicia «la Edad de Oro de la literatura viajera de tema español en lengua inglesa» que alcanza sus momentos culminantes, casi mediado el siglo, con las obras magistrales de los ya mencionados, George Borrow: La Biblia en España (1843) y Richard Ford: Manual para Viajeros en España (1845). Y en los decenios de los años treinta y cuarenta llegan a España la mayor parte de los viajeros franceses, entre cuyos frutos literarios se cuentan obras como Cartas de España (1831–33) de Prosper Merimée; Un invierno en Mallorca (1845) de George Sand; Viaje en España (1845) de Théophile Gautier; Mis Vacaciones en España (1846) de Edgar Quinet; Impresiones de Viaje (1847– 1848) del célebre Alexandre Dumas; Pirineos (1890) del celebérrimo Víctor Hugo, obra póstuma donde se recogen las vivencias y evocaciones del autor durante su viaje en el verano de 1843. No todos los viajeros que pasaron por España en el siglo XIX dejaron sus impresiones por escrito, los relatos conservados ascienden a 560; de ellos, más de 300 se refieren a tierras de Andalucía, prueba de la especial atracción que nuestra tierra ejercía a los ojos de los modernos europeos de la época. Veamos lo que decían, al respecto, algunos textos de aquellos visitantes curiosos, donde se muestran los «prejuicios» anteriormente aludidos: El francés Théophile Gautier, en su Viaje por España (1840), manifestaba:

«Un viaje por España es todavía una empresa peligrosa y novelesca; es necesario esforzarse, tener valor, paciencia y fuerza; se arriesga la piel a cada paso; las privaciones de todo tipo, la ausencia de las cosas más indispensables de la vida, el peligro os rodea, os sigue, os adelanta; no oís susurrar a vuestro alrededor más que historias terribles y misteriosas: — Ayer los bandidos han cenado en esta posada. Una caravana ha sido interceptada y conducida a la montaña por los brigantes para obtener rescate. — Es necesario creer en todo esto, ya que se ven, a cada lado del camino, cruces cargadas de inscripciones de este tipo: —Aquí mataron a un hombre».

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LITERATURA Sin embargo, Gautier se quejará penosamente en otras ocasiones por no haber tenido «la suerte» de ser asaltado por los temibles bandoleros. En cierta ocasión estuvo a punto de ver cumplido su deseo, que expresa así:

«En una curva del camino, tuvimos un instante de glorioso pavor. Percibimos, gracias al claro de Luna, siete hombres altos y gallardos, vestidos con largas capas, cubiertos con puntiagudos sombreros, con el trabuco al hombro, que permanecían inmóviles en medio del camino. La aventura, perseguida desde hacía mucho tiempo, se producía con todo el romanticismo posible. Desgraciadamente, los bandidos nos saludaron muy educadamente, con un respetuoso «Vayan ustedes con Dios». Eran lo contrario de los ladrones, eran migueletes, es decir, gendarmes. Oh, amarga decepción para dos jóvenes viajeros entusiastas que con mucho gusto habrían pagado una aventura al precio de sus viajes».

En la misma honda, Mérimée, que pisó suelo español con 27 años en 1830 y pasó tres años en esta tierra, en sus Cartas de España, reflejaba cuestiones costumbristas como las corridas de toros, los temibles bandoleros o incluso asuntos de hechicería. En una de estas cartas relata cómo en su visita a Valencia presenció la ejecución de un hombre que había asesinado a un guardia por impedirle entrar en la plaza de toros sin la entrada correspondiente y en otros casos se lamenta de la falta de aventuras al igual que su paisano Gautier. Únicamente relata que encontrándose, en cierta ocasión, en Écija, asistió a la llegada de una diligencia cuyos viajeros habían sido desvalijados hasta la desnudez por los bandidos. Esta fascinación por el peligro y los bandidos le llevaron a dedicar no pocas líneas a la legendaria figura de José María el Tempranillo, al que evoca como un héroe, pese a ser «un maleante»:

José María El Tempranillo.

Según retrato de John Frederick Lewis.

—«era muy cortés y bien manerado, y daba la mano a las señoras para que bajaran de la diligencia…». Y cuando robaba un anillo a una dama le decía: —«Una dama tan bella no necesita de adornos». Richard Ford (1796–1858), en su obra Manual para viajeros por España y lectores en casa, uno de los mejores ejemplos de la literatura de los viajeros románticos, ofrece una panorámica general del país desde Valencia a Murcia, de Cataluña a León, de Castilla al País Vasco, de Navarra a Aragón, y Andalucía; sólo recogemos su opinión de ésta última a la que, con evidente hipérbole, describía así:

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pasado mañana, que son el Bukra, bal–bukra de los irresolutos orientales. Su Sabe Dios es el Salem Allah de los moros. Aquí se conserva el Balajum o Veremos, el Pek–éyi o muy bien y el Inshallah, si Dios quiere, el ojalá o deseo de que Dios haga el trabajo por ellos, el Inxo Allah de los musulmanes, antigua invocación a Hércules. En una palabra: aquí tienen asiento las tareas dominantes entre los orientales, su indiferencia, su irresolución, mitigadas por una resignación religiosa a la Providencia. Los naturales son supersticiosos y muy devotos de la Virgen. Su región es la tierra por ella escojida, la tierra de la Santísima. Puede decirse que el culto femenino de Astarté es observable todavía en la unánime mariolatría del pueblo llano, por muy distinto que resulte, teóricamente, el modo de entender la religión católica que tienen los esotéricos e ilustrados. Sevilla fue el alma de la controversia sobre la Inmaculada Concepción que tanto agitó a España. Los andaluces se caracterizan también por su confianza en el auxilio sobrenatural. Siempre que se ven necesitados se encomiendan a sus patronos tutelares. Cada ciudad, iglesia y parroquia tiene su patrón. Con todo, si damos crédito al refranero, tales inclinaciones religiosas no han supuesto mucho beneficio moral para esta gente, ‘al Andaluz cata la cruz’ (catar es la antigua expresión española de mirar), es decir: observa cómo el andaluz, que es medio moro, se santigua; ‘del Andaluz guarda tu capa y capuz’. Ninguna otra región ha padecido a ladrones contrabandistas durante más tiempo. En compensación, no obstante, no hay lugar en España donde el ‘trato’ o comunicación amistosa y social, sea más agradable que en esta región amante del placer y enemiga del trabajo. El nativo es el gracioso de la Península, (...) El traje regional, extremadamente pintoresco, es el del Fígaro de nuestros teatros. Cualquiera que sea el mérito de sastres y modistas, la naturaleza ha derramado sus dones en la obra bien hecha: ha fraguado al andaluz en su mejor molde: Alto, bien proporcionado, fuerte y vigoroso; la mujer está a la altura de su pareja. A menudo luce unas proporciones incomparables, a las que habría que añadir su peculiar garbo y desenvoltura que resultan de lo más fascinante.

«Andalucía resulta admirablemente adecuada para nuestros jubilados. Aquí se desconoce el invierno en nuestra desoladora acepción. Sus formidables condiciones climáticas constituyen uno de los muchos motivos de vanagloria que tienen los andaluces. Estos se jactan de tal ‘feliz accidente’ con que la naturaleza los ha distinguido, como si los cielos despejados fueran obra y mérito propio. Con razón situaron los clásicos sus Campos Elíseos entre estos huertos de naranjos, éste era igualmente el hogar de los ‘benditos, los felices, los longevos’, de Anacreonte así como de los ricos y poderosos de las Sagradas Escrituras. Estas privilegiadas regiones, la mejor porción de la Península, han constituido siempre la presa y la recompensa del poderoso, tanto como la inspiración de los poetas. Desde los periodos más remotos de la historia, los andaluces han sido más estimados por sus cualidades sociales e intelectuales que por las prácticas e industriales. Sus compatriotas los consideran como a los Gascones, los fanfarrones y jactanciosos del país y, ciertamente, desde los tiempos de Livio hasta hoy son los más imbelles, es decir, los menos aguerridos y los menos inclinados a la milicia. En la paz y en sus artes es donde destacan estos alegres, joviales y campechanos hijos de un medio afable. Así sus autores revivieron la literatura cuando la Era de Augusto declinaba en Roma del mismo modo en que, durante los siglos oscuros de la Edad Media europea, Córdoba fue la Atenas de occidente, el asiento de las artes y de las ciencias. Así cuando el sol de Rafael se ponía en Italia, aquí se levantaba renovado en la escuela sevillana de Velázquez, Murillo y Cano, la mejor de la Península. La imaginación oriental de los andaluces lo vivifica todo con el colorido de su sol brillante. Su exageración, ponderación o el darle valor a lo que no tiene, convierte sus toperas en montañas, todos sus gansos son cisnes. Aunque no hay quien les gane a exagerar, su credulidad es proporcional y acaban creyéndose sus propios embustes. Con ellos todo es superlativo o diminuto. En ninguna parte escuchará el forastero más a menudo esas palabras talismánicas que revelan el ignorante carácter nacional: No se sabe, no se puede, depende, mañana,

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El dandy de España es el ‘Majo’. La etimología de esta palabra es el árabe majar ‘brillantez, esplendor, andar arrogante’, cualidades exactamente expresadas en el traje y en el porte del personaje que relumbra de terciopelos, botones de filigrana, borlas y alhajas. (...) sus arranques y bromas se conocen todavía en español por sus nombres árabes: jarana, jaleo, esto es jala–a, ‘zumbonería’. El andaluz, medio moro, chispeante y vivaz, constituye la antítesis del grave y correcto castellano viejo. Este lo desprecia y lo considera un sujeto divertido pero poco serio y se burla de su traje de arlequín y de su peculiar dialecto. Y con razón, puesto que en ningún otro sitio está la lengua española más corrompida en su vocabulario y pronunciación. (...) Las ciudades más apropiadas para residir durante el verano son Granada, Ronda, Sevilla y Málaga y pueden satisfacer a los jubilados en invierno, o Gibraltar, donde abundan las comodidades y el buen servicio médico de Inglaterra».

Málaga desde San Andrés. Obra de J. Vallejo.

Puerta de Atarazanas. Richard Ford. 1831.

Richard Ford.

Pintado por Antonio Chatelain.

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mejor posición tropiezan con dificultades para ser admitidos en las tertulias respetables de Madrid, donde si logran entrar son invariablemente ridiculizados por los gestos y ademanes absurdos en que se complacen, por su inclinación a la jactancia, sus exageraciones, su curioso acento y la manera incorrecta de pronunciar el castellano. En una palabra: los andaluces, en todas las cualidades del carácter, se hallan tan por debajo de los otros españoles, como el país que aquéllos habitan es superior en belleza y fertilidad a las demás provincias de España. Pero no vaya a creerse ni por un momento que mi intención es negar que entre los andaluces haya individuos estimables y excelentes: uno descubrí yo a quien sin vacilar proclamo como el carácter más extraordinario que he conocido… un hombre miserable, sin casa, sin dinero, harapiento, destrozado. Aludo a Manuel, a quien no sé por qué oficio nombrar: si vendedor de billetes de lotería, o auriga del carro de los muertos, o poeta laureado en poesía gitana. Maravilla será que aún estés vivo, amigo Manuel; tú, de condición natural tan noble, honrado de corazón puro, humilde, pero digno, ¿vagas todavía por los patios de la bella Safacoro1,o por la margen del Len Baro2 con la mirada perdida en el espacio y esforzándote por recordar alguna copla de Luis Lobo medio olvidada?...».

En tono parecido a Richard Ford se expresaba el políglota George Borrow cuando, harto de recorrer España a lomos de caballo para vender la Biblia luterana y su Nuevo Testamento con el fin da sacar a los españoles del atraso y de las supersticiones papistas, se instala con igual fin en Sevilla, donde: «…el aire embalsamado de la hermosa Andalucía se respira en toda su pureza. Las flores y las hierbas aromáticas que crecen en abundancia difunden en torno sus perfumes. Allí la tristeza y la pesadumbre huyen del pecho como por magia, en tanto que los ojos se extasían ante el panorama, iluminado por un sol esplendoroso, sin igual, en cuya luz flotan las mariposas, pintadas de alegres colores, y las salamanquesas verdes y áureas, despatarradas en el suelo, gozan del voluptuoso calor, o se lanzan a veces de un salto velocísimo, con susto del viajero, a la madriguera más próxima, y allí se quedan mirando con sus ojillos agudos y brillantes. Es imposible, repito, estar triste en tierras tales, y con razón los antiguos griegos y romanos colocaron aquí sus Campos Elíseos…». Y continúa D. Jorgito en el mismo capítulo XLIX de su Biblia en España: «Todo el tiempo que pasé en Sevilla viví muy retirado, gastando la mayor parte del día en estudiar, o en ese semisoñoliento estado de inactividad, resultado natural de los climas calurosos. El carácter de la gente entre quien me hallaba no me inducía a buscar su sociedad. Los andaluces de la clase alta son probablemente, en términos generales, los seres más necios y vanos de la especie humana, sin otros gustos que los goces sensuales, la ostentación en el vestir y las conversaciones obscenas. Su indolencia sólo tiene igual en su bajeza, y su prodigalidad, en su avaricia. Las clases bajas son un poquito mejores que las de posición elevada; verdad que no puede alabarse el nivel de su moralidad: son engañosos, camorristas y vengativos; pero son en general más corteses y, con toda seguridad, no más ignorantes. A los andaluces, en general, los tienen en muy baja estimación los demás españoles, y aun los de

1. Safacoro: nombre gitano de Sevilla. 2. Len Baro: nombre caló del Guadalquivir.

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En esta formación del estereotipo del mito andaluz/español sobre el paisaje y el paisanaje que lo puebla, se ha basado la confusión histórica y global de España vista desde fuera como un país anormal, diferente, que según el profesor de la universidad de Granada, Rodríguez Martínez, se debe a la visión romántica del país como antesala de Oriente donde «lo moro» impregna no solo el paisaje y el arte sino la raza, sobre todo en la mujer, como parece mostrar Gautier; y el embajador norteamericano Washington Irving en sus Cuentos de la Alhambra, donde la admiración por «lo moro» (maurofilia) llega a su cénit recreando «una dominación pacífica» (la árabe) en la que «los refinamientos culturales de todo tipo determinaron un paraíso feliz en contraste con una Europa Medieval en sombras». Parecido estereotipo es el que muestran Richard Ford o Borrow. La visión de España como sociedad civil de más de uno de estos viajeros románticos corresponde a un mosaico «insolidario» de regiones como revelan textos como los siguientes:

Washington Irving. Daguerrotipo de John Plumber.

1860. Biblioteca del Congreso. Estados Unidos.

Decía Théophile Gautier: «Para un habitante de Castilla la Nueva lo que ocurre en Castilla la Vieja le es tan indiferente como si ocurriera en la Luna. España no existe desde el punto de vista unitario: son las Españas, Castilla, León, Aragón y Navarra, Granada y Murcia etc, pueblos que hablan dialectos diferentes y que no pueden ni verse». Curiosamente habla de «dialectos», no menciona las regiones con lengua original como Galicia, Cataluña y el País Vasco. En el mismo tono se expresaba Richard Ford: «El reino de España, que parece tan compacto en el mapa, se compone de varias regiones, cada una de las cuales formó un reino independiente en tiempos pasados; y a pesar que ahora están unidas… las diferencias originales, tanto geográficas como sociales, continúan sin alteración… el término general ‘España’, conveniente para geógrafos y políticos, parece hecho para despistar al viajero, pues sería afirmar una cosa, por sencilla que fuese, de España o de los españoles que pudiese ser aplicable a todas sus heterogéneas partes».

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Parcerisa. 1835.


Pero a pesar de ello, España y Andalucía representaban el paraíso; así dice Borrow de Sevilla: «Detúveme allí gozando del clima delicioso de aquel paraíso terrenal…». Cuando Gautier cruza Despeñaperros (por él llamado Puerto de los Perros) exclama: «El aspecto cambia totalmente, es como si de pronto se pasara de Europa a África. Todo está inundado de una luz fulgurante, espléndida, como debía ser la que iluminaba el paraíso terrenal». Y las mismas expresiones edénicas, las mismas exaltaciones por el clima y el paisaje de Córdoba, Málaga, Ronda, Granada o Jaén, etc., encontramos en otros viajeros como Richard Ford o el barón de Davillier, y que como se dijo, al principio, quedan para el siguiente número de esta publicación. Hay que poner fin a lo que se comienza, más cuando se ha pretendido deambular por siglo y medio y uno se ha dado cuenta de que el trayecto es inabarcable, así que nos vamos evocando una estampa llamativa y pintoresca ocurrida en 1846 donde aparece un grupo de franceses viajando por la península; estampa que quedará descrita por el mulato Alejandro Dumas, que lo capitaneaba, en su libro De París a Cádiz. La expedición encabezada por el celebérrimo autor de Los tres mosqueteros, en la que participaba su hijo Dumas, autor de La dama de la camelias, terminó por convertirse en centro de atención de los españoles que la agasajaron con todos los honores. Célebre por su vida disoluta, el autor de El conde de Montecristo no entregó a tiempo ni uno de los artículos que tenía que enviar a Francia por encargo. El autor galo no se separó ni un momento de su viaje de un completo repertorio de las más modernas armas pues, advertido por los escritos de otros viajeros por España, quiso ir bien prevenido contra bandoleros y maleantes. La atención del francés se centró sobre todo en la luz y el color de ciudades como Sevilla, Cádiz o Jaén y, por supuesto, en sus costumbres y en sus mujeres. Durante su paso por Sevilla, Dumas y su «troupe» asistieron a una fiesta flamenca, en

Obra de V.P. Botkin. (Archivo Diaz de Escovar).

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la que el escritor quedó cautivado por el exotismo y energía de una bailarina. Nos sumamos a este sarao como si de un final de fiesta se tratara para festejar, para mejor o peor, la imagen que los viajeros románticos crearon sobre España y, por ende, de Andalucía:

XIX y XX, que aseveraba que España no era Europa, que: «África empieza en los Pirineos». Pues bien, concluimos un poco mareados, tras la fiesta flamenca referida y tras reflexionar sobre tan «simplistas y exitosos eslóganes publicitarios», con las palabras del profesor granadino anteriormente mencionado:

«En España, la danza empieza por ser un placer para la propia danzarina, que baila con todo el cuerpo: los senos, los brazos, los ojos, la boca, las caderas, todo acompaña y completa el movimiento de las piernas (…) Se acerca a los hombres, se aleja y vuelve a acercarse, envolviéndoles en aquel fluido magnético que emana en ondas de su cuerpo ardiente de pasión(…) Se habla de los sueños del opio y de los delirios del hachis; he estudiado unos y he seguido los otros, y nada de todo eso se parece al frenesí de cincuenta o sesenta españoles aplaudiendo en el desván de un café de Sevilla».

«…el imaginario espacial romántico no ha pasado impune sino que da dejado una profunda huella fuera y dentro de España. Es, sin duda, sorprendente que esta imagen de Andalucía, esencialmente obra de los viajeros románticos perfeccione y persista, hasta la actualidad y que incluso asfixie o ahogue en determinados aspectos a otras imágenes antitéticas surgidas de la ‘Andalucía trágica’. Y más sorprendente aún es que la imagen romántica haya sido interiorizada por españoles y andaluces, que los tópicos de Andalucía se extrapolen al conjunto de España, en lo que podría llamarse la ‘andalucización’ de España».

Estas visiones, reales e imaginadas o sublimadas, siguen, en buena parte perviviendo en el imaginario turístico actual desde su lanzamiento en los años sesenta del pasado siglo con la creación por el Ministerio de Turismo (Fraga Iribarne) del eslogan «España es diferente», que pretendía sacar ventaja de la fama española de país aislado y de costumbres bárbaras, cuyo origen se remonta a Alejandro Dumas, el gran escribidor mulato de origen galo–haitiano, y a su afirmación, seguida por muchos en los siglos

¿Qué conocimiento, podríamos preguntarnos, qué actitud o reacción tuvieron los escritores españoles de la época ante la imagen que de su país se estaba creando en el extranjero en el siglo XIX? La respuesta llegará en próximos números. Entre tanto los invitamos a leer alguno de los libros mencionados y a recrearse con los extraordinarios grabados creados en esta época.

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Alejandro Dumas.

Por Nadar. 1855. Museo de Houston, Tejas.

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Lexicografía

Francisco J. Álvarez Curiel

ALEA. Bueyes arando.

Villanueva del Trabuco en el

Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía

En los años cincuenta del siglo pasado, Manuel Alvar, profesor de la Universidad de Granada, con la colaboración de los también profesores Antonio Llorente y Gregorio Salvador, dirigió la elaboración del Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía (ALEA). Un ingente trabajo de investigación en el que se recogieron datos sobre los hábitos lingüísticos de los andaluces: su forma de hablar, los nombres que en los diferentes pueblos de Andalucía se daban a los objetos y utensilios domésticos y los de aperos y herramientas usados en los trabajos del campo, nombres populares de plantas y animales, denominaciones populares de dolencias y enfermedades… así hasta un total de casi dos mil cuestiones. Para llevar a cabo el trabajo, estos tres investigadores realizaron encuestas directas y personales en 230 localidades de las ocho provincias andaluzas en las que recogieron la información aportada por personas de distintos niveles sociales y culturales. Uno de los pueblos seleccionados por los encuestadores fue Villanueva del Trabuco, que en los mapas aparece con la sigla MA–202 y el encargado de realizar la encuesta fue el propio Manuel Alvar. (Por cierto que tanto Manuel Alvar como su colaborador Antonio Llorente, fueron profesores míos a principios de los años sesenta en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada donde cursé Filología Románica).

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Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía (ALEA). El resultado de aquel trabajo es el ALEA, Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía, una obra compuesta por 1900 mapas en los que aparecen transcritos con diversos signos gráficos las distintas formas de pronunciar frases y palabras del castellano por parte de los hablantes de los municipios andaluces seleccionados. Además de la valiosa información sobre las hablas meridionales, en el ALEA se hace acopio de una ingente cantidad de datos sobre elementos puramente etnográficos, cuya importancia fue destacada en su momento por el eminente antropólogo vasco Julio Caro Baroja. En esta breve comunicación para la revista Desde el Alto Guadalhorce recordaré algunas entradas de este trabajo de investigación, centrándome en las respuestas que dieron los informantes de Villanueva del Trabuco e intentaremos ver, no tanto cuál ha sido la evolución en la forma de hablar, sino cuáles serían

las respuestas actuales a aquellas preguntas teniendo en cuenta los cambios que se han producido en la sociedad andaluza durante este tiempo. En primer lugar me he querido centrar en una actividad cercana próxima como es la agricultura. El abandono de los tradicionales métodos de labranza y la adopción de maquinaria que reemplazó a la fuerza de los animales de tiro y carga (vacas, caballos, mulos y asnos), han tenido como consecuencia el que los utensilios y aperos de labranza usados por los agricultores hayan quedado obsoletos (convertidos en pieza de museo) y sus nombres, y los de las partes que los componen, han devenido en arcaísmos léxicos. Si a un joven o una persona de mediana edad se le pregunta ahora qué es, por ejemplo, un amocafre, lo normal es que no sepa ni qué es ni para qué sirve. Para ahondar en este punto repasaremos los mapas en los que se recogen las

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distintas denominaciones del yugo y de las partes que lo componen. El segundo aspecto que me gustaría destacar es la pérdida de contacto que se ha producido entre los habitantes de nuestros pueblos y la naturaleza que los rodea. En el más de medio siglo transcurrido desde que se elaboró el ALEA, la población andaluza se ha hecho más urbana, y el campo y los animales que lo habitan cada vez quedan más lejos; además, aunque vivamos en un pueblo, la fauna silvestre que poblaba nuestro entorno casi ha desaparecido en las últimas décadas al haber sido diezmada con productos químicos; y si no ¿cuál fue la última vez que alguien vio un cangrejo de río, un alacrán o un lagarto verde? Aquel contacto directo con la tierra en la que trabajaban y de la que vivían los antiguos agricultores explica el que, en algunas de las respuestas recogidas en este Atlas, los encuestados recuerden creencias y supersticiones populares referidas a ciertos animales silvestres, con los que entonces se convivía, y a los que la tradición popular considera portadores de buena o mala suerte. Repasaremos los nombres populares de algunos de estos animales y las creencias que sobre ellos ha creado el imaginario popular. En tercer lugar comentaré cómo, entre las cosas que han cambiado en nuestra adelantada sociedad andaluza del siglo XXI, puede que la palma se la lleven los comportamientos que rodeaban hace medio siglo al cortejo de las mocitas por parte de los mozos, en un proceso que iba desde los primeros escarceos, pasando por la noviería, hasta llegar al casamiento. Las respuestas recogidas hace setenta

años hablan de costumbres y usos que a las nuevas generaciones resultarían peregrinas a la vez que son fiel testimonio de lo que ha evolucionado el rito de las relaciones entre parejas. Como muestra de la diversidad de cuestiones planteadas en el ALEA, he aquí algunas preguntas. De las respuestas que les daban en los diferentes pueblos, los investigadores anotaban la pronunciación, el término usado en aquella localidad, las variantes y comentarios sugeridos, etc. En todos los ejemplos de esta colaboración, la respuesta que escribo en cursiva es la que dio la persona encuestada en MA–202 (Villanueva del Trabuco); la comparo con la forma que en aquellos tiempos se decía en Villanueva del Rosario y, si considero que hay alguna diferencia, la anoto entre paréntesis. Como reflejo y consecuencia de la diversidad de las hablas andaluzas, las respuestas que dan los encuestados en muchos casos no son homogéneas: hay diferencias tanto en el léxico como en la pronunciación, según sea la localidad en la que se haga la encuesta. Dos ejemplos al azar. Al preguntar por el nombre que se le da a la MEJORANA, las respuestas difieren de este a oeste o de norte a sur del territorio andaluz: mejorana, almoradú, amoraú, amoradurse, bejorana, tomiyo zarcero, tomiyo acitunero… Menos variantes tienen la denominación SANDÍA: asandía, zandía, melón de agua, sandía He aquí otros ejemplos de preguntas planteadas por los investigadores junto con las respuestas que dieron los encuestados; siempre en cursiva la de MA–202 y entre paréntesis la del Rosario.

ALEA. Yugos de vacas.

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¿Cómo se llama el sitio en el que se guarda el trigo? granero (cámara, atroje) ¿Cómo se llama aquí la leña menuda? tarama (chasca) El encuestador le enseña al encuestado el dibujo de una cogujada y le preguntaba ¿cómo se llama este pájaro? cuá, totobía ¿De qué modo de llama al cerdo? ino, ino Modo de llamar a la gallina pita, pita ¿Cómo se llama el peldaño que hay ante la puerta de la calle? sibanco. (trancón) ¿Qué utensilio se usa para avivar el fuego? canuto ¿Qué nombre se le da aquí a la hernia? hernia (quebrasía) Completa esta frase: ya no quiero (nada más) má(s) na. Cuando alguien lleva a un niño sobre los hombros lo lleva a hombro(s) (en cucurumillo) Completa la frase: no lo haré (nunca más) má(s) nunca. Decid lo que queráis. Desí lo que querái. (Desí lo que sus dé la gana) Cuando un niño se sabe la lección toda seguida se dice que se la sabe de corretilla. (de carrerilla)

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El rico mundo de la gastronomía no podía quedar fuera de esta magna encuesta y en uno de los mapas los investigadores hablan de dulces caseros. Preguntados los andaluces sobre los dulces que se hacen en las casas durante las fiestas del pueblo, las ferias, la Pascua de Navidad y la Semana Santa, el ALEA da una larga lista de los distintos tipos de dulces domésticos a los que los informadores hicieron referencia, ordenados de mayor a menor frecuencia.

Anexo 1.

Aperos de labranza: el yugo

— 122 YUGO ubio En la mayor parte de Andalucía se ara solo con vacas o exclusivamente con mulas. En las partes donde se labra tanto con ganado vacuno como con équido y ganado mular y asnal, las dos diferentes clases de yugos se distinguen diciendo yugo de vacas, yugo de bestias. — 123 MEDIANA látigo (de cuero o de esparto) Correa o soga que sujeta el barzón al yugo.

Mantecados, pestiños, rosquillos, magdalenas, roscos, tortas de aceite, buñuelos, borrachos, borrachuelos, polvorones, galletas, piñonate, tortillas, perrunillas, bizcocho, alfajores, empanadillas, bollos dulces, gañotes, rosas, flores, hojaldres, mostachones, hornazo, pan dormido, hojuela, suspiros, torrijas, dulce de membrillo, cuajada, bizcotelas…

— 124 BARZÓN barsón (RAE Anillo de hierro, madera o cuero por donde pasa el timón del arado en el yugo.) — 125 GAMELLA 125 camella (RAE Arco que se forma en cada extremo del yugo que se pone a los bueyes, mulas, etc.)

Finalmente reproduzco aquí las respuestas dadas por el informante de Villanueva del Trabuco (MA– 202) a las cuestiones seleccionadas para este trabajo. La estructura de cada una de las entradas es la siguiente:

— 126 HEMBRILLA latiguero (RAE anilla del yugo en que entra el timón, ya metálica, ya formada por correas o cuerdas.)

— Número del mapa en el ALEA. — Nombre en mayúscula del objeto o cuestión por el que se pregunta. — Respuestas del informante, en cursiva. — Entre paréntesis, la que se habría dado en Vva. del Rosario si se considera diferente. — Comentarios y aclaraciones de los encuestadores. — Entre paréntesis, comentarios míos si procede.

— 127 FRONTIL frontil Almohadilla que protege el testuz de los bueyes del roce de las coyundas. — 128 COYUNDA coyunda (RAE Correa fuerte y ancha, o soga de cáñamo, con que se uncen los bueyes.)

Yugo de vacas.

Frontil.

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— 129 RANURAS mortaja (RAE Muesca, hueco que se hace en el yugo para encajar las coyundas.)

Anexo 2.

— 130 COLLERA anterroyo (manta) Collar de cuero o lana, relleno de paja, que se pone en el cuello de las caballerías para apoyo del yugo.

Animales silvestres

— 378 ABEJORRO (Bombus) abeorruco (abeorro) Se dice que el abejorro rubio trae buena suerte, mientras que el negro es portador de desgracias.

— 379 TÁBANO (tabanus dovinus) tábarro (tabarro)

— 131 ROLLA cojinete (manta) Cojinete o collera pequeña que va delante de las costillas del yugo o forrándolas.

— 381 HUEVECILLO DE MOSCA cagás

— 132 UNCIDERA unsiera Cada una de las cuerdas o correas que sujetan las costilleras del yugo o los extremos de la collera.

— 382 SANTATERESA (Mantis religiosa): santateresita Animalejo verdoso parecido al cigarrón, se encuentra entre la hierba en actitud semejante a la del que reza. En algunos sitios se ha recogido un cantarcillo referido a la mantisa: Teresa, pon la mesa/ que viene tu marío/ con la pata tiesa.

— 133 COSTILLAS (del yugo) costillas

— 383 SALTAMONTES sigarrón. — 384 CIERVO VOLANTE (Lucanus cervus): escarabao (víbora volante) Especie de escarabajo que tiene dos cuernos y que vuela en los atardeceres del verano. La pregunta se acompaña con la presentación de un gráfico. Recoge el refrán: Si te pica la víbora volante, llama al cura que te cante. — 385 CUCARACHA (Periplaneta orientalis): curiana (curiana, cáncana) Existe la creencia de que al beber agua de un sitio donde haya habido cucarachas, se cae el pelo. — 386 MARIQUITA (Coccinella septempuntata): mariquita (candelita) Bichito con el caparazón rojo en el que tiene motas negras; cuando se posa en la mano recorre todos los dedos (antes de extender las alas y volar). Existe la creencia de que es un animalito bendito al que no se puede hacer daño.

Troje.

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(Los antiguos tenían razón al respetarla pues es beneficiosa para la agricultura. En la actualidad se utiliza la mariquita como arma biológica, en vez de los plaguicidas químicos, para combatir las plagas de insectos que perjudican las cosechas.) — 387 CORRALEJA (Meloe) abadejo (escarabajo aceitero) Especie de escarabajo con manchas rojas que, al andar, va dejando un rastro grasiento y que, machacado con aceite, sirve para curar golpes y algunos dolores de las ovejas. — 390 LUCIÉRNAGA (Lampyris noctiluca) bichito la lú

Amocafre.

— 395 ALACRÁN (Euxorpius carphaticus) anaclán — 399 LUCIÓN (Anguis fragilis) víbora ciega (alicante) Preguntamos «por una especie de víbora ciega, muy venenosa». La inmensa mayoría de los informadores tenía un concepto vago, casi siempre mítico y tópico: de ahí la heterogeneidad de las interpretaciones y respuestas. Normalmente acompañaban su contestación de un refrán en el que no variaba más que el nombre del animal; solía tener la siguiente forma: si el alicante viera y la víbora oyera, no había hombre que al campo saliera». En MA–408 (Cártama) el sujeto afirma que «si la víbora pica en una piedra, la piedra se descascara»; el informador de GR–508 (Jayena) aseguraba que la víbora macho «tiene una perla en lo alto de la cabeza que da luz de noche». El de GR–511 (Alcázar) dice que «tiene patas y chupa la sangre durmiendo durante media hora».

Bozal y horcate.

Alcuza, cedazo, expemijo y pleita.

(En Vva. del Rosario he oído esta variante: si la víbora volara y el alicante viera no habría hombre que al campo saliera. Son muchas las supersticiones y creencias que rodean a la serpiente —la bicha— pues en la mitología

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popular este animal personifica el diablo y la maldad. Cuando alguien se encuentra con una serpiente, para librarse del maleficio ha de decir tres veces «María» pues fue la Virgen quien venció a la serpiente y en algunas imágenes se representa con ella a sus pies. También es creencia que a la serpiente le gusta mamar de los pechos de la mujer recién parida; se introduce en la cama y, para que el niño hambriento no llore mientras la culebra chupa la leche materna, le introduce el extremo de la cola en la boca del bebé como si fuera un chupete).

Anexo 3.

Noviazgo y boda

En los años que se hizo la encuesta del ALEA, el periodo de noviazgo con intenciones de contraer matrimonio seguía el tradicional proceso, que a veces duraba varios años, y que había que cumplir, salvo imprevistos embarazosos o procedimientos tajantes como era el de llevarse la novia. La iniciativa de iniciar relaciones siempre la llevaba el hombre y los pasos eran: cortejar él, declararse él, rechazar o aceptar ella, pelar la pava los dos, romper las relaciones él o ella, petición de mano de los padres de él, amonestaciones del cura, ajuar de ella, boda y convite. Si se rompían las relaciones, la que siempre salía perdiendo era ella; si ya no le salía novio se quedaba mocita: para vestir santos.

Romana.

Cencerrilla, cencerra y cencerro.

Cámara.

— 1314 CORTEJAR pretender (arrimarse) Acompañar a una muchacha con intención de hacerse novio suyo. Este concepto y los reflejados en los mapas de declarase y pelar la pava no están claramente diferenciados; de ahí la frecuencia con que coinciden las contestaciones a las tres preguntas. Otras respuestas, según las localidades: pretender, enamorar, rondar, camelar, andar meándole el quicio de la puerta, arrastrar el ala. (Con sus mejores galas, las hileras de mocitas cogidas del bracete daban paseos por la calle principal los sábados, domingos o días de fiesta.

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Si alguna quería que el mozo que le gustaba se arrimase para hablar, se colocaba en el extremo de la cadena). — 1315 DECLARARSE declararse (decírselo) Decirle a la chica cortejada si acepta convertirse en novia

Capacha.

— 1316 RECHAZAR AL PRETENDIENTE dar calabazas Cuando la chica no quiere hacerse novia del pretendiente, ¿cómo se dice? Otras respuestas: despedirlo, darle la patá, decirle que no.

Barzón.

1317 PELAR LA PAVA pelar la pava (hablar) (El novio iba cada tarde a la puerta de la casa de la novia; otro lugar de encuentro eran los paseos por la carretera o a lo largo de la calle, uno al lado del otro sin tocarse.) — 1318 ROMPER LAS RELACIONES disgustarse Si es él el que rompe: la ha dejado Si es ella la que rompe: lo ha despachado — 1320 PETICIÓN DE MANO pedir la novia Reunión de las familias de los novios para hablar de la boda y concretar detalles.

Barzonera.

— 1321 AMONESTACIONES amonestaciones (leer las amonestaciones) Publicación en las parroquias durante tres misas de tres domingos seguidos, los nombres y apellidos de los que desean contraer matrimonio.

Pala y bieldo.

— 1322 BODA boda Nota: suele hacerse por la tarde, por la mañana solo contraen matrimonio los ricos. Lo más frecuente es ‘llevarse la novia’ y después muchos no pasan por la iglesia.

Collera y jáquima.

— 1323 EQUIPO DE LA NOVIA ajuar Ropa para la casa que la novia aporta al matrimonio.

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Lexicografía Cuartilla, almud y celemín.

(Era frecuente que unos días antes de la boda, la novia enseñase la casa y mostrase a los familiares y amigas el ajuar que había confeccionado: mantelerías, sábanas, toallas, manteles que ella había ido bordando o marcando durante los años de noviazgo). — 1325 CONVITE DE BODA refresco (regocijo) (Este convite o comida se hacía en la misma casa de los novios o en la de sus padres. En los cortijos las bodas duraban hasta tres días. En algunos sitios, como la boda era por la tarde, se invitaba a tomar chocolate con dulces. Con el tiempo el pueblo llano adoptó la costumbre burguesa de los banquetes de boda en lugares de tronío).

Fondos del Museo Etnográfico expuestos en el vivero de Aspromanis en Villanueva del Rosario.

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Tradición oral Gracia García Ortigosa

Gracia García Ortigosa y su padre, Rafael García.

Según Antonio Rodríguez Almodóvar, gran estudioso y conocedor de los cuentos populares, estos relatos se pueden agrupar en tres categorías: maravillosos, de costumbres y de animales. En los cuentos maravillosos predomina la fantasía, los hechos heroicos relacionados frecuentemente con la magia y dotados de un fuerte simbolismo. Se suelen llamar también de encantamientos o de hadas. Los cuentos de costumbres afrontan la problemática de la sociedad agraria y se desarrollan en el ámbito de la realidad: familia, propiedad, herencia, matrimonio, poder… suelen tener elementos satíricos, algunos incluso jocosos. Los cuentos de animales se podrían tomar, citando siempre a Almodóvar, como un subsistema de los dos anteriores, unas veces imitándolos, otras contradiciéndolos. El cuento que en esta ocasión traemos a la memoria podría pertenecer a los cuentos de costumbres. Nos cuenta la historia de un niño travieso pero astuto y de buen corazón…

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JUANILLO Y LOS LADRONES

Juanillo era un niño muy travieso. Un día su madre le dijo: —Voy a ir a lavar al río. Tú quédate en casa pero no hagas ninguna travesura de las tuyas.

—¡Hombre, Juanillo! ¿Qué vas diciendo, que la tierra que estoy sembrando eche sólo medio celemín de trigo? —¿Entonces qué tengo que decir? —¡Que eche bastante! Así lo hizo. Y por el camino iba repitiendo «Que eche bastante, que eche bastante». Al poco rato se encontró con una pareja de arrieros que llevaban en sus mulos unos pellejos llenos de aceite. Uno de los pellejos iba roto y perdía un poco de aceite. Los arrieros preguntaron a Juanillo. —¿Qué vas diciendo, que eche bastante? ¿Qué quieres, que nos quedemos sin aceite? —¿Entonces qué tengo que decir? —¡Que no salga ninguno!

El niño se quedó pensando que debía de ser muy malo. Siempre se lo decían. Así que esta vez, él mismo se pondría un castigo. Para pegarse a sí mismo una paliza, tiraría la maza de majar esparto hacia arriba y, al caer, le pegaría un buen mazazo. Pero claro está, al caer la maza él se apartaba y nunca le pegaba. A quien sí que le pegó fue a una pava que estaba incubando. Al ver lo que había hecho, pensó que su madre le armaría una buena. Y para remediarlo pensó en ponerse él en lugar de la pava. En cuanto se puso encima de los huevos, éstos se despanchurraron y se llenó todo el pantalón. De todas formas, él permaneció en el nido, y así lo encontró la madre cuando llegó. —¿Qué haces? —Es que a la pava le cayó la maza encima...

Juanillo siguió su camino, repitiendo: «Que no salga ninguno, que no salga ninguno». Un poco más adelante se encontró con una pareja de curas que se habían atascado en el barro. Al oírle, le preguntaron: —¿Qué dices, Juanillo, que no salgamos ninguno?

La madre se enfadó mucho con él y le dio una buena paliza. Al poco rato le dijo: —Juanillo, llégate al molino y tráeme medio celemín de harina para hacer unas gachas.

Con el enfado, uno de ellos logró salir. —Entonces qué digo. —Que lo mismo que ha salido uno, que salga el otro. Siguió su camino al molino repitiendo: «Que lo mismo que ha salido uno, que salga el otro. Que lo mismo que ha salido uno, que salga el otro». Finalmente llegó al molino. El molinero era tuerto y, al escucharlo, se enfadó tanto que directamente empezó a gritar:

Para que no se le olvidase, Juanillo iba todo el camino repitiendo «Medio celemín, medio celemín». Por el camino se encontró a un campesino que sembraba sus campos de trigo. Al oírlo el campesino, pensó que se refería a la futura cosecha.

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—Pero ¿qué dices, Juanillo, que lo mismo que se me ha salido un ojo se me salga el otro? —No, hombre, no es eso —contestó— . Y le explicó lo que había pasado.

Pero Juanillo no entendió bien. Y lo que hizo fue llevarse la puerta. Cuando la madre lo vio aparecer con la puerta a cuestas no podía creerlo. —Pero, Juanillo, ¿a dónde vas con la puerta? —¿No me has dicho que la cierre y me la traiga?, contestó inocente. —En fin, ya no tiene remedio, dijo la madre con paciencia. Lo que vamos a hacer es ponerla encima de un árbol y así podremos dormir tranquilos.

Aclarado todo, el molinero le vendió la harina y Juanillo emprendió el camino para volver a su casa. Junto al camino corría un arroyo, y el chaval pensó: «Si echo la harina al río, se mezclará con el agua, y mi madre la recogerá cuando pase por casa, lista para cocinarla, sin tener que amasar». Y así lo hizo. Siguió su camino hasta la casa pensando que esta vez su madre tendría que estar contenta con él por ahorrarle el trabajo de amasar. Sin embargo la encontró esperándole en la puerta con cara de pocos amigos. —¿Cómo tardas tanto, hijo? ¿Dónde está la harina?, preguntó la madre. —La eché al río para que llegara amasada...

Así lo hicieron. Subieron la puerta en lo alto de una encina y se acostaron encima. Cuando ya se disponían a dormir, empezaron a escuchar voces. Era un grupo de hombres que se acercaba. —Pasaremos la noche debajo de este árbol que está muy tupido, dijeron sentándose junto al tronco. Eran ocho hombres con cara de malhechores. Cuando Juanillo y su madre oyeron lo que hablaban se dieron cuenta de que eran ladrones. Acababan de robar a un rico comerciante y llevaban un saco lleno de monedas —No hagas un ruido, dijo la madre. Si nos descubren estamos listos.

La madre estaba al punto de la desesperación. Este niño no tenía remedio. Se habían quedado sin harina y sin pan. —Ya que no tenemos comida, al menos tendremos que calentarnos. Voy a ir al manchón de enfrente a coger unas ramas para encender un buen fuego, dijo la mujer. Tú quédate aquí.

Mientras tanto, los ladrones habían encendido fuego y se disponían a preparar una comida. Ya tenían la sartén puesta cuando Juanillo dijo, muy bajito a su madre: —Mamá, yo tengo mucha gana de orinar. —Cállate y aguanta. Si te bajas del árbol nos van a descubrir. —Es que no puedo aguantar más.

Mientras rebuscaba la leña, empezó a anochecer. La madre pensó que era mejor pasar la noche en el bosque y llamó a gritos a su hijo; —¡Juanilloooo!, cierra la puerta. Coge la llave y te la traes.

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—Bueno, mira, orina por una rajilla de la puerta y que sea lo que Dios quiera.

—¿A dónde vamos tan corriendo? Nos hemos dejado el tesoro y la comida casi lista. —Yo no vuelvo por allí, dijeron los demás. —Pues yo no pienso quedarme sin el botín y sin comer. Así que se volvió y llegó a donde estaban Juanillo y su madre comiendo. —Buenas noches, dijo la madre de Juanillo, ¿quiere sentarse en el fuego con nosotros? —Muchas gracias, dijo el ladrón, se ha levantado un viento muy desagradable. —¿Quiere un poco de sopa? —Le estaría muy agradecido, contestó hambriento.

Así lo hizo Juanillo. Y justo fue a caer la orina en la sartén de los ladrones. Como estaba oscuro, no podían imaginarse lo que era. —¡Qué bueno es Dios que nos está echando el aceite! Juanillo y la madre no podían aguantar la risa, pero no hicieron ningún ruido para no ser descubiertos. Al poco rato, Juanillo volvió a hablar. —Mamá, me estoy haciendo caca. —Chiquillo, aguántate. —Es que no puedo más. —Bueno, pues hazlo por una rajilla de la puerta.

Mientras comía, no dejaba de mirar de reojo al saco de las monedas. Juanillo, que no le quitaba ojo de encima, ya se había dado cuenta de que era uno de los ladrones. —A ver, espere un momento, que creo que llevaba un pelo en la cuchara, dijo Juanillo. —El hombre se detuvo con la sopa en la boca. —Saque la lengua y se lo quitaré.

Y de nuevo volvió a caer en la sartén. —¡Qué bueno es Dios que nos está echando chorizo! Se alegraban los ladrones en la oscuridad. De pronto vino un fuerte viento que hizo agitarse las ramas de la encina. Tan fuerte sopló que acabó tirando la puerta al suelo. Al caer al suelo la puerta, los ladrones se asustaron y salieron corriendo. Juanillo y su madre, una vez repuestos del susto y viendo que no tenían más que algunos rasguños, se dieron cuenta que los ladrones en su huida habían dejado el tesoro y una olla de sopa casi lista. Se sentaron junto al fuego, se calentaron y se dispusieron a comer algo.

Y cuando el hombre tuvo la lengua fuera, Juanillo le dio un corte con la navaja y el ladrón salió corriendo y gritando sin poder hablar. Al escapar, había olvidado el saco de las monedas y nadie se atrevió a volver por ellas. Cuando amaneció, Juanillo y su madre volvieron a su casa contentos con el tesoro que habían encontrado sin esperarlo. Por una vez, las travesuras de Juanillo tenían un final feliz.

Entre tanto los ladrones habían parado de correr. El más valiente de ellos dijo:

Tradición oral 55


Historia y Patrimonio

Oteando el horizonte Las

construcciones defensivas en el

Valle

del

Pocas construcciones humanas a lo largo de la historia han tenido y tienen la fuerza plástica, soLuis Utrilla Navarro

cial, económica y geopolítica de los castillos. Su ubicación en lo alto de los montes, en las encrucijadas de los valles, en los oteros de las sierras o en los pequeños altozanos de las llanuras, es referencia visual y emocional de toda la comarca donde se asientan. La perfecta armonía de su construcción con el basamento natural sobre el que se levantan, nos hace olvidarnos a veces que forman parte de la obra humana. Una obra cuya influencia a lo largo de la historia ha trascendido en mucho la funcionalidad militar para la que fueron creados.

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Guadalhorce


Alcazaba de Loja, S. IX: conectada visualmente

con la red de torres vigĂ­a de la frontera del reino de Granada.

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El sustantivo con el que se identifican procede del latín castellum y su uso se ha ido trasladando con el paso de los siglos a los topónimos de las poblaciones que configuran su alfoz: Montealegre del Castillo, Castillonuevo, Castilblanco o Castellón. Es así mismo la raíz semántica del nombre de una región: Castilla, y una lengua hablada por más de 400 millones de personas en toda la geografía planetaria: el castellano, o español. La construcción de los castillos como fortificaciones militares es bastante reciente en la historia de la civilización. Durante siglos los grandes ejércitos, persas, macedonios, egipcios o mongoles, dirimieron sus diferencias a campo abierto. Incluso los ejércitos romanos desarrollaron su táctica militar contra los pueblos germánicos en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo. No obstante, fueron los primeros en construir fortificaciones de madera dotadas de torres vigía para proteger a sus tropas, a las que denominaron castrum, —campamento— en las que se agolpaban miles de soldados, y del que derivó la denominación castellum, pequeño campamento, castellanizada posteriormente como castillo. La construcción de los primeros castillos, en España, se inició a partir del siglo VIII, fruto de las acciones bélicas emprendidas por los reinos cristianos del norte peninsular para recuperar las tierras bajo el control del emirato cordobés. La denominación de Castilla no surgió hasta el inicio del siglo IX, para denominar a las tierras fronterizas salpicadas de castillos construidos para la defensa del Reino de León. Conforme la frontera fue avanzando hacia el sur, el número de castillos fue multiplicándose hasta alcanzar más de 10.000 edificaciones, entre castillos, torres, atalayas y fortalezas, a los que se le atribuyó este sustantivo. Si bien la palabra castillo nos evoca principalmente las torres almenadas, como icono de este tipo de construcciones, su primigenia función fue tanto defensiva como de control de las conquistas, al objeto de librar a las poblaciones de agricultores y ganaderos de las razias y el pillaje de los ejércitos enemigos. Pasarían siglos hasta que los castillos se convirtieran en auténticos palacios y adquiriesen la estética señorial que hoy los preside.

En una burda simplificación podemos denominar como castillos a aquellos recintos amurallados adaptados al terreno en el que se erigen; que cuentan con alguna construcción singular habitable en su interior; y un patio de armas en el que se ubican las diferentes dependencias de uso de sus moradores. Mientras los castillos cristianos casi siempre estuvieron dotados de una torre principal, los castillos musulmanes solían carecer de ella. En el caso de las alcazabas árabes, recintos amurallados para refugio de las guarniciones militares, éstas solían estar dotadas de distintas torres vigía a lo largo de la muralla y contaban con verdaderas estructuras urbanas en su interior altamente intercomunicadas. La ubicación de los castillos en los terrenos altos, aislados y rocosos, daba importantes ventajas a sus moradores. En primer lugar les permitía otear el horizonte y divisar la llegada de los asaltantes desde muy lejos; su posición elevada evitaba la construcción de túneles que pudieran minar sus murallas; dificultaban el uso de bastidas o torres de madera para asaltar el adarve o muro de la fortaleza; a la vez que permitía la construcción de fosos y dobles murallas defensivas para frenar los ataques desde el exterior. Los muros, además de una altura que dificultaba el acceso con escalas, disponían de suficiente anchura para resistir la percusión de arietes y proyectiles de catapultas, en una época donde todavía no se conocía el uso de la pólvora y por lo tanto se carecía de artillería. La generalización de la pólvora como arma militar a lo largo del siglo XV fue el punto de inflexión en el diseño y construcción de los castillos, que vieron como los lienzos de sus muros planos y casi siempre ortogonales al suelo para resistir los embates de la infantería, tenían que inclinarse y adoptar ahora formas triangulares y trapezoidales al objeto de formar baluartes que resistieran el impacto de los proyectiles lanzados por los modernos cañones. Las almenas se transformaron en grandes merlones y las saeteras dejaron paso a las troneras horizontales que permitieran la movilidad de los cañones. Desde sus orígenes la construcción de los castillos tuvo un marcado acento de pervivencia en el

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Historia y Patrimonio

tiempo, como centro del dominio de su señor sobre los territorios que lo circundaban. El secreto de su éxito, amén de su ubicación estratégica, se encontraba en la calidad de su construcción, ya fuera ésta hecha con sillería, mampostería, calicanto, tapial o ladrillo. En el caso de los castillos cristianos los muros de sus dependencias estaban rematados por almenas, y dotados de pequeños salientes —matacanes—, que permitían una situación de ventaja del defensor sobre el atacante. Uno de los elementos más característicos de los castillos han sido siempre sus puertas, lo que a su vez se convertía en la principal debilidad de sus muros. Dichas puertas se defendían construyendo sobre ellas los correspondientes matacanes y rodeándolas de un buen número de saeteras por donde poder disparar las flechas. La construcción de la puerta en madera de gran calidad se veía reforzada con un forro de hierro que evitase su incendio, siendo muy habitual que dichas puertas estuvieran acodadas en ángulo recto; o provistas de un antemuro o barbacana que mejorase su defensa. Por último era una pieza fundamental de los castillos el poder contar con pozos de agua y en su defecto disponer de importantes aljibes que les permitiera a sus moradores resistir largas temporadas de asedio. Esta fisonomía del castillo español lo aleja mucho del castillo palaciego europeo o de la alcazaba musulmana, ya que habitualmente estaba desprovisto de ventanales, de jardines o patios señoriales. Su propiedad, junto con las tierras colindantes, solía ser el botín de guerra que los monarcas castellanos cedían a la nobleza o a las órdenes de caballería para su gobierno. Mientras que los castillos cristianos se agruparon todos en este único sustantivo, los castillos árabes del sur peninsular recibieron distintos nombres según fuera su categoría y su funcionalidad. Así se utilizaba la palabra alcalá para denominar un castillo normal y corriente, mientras el término alcázar estaba referido a un gran castillo que contaba con residencia.

Saetera y matacán.

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Las alcazabas como ya hemos reseñado servían para denominar los grandes recintos amurallados en cuyo interior se construían viviendas, mezquitas, mercados, y en definitiva auténticas ciudades. Para aquellas torres normalmente circulares de pequeñas dimensiones utilizadas para la vigilancia y las comunicaciones entre las poblaciones se utilizaba el término atalaya, mientras que en el caso de que se tratase de torres de grandes dimensiones y habitables, casi siempre de planta cuadrada, recibían el poco conocido nombre de burche. Las fortalezas hispano – musulmanas, tanto de la época emiral como califal, siguieron el modelo de los campamentos grecolatinos, siendo sencillas construcciones rectangulares cuyos lienzos perimetrales estaban realizados con sillería a soga y tizón, y generalmente desprovistos de torres. Tras la desaparición del califato y la aparición de

los reinos de Taifas, la construcción de los castillos árabes se hizo mucho más señorial, dedicados más a la representación del poder político de su dueño que a su uso militar. En el lado cristiano, desde finales del siglo XI hasta comienzos del siglo XIII, surgió el denominado estilo románico, cuya principal característica era su planta rectangular o cuadrada, con torres cilíndricas en sus esquinas y una grandiosa torre del homenaje central también cuadrada. A diferencia de los castillos árabes en cuya construcción predominaba el tapial, los castillos cristianos se apoyaban en fuertes muros de sillería. Es esta diferencia constructiva la que ha permitido la continuidad en el tiempo de los castillos cristianos, mientras los castillos árabes vieron poco a poco demolerse sus muros fruto de las inclemencias meteorológicas.

Disposición de castillo medieval.

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Tapial.

Atalaya.

Barbacana.

MamposterĂ­a.

SillerĂ­a.

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Alfiz.

Fueron los almohades a partir el siglo XII los primeros en construir castillos en Al Andalus, intentando dejar su impronta de Estado en su arquitectura y que podemos resumir en tres aspectos: acabados superficiales de las construcciones de hormigón de cal ejecutadas con tapiales, torres representativas y accesos monumentales. La protección superficial de los muros estaba ligada a la necesaria protección de los agentes atmosféricos, erigiéndose tanto estructuras totalmente enjalbegadas como en bruto. El acabado aplicado a la superficie de los cajones del tapial que más predicamento tuvo en aquella época fue el encintado, adorno que tienen prácticamente todas las construcciones almohades. Es incluso habitual que el encofrado de protección se erija sobre un zócalo pétreo de sillares, de mampuestos o de ambos.

La construcción se realizaba en sucesivas hiladas de mortero de cal. Las cintas horizontales distaban unas de otras la altura de la hilada y se trazaban sobre la línea de las cabezas seccionadas de las agujas del encofrado para proteger o disimular estos puntos vulnerables de la estructura. En ocasiones la cinta discurría por debajo o por encima de la junta. Se construían también cintas verticales con una finalidad casi siempre decorativa, y a veces constructiva sobre una junta vertical de obra derivada del uso de los encofrados corridos. El remate superior de la obra encofrada en los que las hiladas corresponden al pretil, eran completamente revocadas con una gruesa capa del mismo mortero de cal utilizado en cintas y basamento, protegiendo así el muro de las inclemencias del tiempo y de las filtraciones de agua.

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A veces se utilizaba el mortero de las cintas en adornos estéticos. Buen ejemplo de ello es el lienzo Este del Castillo de Gibralfaro, ejecutado con tapiales en periodo nazarí, en el que se localizan estrellas de ocho puntas realizadas con el mortero de cal, que rodea puntualmente las piezas del zócalo de mampostería. Las torres que construyen los almohades son de dos tipos: las albarranas y las de trazo poligonal, mientras que las puertas de acceso, construidas siempre a 90 grados, se conformaban mediante un arco semicircular a veces ligeramente apuntado y rehundido respecto al omnipresente alfiz, recuadro constructivo que siempre acompañaba al arco árabe. Los almohades contaron con verdaderos arquitectos, alarifes, siendo el más reputado de todos ellos Ahmad Ben Baso, cuya fama ha llegado hasta nuestros días y que dirigió entre otras, las obras de la gran mezquita de Sevilla. Los alarifes contaban tanto con albañiles como

con canteros, todos ellos verdaderos especialistas en su materia. Los castillos del valle del Guadalhorce se encuentran enmarcados en las reseñas anteriores. Su origen es fruto de dos momentos de la historia de Al Andalus: el desmembramiento del califato de Córdoba y la reconquista cristiana. La orografía del valle del Guadalhorce fue determinante en ambos periodos de tiempo en la ubicación de los castillos y fortalezas. Basta observar la geografía malagueña a vista de pájaro para apreciar la muralla defensiva natural que forman las distintas formaciones montañosas de nuestra provincia. En la cuenca norte del río las sierras de San Jorge, Camarolos y de las Cabras hacen de continuación de la sierra de Loja y son frontera natural entre la meseta y la costa malagueña. En el recorrido medio del río las sierras de Huma y Alcaparaín van cerrando la «frontera» noroeste del valle del Gualdalhorce, dando paso a las estribaciones de las sierras de las Nieves.

Gibralfaro. Málaga.

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Ardales.

Vemos así como el acceso al fértil valle del río Guadalhorce tan solo era posible utilizando el denominado puerto de Málaga en la localidad de Ardales; siguiendo el curso del arroyo de Las Cañas; y en menor medida a través del puerto de Las Pedrizas. Es por lo tanto esta orografía la que señaló de forma natural la ubicación de los castillos y fortalezas más importantes de la cuenca del río Guadalhorce en las ciudades de Archidona, Antequera, Ardales y Teba, y de manera auxiliar en la ciudad de Álora. Estos castillos respondían a la situación de frontera que se produjo en primera instancia tanto en el Guadalhorce como en su afluente el Guadalteba a finales del siglo IX y principios del X, fruto de las disputas de Ibn Hafsun y el emirato cordobés. Y posteriormente entre los siglos XIII al XV derivado ahora del conflicto de los ejércitos cristianos con las tropas del sultanato nazarí granadino. Fue la descomposición del califato cordobés a principios del siglo XI la que impulsó las primeras fortificaciones militares fruto de la división de la provincia de Málaga en dos taifas, la primera de ellas bajo el control de los Hammudíes, que abarcaba desde los montes a la costa; y la segunda desde los montes hacia el Norte bajo la jurisdicción de los Birzalíes de Carmona. La taifa de Málaga fue un reino independiente desde 1026 hasta 1238 fecha en la que fue conquistada por el Reino Nazarí de Granada. En esos escasos dos siglos, la taifa malagueña estuvo regentada por cinco dinastías: hammudí, eslava, hammudí, zirí, hassun y zanun, lo que da idea de la inestabilidad política que vivió la región y consecuentemente la actividad bélica que imperaba en sus campos. Tras su integración en el Reino de Granada la práctica totalidad de la provincia malagueña quedó bajo la jurisdicción de la Cora de Takurunna, (Ronda), pasando definitivamente a manos cristianas con la toma de la ciudad de Málaga en 1487. El avance de las tropas castellanas hacia el sur hizo que los castillos defensivos del valle del Guadalhorce fueran cayendo bajo su control poco a poco, desde 1338 fecha en que lo hizo el castillo de Ardales hasta 1462 que sucumbió el castillo de Archidona.

Archidona.

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El castillo de Antequera

La

llegada de los ejércitos cristianos al norte de la provincia de Málaga fijó su primer objetivo en la conquista de la ciudad de Antequera. La gran importancia que la ciudad de Antequera había tenido desde época romana había hecho de ella una ciudad especialmente fortificada. El núcleo urbano contaba en el siglo XV con un cinturón defensivo formado por los castillos de Jévar, Aznalmara y Cauche. El castillo de Jévar era una fortaleza de doble recinto amurallado, levantado sobre muros de mampostería con un aparejo en hiladas de piedras calizas ciclópeas en su base, con algunos tramos enlucidos. Contaba con una torre del homenaje maciza en sus primeros metros y comunicada en sus estancias superiores con el adarve. El acceso al castillo se realizaba por una puerta flanqueada por torres formando un codo con el paramento exterior, siguiendo el método almohade, al objeto de evitar las potentes cargas de caballería de los cristianos.

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El castillo fue tomado durante el reinado de Juan II por el Infante Don Fernando, el de Antequera, futuro rey de Aragón, el 24 de septiembre de 1410. Sus moradores se refugiaron en la torre del homenaje, donde llevaron a cabo una fuerte resistencia que obligó a permitirles la huída hacia Archidona y Granada. A partir de 1446 el castillo perdió todo su valor militar. Contaba también Antequera con una alcazaba defensiva, probablemente construida en el siglo XIV por los musulmanes que huían de las conquistas cristianas. La alcazaba antequerana disponía de varias torres: la torre del homenaje, la torre blanca y la torre de la estrella. Tanto la torre blanca como la de la estrella eran torres albarranas unida a las murallas y junto con la torre del homenaje estaban construidas mediante fábrica de sillería, ésta última de especiales dimensiones. La muralla disponía también de otra torre albarrana, la torre torcida, en este caso de estructura cilíndrica.


La

importancia del castillo de Teba, conocido también como castillo de la Estrella al estar ubicado en el cerro de dicho nombre, ocupó un lugar señero tanto en los conflictos internos árabes como en el periodo de la reconquista cristiana. Su excepcional ubicación le permitía dominar el pueblo y la ancha llanura que constituye la entrada norte a la serranía de Ronda, razón de su importancia estratégica. Originariamente la zona pertenecía a la Cora de Takurunna, de la que según algunas fuentes pudo ser la primera capital, pasando a los dominios de Omar Ibn Hafsún a principios del siglo X, convirtiéndose en uno de los bastiones de su guerra contra los emires cordobeses. El castillo pasó a integrarse posteriormente en el reino nazarí de Granada hasta su definitiva incorporación a la corona de Castilla en agosto de 1330.

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Dicha conquista estuvo rodeada de un acontecimiento singular. Corrían los últimos días de agosto de 1326 cuando las tropas castellanas comandadas por Don Juan Manuel derrotaban a las tropas musulmanas en la denominada batalla del Guadalhorce, en la que perecieron varios miles de combatientes y que tuvo lugar según algunos estudiosos en las cercanías de Teba y para otros en la vega de Archidona. Cuatro años después, 1330, tuvo lugar en estos mismos parajes la denominada Batalla de Teba resultado de la cual su castillo pasó a manos de Alfonso XI. Participaron en esta contienda un grupo de soldados escoceses comandados por sir James Douglas, algo totalmente inusual en esa época. La presencia de este caballero en España no era otra que el haber sido «comisionado» por el rey de Escocia, Roberto I, para que llevara tras su muerte su corazón


embalsamado y guardado en un cofre de plata hasta Tierra Santa. Una vez en nuestro país el rey Alfonso XI le pidió que se uniera a la conquista de la fortaleza de Teba, algo que el noble escocés hizo encantado, dado el espíritu de notoriedad que buscaba, y que le llevó a lanzar un desacertado ataque contra los musulmanes. Cuenta la leyenda escocesa que cercado por los jinetes enemigos James Douglas les lanzó el corazón de su rey que siempre llevaba consigo al grito de «Adelante bravo corazón, donde tú vayas has de vencer». Volviendo a la historia de nuestro castillo algunas fuentes apuntan a que esta fortaleza de Teba formaba parte de la guarnición militar edificada en torno a Bobastro. Durante el periodo de las taifas pudo pertenecer a cuatro taifas distintas: la de los hammudíes malagueños, la de los ziríes granadinos, la de los Banu Ifran de Ronda, y la de los abbadíes sevillanos. En el siglo XII se amplió su superficie hasta alcanzar los muros intermedios, al objeto de poder albergar a los habitantes de la alquería de la vega, cumpliendo su función de refugio temporal de la población. Coincidiendo con la toma de Sevilla en 1248 la zona quedó desprotegida por lo que el castillo se ensanchó de nuevo hasta el tamaño actual para poder acoger a toda la población de la comarca. En la guerra que Alfonso XI llevó a cabo contra los nazaríes se fijó como uno de los objetivos abrir un paso a través de la serranía de Ronda hasta Algeciras. En aquel momento los enclaves fronterizos de los nazaríes se situaban en Teba, Cañete, Ardales y Olvera y contra ellos avanzaron las tropas castellanas, conquistando Olvera en 1327 y poniendo cerco a Teba en 1330. Tras la conquista el castillo se entregó a la Orden de Santiago, tomando especial importancia por ser una cuña en territorio nazarí equidistante de Ronda y Antequera, desde donde se podía lanzar ofensivas

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contra ambas ciudades. Tal importancia hizo que en la primera década de 1400 lo poblasen unos 300 militares: 25 caballeros, 60 ballesteros y 215 lanceros. A mediados del siglo XV la alcaldía de Teba pasó a manos de Pedro Fernández de Córdoba, señor de Aguilar, quien la recibió de Juan II en recompensa por sus rafias en Málaga y Ronda. En 1454 la vendió a Juan Ramírez de Guzmán por 200.000 maravedíes, quien sería nombrado conde de Teba en 1552. El conde abandonó el castillo quizás a principios del XVII decayendo desde entonces su mantenimiento. A mediados del siglo XVII fue utilizado para enterramientos, posiblemente procedentes de la epidemia de peste de 1649, fecha en la que ya estaba abandonado. Este magnífico castillo dispone de dos recintos amurallados, teniendo en algunos tramos la roca como paramento. Los lienzos de sus murallas están fabricados a base de un mampuesto de piedra caliza, en unos casos irregulares y en otros más regulares. Entre los lienzos hay un total de 18 torres, todas cuadradas a excepción de una circular al Noreste y otra octogonal albarrana orientada al Norte. Las torres cuadradas son unas macizas y otras salientes y debieron contar con las esquinas rematadas por sillares, hoy desaparecidos, disponiendo en su interior de una habitación. Todo el recinto estaba rematado por un camino de ronda. El sector Noreste, el más accesible, disponía de un antemuro o barbacana construida mediante entrantes y salientes para facilitar la vigilancia. Contaba con tres puertas, una al Oeste en dirección Ronda, que era la entrada principal, y dos más pequeñas en la barbacana. Dominaba el conjunto la torre del homenaje de planta cuadrada y cuatro pisos en su interior, donde se ubicaban de abajo arriba, los almacenes, la guardia, las habitaciones de los nobles y arriba del todo la servidumbre. Disponía en su interior de seis aljibes y dos albercas, así como una iglesia y otras construcciones menores, levantadas sobre las antiguas viviendas musulmanas.


Una

de las construcciones militares más antiguas de la cuenca del Guadalhorce es el castillo de Álora, erigido por los fenicios en el cerro de las Torres como elemento defensivo del valle bajo del río. Fortificado por los romanos fue de nuevo erigido por los árabes y destruido posteriormente. El terremoto de 1680 terminó por desestabilizar su estructura, fecha a partir de la cual fue utilizado como cementerio. La construcción del castillo siguió la tipología árabe estando formado por dos recintos amurallados dotados de varias torres cuadradas, y una torre cuadrada en su interior denominada torre de la vela, y contando en su parte central con una torre del homenaje. Cuenta la tradición que D. Diego Gómez de Ribera, Adelantado de Andalucía, cayó muerto a los pies de sus impugnables murallas, allá por el año 1434, hecho que se recuerda en el conocido Romance de Álora:

Álora, la bien cercada, tú que estás en par del río, cercóte el adelantado una mañana en domingo, de peones y hombres de armas el campo bien guarnecido hechote habían un portillo.

El castillo de Álora

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El castillo de Cañete la Real

Otro

de los enclaves defensivos del valle del Guadalhorce se estableció en Cañete la Real. Allí se levantó sobre un cerro en medio de la llanura el castillo de Hins–Canit, al objeto de permitir otear sin dificultades el horizonte, tanto para controlar las tropas que cabalgaran en dirección a la ciudad de Ronda como para aquellas otras que pretendieran hacerlo en dirección a Álora. Perfectamente adaptado al terreno en el que se ubica, en su lado suroeste presenta un profundo barranco rocoso prácticamente inexpugnable. El patio de armas de forma triangular disponía de una torre del homenaje, hoy totalmente restaurada. El castillo de Hins–Canit tuvo especial importancia en la revuelta de los muladíes contra el califato de Córdoba siendo el bastión del caudillo rebelde Omar Ibn Hafsún. Fue tomado por Alfonso XI en 1330 y

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recuperado por las tropas granadinas del sultán nazarí Muhammaad V en 1362, pasando a manos del regente D. Fernando en 1407. Ocupado fugazmente por los nazaríes en 1482 ese mismo año fue reconquistado por las tropas castellanas siendo entregado como botín a la Casa de Osuna. Prueba de la importancia de este castillo son las fuerzas defensivas con las que contó a mediados del siglo XV, formadas por 50 caballeros, 50 ballesteros y 50 lanceros. Su construcción es de tapial sobre base de mampuestos, con paramentos rellenos de tierra y cascotes al típico estilo árabe, estimándose su origen en el siglo IX. Contaba el castillo de Cañete con diversas torres defensivas ubicadas en sus cercanías, siendo especialmente importante la fortaleza erigida en una peña cercana conocida como Priego.


Dentro

Otras fortificaciones menores Muhammad V a finales del siglo XIV como parte de la frontera defensiva contra los castellanos. Disponía de un doble recinto amurallado que alcanzaba en algunos tramos más de ocho metros de altura, perfectamente adaptado a la orografía de la peña en la que se asienta, en el que se ubicaba un alcázar y más de una decena de torreones defensivos. Por último no podemos dejar de referirnos al castillo de Archidona, ubicado en la cabecera de la cuenca de nuestro río. Ubicado en lo alto de la Sierra de Gracia sus orígenes se remontan al periodo cartaginense, y sus basamentos fueron aprovechados por los árabes para levantar ya en el siglo IX un doble recinto amurallado del que apenas si se conservan algunos paños, y que fue reedificado por el sultanato nazarí en el siglo XIII. Su posición le permitía el control del acceso al valle del Guadalhorce y la rica vega antequerana de los invasores procedentes de la vecina Cora de Elvira (Granada), pasando sucesivamente a manos del muladí Omar Ibn Hafsún y de Abderramán III. Especialmente singular fue su mezquita, sobre la que se construyó el Santuario de Nuestra Señora de Gracia, y en la que fue proclamado emir Abderramán I en el año 756. El viajero que visite tan espectacular enclave y tenga a bien detenerse a la puerta de la actual ermita y otear el horizonte al caer la tarde, bien podría revivir las emociones de aquel joven príncipe omeya al contemplar tan bello paisaje, del que sería el mayor imperio de su época.

del catálogo de recintos amurallados y fortalezas del valle del Guadalhorce no podemos dejar de reseñar los castillos de Bobastro, Ardales, Turón y Archidona, de gran importancia militar y social, pero hoy en día desafortunadamente desaparecidos. Bobastro contaba con una alcazaba situada en lo más alto del El Castillón, de cuya importancia deja registro la visita que hizo al mismo Abd– al–Rahman III en el año 929. Este enclave fue el epicentro de la sublevación de Ibn Hafsun contra el emirato cordobés y tras su reconquista sirvió como bastión de defensa del sultanato nazarí. Dicha alcazaba se erigía sobre una fortificación anterior y fue utilizada en el siglo XI como refugio por los monarcas hammudies Idris I e Idris II. La alcazaba de Bobastro contaba con un círculo defensivo de distintas atalayas y fortalezas, ubicadas en los lugares conocidos como el Almorchón, el Convento, el Castillejo, las Atalayas, Huma, Portizuelos y Peñarrubia. La fortaleza de Ardales también formaba parte del círculo defensivo de Bobastro. Su origen se sitúa en el siglo IX y está ubicada en un lugar especialmente estratégico, en lo alto de una peña que domina y controla toda la llanura hasta la sierra de Peñarrubia. Un pequeño castillo, más bien alcazaba, se ubicó en la sierra de Cártama, de la que apenas quedan vestigios de sus murallas y su plaza de armas, pero que pudiera haber tenido capacidad para unas 2.000 personas. Como apoyo al castillo de Teba se levantó el castillo de Turón, mandado construir por

Castillo de Turón. Ardales.

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Castillo de Archidona y ermita-santuario de Ntra. Sra. de Gracia. Foto: Alfon+MarĂ­a.

Historia y Patrimonio

AbderramĂĄn I.

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Historia y Patrimonio

Villanueva del Trabuco:

Bajo la dictadura

Francisco Campos Reina

(1939–75)

El 1 de abril de 1939, en Burgos, se publica el último parte de guerra firmado por el general Franco: «La guerra ha terminado». Este comunicado dio fin oficialmente a la Guerra Civil Española. Desde entonces a los boletines informativos radiofónicos se les denominó «partes» hasta que, de nuevo, sobrevino la democracia.

Tras la Guerra Civil estalló la II Guerra Mundial (1939–1945). Lógicamente, Franco debería haber apoyado a Alemania e Italia en pago a la ayuda recibida de ellas en la Guerra Civil. Sin embargo, la situación ruinosa de España hizo que Franco se declara «no beligerante», aunque apoyara a las potencias fascistas (envío de la División Azul a Rusia). Esta situación cambió en 1942 cuando las potencias aliadas empezaron a cosechar sus primeras victorias. Paulatinamente, Franco se alejó de Alemania e Italia y se declaró neutral. Sin embargo, el estado de opinión internacional obligó a la ONU a formular una condena del régimen de Franco y recomendaba a los países miembros la retirada de embajadores. Esto supuso el aislamiento político y económico hasta los años 50.

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1.— Período 1939–1951: La autarquía 1

1. A.— Años

de hambre y miseria

La escasez de productos básicos dio lugar un desfase entre los sueldos2 percibidos por los trabajadores y el alza de los precios, lo que produjo un empobrecimiento de los obreros y una fuerte acumulación capitalista en manos de unos pocos. En agosto de 1939 se implanta el racionamiento de productos, fundamentalmente, patatas, garbanzos, azúcar, aceite3, pastas, jabón y muy de tarde en tarde carne de membrillo y bacalao, en pequeñas cantidades. El pan, que antes era el alimento base de las familias modestas, se convirtió en un artículo de lujo ya que su racionamiento oscilaba entre 150 y 200 gramos. A esto hay que añadir que el suministro del racionamiento era tan irregular como imprevisible. Paralelamente a esta situación surge un mercado negro (estraperlo4) de productos que por sus precios solo estaban al alcance de privilegiados. La carne, la leche y los huevos por sus precios elevados eran inaccesibles para la mayoría de los modestos bolsillos. En un estudio efectuado por el médico Pedro Blanco Grande referido a lo que fue la alimentación a lo largo de 1941, pone de manifiesto las carencias de la alimentación, pese a tener en cuenta las cantidades de toda clase de alimentos suministrados mediante la cartilla de racionamiento, así como los consumidos procedentes de la venta libre: DEBÍAN TENER

TENÍAN

DÉFICIT

Albúminas

100

55’40

44’60

Grasas

100

38’50

61’50

Hidratos de carbono

400

153’17

264’83

3.000

1.002

1.998

ALIMENTOS

Calorías

A la vista de este estudio a nadie le extrañó reconocer que las raciones que los alemanes daban a sus presos en los campos de concentración eran superiores en calorías y mejor equilibradas que las que el estado español les suministraba a sus ciudadanos.

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Todas las carencias en la dieta alimenticia se reflejaron en la aparición de la tuberculosis cuya única prevención entonces, era la de vivir en habitaciones higiénicas y comer nutritivamente y en abundancia. En un estudio publicado en la revista Sanidad e Higiene se dan las cifras de mortandad por la enfermedad en el período comprendido entre los años 1940 y 1947 en España:

TUBERCOLISIS

TUBERCULOSIS

PULMONAR

MENINGEA

1940

23.871

5.665

29.536

1941

26.633

6.147

32.780

1942

26.062

6.012

32.074

1943

26.530

6.225

32.755

1944

26.850

6.084

32.934

1945

27.050

6.100

33.150

1946

27.100

6.650

33.750

1947

27.250

6.271

33.521

AÑO

TOTAL

Otra enfermedad que hizo estragos fue la hepatitis como consecuencia de la falta de proteínas, azúcares y vitaminas, la ingestión de grasas de mala calidad y el abuso de bebidas alcohólicas, que curiosamente no estaban gravadas por la administración y eran muy baratas, tanto que hasta los más pobres tenían acceso a ella. Baste decir que se cuadruplicaron los casos entre 1936 y 1943, lo que trajo una legión de cirróticos que hacía más lamentable la imagen de un país que para evadirse de las miserias se refugiaba en la bebida. Villanueva del Trabuco no escapa de esta situación. Por el escrito que dirige al Ayuntamiento el vecino de esta localidad Celedonio Luque Rodríguez en marzo de 1940 reclamando el inmueble de su propiedad en c/ Iglesia nº 12, que cedió temporalmente sin retribución alguna y con «fines patrióticos» el día 10 de junio de 1937, se deduce que esta casa estuvo destinada al auxilio social (comedores) durante todo este tiempo.


Posteriormente en escrito de la Corporación dirigido a este señor, se le ruega la continuación de la cesión del inmueble de referencia hasta fin del próximo mes de agosto, toda vez que no hay posibilidad de encontrar casa adecuada en esta época para la instalación de dicho centro benéfico. También en marzo de 1940, aparece el pago de una factura de 275’65 ptas. a la Delegación Provincial de Abastecimientos para la adquisición de 1.000 cartillas de racionamiento de pan. En la sesión del día 15 de marzo, «se nombra al gestor (concejal) Aurelio Sánchez Rodríguez encargado de la organización equitativa del repartimiento de pan en la localidad hasta tanto lleguen a implantarse definitivamente las cartillas de racionamiento según está ordenado y cuya organización se está llevando a cabo actualmente». En el presupuesto de gastos para 1939 hay una asignación referente a este tema: capítulo 8º, articulo 1º, partida 1ª: Para contribuir en parte de los gastos ocasionados por los comedores de hermandad y auxilio social de la localidad, donde diariamente se distribuye comida a los ancianos y niños pobres: 500’00 ptas. En el presuCartilla de Racionamiento. puesto de 1940 figura la misma cantidad. Contrasta esta exigua asignación con la subida de sueldos de los empleados del Ayuntamiento que desde 1939 a 1943 tienen un aumento paulatino de entre un 20% y 25%. A esto hay que añadir que en la sesión de 1 de enero de 1943 se aprueba un aumento del 30% de los sueldos de los empelados en activo de todo orden en concepto de plus de carestía de vida, más una paga extra.

1. B.— L a vida política y municipal a) Control político El enorme cambio político que supuso el desenlace final de la Guerra Civil, se traduce en un férreo intervencionismo y control de los gobernadores civiles en la política municipal, dirigiendo y ordenando las actuaciones que han de llevar a cabo los Ayuntamientos:

En la sesión de 15 de marzo de 1940 se da cuenta de una circular del Gobernador Civil de Málaga fechada el día 13, que entre otras cosas dice: «…el Servicio de Política Municipal de F. E. T. y de las JONS se crea con la representación directa que de aquellas instituciones emana, para orientar la vida municipal sobre la base de una labor de capacitación sólida y de un mejoramiento fecundo, llevando a los Ayuntamientos las normas de nuestra Revolución Nacional Sindicalista. En consideración a cuanto antecede, esa Alcaldía cumplirá con la máxima exactitud las órdenes dictadas por el servicio citado, y cuyo incumplimiento habré de sancionar con la mayor severidad…». Asimismo se da cuenta de otro escrito de la misma autoridad fechado el día 12, cuyo contenido es el siguiente: «…El Servicio de Política Municipal de F. E. T. y de las JONS, al actuar con la representación directa de este Gobierno Civil y Jefatura Provincial del Movimiento, es órgano orientador de la Administración Municipal, que se nutre con su savia, imprimiéndole los ritmos de nuestra Revolución Nacional Sindicalista. Este principio de imbatible solidez, es más que suficiente para determinar que esa administración corresponde contribuir a su desenvolvimiento con su Hacienda, a cuyo fin consignará en el presupuesto municipal que haya de regir en el año en curso el importe del 6 por 1000 del total que rigiera en el año anterior de 1939… Para subvencionar el Servicio de Política Municipal de la F. E. T. y de las JONS, cuya cantidad será librada trimestralmente a la Administración provincial del referido organismo… Comuníqueseme el conocimiento y deme cuenta del cumplimiento de la orden que antecede… Para proveer de personal las plazas vacantes de puestos municipales que aún están por cubrir se convocarán concursos con una serie de requisitos que han de cumplir los aspirantes a ellas, asegurándose de principio la eliminación de personas sospechosas para el Régimen. Los aspirantes deberán estar comprendidos en algunas de las consideraciones siguientes que se acreditarán documentalmente:

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» Caballeros mutilados. » Oficiales provisionales de complemento. » Excombatientes y excautivos por la causa nacional. » Huérfanos de guerra. » Carecer de antecedentes penales. » No haber prestado servicios en el ejército rojo. » Ser persona de indudable adhesión al

Movimiento Nacional.

En la sesión extraordinaria de 5 de junio de 1940 se adjudica la plaza (siendo la única solicitud presentada) de recaudador municipal en propiedad a D. Miguel Caro Páez, excombatiente que acredita haber prestado 1 año, 6 meses y 17 días como falangista de primera línea en la Cuarta Bandera de Depósito de Málaga. Otro hecho del control gubernamental se produce en septiembre de 1940 en visita de inspección girada a este pueblo por el Sr. Delegado Gubernativo de la zona. Se estaba construyendo el puente sobre el río Guadalhorce en el camino que de esta villa conduce a la de Alfarnate y reparaciones en el puente del Prado y camino de la Dehesa con el dinero procedente de la Décima del Paro Obrero. Éste ordenó «…que se suspendiesen los trabajos que se estaban efectuando y que estos se realizaran en la Cruz de los Caídos que hasta la fecha poco se había hecho…» . Todos aceptaron, por unanimidad, «acceder a lo propuesto» por el Sr. Delegado Gubernativo y empezar dichos trabajos inmediatamente. (A.C. 23 de septiembre 1940). En la sesión de 15 de julio de 1941 se da cuenta de una circular del Gobierno Civil referente a la dejadez de los Ayuntamientos sobre los controles del contrabando. Dice así: «Ha llegado a conocimiento de este Gobierno Civil que por los alcaldes de esta provincia no se presta el debido interés y colaboración en materia tan importante como la represión de venta y tráfico ilícito de artículos de primera necesidad sometidos a disposiciones especiales en cuanto a su precio y circulación. …se recuerda la inexcusable obligación en que esa Alcaldía se encuentra de impedir

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en unos casos y colaborar en otros con las competentes autoridades para que el referido tráfico ilícito cese en el territorio de su jurisdicción.— De continuar en la pasividad actual, impropia de quien ejerce un cargo público y con independencia de las sanciones en que pueda incurrir según las leyes y disposiciones pertinentes, que en ningún caso serán condonadas por mi autoridad, se tomarán las medidas oportunas a efecto de castigar enérgicamente a quien incumpla o permita incumplir obligaciones tan ineludibles». En la misma sesión se da cuenta de otro escrito de fecha 5 del corriente que dice lo siguiente: «El Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación en telegrama fecha 2 del actual, comunica a este Gobierno Civil que por razones sanitarias ¿o políticas? (la interrogación es mía) queda prohibida la celebración de ferias, fiestas, peregrinaciones y cualquier acto de igual o parecida naturaleza que implique concentraciones o desplazamientos de grupos más o menos numerosos de personas dentro de la provincia y desde la misma a ninguna otra de las restanRecortable. Servicio de Trabajo de F.E.T tes de España. Lo digo a V. y de las J.O.N.S. Años 40. para su conocimiento y el Dibujo de J. Bueno. más exacto cumplimiento de lo ordenado por la superioridad…».

Emblemas de Oficiales de Complemento.


En la sesión de 1 de noviembre de 1941, se da cuenta de una circular del Gobernador Civil de fecha 16 de octubre publicada en el B.O. de la provincia nº 238 correspondiente al día 24 del mismo mes y entre otras cosas dice: «…con obligación por parte de los presidentes (alcaldes) de las Comisiones Gestoras de que las leyes y los mandatos de la superioridad se cumplan fielmente… La personalidad del Alcalde hay que robustecerla, para lo cual, los gestores (concejales) deberán prescindir de discusiones estériles,... y de personalismos… La cobranza de los recursos, arbitrios y tasas municipales hay que realizarla con la mayor austeridad,… Todo tributo legal ha de exigirse rigurosamente, con el mismo criterio, para todos los vecinos, cualquiera que sea la calidad del obligado al pago...». En la circular del Gobernador Civil de 11 de enero de 1946, se dictan normas sobre las gestiones que tengan que realizar los Ayuntamientos fuera de su localidad. Deberán atenerse los alcaldes y gestores municipales a las siguientes instrucciones: «…1º. En las visitas que por acuerdo de la Comisión Gestora municipal se estime conveniente realizar a la capital de España, deberá previamente la Alcaldía comunicar a este Gobierno Civil su propósito, especificando cuál sea el asunto y el Departamento donde el mismo radique, sin que pueda desplazarse por esta razón hasta recibir permiso de mi autoridad.

2º. Igualmente precisará esta autorización para las visitas que hayan de verificar a Málaga capital con motivo de asuntos oficiales y siempre que no sean a este Gobierno Civil…». En 1949, encontramos un hecho, quizás el único, en el que la Corporación municipal se niega a modificar los acuerdos anteriores referentes a la dotación de guardias civiles en el puesto de Villanueva del Trabuco. En la sesión de 19 de junio se refleja que el Coronel de la Guardia Civil quería aumentar el número de guardias civiles a 13, lo que suponía una carga para las arcas municipales de 8.000 pesetas por cada uno, más el solar para la casa cuartel. La corporación se ratifica en el acuerdo aprobado en la sesión celebrada el día 31 de marzo cuyo contenido es como sigue: «…prestar conformidad a la aportación de la cantidad de ptas. 64.000 y solar preciso para la construcción de una Casa Cuartel en esta población el cual se comunicó al Benemérito Instituto oportunamente en el que se tuvo presente que la plantilla de este puesto la comprendía solamente 8 guardias y no 13 como ahora se manifiesta, cantidad que no deja de ser un verdadero sacrificio para este Ayuntamiento dado sus disponibilidades económicas y la poca voluntad de los vecinos pudientes en aportar cantidad alguna a tal objeto, mantener el acuerdo adoptado por la Comisión Permanente y en manera alguna comprometerse a aportar el importe de 104.000 ptas. En otro orden de cosas, como no podría ser menos en estos tiempos, se constata una permanente adhesión, tanto moral como económica, a las propuestas de

Antigua Plaza de Abastos, 1952. Actual Plaza de España

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Historia y Patrimonio homenajes, monumentos y nombramientos honoríficos de personajes e instituciones adictos al régimen. Como hecho curioso, mencionamos la aportación que se hace el día 1 de febrero de 1947 a una institución religiosa: «…se da cuenta de un escrito de la Junta de Gobierno de la Ilustre Cofradía de María Santísima de la Esperanza de Sevilla (Hermandad de la Macarena), invitando a este Ayuntamiento, a que contribuya por lo menos con el importe de una loza para la construcción de su templo, que importa cincuenta pesetas… los señores de la Corporación acuerdan por unanimidad contribuir con la cantidad de cien pesetas a dicho fin…». b) La vida municipal Junto a la situación descrita anteriormente, subsisten los problemas cotidianos que siguen siendo habituales a lo largo de los años: el paro obrero, las pequeñas obras de arreglo de calles, puentes y caminos, la preocupación por las escuelas, la asistencia médico – farmacéutica, etc. Las primeras medidas que en este período se tomaron fueron: la restitución en sus puestos del secretario del Ayuntamiento y oficial 1º de secretaría, las depuraciones llevadas a cabo contra funcionarios sospechosos y el cambio de nombre de las calles (ver pág. 87 y 88 del nº 5 de nuestra revista Desde el Alto Guadalhorce). Obras Públicas: hay que diferenciar dos niveles de ejecución bien distintos: — Obras menores y de mantenimiento: dependen fundamentalmente del gobierno local. Su financiación se hace bien con las aportaciones recibidas de la Décima del Paro, bien con lo previsto en el presupuesto de gastos o con ambos a la vez. Su ejecución suele ser rápida atendiendo, eso sí, a los paros estacionales con el fin de mitigar el paro obrero. En 1951, se lleva a cabo el alcantarillado de la Plaza de España por valor de 21.323’25 ptas. En 1952, construcción del Mercado Público en Plaza de España y urbanización de la misma. En noviembre de este mismo año se elabora el pliego de condiciones que ha de regir para la subastas de los puestos del Mercado. En 1955, se acomete la adaptación del antiguo Cuartel de la Guardia Civil de calle Iglesia en escuelas, al mismo tiempo que se adquiere el mobiliario escolar necesario para las clases que a continuación se detalla:

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30 mesas modelo 30 del catálogo a 230’00 ptas./u. . . . 6.900’00 ptas. 120 sillas modelo 20 del catálogo a 58’00 ptas./u . . . . . 6.960’00 ptas. 4 mesas modelo 13 del catálogo a 440’00 ptas./u. . . . 1.760’00 ptas. 4 sillones modelo 9 del catálogo a 155 ptas./u . . . . . . . 620’00 ptas. 12% recargo usos y consumos, embalajes y portes . . . . 1.948’80 ptas. Suma total . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18.188’80 ptas.

También durante este año, se hace la repoblación forestal de los montes Sierra Gorda y San Jorge, en toda la extensión superficial que sea susceptible, cuyos terrenos en la actualidad reportan al Ayuntamiento unos ingresos exiguos y en su día, dichos montes podrían convertirse en una riqueza medio ambiental de bastante consideración. En 1956, se construyen tres escuelas rurales dependientes del Obispado de Málaga, situadas en las cortijadas de Morales, Cortijuelo y la Moheda, contribuyendo el Ayuntamiento con una financiación de 20.000 ptas. por cada una de ellas. — Obras mayores (infraestructura municipal): dependencia de organismos provinciales y/o estatales. Las ejecuciones de éstas son lentas o se eternizan en el tiempo. Sirvan, para ello, estos ejemplos:

Obispo Herrera Oria de visita en Antequera. En caliaad de prelado de Málaga, fue el principal promotor de las escuelas rurales en la provincia.


En 1927, se solicita al Ministerio de Fomento la inclusión en los planes de caminos vecinales del Estado, el tramo que une a este pueblo con la carretera nacional Málaga – Bailén en la Venta de los Alazores. Su finalización, tras varios aplazamientos, se lleva a cabo entre 1958 y 1959, con una financiación estatal de 750.000 pesetas. En 1940, la Dirección General de Obras Hidráulicas aprueba el proyecto de conducción de aguas para abastecimiento de Villanueva del Trabuco con un presupuesto de 81.464’73 ptas. El 15 de mayo de 1945, se aprueba el 2º proyecto reformado de dicha obra con un presupuesto de 230.332’32 ptas. El 18 de mayo de 1950 se aprueba el 3º proyecto reformado con un presupuesto de 247.534’91 ptas. más un adicional de 47.862’14 ptas. En 1950, se produce un hecho relevante que va a acelerar la construcción del Cuartel de la Guardia Civil: la donación gratuita de un solar por parte de la vecina de este municipio Dª Eusebia Burgueño Luque de

2.025 m2 (45x45 m) en el lugar denominado «Las Suertes». Tras la formalización de escrituras, el Ayuntamiento lo cede al Estado para tal fin. Las obras terminarán a finales de 1954, y estará operativo hasta 1972 en el que se llevará a cabo su demolición. En 1956, en la sesión celebrada el día 21 de junio, se da cuenta de una circular de la Dirección del Instituto de Colonización del Plan de actuación directa que viene a decir lo que sigue:»… respecto de investigación y alumbramiento de aguas subterráneas existen posibilidades de captación de aguas en diversos términos de los visitados, en los que por la distribución de la propiedad, la naturaleza de las obras o alguna otra causa, se estima procedente se lleven a cabo los trabajos por los Ayuntamientos o particulares interesados, acogiéndose a los beneficios que concede la vigente legislación de Colonización de interés local. Las obras a realizar en ese término son las siguientes: Construcción de un azud5 en los arroyos afluentes del Guadalhorce para el riego de unas 100 hectáreas…» de este asunto, no se llegará a tratar más.

Vista general de Villanueva del Trabuco. 1 Cuartel de la Guardia Civil. 2 Antiguo depósito de agua en la zona del Pilón 3 Cortijo Borreguero. 4 Paso natural de la «Escarihuela» hacia Alfanarte. 5 Molino maquilero de harina «El Molinillo». 6 Cooperativa agrícola-olivarera del Guadalhorce.

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c)

Sociedad

— 1 de agosto de 1940, la Comisión Gestora Municipal hace donación gratuita de un solar a una familia pobre en la zona denominada Villares. — 1 de julio de 1942, la Corporación municipal adquiere 6.836’ 50 m2 de terreno en la haza Las Suertes con el fin de destinarlo a solares para la construcción de viviendas protegidas al precio de 1’10 ptas./m2, cuyo importe será abonado del fondo especial procedente de la aportación voluntaria6 de este vecindario. — 15 de mayo de 1944, adquisición de 500 volúmenes para la biblioteca municipal, además de habilitar un crédito para la compra de mobiliario e instalación eléctrica, sin perjuicio de incluir en los presupuestos sucesivos las consignaciones que sean precisas para el sostenimiento de esta. — Un hecho que manifiesta un cierto grado de solidaridad de los vecinos, inexistente en los grandes núcleos, a lo que se suma además que las diferencias de clase no son enormemente desiguales, lo que da una mayor estabilidad a la población, se demuestra en 1949, ante la crisis de paro obrero que sufren los obreros, el alcalde «… invita a los patronos de este término con el fin de hacerles ver la necesidad de que cada uno por su parte haga lo posible para remediar la crisis obrera bien retirando obreros parados invirtiéndolos en las faenas agrícolas o bien en las faenas que se crea más conveniente para ellos con el fin de evitar los alojamientos forzosos a los que no habría más remedio que llegar en otro caso». — En la sesión de 1 de julio de 1950, se procede a dar nombre a las nuevas calles que han ido surgiendo a lo largo de las últimas décadas. Un crecimiento principalmente en el antiguo Barrio de los Villares (barrio pobre) lo que resulta lógico si tenemos en cuenta que se trata de años de recesión económica: Fiesta de la Raza, Independencia, Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Mártires de la Cruzada, Alta, Málaga y Santiago. Y otras dos calles en el Barrio bajo: Paseo de San Antonio y Paseo del Prado. Si el caciquismo estuvo presente a lo largo del siglo XIX y principios del XX, otras veces, éste, se encuen-

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Convoy en la Carretera de los Montes.

tra de manera encubierta como es el caso que encontramos en 1951 y que denominamos «affaire Henchidero». Este se refiere a la presentación, por parte de 40 vecinos, de una carta al Ayuntamiento denunciando al concejal Francisco González Verdugo por haber edificado su casa usurpando terreno al río y sin licencia, lo que supone un perjuicio para el pueblo ya que impide el acceso al río para surtirse de agua el vecindario así como para otros usos comunes, aparte del perjuicio para uno de los vecinos, primer firmante y el que promueve la carta. Esto no tendría importancia si no encontramos más tarde que uno a uno son llamados los vecinos denunciantes a la Alcaldía firmando, todos ellos, pliegos donde alegan haber sido embaucados, no saber lo que firmaban etc., etc.,... y la casa se construyó. — La antigua reivindicación de construcción de un grupo escolar, que ya viene de lejos, a pesar de las gestiones que realizan las Corporaciones en esta etapa, está aún por solucionarse. — En la sesión plenaria del día 2 de noviembre de 1957, se da cuenta de un escrito en el cual «la mayoría de los vecinos de la localidad (no aclara cuántos) solicitan el cambio de nombre del municipio…»7. En la sesión extraordinaria de 17 de diciembre se da lectura del expediente abierto sobre este asunto en el que entre otras cosas se dice: «…No hay constancia escrita, pero por tradición se dice que este pueblo se denomina Villanueva del Trabuco porque antiguamente en la época en que esta villa estaba anexionada a la ciudad de Archidona, a cuya población había necesidad de concurrir con relativa frecuencia para abonar


1. C.— L a oposición a Franco: L a Guerrilla 1942–1951

los tributos y resolver otras cosas que surgían, siempre lo hacía como encargado de esta misión cierto hombre conceptuado entonces como más capacitado para ello y de absoluta confianza, cuyo nombre no se menciona, el cual provisto de alforjas y un enorme trabuco, arma de fuego, ésta muy usual en aquella época, unas veces en caballería y otras muchas a pie se trasladaba a la capitalidad del municipio a fin de llevar a cabo y cumplir su misión, con lo cual se hizo muy popular y la gente, al verlo llegar, exclamaba ¡ya está ahí el hombre del «Trabuco»!... Estas circunstancias que parecen sin trascendencia, la tienen, y no escasa, porque al correr el tiempo y por efectos de cierta tendencia casi privativa del medio rural, que gusta de la ironía tosca y grosera, se popularizaron determinados adjetivos algo mortificantes y ofensivos para los habitantes de esta localidad por la alusión al sobrenombre del municipio. Debe pues, desaparecer tan humillante estado de cosas, y para ello nada más indicado que cambiar el nombre de Villanueva del Trabuco por otro más aceptable, que bien podría ser «Guadalhorce» toda vez que con esta denominación no existe ninguno otro en España, además de que el río denominado con este nombre, nace en las proximidades de este término municipal, cruzando el mismo de extremo norte a sur, y por consiguiente dicho nombre prestaría al pueblo cierto relieve y un signo inequívoco de individualización…».

Tras el final de la guerra civil, los soldados republicanos quedaron desmovilizados y retornaron a sus hogares. Ahora bien, el regreso a casa no significó el retorno a la normalidad. Detenidos por las autoridades militares y locales, fueron recluidos en campos de concentración, campos de trabajo, prisiones o cárceles habilitadas a la espera de un consejo de guerra. Una nueva ola de represión se cernía sobre los vencidos y en este contexto, decenas de personas, a lo largo de la geografía española, decidieron huir al monte. Evitar la muerte, sobrevivir, fue el primer impulso de aquellos hombres. Pero aquel gesto de supervivencia con el paso del tiempo se transformó en un movimiento guerrillero organizado con un objetivo común: derrocar a la dictadura. Hasta 1942, con las sucesivas victorias y expansión de Alemania, se temía que Hitler ganase la guerra. Y esta perspectiva acababa con las pocas esperanzas de recuperación de la oposición. Únicamente cuando la guerra cambió de rumbo y conducía a la victoria de las potencias aliadas fue cuando resurgió la esperanza de combatir el régimen fascista instaurado en España. La decadencia y posterior derrota de Hitler y Mussolini generaron nuevas expectativas en la oposición

Agrupación Guerrillera Málaga-Granada, en la sierra. 1948.

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Historia y Patrimonio que luchaba contra Franco. Por lo que la militancia clandestina y dentro de ella la lucha guerrillera experimentaron un impulso que constituiría el elemento definitivo de esta nueva fase. Desde finales de 1942 hasta 1946 fue una etapa de creación y fortalecimiento de los distintos grupos guerrilleros en España. Es a partir de este año cuando la guerrilla va teniendo una actividad en notable crecimiento. Como no podía ser menos, la propaganda franquista los tildó de bandoleros, malhechores, criminales, bandidos, terroristas; estos fueron algunos de los epítetos empleados por la dictadura para descalificar a los guerrilleros ante la opinión pública e impedir su apoyo. Pretendía asimilarlos a una clase de delincuencia común, y que la población creyera que a un lado estaban las fuerzas del orden, protectoras de su seguridad, y con las que debían colaborar y, a otro, los «salteadores de caminos», a los que correspondía oponerse. Así, el franquismo ocultaba la continuidad de la violencia política en España, haciendo creer a la opinión pública que la paz reinaba en el país. Rafael Girón, general de la Guardia Civil, manifestaba que «una de las genialidades de Don Camilo Alonso Vega fue ordenar que no se les llamara guerrilleros ni maquis, sino bandoleros…». En Andalucía oriental, y más concretamente en lo que se refiere a nuestra zona, coexistieron grandes agrupaciones guerrilleras formadas por un número notable de miembros que se dividieron en unidades y

mostraron una mayor movilidad en el territorio y grupos de guerrilleros más pequeños cuya movilidad se circunscribía a un espacio más pequeño. Entre las primeras cabe destacar la Agrupación Guerrillera de Málaga. En 1950, José Muñoz Lozano alias «Roberto», responsable de esta agrupación, que se encontraba en la provincia de Málaga, decide trasladar el Estado Mayor y el Grupo de Enlace a la sierra de Loja. Lejos de efectuar un repliegue, la guerrilla aumentaba sus efectivos y sus operaciones. Una de las unidades de la Agrupación Guerrillera de Málaga, el Sexto Batallón, mandada por Antonio Jurado Martín alias «Felipe», operaba en un área vastísima, desde la zona de Loja–Salar hasta Ventas de Zafarraya siguiendo por Alhama de Granada hasta Moraleda de Zafayona. Más al oeste, la partida de «Felipe» cubrirá otra zona que se extendía por Algarinejo, Prieto, Rute e Iznájar y el NE de la provincia de Málaga con incursiones en las localidades malagueñas de Antequera, Archidona, Villanueva de Algaidas, Villanueva del Trabuco, Villanueva del Rosario, Alfarnate, Periana, Alcaucín y Canillas de Aceituno. Entre los segundos, grupos de resistencia formados por vecinos de uno o varios pueblos adyacentes, cuya acción guerrillera se limitó a la sierra y a los contornos más cercanos a su lugar de origen, como es el caso de Salvador Arrebola Godoy alias «Mariano» y «Candiles» vecino de Alfarnate, que en 1949 montó sus bases en Sierra Gorda, actuando por la zona de Archidona,

De izda. a dcha. Principales responsables de la Agrupación Guerrillera Málaga: Roberto (José Muños Lozano); Felipe (Antonio Jurado Martín); Andrés (José Martín García) y Clemente.

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Alfarnate, Villanueva del Rosario, Villanueva del Trabuco, Riogordo y Colmenar. Esta zona fue una de las primeras que las autoridades declararon «zona reservada» (equivalente a zona de guerra) en el país. El día 28 de diciembre de 1950 la Guardia Civil daba muerte a tres guerrilleros en el cortijo Cuartillo de Riogordo. Eran Ignacio Lorente Lozano «Daniel», Salvador Arrebola Godoy «Candiles» y Antonio Bonilla Arrebola. El día 30, eliminaba a Antonio Arroyo Lozano «Eladio» en el municipio de Zafarraya. Posiblemente formaba parte del grupo que cayó en el encuentro de Riogordo y marchaba solo, para enlazar con la guerrilla de Loja.

2.— Período de 1959–75: El Desarrollismo Durante toda la etapa franquista, la gran dificultad que tuvo ésta, fue estructurar un régimen político que carecía de un claro basamento ideológico. En su lugar, fue cambiando a medida que cambiaban las circunstancias. En un principio, adquirió una apariencia fascista. El intervencionismo estatal en la economía más que favorecer su crecimiento fracasó; mientras que el control del mercado por el estado tuvo como consecuencia la corrupción y el mercado negro. La apertura diplomática de los años 50 se tradujo en el abandono de la autarquía y del racionamiento. Sin embargo, esta apertura al exterior llevó a un aumento de las importaciones muy por encima de las exportaciones, con el consiguiente déficit exterior y una alta inflación8.

Para solucionar estos problemas se llevó a cabo el Plan de Estabilización de 1959, que perseguía dominar la inflación y abrir definitivamente la economía española al exterior así como eliminar los excesivos controles que el Estado ejercía sobre la economía y fomentar la iniciativa privada. Con los Planes de Desarrollo entre 1964–73, creció la renta nacional y se modernizaron los diferentes sectores económicos.

Entre 1959 y 1973, la economía y la sociedad española sufren una transformación radical y sin precedentes en toda su historia. A pesar de esto, el régimen político se niega a evolucionar hacia una democracia y muestra una voluntad de permanencia y continuidad.

El automóvil Seat 600, un buen ejemplo del desarrollismo de la época.

82


Historia y Patrimonio

2. A.—Obras públicas y desarrollo urbanístico Como es lógico, Villanueva del Trabuco no escapa del impulso económico que se experimenta en todo el país. Es, en esta época, cuando las viejas aspiraciones de la mayoría de las infraestructuras públicas se llevan a cabo. Entre los proyectos realizados cabe destacar los siguientes:

≈ 1960: Dos puentes sobre el río Guadalhorce. Uno que da acceso

al camino de la Mata, Borreguero y Morales y el segundo en la zona de la Ventilla que da acceso al camino del Gumeo. ≈ 1961: Alcantarillado y pavimentación a base de alquitrán de la carretera Villanueva de Tapia – Puerto de las Pedrizas en el tramo que corresponde a la travesía de la misma por las calles de este pueblo: General Franco, Paseo del Prado, Prado y Ventilla. ≈ 1964: Urbanización de la Plaza del Prado. ≈ 1964–66: Mercado municipal. Edificio en la Plaza del Prado. Remodelación de la Plaza de España. ≈ 1966: Adquisición de los terrenos comprendidos en la zona conocida por Los Villares al norte del casco urbano con objeto de transformarla en zona forestal previa constitución de consorcio con el Patrimonio Forestal del Estado.

Barrio de Los Villares, en Villanueva del Trabuco.

Calle Generalísimo Franco, antes (y ahora) calle Agua, en obras de pavimentación y alquitranado. Años 50.

83


≈ 1964–69: Proyecto de construcción nuevo Cementerio Municipal (no se llevó

a cabo). Una vez iniciadas las obras, diciembre de 1969, se produce una concentración de personas en la Plaza de la Iglesia, ante el Ayuntamiento, mostrando su disconformidad con dicho proyecto. En la sesión del día 31 de enero de 1970 el Sr. Alcalde expone a los miembros de la Corporación «que por algún sector de la población se ha manifestado el descontento hacia la construcción del nuevo cementerio, más que por motivos racionales, por razones sentimentales, emotivas y económicas… El pleno acuerda la suspensión de las obras y las reformas y conservación del antiguo». ≈ 1965–68: Biblioteca Municipal. ≈ 1966–69: Centro Escolar (8 escuelas + 8 viviendas) con ampliación posterior de otras 8 unidades, más otras dependencias para servicio de comedor. ≈ 1967: Proyecto de instalación fábrica de yesos. ≈ 1967–70: Nueva Casa Consistorial en la Plaza del Prado. ≈ 1971–72: Petición de terrenos e instalación de una industria conservera. ≈ 1971: Polideportivo municipal. ≈ 1974–76: Centro de higiene y casa del médico. ≈ 1975: Planta para la depuración de aguas residuales.

En cuanto al desarrollo urbanístico, el hecho más importante, a mi juicio, es la urbanización de la Plaza del Prado (1964–66). Si desde el inicio de la formación del pueblo, el centro del mismo estuvo en torno a la Plaza de la Iglesia, la urbanización del Prado, trae consigo el cambio de centro neurálgico, sentando las bases del posterior desarrollo urbanístico. Las tres arterias principales que de este a oeste y en forman de Y griega confluyen en la Plaza del Prado: la calle Pablo Ruiz Picasso que da entrada a la carretera de Archidona a la población; la Avenida de Málaga que da entrada a la carretera desde la Pedrizas y la calle Agua que da entrada, por el este, a la carretera procedente de Salinas – Loja – Granada. Aparte de lo anteriormente mencionado, durante esta etapa se realizan las obras de pavimentación, acerado, alcantarillado y acometida de agua de prácticamente todas las calles del pueblo y la mejora y reparación de la mayoría de los caminos vecinales, sin dejar de mencionar que para la realización de estas obras se gravan con impuestos especiales, que van desde el 45 al 50% del coste de las mismas, a los vecinos de las calles y propietarios de tierras que usan los caminos. También hay que reseñar que algunas obras públicas de carácter general son gravadas con impuestos especiales, bien a parte de los vecinos, bien a todos en general como ocurrió en 1971 cuando el coste de obras para la instalación de un poste repetidor (reemisor de TV) que ascendía a 200.000 ptas. son pagadas en su totalidad por los 200 vecinos propietarios de aparatos de televisión a razón de 1.000 ptas. cada uno; o como sucedió en marzo de 1968 cuando en sesión del día 30, el pleno municipal aprueba un impuesto especial a fin de recabar 140.000 ptas. (6’35% del presupuesto) para la construcción de la nueva casa consistorial, que son distribuidas de la forma que sigue: «…1º.— Impuesto de 5 ptas. por fanega de tierra a los propietarios de la localidad. 2º.— Recargo del 20% en los arbitrios municipales.

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Plaza del Prado.

Avenida de Mรกlaga. En estas imรกgenes pueden apreciarse un conjunto de obras y modificaciones realizadas en el pueblo: Plaza del Prado; Avenida de Mรกlaga y Plaza de la iglesia.

Plaza de la iglesia. 85


2. B.— Sociedad

— Cooperativismo Tras surgir las de segundo grado se crearon en 1960 dos grandes cooperativas olivareras: Ntra. Sra. de los Dolores y Cooperativa del Guadalhorce (ver pág. 122–123 del nº 2 de nuestra revista Desde el Alto Guadalhorce), lo que supuso la desaparición de los molinos maquileros que existían hasta estos años. En 1973, España sufrió especialmente la crisis económica mundial (crisis del petróleo), por su gran dependencia energética, lo que provocó un aumento de la inflación y una elevación de los precios en los productos de primera necesidad, entre ellos el trigo, que va a provocar en Villanueva del Trabuco el surgimiento de un gran movimiento popular que crtistalizó en la creación de una cooperativa de consumo llamada «La Unión del Pan», que contó con el asesoramiento y colaboración del entonces párroco Don Joaquín Cifuentes Díez. — Abastecimiento de aguas En 1969 ante la necesidad de incorporar a la red de abastecimiento de aguas de la población parte de las aguas (7 litros/seg.) del nacimiento de Herrera o de la Pita, el Ayuntamiento va a entrar en litigio con los propietarios de tierras que tienen derechos adquiridos sobre las mismas (6 litros/seg.) para riego. Ante tal diatriba, aquel, declara dicho manantial «bien de utilidad pública» lo que suponía la posibilidad de expropiación del mismo. Tras un año de pleitos, en la sesión de 27 de mayo de 1970 se da cuenta de que la Comisaría de Aguas del Sur de España le concede a este Ayuntamiento la concesión de un aprovechamiento de aguas de hasta un caudal de 7 litros/seg. bajo una serie de condiciones. Aunque éstas no están recogidas en la sesión, sí aparecen en el contrato suscrito entre Ayuntamiento y propietarios del día 28 de marzo de 1972, en el que estos últimos permutan los derechos sobre las aguas del manantial por el aprovechamiento de las aguas subálveas del río Guadalhorce, en el que el Ayuntamiento se obliga a facilitar el riego de las once hectáreas destinadas a tal fin, según el registro de la Comisaría de las Aguas del Sur de España. — E scudo heráldico En 1971 se inician los trámites para la adopción del escudo heráldico municipal y el proyecto del reglamento de honores y distinciones. Hechos que culminan con la aprobación del escudo por el Consejo de Ministros en reunión de 18 de enero de 1974 y con la aprobación del reglamento de honores por el Ministerio de la Gobernación en sesión de 13 de marzo. Escudo de Villanueva del Trabuco.

— L a emigración La modernización de la economía tuvo sus aspectos negativos. Así hubo fuertes desequilibrios regionales y una parte de la población se vio obligada a emigrar. Al igual que los demás pueblos del interior de la provincia, el nuestro no ha escapado a la terrible sangría que representa la emigración. Es verdad que Villanueva del Trabuco no está entre los pueblos más afectados por este problema, pero no por ello deja de ser grave.

86


EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN ABSOLUTA (1940–1980) Años

Habitantes

1930

3.436

1940

4.008

1950

4.613

1960

4.802

1970

4.190

1980

4.138

En realidad, la emigración ha estado presente a lo largo de todo el siglo XX. Sin embargo, cuando adquiere verdadera importancia es a partir de 1950. En la evolución de la población de la tabla anterior, vemos que el rápido crecimiento que se viene experimentando desde 1930, se modera en la década de los 50 (aunque todavía siga creciendo). Esta ralentización está, sin duda, relacionada directamente con la emigración. A partir de 1960, el crecimiento vegetativo de la población cambia radicalmente de giro, de manera que la pérdida de habitantes (—664) entre 1960 y 1980 es verdaderamente importantísima. Se ha producido una auténtica sangría humana. Muchos trabuqueños han tenido que irse de nuestras tierras para ganarse la vida en otros lugares. En la década de los 50, la emigración se realiza principalmente a zonas industrializadas y turísticas de España (Cataluña, País Vasco, Madrid, capital de provincia y ciudades litorales). Sin embargo, la enorme acumulación de mano de obra parada o subempleada producida en los años 40 y principios de los 50, que por entonces no pudo emigrar por la política autárquica de aquellos años, no pudo tampoco ser absorbida totalmente ni por la industria ni por el turismo. Es desviada hacia países europeos que en estos momentos está necesitada de mano de obra. A partir de la década de los 60 es cuando se produce una fuerte emigración a los países europeos y el fenómeno adquiere características de éxodo

Los emigrantes, 1975. Cristóbal Toral. Col. Bankinter.

Gráfico 1:

Número de emigrantes a países europeos.

87

Historia y Patrimonio


Si observamos el gráfico 1, vemos que el principal país de destino de nuestros emigrantes es Francia, aunque no existe gran desigualdad entre los tres países europeos de destino. Villanueva del Trabuco es el pueblo de la comarca con menor número de emigrantes en Francia; en relación a Alemania ocupa el sexto lugar y es el primero con referencia a Suiza.

aparecer prácticamente en 1975. La crisis del petróleo, iniciada en 1973, provocó en Europa el despido de miles de emigrantes que volvieron a España aumentando considerablemente el paro en nuestro país.

En el gráfico nº 2, vemos que el fenómeno emigratorio empieza débilmente para experimentar un fuerte ascenso en 1964 y se mantiene con altibajos hasta 1969. En 1970 hay un nuevo ascenso, más fuerte que el anterior, que se confirma en 1972, en el que alcanza el máximo número de emigrantes como consecuencia del fuerte aumento que sufre la emigración a Suiza en esos años. A partir de este año, la emigración desciende bruscamente, para des-

Entre los factores que provocaron la emigración podemos dividirlos en dos grupos: — Factor interno: Villanueva del Trabuco es un pueblo que tiene como base económica una agricultura de secano, en la que predomina la mediana y pequeña propiedad, y con un gran número de jornaleros, lo que provoca un paro estacional crónico. Emigración.

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— Factores externos: a) A partir de 1953, se inicia en España un proceso de crecimiento económico bastante elevado. Pero este crecimiento se hace a base de potenciar las zonas tradicionalmente industrializadas como Cataluña, País Vasco y Madrid, condenando las zonas más deprimidas al subdesarrollo, como es el caso de Andalucía y concretamente a la comarca antequerana. b) Por otra parte, el turismo, el otro pilar básico del crecimiento económico en esta etapa, confiando en que éste absolviera la mano de obra que no pudieran acoger tales centros industriales. c) La favorable coyuntura europea va a provocar un fuerte impulso del turismo; pero, sólo se favorece

el turismo del litoral (sol y playa). Las políticas gubernamentales, no están por la labor de potenciar la riqueza cultural, artística, gastronómica, paisajística… del interior. La mentalidad de la sociedad española experimentó en esta etapa un cambio radical. El contacto con la Europa desarrollada del momento (emigración y turismo) puso en contacto a los españoles con una mentalidad más abierta, tolerante y democrática. Sin embargo la transición democrática no será fácil, pues un sector del franquismo mantenía una posición intransigente y apostaba por el continuismo. El régimen se negaba a desaparecer tras la muerte del dictador.

CUADRO CRONOLÓGICO: ALCALDES DE ESTA ÉPOCA HISTÓRICA D. Antonio Arjona Aguilera

Abril 1938 / Agosto 1940

D. Aurelio Sánchez Rodríguez

Agosto 1940 / Enero 1941

D. Francisco Montero Reina

Enero 1941 / Noviembre 1951

D. José Campos Fernández

Noviembre 1951 / Octubre 1958

D. Jorge López Mayor

Octubre 1958 / Febrero 1978

BIBLIOGRAFÍA:

— RESISTENCIA ARMADA EN LA POSGUERRA. Andalucía Oriental. Marco Carretero, Jorge. Tesis doctoral. 2011. — LA CRISIS DE LAS DICTADURAS. Poulantzas, Nicos. Ed. Siglo XXI. 1976.

— AA. CC. Archivo Ayuntamiento de Villanueva del Trabuco. — Archivo Histórico Provincial de Málaga. — TIEMPO DE LUCHA; Granada – Málaga: represión, resistencia y guerrilla 1939–1952. Azuaga Rico, José María. Ed. Alhulia S.L. 2013.

NOTAS:

1. Autarquía: Régimen económico de un país que tiende a autoabastecerse solo de sus productos. Período de la historia de España. Se caracterizó por el intervencionismo económico del Estado, la coerción, el aislamiento exterior, el subconsumo y la especulación (racionamiento y estraperlo). 2. Los salarios retroceden al nivel de febrero de 1936. Sueldo medio de un bracero, 6 pesetas. (A.C. de 1 de julio de 1939 y A. C. de 1 de febrero de 1940) 3. En la mayoría de ocasiones refinado de no se sabe qué producto.

4. Estraperlo: Nombre que proviene de dos estafadores llamados Strauss y Perlowitz que casi tumbaron la Segundo República y que al juntar los dos apellidos el diccionario de la lengua lo define como «Comercio ilegal de artículos intervenidos por el Estado o sujetos a tasa». 5. Presa que se hace en los ríos, a fin de tomar agua para regar y otros usos. 6. Según relación de contribuyentes de 10 de marzo de 1941 que han abonado su cuota por este concepto parece ser que no es una aportación voluntaria, sino una imposición obligatoria de contribución especial derivada

89

bien de la riqueza urbana o rústica o de ambas a la vez; bien un porcentaje del total de los impuestos municipales de cada contribuyente. La aportación total asciende a 30.687’14 ptas. 7. Éste es el segundo intento de cambio de nombre del municipio. El primero se produjo en 1930 (acta capitular de 16 de diciembre). Para más información, consultar pág. 135 del nº 4 de nuestra revista «Desde el Alto Guadalhorce». 8. Entre otras acepciones: Subida elevada del precio de los productos que no es acompañada paralelamente en el aumento de los sueldos.

Historia y Patrimonio


Historia y Patrimonio

EL TEXTIL ANTEQUERANO,

de sector económico relevante

a recurso patrimonial

complementario.

Antonio Guzmán Valdivia. Profesor e investigador del patrimonio industrial andaluz.

1. EL ESPACIO GEOGRÁFICO:

Antonio Santiago Ramos. Profesor, doctor en Geografía Económica e Industrial.

Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga.

1.1. El río de la Villa de A ntequera , bello manantial y fuente de riqueza . El río de la Villa de Antequera tiene un bello manantial vauclasiano a unos 6 kilómetros de la ciudad, en un paraje espectacular al pie de la Sierra del Torcal, cuyo caudal se dedica hoy a abastecimiento de la ciudad. El nacimiento se utiliza como zona recreativa y cuenta con un camping y un lago artificial. Está sometido a numerosos sondeos de regulación que dejan su caudal casi seco durante gran parte del año. La importancia histórica de este río es fundamental para comprender la ciudad y sus riberas estuvieron pobladas quizá desde la época árabe de molinos y otros artefactos útiles para la producción, además de irrigar su fértil vega. Panorámica del Río de la Villa, donde se situaron la mayor parte de las fábricas textiles laneras de Antequera. [Archivo Municipal de Antequera]. 90


El agua fue la fuente de energía primordial hasta el siglo XX en las fábricas antequeranas ubicadas a lo largo de su cauce. Anteriormente se habían situado aquí molinos de harina y aceite, batanes, tenerías y tintes. El río, por su caudal irregular sometido a una climatología variable, fue casi siempre la causa principal de los problemas y las crisis de estas instalaciones fabriles. En 1608 existían en este cauce una veintena de molinos, quedando en algunos de sus vestigios restos de construcción mudéjar. Durante toda su Historia el río se vio envuelto en muchos litigios hasta quedar regulado su uso en el Convenio de Aguas de 1854. Al igual que las colonias fabriles catalanas que se situaron a lo largo de los ríos, la principal concentración industrial antequerana también se situó a lo largo del río. La diferencia es que las colonias catalanas se pusieron en lugares hasta entonces deshabitados y no usados para la instalación de artefactos industriales, mientras que en el río antequerano hay presencia de estos elementos fabriles desde épocas muy antiguas.

2. LA HISTORIA: 2.1. Orígenes

de la industria textil lanera

antequerana .

La fabricación de tejidos de lana tiene en Antequera un origen y arraigo tradicional. Su antigüedad se remonta, al menos, al siglo XV, después de la conquista del reino de Granada por los castellanos. En sus comienzos se trataba de una artesanía casera para un consumo familiar o comercio local. Antes que la lana se desarrollaron otros sectores textiles en la ciudad como el de la seda, favorecido por los privilegios reales de que gozaba. En aquella época se producían buenos tafetanes de seda, además de paños y bayetas de lana. También se trabajaban los tejidos de cáñamo y lino, así como otros productos de pieles y alfarería. Sería el sector lanero el que acabó desarrollándose y predominando después. A finales del siglo XVII la fábrica textil de lanas se entendía solo como un lugar de reunión para fabricantes y las diferentes fases productivas estaban dispersas por la ciudad: Los lavaderos de lana y pieles, batanes y tintes se encontraban en la ribera del río de la Villa, las perchas en la plaza Alta y los talleres artesanos en los barrios de San Juan y Santa María1.

91

En el siglo XVIII la industria lanera de nuevo se vio favorecida por medidas de protección y tuvo un crecimiento progresivo. En 1753 se citan entre los talleres artesanales de la localidad 2 molinos de papel; 23 molinos de zumaque; 11 tintes para seda y lana; y 6 tenerías para curtimbre2. Pero esta misma fuente aporta la cifra de 1.052 personas que realizan alguna actividad o faena textil; es una cifra importante en una ciudad que contaba con una población total de 17.000 habitantes. Se trataba en todo caso de una industria de tipo gremial condicionada por el sector agrario, pero también fiel reflejo de cierto dinamismo que la ciudad fue adquiriendo a lo largo del siglo XVIII3. En 1765 Carlos III autorizó a los fabricantes de tejidos de lana de Antequera para titular el sector como «Fábrica Real». Según Real Decreto de 7 de diciembre de 1765 «...habiéndose visto esta representación e instancia en la referida mi Junta General de Comercio y Moneda y mandado reconocer entre los inteligentes las muestras de bayetas y paños que remitió el Corregidor Real Cédula de Carlos III de 7 de diciembre de 1765 en la que se y resultando de buena ca- concede el título de Fábrica Real lidad y bien imitadas las al textil antequerano. [Archivo bayetas finas a las de In- Municipal de Antequera]. glaterra, y todos los géneros de mucho consumo, he venido a conceder a la expresada fábrica de lanas de la ciudad de Antequera el honor de que puedan titular Fábrica Real y puedan poner el escudo de mis Reales Armas en las casas donde celebra sus juntas y sellan sus obrajes»4.

2.2. L a

industria textil antequerana

durante el siglo XIX. Este incipiente desarrollo quedó cortado por las crisis demográficas, bélicas y económicas de principios del siglo XIX, que hicieron descender la producción industrial a unos límites mínimos. Hasta muy avanzado el siglo no se produjo el renacimiento del sector lanero, que


llegó en los finales del segundo tercio del mismo, coincidiendo en gran medida con la mecanización que iba sustituyendo los tradicionales métodos artesanales. La etapa 1833–68 supone la conformación y expansión del sistema capitalista en España. También entre estas dos fechas se produce la época dorada de la industrialización malagueña5. Del mismo modo la nueva industria antequerana se desarrolla por los factores que se producen relacionados con la crisis del Antiguo Régimen: Existe una creciente demanda de productos de consumo entre los que ocupan un lugar importante los textiles. Además se producen nuevos estímulos de inversión con la desamortización eclesiástica, la desvinculación de los señoríos y la despatrimonialización de recursos básicos como el agua. A todo ello hay que añadir la decadencia y abolición de las prerrogativas gremiales y, con esto, el fin de la Real Fábrica de Bayetas. Esto no significa, sin embargo, que el nuevo desarrollo industrial no siguiera fundamentado en una amplia base gremial durante bastante tiempo. Además la nueva industria textil antequerana elige como fuente de energía básica la corriente del agua y concentra sus instalaciones en la ribera del río de la Villa. Este proceso se inicia en 1833 con la puesta en marcha de la Fábrica de los Hermanos Moreno. A esta instalación siguieron otras como la de Vicente Robledo en el Henchidero en 1837 y la de Pérez y Perea, que en ese mismo año transformaron parte de su empresa de curtidos en elaboración de lana en la empresa que acabaría llamándose Manufacturas Rojas Castilla. Pero al mismo tiempo pequeños artesanos pusieron en movimiento en sus casas telares inactivos desde hacía años. Pascual Madoz habla de 8 fábricas de hilados y tejidos de lana movidos por agua y 5 movidas por sanEdificio de la fábrica textil de lana de Moreno Hermanos, la primera en ponerse en marcha en Antequera en 1831. [Archivo Municipal de Antequera].

gre, además de un gran número de telares dispersos por toda la ciudad6. En años sucesivos se seguían instalando fábricas en la ribera del río como la Fábrica de Mantas LAZ, la Fábrica de Hilados y Tejidos del Puente de los Remedios, la Fábrica de Hilados la Chafarina, etc. en donde antes se habían instalado tenerías o tintes. Los empresarios eran normalmente burgueses agrarios como los Moreno, Robledo, Perea, etc. o comerciantes como Auroux, Bordenave, etc. Respecto a los obreros industriales, estos no existían como tales. Eran campesinos que se emplean a tiempo parcial en invierno y primavera en el trabajo de las fábricas. Mujeres y niños realizaban las tareas manuales (lavado, desmotado, hilado, etc.) y los hombres las mecánicas (cardado, batanado), tinte y tisaje. Las instalaciones textiles comenzaron con tornos de hilado a mano y máquinas de preparado anticuadas, y el sector comenzó a crecer desde entonces, si bien es cierto que los telares seguían todavía controlados por la Real Fábrica de Bayetas. Hacia 1850, con una población de 25.000 habitantes, Antequera continuaba siendo una agro–ciudad aunque el sector lanero textil había hecho algunos progresos en los últimos años y se había convertido en la primera actividad industrial de la localidad. Pero es a partir de 1853–54 cuando el crecimiento se acelera y el número de husos (tanto los mecánicos como los manuales) y telares se triplica en pocos años. Con la modernización de las fábricas, los husos manuales fueron descendiendo después y desaparecieron en 1861. En aquellos años Antequera ya era un centro industrial de relativa importancia como se puede ver si comparamos la contribución industrial de las poblaciones mayores de la provincia (cuadro 1): El núcleo del Henchidero fue la zona donde se concentró la industria textil desde 1837, con tres fábricas laneras, la de Rojas Castilla, la de Hijos de Daniel Cuadra (El Henchidero) y la de León Checa Palma, a la cual pertenecía la chimenea de la imagen. [Archivo Municipal de Antequera].


Cuadro 1: Contribución Industrial de la provincia de Málaga en 1855

Nº de contribuyentes de más de 500 rs.

Población

Total en rs. v.

1. Málaga

613

1.117.000

2. Antequera

90

93.150

3. Vélez–Málaga

18

13.130

4. Marbella

9

12.570

5. Ronda

16

11.800

6. Archidona

13

8.810

7. Álora

9

7.070

8. Estepona

9

5.810

9. Nerja

7

4.400

10. Coín

4

3.650

Fuente: Archivo Municipal de Antequera, Subsidio industrial.

Elaboración de José Antonio Parejo Barranco.

En los textiles la lana se convirtió en casi el único protagonista. La mayoría de las fábricas de hilados y tejidos se seguían situando a orillas del río de la Villa para aprovechar su energía y la mecanización alcanzó

en 1857 casi la totalidad del preparado (cardas) y gran parte del hilado (husos) y acabado (máquinas de prensar, estirar y aderezar). El tisaje (telares), en cambio, se seguía realizando de forma manual (cuadro 2).

Cuadro 2: Industria lanera. Tecnología. Antequera, 1838 y 1857.

1838

1857

Cardas cilíndricas (movidas por agua)

———

103

Nº de husos hilanderos movidos por agua

———

8.160

Nº de husos hilanderos movidos a mano

55

1.350

Telares comunes

118

311

Máquinas para prensar, estirar o aderezar

———

Fuente: Archivo Municipal de Antequera, Subsidio Industrial para 1838 y 1857. Elaboración: José Antonio Parejo Barranco.

93

7


Máquina hiladora por el sistema antiguo, muy utilizada en Antequera. [Archivo Municipal de Antequera].

Telares tradicionales, utilizados en las fábricas antequeranas. [Archivo Municipal de Antequera].

La Mulejenny fue la primera hiladora mecánica introducida en Antequera, en la fábrica de los Hermanos Auroux en 1842. [Archivo Municipal de Antequera].

Una de las características propias del sector textil antequerano es su carácter mixto basado en la coexistencia de la nueva industria fabril con las formas artesanales de producción, especialmente en el proceso del tisaje. El sistema funcionaba en principio con centros fabriles que se dedicaban de forma mecanizada al preparado e hilado y no al tisaje, que se dejaba en manos de «bolicheros» o pequeños artesanos. Más tarde se instalaron también fábricas dedicadas al tisaje. El artesanado sobrevivió durante toda esta etapa y en algunas ocasiones condicionó la creación de nuevas fábricas dedicadas al hilado. Incluso una pequeña proporción se convirtió en fabricantes formando una sociedad, acondicionando un edificio y adquiriendo maquinaria. El predominio de la actividad fabril sobre la artesanal no se hizo visible hasta bien avanzado el período. A partir de 1853 se sigue dando un fuerte crecimiento tanto de fabricantes como de artesanos, sobre todo en el caso de los segundos. Sin embargo el crecimiento paralelo se interrumpe en 1859 en que empiezan a descender los artesanos y aumentar los fabricantes. A la vez la evolución de los telares contenidos en fábricas es más favorable que los que se mantienen dispersos a partir de 1854. La industria de Antequera presenta unos problemas estructurales que la hacen frágil y vulnerable hasta en los momentos de mayor expansión textil. Es estos años hubo como una vuelta atrás con la nueva agrarización de la burguesía por la enorme atracción de la propiedad rústica; además la utilización del agua como fuente de energía la colocaron siempre a merced de los cambios climáticos; por último, el aislamiento y falta de comunicaciones adecuadas propiciaron una comercialización defectuosa. Otro factor a considerar es la toma de conciencia del proletariado que le llevó a realizar huelgas y actuaciones radicales y a una lucha a veces frontal contra la burguesía. La dualidad de la organización fabril, sin que se llegue a la absorción de los artesanos por las fábricas, con las diferencias salariales que esto conlleva, motivó la huelga de 1860, y la dependencia de la agricultura arrastraba a las crisis producidas por malas cosechas. Las crisis de 1849 y 1857 sumieron a los sectores de bayetas y curtidos en un estado crítico.

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En los años 66–67 se muestran síntomas de crisis irreversible y agotamiento del sistema. De una parte hay una burguesía cada vez más remisa a la inversión, y de otra la competencia de centros modernizados como Sabadell y Tarrasa hacen muy difícil continuar con la producción. Además la modernización tecnológica no avanzaba. El hilado mecanizado con las mule–jennys desde 1842 no se había vuelto a renovar y el tisaje se seguía haciendo de modo manual. La crisis se hace patente con la disminución de la tecnología. (Cuadro 3).

Fábrica de los Hermanos Auroux (LAZ) con sus distintos edificios. Fue fundada en 1840. [Archivo Municipal de Antequera].

Cuadro 3: Tecnología de la industria textil.

Husos en funcionamiento:

Telares en funcionamiento:

— 1869: 10.320

— 1871: 351

— 1881: 7.890

— 1881: 319

2.3. El

sector lanero antequerano

XX. Durante el siglo XX se produce una recuperación de las fábricas basada en la exportación a los mercados extranjeros. Entre 1907 y 1914, se exportaba bastante a Marruecos, Argelia, Japón y América Latina. Pero fue sobre todo con la coyuntura favorable de la I Guerra Mundial cuando aumentaron sensiblemente las exportaciones que propiciaron la reapertura y la renovación de la tecnología en los procedimientos y en los propios edificios: telares mecánicos, selfactinas, máquinas de acabado y otros sistemas modernos. Además se cambió la producción de bayetas por la de mantas, que tenían una salida más fácil. El telar de Jacquard, aunque con retraso, vino a mejorar la industria antequerana, al poder fabricarse mantas con variedad de cenefas y dibujos. Los procedimientos químicos también mejoraron la producción, siendo su promotor el químico alemán D. Gustavo Regel, establecido aquí desde finales del siglo anterior. Después de la Gran Guerra siguió un periodo en que se vendía la producción en el mercado interior y existían por entonces 11 firmas que lanzaban al mercado más de 100.000 mantas, importantes partidas de bayetas, estampados, mantas de viaje y otros géneros de pañería. Al año giraban 5.000.000 de pesetas. durante el siglo

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La máquina hiladora llamada Selfactina no se introdujo en las fábricas antequeranas hasta el siglo XX. [Archivo Municipal de Antequera].


En 1934, como medida para una mejor defensa y funcionamiento del sector se creó el holding de HYMASA (Hilaturas y Mantas de Antequera S. A.) que agrupaba al 70% de los productores, con un capital de 3.000.000 de ptas. y en el que quedaban incluidas las fábricas pertenecientes a los siguientes empresarios: Hijos de Daniel Cuadra, León Checa Palma, Manufacturas Rojas Castilla y Bernardo Laude Álvarez (LAZ). Este grupo de empresas sumaban más de 8.000 clientes y facturaba 2.000.000 de ptas. Tras la Guerra Civil y la posterior crisis económica y social se liquidó la sociedad en 1948. De nuevo en 1958 se volvió a crear un holding llamado HILANSA con el objeto de realizar el proceso de hilado en común. Estaba formado por los empresarios de Manufacturas Rojas Castilla, León Checa Palma, Mantas LAZ y Muñoz Avilés. La experiencia duró hasta los años 60 y desde entonces cada propietario siguió por su propia cuenta durante una etapa de lánguida actividad hasta su cierre definitivo durante los años 70. La última fábrica que cerró fue La Cruz, en 1973. Han quedado los edificios a lo largo del río, que poco a poco se han ido transformando o deteriorando y las maquinarias han desaparecido casi por completo. La manta de Antequera era un producto muy acreditado por su calidad. Sin embargo en los últimos tiempos se bajó la calidad en muchos productos de los que se vendían por la competencia de otros géneros que abarataban los costos. En la Exposición de Sevilla de 1927 se instaló un departamento dedicado a los fabricantes de tejidos de Antequera. Manuel Pérez Torres en un telar Jacquard. El Telar de Jacquard se introdujo en Antequera en el siglo XX. Se utilizó para fabricar las mantas que tenían tejidos dibujos. [Exposición de la Industria Textil Antequerana. Complejo Educacional El Henchidero].

3. LA TECNOLOGÍA: 3.1. El

proceso de fabricación de la lana en la

etapa preindustrial o tradicional.

Ignacio González Tascón7 ofrece el plan tradicional de la fabricación de los productos de lana, explicando las actividades a realizar. Más o menos este era el proceso de fabricación usado en Antequera: 3.1.1. Preparado: Después del esquileo y la obtención de los vellones de lana, se procede al lavado en tinas —generalmente con agua caliente y orines— y al descadillado que consiste en eliminar a mano la suciedad que no se quita con el lavado, cortando con la tijera la roña o «cadillo». Después se procede al baqueteado, que consiste en batir la lana con varas para dejarla esponjosa; luego se realiza un desmotado en el que se quitan a mano las motas, pajas, pelos, etc. 3.1.2. Tinte: Era el momento de teñir la lana (aunque a veces se hacía al final del proceso), empleando tintes vegetales o animales. Después se realizaba un segundo baqueteado y un segundo desmotado para eliminar suciedad y motas. A continuación la lana se aceitaba para facilitar la formación de los hilos y se procedía al primer cardado o emborrado, operación que consiste en pasar la lana untada de aceite entre dos rodillos de madera con puntas de alambre que la van dejando cada vez más fina. La lana acababa siendo una pieza alargada, mullida y uniforme. 3.1.3. Fabricación del hilo: Estirando y retorciendo las fibras cortas en la rueca se obtenía un hilo continuo, apto para fabricar paños. 3.1.4. A partir del hilo se hacía ya un entramado de hilos ortogonal para hacer un tejido superficial en telares manuales. Tras el tejido, se sometía el paño al desborrado y despinzado, quitando los nudos y la borra, raspando las telas con un cuchillo (desborrado), y eliminando después las impurezas con pinzas metálicas (despinzado). 3.1.5. Una vez terminado el paño se procedía a la operación importante del abatanado, para desengrasarlo y conseguir un tejido más compacto y enfurtido. Hasta el siglo XVIII los batanes fueron los únicos ingenios textiles accionados por rueda hidráulica.

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Los paños abatanados sufrían después la operación del perchado que consistía en sacar el pelo del paño con ayuda de cardas. A continuación, se cortaba e igualaba con tijeras especiales en el tundido. Las últimas operaciones se hacían para mejorar el aspecto de los paños, haciendo pasar por el tejido una especie de corcho compuesto de pez, arena y vidrios molidos, que mejoraban el acabado, marcando después las piezas con los sellos que identificaban a cada fabricante. Finalmente los paños se prensaban para darles lustre y cuerpo definitivos, entrando doblados en la prensa y colocando entre los pliegues cartones finos, duros y pulidos. De todas las operaciones, el tejido, el perchado y el tundido tenían una importancia especial por su influencia en el producto final y por ello se sometían a un riguroso control en las Ordenanzas de paños.

3.2. L a

renovación de la tecnología textil

en la etapa industrial en A ntequera . El gran desarrollo de la industria lanera de Antequera no conoció durante el siglo XIX una fuerte renovación tecnológica. La casi exclusiva fuente de energía para mover motores y sistemas era el agua del río de la Villa conducida por canales para ser precipitada en saltos que movían ruedas hidráulicas. Estas ruedas fueron fabricadas por empresas malagueñas como la Ferrería Heredia o Tomás Trigueros. En Antequera hubo algunas empresas situadas en la población y lejos del río que introdujeron la máquina de vapor en la localidad como fuente de energía. Una de ellas estuvo instalada en la fábrica de Juan Aparicio Martín en la Carrera. Esta máquina de vapor se instaló en 1870. Era una máquina Wolf de dos cilindros con condensador y 8 caballos de vapor. Estuvo funcionando hasta 1876. También la fábrica de hilados y tejidos de la calle Higueruelos tuvo instalada como fuerza motriz otra máquina de vapor de Carret and Sons Enginers de Leiston Works (Inglaterra). La mecanización alcanzó pronto las fases del preparado y del hilado, también del acabado. Sin embargo el tisaje seguirá elaborándose durante mucho tiempo por sistema manual. El tejido o tisaje de la lana, llevado a cabo en telares, fue una operación que no se logró acoplar por su

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Volante de máquina de vapor, procedente de la Fábrica Textil de la calle Higueruelos de Antequera. [Colegio de la Salle Virlecha. Complejo Educacional El Henchidero].

complejidad a la rueda hidráulica hasta el siglo XIX, cuando ya las turbinas desplazaban a las ruedas para poder competir con la máquina de vapor. Hasta mediados de este siglo XIX, la supremacía de la rueda hidráulica sobre los ingenios de vapor es completa, incluso en las regiones más adelantadas. Los telares mecánicos se introdujeron por primera vez en España en el año 1832 en la factoría de Bonaplata en Barcelona. En Antequera no se aplicaron hasta el siglo XX. Respecto al hilado, las primeras mule–jennys aparecieron en 1842 en la fábrica de los Auroux. Después se adoptaron por Moreno Hermanos y la Sociedad Luque, Casco y Martín. Sin embargo no se sustituyeron por otros sistemas más modernos como las selfactinas hasta el siglo XX. El cardado se renovó en 1833. Aparecieron tres máquinas; «el diablo helicoide», la emborradora y la letera. El sistema de desmotado, en cambio, no se renovó. El tundido, el perchado y el prensado se renovaron desde 1854. En cambio el abatanado se había renovado desde hacía mucho tiempo con los batanes hidráulicos.

3.3. Un aspecto tecnológico concreto: Los batanes laneros. La primera operación de la industria lanera que se logró mecanizar mediante rueda hidráulica fue el bataneo, necesario para desengrasar y enfurtir los paños ya tejidos. Los primeros batanes que se emplean movidos por rueda hidráulica datan del siglo XI, siendo su mecanismo muy


Grabado con máquinas modernas de cardado.

sencillo, pues constan de una rueda vertical que lleva en su eje las levas que mueven los mazos para el bataneo. Según Caro Baroja8 la antigüedad del batán de rueda vertical se remonta en España a 1151, fecha en que se hace alusión en Cataluña a un «molí draper». En el siglo XIII están ya bastante generalizados. Los elementos más característicos de un molino batán son la rueda motriz, el eje de levas y los mazos de madera que golpean a las piezas de paño. La manera más corriente de aparejar los batanes era colgar los mazos de una viga horizontal de modo que pudiesen girar libremente, haciendo moverse los mazos por medio de levas dispuestas en un eje horizontal que era movido por una rueda hidráulica de paletas. Los mazos se disponían por parejas y las levas iban colocadas de modo

Moderno batán de mazas de la zona del Henchidero, movido por una potente rueda hidráulica. [Archivo Municipal de Antequera].

que el movimiento de los mazos fuese alternativo. Un batán de este tipo figura en la obra del siglo XVI Los Veintiún Libros de los Ingenios y de las Máquinas9. Pedro de Medina10 en ese mismo siglo, al hablar de la industria pañera de Ronda, dice: «Ay allí mismo en el dicho río gran copia de molinos de pan y batanes en que se adoban los paños que en esta ciudad se hazen». En 1771 tenemos la descripción de un batán en Antequera11: «Un instrumento compuesto de dos mazos de bastante corpulencia y fijos en dos vigas» que es movido por una rueda hidráulica que lleva simétricamente dientes (levas). Los batanes que se conservan en España se sitúan en la zona del Norte. En Andalucía no hay restos patentes a no ser en la toponimia.

Alzado digital en color del conjunto del Henchidero. [Exposición de la Industria Textil Antequerana. Complejo Educacional El Henchidero].

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4. EL PATRIMONIO INDUSTRIAL TEXTIL DE ANTEQUERA: CONOCIMIENTO, RESTAURACIÓN, PUESTA EN VALOR Y DIFUSIÓN: Desde hace varios años el organismo de Promoción y Desarrollo dependiente del Ayuntamiento de Antequera viene desarrollando varios proyectos que tienen como objeto el conocimiento, la restauración y puesta en valor del Patrimonio Textil de Antequera, así como su difusión. Las acciones desarrolladas por este organismo son las siguientes:

4.a. Restauración de edificios mediante distintos proyectos de Escuela–Taller. Puesta en valor de los mismos.

4.b. Montaje de una exposición de la industria textil

de Antequera en el edificio de la Ribera, antigua fábrica de Rojas Castilla.

4.c. Itinerario por las fábricas y molinos de Antequera.

4.1. R estauración de edificios del Patrimonio Industrial L anero del río de la Villa . La idea de restauración de los edificios fabriles del río de la Villa de Antequera surgió del grupo de trabajadores vinculados a tareas de formación de jóvenes desempleados. A nivel nacional este sistema se inició por José María González Pérez, Peridis, en 1985 en Aguilar de Campoo (Palencia), vinculado a la puesta en valor del arte románico de la región castellano–leonesa, mediante la institución de la escuela–taller.

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La idea se basaba en proporcionar formación a un sector de la población desempleada a la vez que se intentaba mejorar la situación de un Patrimonio Histórico en estado lamentable. En Andalucía se puso en marcha esta idea eligiendo en principio cuatro localidades: Baeza, Úbeda, Ronda y Antequera. En los comienzos el sistema de escuelas– taller dependía del Ministerio de Trabajo. Después fue transferido a la Junta de Andalucía. Por lo que respecta a Antequera, en septiembre de 1985 se lanza la idea, eligiendo un equipo de monitores entre reconocidos artesanos profesionales: herreros, carpinteros, canteros, albañiles, etc. Con la puesta en marcha de este sistema de escuelas–taller se trataba de enlazar el patrimonio con la artesanía y las profesiones, siempre pensando en las salidas laborales de la zona, de acuerdo con las empresas existentes. También se iban buscando otros tipos de sectores o ámbitos de especialización, fomentando la formación ambivalente para distintas salidas profesionales. La tarea comenzó con el aspecto del Patrimonio Artístico en que la ciudad de Antequera tiene una riqueza notable. Se comenzó la tarea con la Colegiata de Santa María en 1986 y se continuó en años sucesivos con el trabajo en San Zoilo, algunas fuentes públicas, la alcazaba, la ermita de la Vera Cruz, la iglesia de San Agustín, San Sebastián, etc. En 1995 se adquieren por el Ayuntamiento los edificios del Henchidero para situar el centro de formación comarcal de los oficios y la Escuela de Hostelería,


Exterior de la fábrica del Henchidero.

además de alojamiento para alumnos. Después se vio que el Henchidero era pequeño y se recurrió a la compra de otros edificios cercanos. En el 99 se adquiere el de Manufacturas de Rojas Castilla. 4.1.1. Con el proceso de restauración del Henchidero se iniciaba el trabajo de intervención en el Patrimonio Industrial. Desde el principio se tuvo como objetivo el realizar la tarea muy en contacto con la formación. Se tenía claro que aquí se quería crear la sede o centro de formación y lo primero que se necesitaba era disponer de la oficina y los talleres. Objetivo importante era respetar su aspecto exterior y decoración para mantener el estilo industrial original. Se trae el taller de carpintería para empezar a adaptar la planta baja del edificio, que se protege con forjados y se arregla el patio donde pueden trabajar los talleres de forja y cantería. Desde este momento se comienza la demolición del edificio original. Solo se conservan los muros perimetrales de la planta baja y desde aquí se comienza la reconstrucción del edificio. Ante la falta de planimetría se recurre a la fotografía histórica y más reciente. Se aprovechan también algunos restos conservados como la cerámica de los adornos de la cubierta, que sirven para recrearlos y reproducirlos en piedra artificial. Otras veces hubo que recurrir a la creatividad. Así, del patio no se conservaba nada. Por ejemplo, la balconada, que se colocó encima de la rueda hidráulica no estaba aquí, pero se tomó la idea de otros edificios similares de la zona.

Patio de la fábrica del Henchidero.

Escalera en el interior de la fábrica del Henchidero.

El foso de la rueda estaba completamente tapado con hierros y una pieza de máquina. Resultó que cubría un pequeño foso que pudo contener una turbina correspondiente a los años 20 en que se quiso aumentar la capacidad de energía de las antiguas ruedas hidráulicas. Quizá esta turbina pudo servir para producir la electricidad que iluminaba la fábrica. También en el patio quedaban los restos del molino harinero a partir del cual se había empezado a construir la fábrica a partir de 1838. En esta zona se fueron situando algunos talleres. Se terminó de excavar el foso de la rueda hidráulica original y se montó la rueda actual aprovechando unas piezas de otra que se estaba despedazando en la fábrica del Molino de Papel. Procedente de aquí se utilizó el eje y después se elaboró el resto de la rueda. El interior del edificio conservaba las alturas pero estaba totalmente en ruinas. Se podía conservar muy poco: los gruesos muros y la carpintería, la barandilla de la escalera, el pilar de arranque de la misma, que se ha mantenido en la misma situación. Se conservan también los falsos arcos achaflanados que estaban recubiertos. El resultado de las obras es un edificio que mantiene su volumetría y aspecto exterior y en el interior conserva los grandes espacios y elementos de su estructura industrial y su decoración, aunque se adapta para su función formativa. 4.1.2. Ante la necesidad de disponer de otro edificio porque el del Henchidero se había quedado pequeño para sus funciones, se decidió iniciar la restauración del segundo de ellos, el de Manufacturas de Rojas Castilla. Esta intervención se concebía desde el principio con una finalidad universitaria para celebrar encuentros pedagógicos, seminarios, posgrados relacionados con el Patrimonio, etc. El proyecto constaba, por tanto de aulas, alojamientos y servicio de restaurante.

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Jardines en la antigua fábrica de León Checa Palma.

Edificio de la Ribera. Antigua Fábrica de Hilados y Tejidos de Lana de Rojas Castilla.

La situación del edificio era mucho peor que la del Henchidero, de total ruina, y no se pudo conservar nada de la obra original. No obstante, se intentó salvar la fisonomía del exterior del edificio de telares y de los almacenes. Tenía también anexas dos viviendas muy complicadas de las que no se pudo salvar nada tampoco. De todas formas, el edificio, una vez terminado, conserva también su aire industrial. Se pretendía que fuera sede de la Universidad Internacional de Andalucía y ha alojado algunas actividades de universidades privadas. EADE ha impartido aquí una promoción de terapia ocupacional y ahora está en estudio que ponga en marcha un grado en enfermería. Actualmente se utiliza como edificio visitable ya que en su planta baja se ha instalado una exposición sobre la industria textil en Antequera. Queda pendiente todavía en la empresa Rojas Castilla alguna realización como la puesta en valor del antiguo edificio de telares que está en ruinas, próximo al río. Se puede reconstruir el edificio y dotarlo de dos plantas. Una dedicación posible para este nuevo edificio puede ser el de contener telares y situar en la planta alta un salón de actos.

Telar manual. Exposición de la Industria textil de Antequera.

4.1.3. Respecto al tercer edificio intervenido, el de León Checa Palma, cuando se iba a actuar sobre el mismo, se trataba de una escombrera, que cuando se limpió, salieron las estructuras de patios y suelos así como la alberca y las calderas. Se ha podido reproducir los patios empedrados. Las calderas debieron estar vinculadas a la chimenea que aparece en fotos históricas. Los tres edificios que forman el complejo del Henchidero han quedado enlazados mediante jardines y también se ha realizado desde las escuelas–taller una repoblación forestal de la ribera del río de la Villa.

4.2. Difusión del Patrimonio mediante la E xposición sobre L a Industria Textil Antequerana . La exposición, otro proyecto del Organismo de Promoción y Desarrollo del Ayuntamiento, se encuentra en el Complejo Educacional el Henchidero, en la planta baja del Edificio Ribera (Antigua

Urdidor. Exposición de la Industria Textil de Antequera. El urdidor servía para preparar la urdimbre del telar.

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Fábrica de Rojas Castilla). Presenta una panorámica de la Historia de la Industria Textil de Antequera, que ayuda a comprender este proceso histórico, social y económico tan importante para la localidad. Se compone de una muestra de maquinaria utilizada en las distintas épocas y material gráfico y audiovisual que trata de explicar aspectos técnicos, económicos y sociales de la actividad textil. Los objetos, máquinas y herramientas representadas pertenecen a los procesos de hilatura y tisaje: tornos, bobinas, canilladoras, urdidores, telares, perforadoras, etc. También cuenta con productos textiles y mantas fabricadas por las empresas antequeranas. Los elementos de la exposición proceden de empresas antequeranas, malagueñas (Intelhorce) o granadinas (San Miguel). En definitiva, la exposición de la industria textil es una valiosa muestra de un sector industrial que tuvo una enorme importancia en la provincia malagueña tanto en la capital, con la Industria Malagueña S.A. y la Aurora, como en la provincia, sobre todo con las industrias del sector lanero antequerano. La exposición ha tenido durante 2014, 2.000 visitantes y durante 2015, 1.200 visitantes. Es una exposición agradable y de la que se puede aprender bastante en su visita. En la misma ha colaborado la Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga mediante un convenio con el Ayuntamiento de Antequera.

4.3. Conocimiento y disfrute del Patrimonio: Rutas de las antiguas fábricas textiles. La propuesta del recorrido por la ribera del río de la Villa ha sido realizada por el Complejo Educacional El Henchidero y permite recorrer y conocer los restos de una veintena de edificios y antiguas fábricas que se sitúan a lo largo de la Ribera del río de la Villa. A la vez que se hace ejercicio y se disfruta del paisaje de los montes cercanos y la sierra del Torcal, se puede ir siguiendo el recorrido del río de la Villa, además de conocer el conjunto más importante de la industria textil andaluza. Se divide en tres itinerarios a pie clasificados de dificultad baja, y uno en vehículo con un recorrido de 6 kilómetros. Los hitos que explican los itinerarios intercalan paneles explicativos, señales de dirección y miradores. Plano de las Rutas por las Antiguas Fábricas Textiles. [Complejo Educacional El Henchidero].

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Además de los edificios restaurados del Henchidero y Rojas Castilla, hay edificios muy interesantes como la Fábrica de los Hermanos Moreno, que se conserva en buen estado y el conjunto de la Juanona–La Cañada, que desgraciadamente ha entrado en un proceso de ruina casi irreversible, aunque conserva un molino en buen estado y las dos ruedas hidráulicas en distintas ubicaciones de la ciudad: Una en el Hotel–convento de la Magdalena y la otra en una rotonda del Polígono de Antequera. Otros edificios se mantienen en buen estado como el de la fábrica de la Cruz o conservan elementos de gran belleza como los secaderos de la Fábrica de Mantas LAZ. Hay también restos de molinos harineros, de papel, batanes; represas; y canales en el río para desviar el agua hacia las ruedas hidráulicas.

Rueda hidráulica fabricada por los Talleres de Heredia de Málaga. Hacía funcionar a la fábrica de la Cañada. Se encuentra instalada en una rotonda del Polígono de Antequera.


5. LO QUE QUEDA DEL RICO PATRIMONIO INDUSTRIAL TEXTIL DE ANTEQUERA: La mayor parte del Patrimonio textil de Antequera se puede conocer siguiendo el itinerario por el río de la Villa. Las fábricas y talleres que se repartían por el resto de la ciudad han desaparecido casi completamente, aunque hay elementos concretos que se pueden visitar. Las fábricas de las que queda algún tipo de restos en la ribera del río de la Villa son 12, según aparecen en el cuadro 4. Cuadro 4: Fábricas de Hilados y tejidos de Lana en el río de la Villa.

Fecha de apertura

Fecha de cierre

1. Núcleo fabril de los Hermanos Moreno: —Fábrica textil de lana —Fábrica textil de algodón

1833 1854

1882 1861

2. Manufacturas Rojas Castilla

1837

1965

3. Núcleo fabril de Daniel Cuadra o El Henchidero

1837

1972–73

4. Fábrica de Hilados de Argüelles

siglo XIX

1965

5. Núcleo fabril de León Checa Palma

1840

1965

6. Fábrica de Mantas LAZ

1840

1970

7. Fábrica de Hilados y Tejidos de Crespite

1845

1960

8. Fábrica de Hilados de la Chafarina

1850

1960

9. Fábrica de Hijos de J. Ramos Granados

1850

1970

10. Fábrica de Hilados La Cruz

1851

1973

11. Fábrica de Hilados la Maquinilla

1851

1965

12. Núcleo fabril Juanona–La Cañada

1856

1965

1869

1965

Fábrica en el núcleo de Antequera. 13. Fábrica de Hilados y Tejidos Calle Higueruelos.

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5.1. Núcleo fabril de Daniel Cuadra o Henchidero. Vicente Robledo funda en 1837 el núcleo llamado después de Daniel Cuadra o Henchidero. Se realizó junto a un antiguo molino harinero. Se encuentra situado en el río de la Villa, conformando un conjunto con las fábricas de Rojas Castilla y

Vista histórica de la Alcazaba de Antequera. A la derecha aparece el edificio de la fábrica del Henchidero.

León Checa Palma, que han sido intervenidas por las escuelas–taller de Antequera. Este núcleo fabril se dedicaba al preparado, hilado, tisaje y tinte de la lana. Estaba formado por el edificio de la fábrica y varias construcciones complementarias como el cobertizo, el edificio de tinte, el salón de telares y los restos del molino antiguo. La fábrica y algunos de sus edificios anejos han sido reconstruidos siguiendo el esquema compositivo original.

5.2. M anufacturas Rojas Castilla . Otras denominaciones: Mantas Maroca; José Rojas Castilla Tejidos; Fábrica de Hilados y Tejidos de lana Rojas y Pérez Hermanos; Hilaturas y Mantas Antequera S.A. (HYMASA); Fábrica de Hilados y Teji-

dos de lana de José Rojas Castilla; Sucesor de Francisco Pérez García; y Rojas y Pérez Hermanos. —J. Perea y J. Pérez fundan en 1837 el núcleo de Manufacturas Rojas Castilla. El conjunto se encuentra situado junto a las instalaciones fabriles de León Checa Palma y Daniel Cuadra, que forman el conjunto del Henchidero. El núcleo estaba dedicado al proceso completo de fabricación de mantas: preparado, hilado, tisaje, tinte y acabado de la lana. Estaba formado por cuatro grupos de edificaciones: cuerpo principal de la fábrica; dependencias anejas a ésta; vivienda del portero y almacenes; dos salones de telares, y edificio del batán. Poseía una rueda hidráulica de las de mayor diámetro de la zona. En la actualidad se ha realizado una total restauración para convertirlo en un edificio residencial y docente. Siguiendo el esquema compositivo original se ha construido el edificio principal y las dependencias anejas. No se conservan las dos naves de telares y todavía subsisten las ruinas del batán. La rueda hidráulica colocada en el edificio ha sido instalada por el taller de restauración.

Vista del edificio de la Ribera. Antigua fábrica de Manufacturas Rojas Castilla. En la imagen aparece su actual rueda hidráulica.

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5.3. Fábrica de Hilados de A rgüelles . Existe desde el siglo XIX. Solo se conservan ruinas. Permanece en pie el muro transversal del edificio de ramblas, la portada de acceso y algunos restos del edificio principal de la fábrica. La portada construida en ladrillo visto de color rojizo, está formada por un arco de medio punto de gran tamaño, flanqueado por dos pilastras rectas y coronado por un parapeto de cornisa lisa. A ambos lados se extiende la fachada,

Fachada actual de la Fábrica de Hilados de Argüelles. El edificio está en ruina total.

compuesta de vanos rectangulares, rematados con un friso sin decoración y enmarcada con dos frisos.

5.4. Fábrica de Hilados y Tejidos de Crespite o Puente de los R emedios . Otras denominaciones: Fábrica de Hilados y Tejidos de Lana del Molino de Papel; Antiguo molino de Papel; Fábrica de Agustín Blázquez Pareja. P. Herrera, F. Castilla y A. Robledo fundan en 1845 la Fábrica de Tejidos Crespite o Puente de los Remedios. Se encuentra situada en la orilla del río de la Villa en la zona Noreste de la ciudad, junto al puente de los Remedios. En su inicio había sido un


molino de papel blanco. En 1958 sufrió un incendio que le hizo perder la glorieta y desde 1960 fue de nuevo molino de papel de estraza hasta 1990. El edificio conserva su planta original, de proporciones rectangulares y mantiene dos alturas aunque ha sido totalmente reestructurado para transformarlo en vivienda. Una pintura exterior de color terrizo ha borrado todo resto de arquitectura industrial.

se alturas y perdiendo en el caso del edificio principal y del edificio de ramblas (para el estirado de los paños) la tradicional glorieta en cubierta. Se dedica a trabajos de mármol. Conserva su pequeña chimenea y destaca la gran belleza de sus secaderos.

Río de la Villa. Aparece el atractivo edificio de los Secaderos de la fábrica de mantas LAZ de los Hermanos Auroux. En la ladera de la montaña aparece la chimenea de la fábrica. Antigua imagen de la Fábrica de Crespite o del Puente de los Remedios. Archivo Municipal de Antequera. En la actualidad este edificio ha sido totalmente transformado.

5.5. Fábrica de M antas L az. J. y F. Auroux fundan en 1840 el núcleo de Mantas Laz, llamada también de Bernardo Laude Álvarez. La instalación dedicada al preparado, hilado, tisaje, tinte y acabado de la lana estaba formada por los siguientes elementos: edificio principal de la fábrica, nave de telares, ramblas, vivienda y chimenea. El conjunto tiene forma de U formada por la disposición este–oeste de la fábrica de hilado, el edificio de las ramblas al este y las naves de telares al oeste. De difícil acceso, al estar situado al otro lado del río, ha sido fuertemente transformado, modificándo-

5.6. Núcleo fabril de León Checa Palma . Otra denominación: Fábrica de Hilados de León Checa Palma. J. Palma funda en 1840 el núcleo de León Checa Palma. Se encuentra conformando con las fábricas de Rojas Castilla y Daniel Cuadra el conjunto fabril de la plaza del Henchidero.

Fábrica de León Checa Palma antes de su desaparición. [Complejo Educacional El Henchidero].

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El núcleo dedicado al preparado, hilado, tisaje y tinte del tejido estaba formado por tres grupos de edificaciones: fábrica de hilados, salón de telares y oficinas. Destacaba en el conjunto su alta chimenea. En la actualidad ha desaparecido completamente. Solo se han conservado algunos muros de los edificios, transformados en jardines.

5.7. Fábrica de Hilados L a M aquinilla . J. Perea funda en 1851 la Maquinilla. Se dedicaba al acabado de los tejidos de lana. Contaba con tres plantas y una sola crujía. En la actualidad se ha construido una vivienda en su solar que no recuerda para nada su aspecto industrial. 5.8. Fábrica de Hilados L a Chafarina . Otras denominaciones: Fábrica de Mantas Las Caldererías; Fábrica de Mantas de San Vicente Ferrer.

Antigua imagen de las fábricas de hilados La Chafarina (a la izquierda) e hilados La Maquinilla (a la derecha). [Archivo Histórico Municipal]. La fábrica de La Chafarina está en ruina casi total con el inicio de una extraña restauración que está detenida desde hace tiempo. El edificio de La Maquinilla ha sido sustituido por una vivienda moderna.


En 1850 J. M. Casero y D. Robledo ponen en marcha la fábrica de hilados de la Chafarina. Dedicada al acabado de la lana se encuentra actualmente en ruinas y se conservan restos del muro principal de la fábrica, alguno de los anclajes de su rueda y algunos pilares de sostén de las atarjeas que conducían el agua. Ha sido sometida a una extraña obra de restauración que en la actualidad está parada.

5.9. Fábrica de hilados la Cruz. En 1851 M. Castilla, A. López y F. Castilla fundaron la Fábrica de Hilados y Tejidos La Cruz. La fábrica de hilados la Cruz, dedicada al preparado, hilado y tisaje de la lana tiene las siguientes edificaciones: edificio principal situado en paralelo a la calle Ribera, el mo-

Fábrica de hilados de la Cruz. La fábrica cerró en 1973 y se convirtió en una granja de gallinas. El edificio se conserva en buen estado.

lino y viviendas adosadas a la fachada este del edificio principal y las naves posteriores situadas al sur del conjunto. El edificio principal alojaba en planta baja la sección de acabados (perchas y batán) y el salón de sel-

factinas y surtidos, y en planta alta el almacén. Una cruz de mármol corona la puerta de acceso. Adosado al edificio principal se encuentra el molino y junto a éste, la vivienda. El molino se readaptó para uso fabril, situando los telares en la planta alta. Así el conjunto tiene planta de L. Solo se conservan los anclajes de la rueda hidráulica que producía 36,75 HP, gracias a un salto de 5,25 m. Fue la última de las fábricas en cerrar, en 1973. Se dedicó a granja de gallinas y su estado de conservación es bastante bueno.

5.10. Núcleo fabril de los H ermanos M oreno. Otras denominaciones: Fábrica de Hilados y Tejidos de lana Moreno Hermanos; Fábrica de algodón de José Moreno Burgos; Fábrica de Harinas la Concepción. Los hermanos Diego y José Moreno Burgos, terratenientes procedentes de Mollina, adquieren en 1833 dos molinos y fundan «con igualdad de capitales, bajo la razón social Burgos Moreno Hermanos, una sociedad de labor, fabricación de hilados y tejidos de lana y comercio»(12). Así se convierten en los promotores de la moderna industria textil antequerana con la fundación de la primera fábrica de esta etapa en la ribera del río de la Villa. Entre 1833 y 1854 en que disolvieron la sociedad figuran como los primeros contribuyentes industriales de Antequera(13). La fábrica de textil de lana de los Hermanos Moreno funcionó hasta 1882. El núcleo fabril se compone de dos fábricas diferentes: la fábrica de lanas y la fábrica de algodón:

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La fábrica de hilados y tejidos de lana Moreno Hermanos: dedicada al preparado, tinte, tisaje y acabado de la lana se compone de los siguientes edificios: la fábrica, el antiguo molino y la nave–almacén. La fábrica se halla paralela a la madrevieja del río junto al acueducto que hacía llegar el agua al antiguo molino. Este edificio es rectangular, de dos plantas de altura y cubierta a dos aguas de estructura metálica con placas de fibrocemento. Al norte de la fábrica se sitúa el antiguo molino, rectangular, dos plantas de altura y cubierta a dos aguas. Al oeste de la fábrica, de forma perpendicular a esta se encuentra la nave—almacén, de planta rectangular que se destinaba al tisaje o tejido de la lana. No se conserva la rueda hidráulica que generaba la energía necesaria para el funcionamiento de la fábrica y se desconoce la altura del salto y la potencia generada. La fábrica de algodón de José Moreno Burgos: Este personaje era abogado, poeta y escritor, y realizó un viaje por Francia e Inglaterra para enterarse del funcionamiento de las célebres fábricas de Manchester y de los mercados de algodón. A su vuelta decidió fundar su industria textil algodonera. El edificio de la fábrica de algodón se halla formando un ángulo de 45º con respecto a la primera de manera perpendicular al acueducto. Responde a la tipología de fábrica de pisos con dos crujías por planta con tres plantas de altura, sótano y cubierta a dos aguas. Adosada a la fábrica y separada en planta por un pasillo hacia el patio trasero se encuentra la ampliación del edificio fabril con el


la epidemia de cólera, (1855), crisis de subsistencias (1856–57), que sumergieron a la industria en una situación angustiosa(14). Solo funcionó la fábrica de forma normal entre finales de 1857 y 1861. El utillaje utilizado era bastante moderno, según aparece en el cuadro 5:

Edificio de la fábrica de algodón de Moreno Hermanos. Desde 1868 se transformó en fábrica de harinas La Concepción. Como tal fue una de las primeras en utilizar el sistema austro-húngaro.

mismo estilo y esquema. Junto al acceso principal, hay una casetilla de una planta cubierta a un agua y dedicada a administración. La fábrica solo funcionó entre 1854 y 1861, aunque los tres primeros años lo hizo a un ritmo muy lento. La maquinaria se importó y se contrató 65 obreros. Al poco tiempo (1854) se disolvió la sociedad. Diego se quedó con la fábrica de lana y José con la de algodón. Pronto surgieron las primeras dificultades como el de la energía hidráulica utilizada, poco apta para la maquinaria moderna. Se importaron de Inglaterra dos turbinas para sustituir las clásicas ruedas hidráulicas. Al poco tiempo tuvieron que ser reemplazadas por el poco cauce de agua. Se intentó sustituir los cauces para poner tres saltos pero hubo retrasos en las obras y cuando se terminaron en 1856 hubo una rotura del eje de la rueda que significó otro retraso. La fábrica solo había podido poner en marcha 20 telares de los 80 con que contaba. Después llegaron los problemas de

La fábrica tenía el mayor salto de agua de los existentes en el río de la Villa pues para ello había reunido los dos saltos de la Reja y de la Puente. En 1868 D. José la convirtió en la harinera la Concepción a base de 8 piedras francesas, de bastante importancia para su época. Después pasó a su hijo D. FerCuadro 5: Industria algodonera. nando Moreno González del Pino, Utillaje inscrito en la matrícula. que transformó el sistema de piedras por cilindros en el año 1893, uno de los primeros de Andalucía 1854 1857 1861 en introducir el conocido como sistema austro–húngaro. Cardas cilínDespués pasó a manos del hijo dricas movi12 12 12 de D. Fernando, D. Carlos Moreno das por agua Fernández de Rodas, que instaló el Nº de husos sistema suizo Buhler y renovó tamhilanderos 1.728 2.432 2.432 bién el edificio. La fábrica mantiemovidos por ne todavía cierta actividad y es uno agua de los complejos industriales más Telares destacados de Antequera. Sobresa45 47 71 mecánicos le la belleza de su acueducto. Fuente: Archivo Municipal de Antequera, Subsidio industrial. Elaboración de… José Antonio Parejo Barranco.

La industria algodonera antequerana se movió entre dificultades por la competencia de las grandes textiles malagueñas (Industria Malagueña S. A. y La Aurora), el retraso en la llegada del ferrocarril y el hándicap de la infraestructura supeditada a la energía proporcionada por un curso de agua. A todo ello se añade la situación adversa de la economía entre 1855 y 1861 que provocó su cierre definitivo, como consecuencia también de la escasez y alza del precio de la materia prima. Meses más tarde la maquinaria fue adquirida por un industrial de Béjar, Ezequiel Illan.

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Panorámica del conjunto de Moreno Hermanos. Entre los edificios destaca el hermoso acueducto.

5.11. Fábrica

de hilados

Hijos J. R amos Granados . En 1850 se fundó por Ramón Sanz y Gómez la Fábrica de Hijos de Ramos Granados. Se compone de las siguientes edificaciones: la fábrica; las nuevas edificaciones; el garaje, las naves y tejidos de lana de


de oficinas y la casetilla de acceso; el caz, actualmente reformado y desviado; y el puente de acceso sobre la madrevieja. El proceso de fabricación comprendía preparado, hilado, tisaje, tinte y acabado, y se desarrollaba en el edificio de la fábrica. Este se componía del edificio de acabados donde se situaba el batán y las perchas de planta rectangular; el edificio de hilaturas, a continuación del de acabados, de planta rectangular y dos plantas de altura; los telares adosados al edificio de hilaturas; el edificio de tintes y la vivienda del portero. La nave de acabado contaba con una glorieta o nave superior de una sola crujía que la coronaba y que generalmente servía de secadero o almacén de lanas. El edificio ha sido sustituido por otro que mantiene las proporciones pero que no tiene que ver nada con la belleza originaria de su fábrica.

Edificio actual levantado en lugar de la Fábrica de Ramos Granados. Su aspecto industrial ha desaparecido con las obras de remodelación.

5.12. Núcleo fabril Juanona –Cañada . En 1856 se funda por J. Perea el núcleo fabril de La Juanona–Cañada. Ocupa una parcela entre la madrevieja del río al NO y se encuen-

Fábrica de La Juanona. Aspecto exterior. Su situación actual es de ruina casi total. Chimenea de la fábrica de la Juanona. Debió de pertenecer a alguno de sus motores instalados como el de acetileno.

tra atravesado por el camino de la Realenga. Toma su nombre de las dos fábricas que lo forman. Se compone de las siguientes edificaciones: —La fábrica La Juanona (lavado, hilado y tinte). —La fábrica la Cañada (acabados). —El molino. —El puente de acceso sobre la madrevieja del río de la Villa. —La chimenea. —Canales para el funcionamiento de las ruedas hidráulicas. La fábrica la Juanona: Destinada al preparado, hilado y tinte de la lana se sitúa de manera paralela al cauce de la madrevieja. Se compone de edificio principal; nave de tintes; cobertizo y casetilla para el motor de acetileno; y el edificio del transformador eléctrico. Sobre el vano de la entrada, recercado con ladrillo visto de color rojo hay un azulejo con la escritura: Año 1941. El edificio de tintes se encuentra adosado a la fachada menor NO del edificio principal. Es rectangu-

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lar, de una planta de altura con cobertizo y cubierta a dos aguas protegida por teja plana de cerámica. Adosada a la nave de tintes hay una ampliación para cobertizo y casetilla para motor de acetileno. Junto al edificio de la Juanona, en la parte trasera se conserva la chimenea. La fábrica de la Cañada: Destinada al acabado de la lana, se halla al lado derecho del camino de la realenga, paralela a ésta y formando un ángulo de 45º con la Juanona. De planta rectangular estaba formada por distintas edificaciones de una planta con cubierta a dos aguas de estructura de madera a par hilera con teja cerámica árabe. El Molino: Se encontraba separado de la Cañada por la rueda hidráulica vertical de cangilones que a través de un salto de 5,45 m. producía la energía necesaria para la fábrica. La fábrica de la Juanona se encuentra en estado de ruina irreversible a pesar de su gran valor y de su belleza. La Cañada se encuentra casi totalmente desaparecida, conservando solo algunos muros.

5.13. Fábrica de Hilados y Tejidos de L ana de la calle Higueruelos . En 1869, A. de Burgos funda la Fábrica de Hilados y Tejidos de la calle Higueruelos. Se encuentra en el centro de la población en calle Higueruelos, 20. De esta fábrica dedicada al hilado solo se ha conservado una fachada exterior. El resto ha sido demolido completamente.


Batán de paños. Obra de Jan Strada: Dessins artificeux de touts sortd de moulins. Siglo XVII.

Tejido de la lana. Siglo XVIII. Colección de láminas de Martínez Compañón. Biblioteca del Palacio Real de Madrid.

NOTAS 1. Santofimia, M. y Manzano, J, La industria textil del río de la Villa en Antequera, Málaga (España) como lugar de interés industrial. Cascais, XI Congreso Internacional de Rehabilitación del Patrimonio Arquitectónico y Edificación. 2. Catastro de Ensenada. Copia en extracto de sus Respuestas Generales. 30 de abril de 1753. Archivo General de Simancas. 3. Parejo Barranco, J. A, 1979: «Contribución al estudio de la industria textil antequerana del siglo XIX: La fábrica de algodón de José Moreno Burgos (1854–1861)». Revista Baética. Universidad de Málaga.

Preparación de la urdimbre. Siglo XVIII. Colección de láminas de Martínez Compañón. Biblioteca del Palacio Real de Madrid.

4. Real Cédula, privilegio concedido a la fábrica de bayetas y paños de esta M.N. Ciudad. Archivo Municipal de Antequera. 5. Parejo Barranco, J. A: Notas sobre la industria lanera antequerana del siglo XIX (1833–1868). 6. Madoz, P, 1845: Diccionario geográfico–estadístico–histórico de España y sus posesiones de ultramar. 7. González Tascón, I, 1992: Fábricas hidráulicas españolas. Ministerio de Obras Públicas y Transportes. 8. Caro Baroja, J, 1983: Tecnología popular española. Madrid, Editora Nacional. 9. Los Veintiún Libros de los Ingenios y las Máquinas de Juanelo Turriano. Biblioteca Nacional.

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10. Medina, Pedro de, 1595: Primera y segunda parte de las grandezas y cosas notables de España. Alcalá de Henares. 11. Nipho, F. M, 1771: Descripción natural, geográfica y económica de todos los pueblos de España. Madrid. 12. Archivo Municipal de Antequera. Fondo de Protocolos. Año 1864. 13. Parejo Barranco, J. A, 1979: Contribución... 14. Actas Capitulares, 1858, Archivo Municipal de Antequera. AGRADECIMIENTO Nuestro agradecimiento a Rafael Morente Díaz, director del Organismo de Promoción y Desarrollo del Ayuntamiento de Antequera desde 1987.


Retrato caligrรกfico. Bernardo Caro. Firma de Eustaquio Gomes.

Bernardo Caro en su taller.

Embalajes. Cristรณbal Toral.

Cristรณbal Toral en su estudio de Toledo.

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BERNARDO CARO, un trabuqueño en el trópico brasileiro Conocí a Bernardo Caro en 1993. Para la inauguración —en la Sala de Villanueva del Trabuco— de una exposición con algunas de sus obras, se había desplazado desde Brasil. Eso y la existencia de un ascendiente lejano suyo con quien el padre de mi mujer también tenía ciertas relaciones de amistad, posibilitó el encuentro. Confieso que esperaba encontrarme con una persona que exhibiría, aunque ya me habían hablado de su amabilidad, ciertos alardes de altanería. Nada más lejos de la realidad. La generosidad, amabilidad, cortesía y humildad con que se mostró hacían difícil creer la importancia del personaje. Incluso su porte y su figura transmitían un paisanaje tan cercano que costaba imaginar el reconocimiento internacional que me constaba que se tenía de su calidad artística. Daba la casualidad de que por aquel tiempo, tanto mi hijo Alberto como yo, estábamos inmersos en el estudio de la lengua portuguesa en la Escuela de Idiomas de Málaga. Circunstancia ésta que no pasó por alto el pintor —lo cual propició que con relativa frecuencia nos entrevistásemos tanto con él como con su encantadora esposa Terezinha— y que valoró, probablemente con demasiada benevolencia, en su breve discurso en aquella inauguración. Se mostraba Bernardo Caro como una persona entrañable y deseosa de estrechar lazos de unión con los trabuqueños. Se notaba que el recuerdo permanente de sus padres, de que ellos no hubieran podido volver a pisar el suelo que dejaron cuando emigraron a Brasil, lo ataba fuerte y emocionalmente a esta tierra. Parecía como si el trato afable que se le dispensaba y que él a su vez devolvía a quienes con él conversaban, saldase una deuda pendiente contraída por sus Bernardo Caro. padres cuando partieron hacia Brasil, en los años 20, Exposición en busca de un futuro que por estas tierras se les antoen Campinas. jaba demasiado oscuro. Y en Brasil, en la ciudad de Campinas, Eustáquio Gomes, escritor y periodista brasileño nacido en 1952 y amigo personal de Bernardo Caro, se entrevistó con el artista con motivo de la elaboración de su libro

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José M anuel M artos Aguilera


Prof. J. García Morejón, Eustaquio Gomes y Bernardo Caro.

Prof. J. García Morejón, y Bernardo Caro.

«Bernardo Caro, un andaluz en los trópicos». Mantuvo, además, una estrecha relación con el pintor a lo largo de su vida. También fue el destinatario de los esbozos, a modo de memoria, garabateados en hojas sueltas —«dentro de unos sobres amarillos»— por el pintor en la última semana de su vida, hospitalizado y a la espera de la que sería la intervención quirúrgica que no llegó a superar. Comenta el periodista que aquello no le pareció una buena señal: daba la impresión de que se estaba despidiendo de la vida. Escribía, dice Eustáquio, a mano y con lápiz, como antiguamente. Y el tema al que más recurría era la infancia, como si deseara volver a ella o, en ella, reencontrar la salud perdida. Quién sabe si su propósito era enriquecer el libro antes mencionado que entonces se preparaba para él y que él tampoco vería. Pues bien, con la información aportada por ese libro, con la emanada de cierta relación epistolar con el pintor y otras fuentes procuradas por distintos medios, nace este trabajo sobre el artista, brasileño pero de padres trabuqueños, Bernardo Caro.

Primeros tiempos Nació Bernardo Caro el 5 de diciembre de 1931 en Itatiba, municipio del Estado de Sao Paulo, de la Región Metropolitana de Campinas, a cuya ciudad del mismo nombre, Campinas, se trasladó su familia cuando él contaba sólo dos años de edad.

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Fermín, su padre, se buscaba la vida en Brasil como buenamente podía trabajando como carbonero, verdulero, vendedor de zumos, comerciante de hierro viejo... pero, de entre todos, el oficio que más le gustaba a su hijo Bernardo era el de Santero, es decir, vendedor de estampas o escultor de santos. Algunas de ellas le fascinaron para siempre. Esta ocupación de su padre nunca la olvidará Caro, como le comentaba a Eustáquio Gomes. Caro, en su conversación con Eustáquio Gomes, relata numerosas anécdotas. Recuerda Bernardo la impresión que le causó un taller de pintura que instalaron cerca de su casa. Dice que tanto él como Roberto Vilas Boas, que se convertiría más tarde en uno de los mejores calígrafos de Brasil, se colgaban de la verja de hierro para ver trabajar a los pintores allí dentro. «El fuerte olor de la pintura al óleo, de la linaza, era intoxicante, dice Bernardo, posiblemente fue ahí donde nació el artista que hay en mí. Ahí y cuando me gustaba ir a ver a los pintores aficionados que montaban sus caballetes en la calle, cerca de una fuente donde bebían agua los caballos. Fue en esa época cuando empecé a pintar algo». Y continúa diciendo que la incultura de su padre no le había impedido comprender la nobleza del arte. Además, remarca, «esto es típico de los andaluces». Así, aunque en casa el dinero era escaso, un día le compró en una tienda unos tubos de tinta. Jamás olvidaría ese detalle.


A maneira de um velho poeta. Aquarela. 2002.

Conoció el valor del trueque en el arte cuando trabajaba de niño como mozo en la tienda A Normalista, donde cierto día otro chico, compañero de trabajo, apareció con una fotografía —manchada de tanto ser manoseada por los amigos— de una japonesa que, agachada, ofrecía a la vista todos sus atributos. Bernardo ansiaba quedarse con la foto y para ello, en casa, escondido de las miradas de su padre, hizo una serie de dibujos

que mostraban una pareja en diferentes posiciones sexuales, tal como él las suponía en aquel tiempo. Buscó al poseedor de la foto y le cambió los dibujos por la fotografía. Una vez conformado el trueque, la guardó muchos años hasta que —misteriosamente dice Bernardo— la perdió. Otro conmovedor relato es de cuando tenía nueve años de edad. Soñaba él con tener un blusón de aviador, de moda entre los jóvenes de la época, pues era el tipo

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de blusón que los pilotos americanos usaban en 1940, el segundo año de la II Guerra Mundial. Fermín, su padre, no podía permitirse tales lujos, por lo que Josefa, su madre, notando la frustración y la tristeza del pequeño, fabricó para él un blusón blanqueando y cosiendo unos cuantos sacos de azúcar. Y allá que se fue Bernardo, orgulloso de su blusón, al encuentro de los amigos. Desconocemos la impresión que causara.


Mulher Totêmica.

Escultura móvil accionada por dos palancas. Premio Bienal Nacional de São Paulo, 1974.

En otra historia cuenta cómo él, sin dinero para la entrada del matinal dominical en el Cine República (comedias, dibujos animados...), ponía a la venta en la cuneta frente al cine, esparcidos por el suelo, los tebeos que un primo suyo le daba cada semana, después de leídos. Unas veces conseguía el dinero necesario para entrar y otras no. Después vino la fase del trabajo duro, pero ya emparentado con el arte, como el de fileteador de carrocerías de camiones, siendo las molduras unos elementos decorativos importantes en los que, aún adolescente, él se convirtió en todo un maestro. Y aquel otro oficio lírico, bellísimo, que era el de ilustrar pañuelos, un presagio del lirismo de sus lienzos en un futuro. Y la experiencia nada despreciable como recadero de la tienda A Normalista, donde se vendían las medias de las que ya hablaremos, época en que también se asoció a un vendedor de placas decorativas con luces de neón, correspondiéndole a él dotar al producto del máximo colorido. Trabajó también como ilustrador de paneles de cines. Otras evocaciones, la mayoría de las cuales ilustrando la pobreza en que vivían en la época, también nos trasladan a su infancia en una Campinas aún provinciana y tranquila. En una de ellas, recuerda que su padre no podía comprar juguetes para los hijos, incluso ni en Navidad. Entonces Bernardo los fabrica-

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ba con las sobras de las cajas de embalaje que Fermín usaba para conservar las verduras que vendía. Entre aviones, automóviles y otras miniaturas que él producía y vendía a los colegas y familiares, destacaban los caballitos. «Por primera vez, en una Navidad, tuve la alegría de recibir de una tía un caballito de palo al que, desgraciadamente, le llovió y se deshizo. Al haberse producido una mejoría de la situación financiera en casa, recibí de mis padres un Popeye que podía ser movido por un cordel. Accionado, el juguete cogía un cubo que contenía espinacas», declara Bernardo a Eustáquio. Y Bernardo revela que fue ese juguete el que, décadas más tarde, vino a inspirar su Mujer Totémica. En otra ocasión y con motivo de una manifestación que se producía a favor de la entrada de Brasil en la guerra contra Alemania, observó en una pared un montón de dibujos con caricaturas políticas. Como le entraron unas ganas enormes de hacer una, se fue volando a casa e hizo un dibujo con Hitler montado en un carro tirado por Mussolini y empujado por Hirohito, «los tres que formaban el Eje». Lo pegó junto a los otros dibujos e inmediatamente volvió a su casa para esconderse, no sea que alguna quinta columna lo quisiese matar. Comenta Bernardo que le gustaría haber conservado ese dibujo —fue la primera exposición pública de un trabajo suyo— pero, desgraciadamente, era imposible.


Bernardo Caro, profesor y artista Hijo de emigrantes andaluces, el arte de Caro ha marcado un punto de unión entre la tradición de la pintura española y la temática brasileña. Está considerado como el pintor brasileño más marcadamente español. En el discurso que pronunció el profesor Julio García Morejón con motivo de un homenaje al pintor y a su obra y que más tarde sirvió, a modo de prólogo, como introducción al libro antes mencionado «Bernardo Caro, un andaluz en los trópicos», indicaba el profesor, entre otras cosas, que «el andaluz de Sao Paulo se llama Bernardo Caro» y —transcribo literalmente— que «es tan español como los que nacimos en aquellas tierras; que desde el punto de vista de la sangre que corre por sus venas en nada se diferencia de los padres que le trajeron al mundo; pero quizás desde el punto de vista de la sensibilidad del intelecto y del corazón, y de la intelección y comprensión de los valores españoles es posible que supere a muchos de los que nacimos en España». Y prosigue Julio: «se ha repetido hasta la saciedad que hispanidad es mestizaje de sangres. También de almas, añadimos. Y este mestizaje se expresa a cada instante en la sensibilidad y en la obra de Bernardo Caro, que ha conseguido transferir parte de su sangre integral andaluza a las venas donde el trópico de Capricornio abraza a nuestro Estado. Bernardo Caro ha dilatado los horizontes de la ‘Hispania maior’ de Camões».

Antes de integrarse en el grupo Vanguarda, como veremos más adelante, ya en 1950 trabajó el joven Bernardo Caro decorando salones de Carnaval. Apenas contaba con 19 años, y ya ganó varios concursos de la época. A los 23 años de edad, en 1954, empezó a trabajar como profesor de Enseñanza Secundaria, haciéndolo hasta 1971 en ciudades del interior del estado paulista como Uchoa, Tanabi, Amparo, Valinhos y Campinas. Como artista, Bernardo Caro siempre se consideró autodidacta. Tenía ya 33 años cuando en 1964, y hasta su disolución en 1966, se integró al Grupo Vanguarda de Campinas, grupo que introdujo —desde 1958— el arte contemporáneo en esa ciudad, buscando innovaciones en las nuevas concepciones del arte. Participó en las reuniones del grupo, y pasó también a exponer en Salones, en exposiciones colectivas y en exposiciones individuales tanto en Brasil como fuera de ese país. Fue Terezinha, su esposa, quien le presentó a Francisco Biojone, pintor de Campinas perteneciente al grupo desde 1955 y a través de él conectó con el resto de integrantes de ese movimiento. Según Mário Schenberg, reconocido crítico de arte brasileño, la xilografía de Bernardo Caro —modalidad artística que desarrollaba en el seno del grupo— mostraba una tendencia espacial cósmica con tendencia a una línea de realismo fantástico, pero mostrando aún la afinidad con el abstraccionismo fantástico. Éste se puede decir que fue el inicio de Bernardo Caro como pintor reconocido.

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Grupo ‘Vanguarda’ en 1958.

En la foto, datada en 1981, aparecen de izquierda a derecha los integrantes del grupo ‘Vanguarda’ (ya inactivo como tal desde 1966): Geraldo Jürgensen, Bernardo Caro, Raul Porto, Thomaz Perina, Enéas Dedecca, Mário Bueno y Francisco Biojone. Falta la artista Maria Helena Motta Paes.


Alfabeto deformado ideado por Bernardo Caro en 1965 para burlar la censura.

Homes X Protesta.

Mujeres X Protesta (en azul y en amarillo)

Con el alfabeto deformado puede leerse en el primero ‘Homens filhas da puta’ y en el segundo ‘Os machos são umas bichas´.

Las de los años 60 y 70 fueron décadas marcadas por un régimen y un gobierno dictatoriales y en ellas muchos artistas buscaban formas de burlar la censura para poder expresarse. Fue en este periodo cuando Caro presentó algunas obras que contenían cuestionamientos implícitos sobre la censura, la sociedad y el arte. Y en el proceso de elaboración de estas obras el artista se concentró en la aproximación entre el arte y la vida y en una nueva relación entre el público y su obra. Según Maria Alice da Cruz, profesora de histología, periodista especializada en Periodismo

Científico y que también realizó estudios de producción y dirección de cine y televisión, el compromiso de Bernardo Caro no era exclusivo con la estética. Sus series Hombres x Protesta, Mujeres x Protesta, así como la obra Silencioso Lembrar Negro, revelan la dedicación del artista plástico a la producción de obras de carácter social crítico. Así, en la Galería de Arte de Unicamp se expusieron 25 piezas producidas en las décadas de 1960 y 1970 en la muestra Arte como protesto: a obra e Bernardo Caro nas décadas de 1960 e 1970. Un análisis de esta exposición, titulado «Bernardo Caro: van-

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guardia campineira en los años 60 y 70», forma parte de un proyecto más amplio de iniciación científica de Nara Vieira Duarte y coordinado por la directora adjunta del Instituto de Artes, la profesora Maria de Fátima Morethy Couto. La joven Nara, estudiante de cuarto curso de Artes Plásticas argumentaba que las obras expuestas cuestionaban los actos del régimen militar instalado en el país, la censura, la represión, e incluso los convencionalismos artísticos. Una de estas obras, Meninos de Pape­lão (Muchachos de Cartón), fue premiada en la Bienal Internacional de São Paulo (1973).


Nara no conoció a Caro en vida, pero se enorgulleció de poder desarrollar su proyecto a partir del trabajo de un artista campineiro, que tuvo un papel tan importante en la historia del país y que forma parte del grupo de vanguardistas de la ciudad. El proyecto antes mencionado — del que formaba parte aquel análisis—, coordinado por Maria de Fátima, «Vanguarda Cam­pineira: 1960 a 1970», tenía como objetivo el entendimiento del diálogo establecido entre el movimiento local y la vanguardia nacional. Según Maria de Fátima, las obras expuestas se eligieron por corresponder a un período importante para Bernardo Caro, en el cual el artista recibió muchos premios en Salones y Bienales nacionales e internacionales. «Fue un momento en que se lanzó con pasión en el campo del arte basado en la experimentación», añade Fátima. Para Fátima y Nara, además de prestar un homenaje al artista, propuesta que ya formaba parte de la programación de la Galería de Arte, la muestra era una ocasión de poner en marcha el proyecto Vanguarda Campineira para la comunidad. Así pues, los primeros veinte años del devenir artístico de Bernardo Caro, que en su totalidad se extendió por casi medio siglo, han sido descritos como turbulentos, ruidosos y bellos. De 1961 a 1980 Caro experimentó una rápida sucesión de ciclos ascendentes que comenzó por su iniciación, algo tardía, a

Meninos de Pape­lão.

los 30 años, en el arte contemporáneo, avanzó con los primeros Salones nacionales y el reconocimiento inmediato, y prosiguió con el vertiginoso proceso de maduración técnica y temática que le abre las puertas de las Bienales de 1971 a 1977. Fueron dos décadas de creación intensa y apasionada –con un trazo personalísimo que dejó huella en el arte brasileño– y también de acciones innovadoras que impresionaron la memoria visual y la imaginación de quienes vieron u oyeron hablar del Cavalinho de Pau (que tanta expectación provocó en la Bienal Internacional de 1972 y que en su día comentaron que era una crítica al militarismo) y de las gigantescas cabezas de madera, cartón y yeso que por 432 días causaron asombro en la Pontificia Universidad Católica de Campinas, hasta que fueron destruidas por la acción del tiempo, pues para eso habían sido creadas: «no son las cabezas de la isla de Pascua; son nuestras islas, nuestras cabezas», aclaraba el pintor a unos estudiantes que, enfurecidos, protestaban por la supuesta dejadez

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Representación de Bernardo Caro. Según Emilio Moreno.

Mulheres.


Sonata de estío. Aquarela. 2002.

que habría traído como consecuencia la mencionada destrucción de la gigantesca escultura. Islas, cabezas. En esa atmósfera efervescente Bernardo Caro preparó el ludismo de su obra futura, aquélla que lo haría reconocible en los circuitos de América Latina, Italia, España y de otros países europeos con las inimitables «mulheres de neon» (mujeres de neón). En su conversación con Eustáquio Gomes, le confiesa que si tuviera que situar a esas mujeres en algún punto de su vida, lo haría en la adolescencia. Aunque pudieran parecer prostitutas, esas mujeres de neón no lo son. Por mucho que se parezcan a las meretrices que ejercían su oficio en el barrio

chino cerca del Mercado Municipal de Campinas y que eran mujeres muy bien vestidas, con abrigos de terciopelo y medias de seda natural importadas que encargaban en la tienda A Normalista. Y al hilo de este comentario, recuerda Bernardo en su conversación con Eustáquio Gomes, que su primo Chico preparaba en la tienda los paquetes para repartirlos, y él, que ya contaba 13 años entonces, llevaba los del burdel con la esperanza de poder ver algo a través de los ojos de las cerraduras. Pero nunca ocurrió, lo mandaban sentarse mientras se probaban las medias dentro de una habitación. Todo lo más, relata, había una que al pasar por su lado, lo despeinaba

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diciéndole «muchacho guapo de ojos verdes». Y nada más. Probablemente fue ésta la que le inculcó el espectro del neonludio, como después se llamó la técnica que se hizo su marca. Tras ser recompensado con una propina generosa, Bernardo volvía a la tienda. Esas damas son el origen de las «mujeres de neón» que a partir de 1986 marcan presencia en prácticamente toda su obra, haciéndola identificable en cualquier contexto donde se encuentren, al lado de los tacos y de las bolas de billar, signos de ludismo y de un erotismo evidente. Esos símbolos conviven con otros que también habían nacido de la infancia o de la adolescencia, como los carteles que


pasó a producir para las cofradías de Málaga, Archidona y Villanueva del Trabuco, propagando las fiestas de Semana Santa. En cuanto al «Cavalinho de Pau», obra que evocaba el Grito de Iparanga, comentaba Caro otra anécdota ocurrida con motivo de la llegada de la obra a la Bienal. Él había confeccionado aquel enorme caballo que estaba dispuesto sobre una base de madera —acompañado de otras decenas de caballitos iguales comprados en un mercadillo— en el garaje de su casa con la ayuda de algunos muchachos del Instituto donde él daba clases de Educación Artística, y una tarde, mientras dormía, estos chicos sacaron el caballo y lo llevaban arrastrando por la calle con sus casi tres metros de madera y yeso sobre las ruedecitas. Caro se despertó al oír los frenazos de los coches bajo su ventana, se asomó a ver qué pasaba y vio el tráfico parado a causa del caballo. En el pescuezo del animal colgaba un cartel de cartón que decía «esta obra de Bernardo Caro va para la Bienal». Los chicos estaban tan orgullosos del caballo que decidieron bloquear la calle con él. Estando ya el caballo en Sao Paulo, la televisión informó de un incendio en el pabellón de la exposición. «Ya se fue mi lindo caballo», pensó Caro, sin embargo el fuego sólo alcanzó un anexo de la exposición, pero al día siguiente lo telefonea el montador de la Bienal con la siguiente orden: «Bernardo, ven rápido, ha

Aprendiz. Aquarela. 2002.

ocurrido algo raro con los caballitos pequeños». Alguien había entrado en el salón y arrancado las crines de los caballitos. Con paciencia las recolocaron en su lugar y, al llegar a casa, otra vez el teléfono suena. De nuevo habían vuelto a arrancar las crines. Vuelta a empezar, aunque esta vez sí cogieron al vándalo: era un crío que, a través de la vidriera rota de una ventana, salía y entraba como le daba la gana. El día anterior al anuncio de los premios de la Bienal ya le habían avisado a Caro: «El premio es tuyo», pero a la hora de la verdad, notó que el clima había cambiado. Le comunicaron que «los críticos tienen miedo de la connotación

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política de la obra». Los tanques, además, estaban en la calle por la conmemoración del 150 aniversario de la Independencia. Algún miembro del jurado, como Walmir Felix Ayala —quien le reveló que había problemas—, dimitió y el premio le fue negado a Caro. No obstante, y quizás para hacer justicia, según palabras de Bernardo, en 1974 le dieron el premio de la Bienal Nacional por la ya mencionada obra «Mulher Totêmica», fruto de un trabajo de grupo (el Equipo Convívio). Walmir Ayala escribió después un poema recogido en el libro «Bernardo Caro, un andaluz en los trópicos», sobre el caballo y le mandó una copia a Bernardo:


O cavalo

El caballo

Solta teu cavalo que não é de Tróia mas tem a clareza nua de uma joia; e um resíduo rico de infância perdida que se recupera.

Suelta tu caballo que no es de Troya mas tiene la claridad desnuda de una joya y un residuo rico de infancia perdida que se recupera.

Cavalo—quimera, cavalo—candura, indefeso e manso como a criatura antes da ciência que gera o egoísmo pela inteligência.

Caballo—quimera, caballo—candor, indefenso y manso como la criatura antes de la ciencia que genera el egoísmo por la inteligencia.

Que venha o cavalo de Bernardo Caro com mil cavalinhos. Que venham terrestres por nossos caminhos limpando a poeira das lembranças—urzes, refazendo o dia das primeiras luzes onde fomos (somos) o inventor perfeito de um sonho por vir.

Que venga el caballo de Bernardo Caro con mil caballitos. Que vengan terrestres por nuestros caminos limpiando el polvo de los recuerdos—urces, rehaciendo el día de las primeras luces donde fuimos (somos) el inventor perfecto de un sueño por venir.

Solta teu cavalo neste prado amargo que ensina a partir. Vamos no seu bojo como num regaço disfarçando o nojo de um tempo padrasto, mas reconfortados pelas crinas leves como o leite antigo dos inaugurados.

Suelta tu caballo en este prado amargo que enseña a partir. Vamos en su seno como en un regazo disfrazando el asco de un tiempo padrastro, mas reconfortados por las crines leves como la leche antigua de los inaugurados.

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O Cavalinho de Pau.

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En el mismo libro «Bernardo Caro, un andaluz en los trópicos», también aparece el siguiente soneto escrito por el escritor y traductor Manoel Dias Martins dedicado «a Bernardo Caro, que con tanta fuerza y belleza ha iluminado el mundo de Federico», como reza literalmente.

Retorno del ensueño Claroscuro verdoso y opulento, la misma casa, la que alberga al dueño, el mismo sol de insomnio, el mismo viento, allí me veo en alas de otro ensueño. Parece destronada y sin donaire, pero en el mismo entorno el desconsuelo de altas, gruesas, fecundas en el aire ramas y hojas que empalmo en este vuelo. Lo ciñe todo el niño y corre y rueda para llegar a un árbol cuando huyera, aunque a su hogar al parecer no pueda. Y disfrutando el polvo de quimera sale a nadar, pero en el aire queda... ¿En qué otro entorno renacer pudiera?

Verde que te quiero verde. 1986.

Federico García Lorca. Elegía II. 1988.

Federico García Lorca. Elegía. 1988.

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Andaluzia.

Alegoría cervantina. 2001.

Preguntado por Eustáquio Gomes que si alguna vez se había hecho un autorretrato, le contestó que en una ocasión empezó uno pero lo dejó inacabado. El motivo, y lo dice con un poco de sorna, es que observó que algunas de las personas que retrataba se iban muriendo y pensó que las que seguían vivas podrían ser presas del pánico. El hecho es que lo dejó incompleto y nunca lo terminó. Al insistirle su interlocutor si lo terminaría si los trabuqueños se lo pidiesen, afirmó: «entonces, lo pensaría». El artista participó en varias ediciones del Salón de Arte Contemporáneo de Campinas (SACC) y en 1967, en el III SACC conquista el premio de grabado con sus series de xilogravuras (grabado en madera) y Protesto I, II y III. Este Salón de Arte de Campinas, desde 1966 a 1974, fue el indicador de lo mejor que se producía en la región, venían obras de muchos lugares y la selección era rigurosa. Funcionaba como un termómetro. Estaba organizado por profesionales y asesorado por artistas de primera línea, como Mário Barata, Frederico Moraes, Walter Zanini, José Roberto Teixeira Leite o Mário Schenberg; pero en 1976 un crítico de Río de Janeiro consideró que no tenía sentido mantener un salón de arte de aquellas características en Campinas, que era mejor transformarlo en un simposio de arte en el que hablarían los críticos y los artistas aprenderían. Y esto fue el fin del Salón de Campinas. En la IX Bienal Internacional de Sao Paulo, celebrada en ese mismo año de 1967, además de presentar la serie xilográfica Homens x Protesto, expone también cuatro cajas «objetos». Eran cajas cúbicas de 80 cm de arista y revestidas de espejos que producían efectos ópticos. Pintaba el exterior de la caja con bandas de colores que, según Caro, daban un sentido «pop» al trabajo. Además, las cajas contenían unos muelles que, accionados por el espectador, producían movimientos y vibraciones originando así unas imágenes que se movían creando efectos especiales. Una de las cajas contenía un momento sorpresa, que ocurría cuando el espectador accionaba el muelle y, en una secuencia rápida, éste se salía fuera de la caja y, con un gran estruendo, la caja se desparramaba por el suelo, pensando el espectador que había estropeado la

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obra. Y aunque nada de esto había ocurrido en realidad, las personas que habían presenciado la caída de la caja, procuraban no volverla a tocar. Esto duraba hasta que entraban otros grupos de personas y la acción se repetía. Con ese trabajo, el artista buscaba provocar nuevas reacciones y alegaba que de esa forma su producción pasaba a insertarse en el movimiento del arte–objetual que por entonces comenzaba a tomar cuerpo. Caro consideraba como elemento fundamental en este trabajo la provocación al público y en su tesis de doctorado comentó: «uno de los puntos que me satisfizo mucho fue la participación del público, puesto que el trabajo poseía mucho de arte lúdico y tenía el poder de abstracción del espectador para la «participación» que, para mí, era uno de los registros más importantes que mi propuesta contenía».

Retrato del rector Zeferino Vaz.

Además de estas obras expuestas en la IX Bienal Internacional de Sao Paulo, Bernardo Caro envió, también, un conjunto de ocho dibujos para participar en el proceso de selección: Enfim, Paz; Posições para dois; E a vida continua; Quando os interesses se chocam; Saravá meu Pai; Ritual de amor; Vergonha de pedir; Ele encontrou o caminho. Ese conjunto, sin embargo, no fue seleccionado para la Bienal. Añade Caro que la época de las Bienales fue una época de oro que no se repetiría. Las Bienales tenían dos formas de acceso: tanto los artistas brasileños consagrados como los internacionales eran invitados, pero los demás eran seleccionados. Él tuvo la suerte de ser seleccionado siempre, pero después, como suspendieron las selecciones, el criterio de inclusión en la Bienal pasó a ser dictado por los comisarios de arte, y éstos pasaron, pues, a dictar la moda artística llamando sólo a quienes les interesaban. Fue así como él pasó, dice, de ser in a ser out. En este mismo año de la Bienal, 1967, se inauguró el I Salón de Pesquisa Operacional das Folhas de São Paulo, que contó con cerca de cien obras, donde se apartaba de los géneros tradicionales, como la pintura o la escultura. Los trabajos seleccionados para esta exposición mostraban exploraciones de nuevos temas y materiales. En este momento, Caro produjo otro objeto–arte: El Caleidoscopio. En esta obra, que envolvía un juego de espejos, además de un sistema de cojinetes, polos eléctricos, lámparas de colores, etc, en la parte externa el objeto exhibía el mensaje: «Hoje grande espetáculo CR$ 2,00». Además de la ya reseñada participación en la edición de 1967 en el Salão de Arte Contemporânea de Campinas (SACC), en 1969 ganó otro premio con la obra Tríptico ou Face A,B,C; en 1970, presentó la obra Pernase, y en los dos últimos Salones presentó los objetos—instalaçión O altar, Quem foi?, e Isolados, en 1971, y Vitrine Fantasia, en 1972. En 1972 pasa a trabajar en la Pontificia Universidad Católica de Campinas, siendo Jefe del Departamento de Artes Plásticas desde 1979 a 1982. En 1983 ingresa como profesor en el Instituto de Artes de la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp), siendo su director desde 1987 hasta 1990. Bernardo Caro hizo los retratos de todos los rectores de la Universidad, lo que dio origen a la galería proyectada por el ginecólogo José Aristodemo Pinotti en 1985 durante su gestión como rector de la UNICAMP. «Cuando el profesor Pinotti me hizo este encargo,

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le dije que no haría un retrato tradicional, ya que no soy retratista sino artista plástico», aclara Caro. También comenta Evocación que retratar a los ex—rectores es una actividad que le produce mucha satisfacción y a la que procura dar vida, realzando Desde mi soledad y la pradera algo que simbolice a la personalidad del universo académivoy a escribirte un verso y una prosa, co. «Zeferino Vaz, por ejemplo, aparece junto al símbolo de un poema de amor o cualquier cosa la UNICAMP, además de su firma», dice Caro. que en prosa o verso evoque mi quimera. También desvela Bernardo Caro un secretillo: ha usado un alfabeto deformado, creado por él mismo, durante la dicA caballo del alba y de la higuera tadura militar, para burlar a los censores. «No es ahora el voy a escribirte un cuento blanco y rosa caso, pero continúo usando esa criptografía para destacar y a esculpir en tu frente cualquier cosa extractos de discurso de rectores o entrevistas importantes que en prosa o verso sepa a primavera. que han concedido», explica. Bernardo Caro dice que realiza el retrato a partir de fotografías. En general, escoge el Paseo por la luz y la memoria ángulo respetando siempre la pose de la autoridad. «Como como Dios por la aurora. No hay poniente, profesor de Artes, necesito conocer prácticamente todas las ni horizonte, ni albergue, ni otra historia técnicas para adoptar la que mejor favorezca una determinada comunicación visual. Comencé los retratos con acrílique tan precipitadamente y de repente co sobre tela y, después, pasé a óleo sobre tela», concluye. conquiste en verso y prosa tanta gloria En setiembre de 1996 asumió Bernardo Caro las funciocomo el agua que mana de tu fuente. nes de vicecónsul honorario de España en Campinas, función que desempeñó hasta 2006. En el interior del Instituto Cervantes de Sao Paulo fue inaugurado el Museo Bernardo Caro en abril de 2001. Este espacio mantenía una exposición de carácter permanente de algunas obras de Caro. Las obras expuestas en el Museo pertenecían al UNIBERO —Centro Universitario Ibero–Americano—. Por eso, tras el fallecimiento de Bernardo Caro, ese Museo fue desmontado y las obras volvieron a la colección particular de la familia del artista. Actualmente en el Instituto Cervantes ya no se encuentra el Museo Bernardo Caro. El Museo antes descrito fue creado por iniciativa del profesor y escritor Julio García Morejón quien, juntamente con Bernardo Caro, publicó, en 2001, el libro El infinito placer de la memoria. En este libro, El infinito placer de la memoria, Caro ilustra, con dibujos de acuarelas, los 85 sonetos de que se compone. El dedicado a Evocación. Aquarela. 2002. Villanueva del Trabuco, con dedicatoria expresa (Composición: Iglesia y fuente «A Villanueva del Trabuco, pueblo de tus padres, de la Plaza del Prado. Villanueva del Trabuco) Bernardo» es el siguiente:

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Bernardo Caro y Villanueva del Trabuco En 1979 decidió Bernardo Caro hacer un viaje —sentimental, dice él— a Villanueva del Trabuco, lugar donde nacieron sus padres, para intentar localizar a algunos de sus parientes o contemporáneos. Se alojó en casa de su primo Antonio y le comenta a Eustáquio Gomes que recibió visitas tanto de los Caros como de los Sánchez. Todos querían conocer al hijo de Fermín y de Josefa, que partieron hacia Brasil en los años 20. En 1993 presentó una exposición en Villanueva del Trabuco que fue todo un éxito y comenta que lo trataron como a un trabuqueño que volvía tras siete décadas de ausencia. Inaugurada por el alcalde, un trovador local, Juan Ferrer El Borrico, le dedicó unos versos y hubo gran afluencia de Caros, Sánchez, Conejos, Gaonas y Morenos. En 1995 realizó el cartel de la Semana Santa y también fue pregonero de la fiesta de septiembre de ese año. El pueblo de Villanueva del Trabuco, el 13 de abril de 1997, homenajeó al artista y vicecónsul honorario de España en Campinas. Desde ese día, una de las calles del pueblo lleva el nombre de Bernardo Caro, otorgándole, como dice Julio García Morejón, «el título de ciudadanía, haciéndolo español por los cuatro costados y reconociendo su andalucismo brasileño y su andalucismo universal». Recuerda Bernardo ese día con especial emoción, tanto que agradeció este homenaje con una escultura, monumento a los 150 años de segregación de Villanueva del Trabuco, diseñada en Brasil, desde donde vino en forma de maqueta para su ejecución en Villanueva del Trabuco y que en la actualidad, y desde el 15 de septiembre de 1998, puede contemplarse en la Plaza de España de la localidad. Dice Bernardo que la esfera que hay en su parte superior representa los Planetas y el cosmos, el cielo de Villanueva del Trabuco; la roca, Sierra Gorda y la Sierra de San Jorge; el agua que surge tras la roca, representa a nuestro río Guadalhorce; y la ventana con la reja y el farol, a un pueblo andaluz como lo es también Villanueva del Trabuco. Fue a partir de ese tiempo cuando Bernardo empezó a preparar una exposición de artistas de Villanueva del Trabuco en Campinas, que se concretó el día 20 de abril de 2002 y que se extendió hasta el 15 de mayo de ese año. Los artistas participantes, presentados como «artistas de um pueblo blanco andaluz Villanueva del Trabuco (Málaga—Espanha)», fueron Antonio Caro, Bernardo Caro, Emilio Moreno, Eugenio Moreno, Francisco Morales, Jesús Puche, José Aguilera, Miguel Ángel Navas y Montse Mateo.

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Bernardo Caro en la calle que lleva su nombre en la localidad de Villanueva del Trabuco.

Monumento a los 150 años de la segregación de Villanueva del Trabuco de Archidona. Plaza de España.


Últimos años Aunque en 1999 a Bernardo Caro le implantaron una vena safena y una mamaria, en los últimos tiempos se desenvolvía perfectamente, incluso con la válvula mitral dañada, como en 2007 se verificó y que aconsejó su pase por el quirófano. Aun así continuó pintando y preparando la muestra programada para octubre, en Sao Paulo, y que tuvo que hacerse sin él. Pero la última obra que produjo no se destinaba a esa muestra. Fue Terezinha, su admirable compañera de toda una vida, quien le comunicó a Eustáquio Gomes que Bernardo estaba pintando una santa, Santa Isabel de Portugal, patrona de Uchoa, ciudad donde pasó algunos años de

El nieto de Bernardo, Adriano Caro con la fotografía del cuadro de Santa Isabel.

su juventud, cuando era profesor de Secundaria. El cuadro quedó precioso, y tal vez fuera un homenaje al vendedor de estampas de santos Fermín, o tal vez un ardid para aferrarse Bernardo a la santa y poder contar con su protección. Se puede asegurar, sin duda, que las raíces del arte sacro de Bernardo se encuentran igualmente en su infancia, cuando se maravillaba con las estampas religiosas que el padre vendía por las haciendas próximas a Campinas. Devoto como era Bernardo, es posible que se haya aferrado al retrato de la santa para obtener de ella protección para la operación inminente, que se sabía arriesgada. Terminó la obra el 7 de septiembre, a una semana de la hospitalización. Dos meses antes, un hecho había agravado posiblemente la irregularidad cardiaca con la que convivía, intermitentemente, desde 1999, cuando fue sometido a aquella primera operación para el implante de las venas. Bernardo fue víctima de un secuestro—relámpago en pleno centro de la ciudad. Tuvo que hacer kilómetros con un delincuente al lado hasta ser llevado a un cajero donde fue espoliado de dinero. Pero no era dinero lo que importaba ahora, y sí el corazón que no se estabilizó más desde entonces. El susto había sido demasia-

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do grande para él. Desde ese día en adelante, y antes del desenlace final, frecuentó por dos veces la sala de UCI, experimentando un sufrimiento físico y moral que, sin embargo, no fue suficiente para apartarlo de los pinceles. Bernardo Caro falleció la mañana del domingo 16 de septiembre de 2007, en un hospital de Campinas al no resistir una operación a la que fue sometido el viernes anterior para el implante de una válvula cardíaca. En diciembre hubiera cumplido 76 años de edad. Su muerte aportó una luz más intensa sobre su trabajo y le dio un sentido de unidad que antes no se notaba tan fácilmente. De la primera a la última obra, todo en él parecía conectarse a los primeros años, describiendo una elipse en torno de sí mismo como si juntase las puntas de un arco voltaico. La opera omnia (obra completa) de Bernardo demostraba así plena congruencia con la vida y se revela, ella misma, una obra de arte. A principios de octubre se inauguró en el Instituto Cervantes, donde como ya indicábamos fue director de 1987 a 1990 y donde había impartido clases desde 1983, la más importante retrospectiva de su obra. A propósito de esa muestra, la agencia de noticias EFE distribuyó, para el mundo hispánico una noticia en la que lo llamaba «el más español de los pintores brasileños». El día 2 de octubre de 2007, Bernardo Caro fue homenajeado por


alumnos del Departamento de Música del Instituto de Artes (IA). Además del Chorus n. 10 de Villalobos, interpretado por un coro formado por alumnos de graduación en música y por la Orquesta Sinfónica de la Unicamp, Caro fue reverenciado con el estreno de dos composiciones de estudiantes del Instituto de Artes: Fantasía Diechterliebe, de Rafael Vanazzi; y Concertino para guitarra eléctrica, de Vinicius Sampaio. El concierto tuvo un significado especial para Sandra Caro Florio, y Mariângela Caro Salve, hijas de Caro. «Agradezco al maestro Fiorini por la iniciativa. Fue emocionante. Quedé emocionada», dijo Sandra. En agosto de 2008, el Ayuntamiento de Campinas, mediante un decreto, le puso a una galería del Centro de Convivencia Cultural de Campinas el nombre de «Galeria Bloco B Bernardo Caro» y para su inauguración —placa conmemorativa incluida—, un año después de su muerte, se hizo una muestra, «Bernardo Caro: uma homenagem de Campinas», con las obras que poseía la familia. Curiosamente fue el joven nieto de Bernardo, Adriano Caro Florio, quien diseñó la tarjeta de presentación de la misma y teniendo en cuenta todo lo que él había asimilado de sus conversaciones con el abuelo —dice que sabía cuáles eran las preferencias personales de su abuelo— presentó a la familia, para su aprobación, el siguiente trabajo:

«Es la realización de un sueño comprobar el reconocimiento de Campinas del trabajo de mi padre. Tener un espacio en el Centro de Convivencia de Campinas es un homenaje emocionante. Por donde pasamos vemos cuánto se le reconoce. No imaginaba que tenía tantos amigos», dice Sandra, la hija de Bernardo Caro, mientras muestra la fotografía de la última obra de su padre, el cuadro que le hizo a Santa Isabel de Portugal y dedicado especialmente a una Iglesia Católica de Uchoa, dentro de Sao Paulo. «Uchoa fue la ciudad donde comenzó a pintar y que visitó en 2006 pretendiendo recordar su paso por allí. Su última pincelada fue un miércoles, antes de ser internado», recuerda. La muestra recogía todas las modalidades de expresión artística de Bernardo Caro, que comenzó con una xilogravura. Por eso formaron parte de la muestra las inolvidables mujeres de neón. También se mostró allí la primera obra de Caro, una prueba que hizo el artista, en 1964, en el auge del Grupo Vanguarda de Campinas, y que sirvió para una obra de xilogravura. «Ésta es la prueba que hizo el artista, pero también tenemos el grabado de madera. Mi madre la guardó con siete llaves, solamente la ha sacado ahora para la exposición». Comenta Sandra. Menos de dos años después de su muerte, en el verano de 2009, se expuso en Campinas otra retrospectiva del pintor, escultor y gravurista. La exposición, con sabor de homenaje, llevó por título «Vida e obra de Bernardo Caro». Para la exposición se escogieron 56 de las muchas obras que Bernardo Caro produjo a lo largo de más de cuatro décadas de vida artística, toda ella transcurrida en Campinas y buena parte en la Unicamp como profesor y director del Instituto de Arte. La selección también contempló varios ciclos creativos del artista, desde las gravaduras del comienzo de su trayectoria hasta la serie final de relecturas de grandes pintores, donde se mezclan sus fases anteriores como las bolas de billar y las famosas mujeres de neón. El día 15 de noviembre de 2015 terminó otra una exposición suya —Bernardo Caro. Kaledoscópio: censura e liberdade— en el Museo de Arte Contemporáneo de Campinas «José Pancetti».

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Carta Aberta a Bernardo Caro

Por Enock Sacramento, crítico de arte, miembro de la Asociación Paulista de críticos de arte, Asociación brasileira de críticos de arte y de la Asociation Internationale des Critiques d’art, ONG reconocida por la Unesco y con sede en Paris. Caro Bernardo Você partiu dias antes de ser inaugurada a primeira versão desta exposição retrospectiva, em outubro de 2007, no Instituto Cervantes, em São Paulo. Sua ausência física no evento foi profundamente sentida, embora sua presença fulgurasse em cada uma das obras expostas. Hoje inauguramos esta mostra na CPFL Cultura, na cidade que o acolheu durante quase toda sua vida e na qual desenvolveu suas carreiras de professor e de artista plástico: Campinas. Esta abertura tem, por esta razão, um sentido muito especial. E por isso, Bernardo Caro, que nos dirigimos pessoalmente a você nesta data. Aqui você cresceu, lutou, enfrentou dificuldades e venceu. Aqui você praticou, no início, uma arte tradicional, que evoluiu a partir do encontro com o Grupo Vanguarda de Campinas, em 1964, ano emblemático na história política brasileira. Aqui você tornou—se um artista experimental e um artista cidadão, que questionou com as armas que tinha ao seu alcance — arte, metáfora, coragem — no restrito espaço reservado aos ideais de liberdade da época, o regime político dos anos de chumbo. Problematizou ainda o comportamento humano em obras tri e bidimensionais, aproximou—se da estética pop, incorporou a seu trabalho um alfabeto deformado, símbolo de comunicação difícil ou mesmo impossível e, fazendo uso da técnica desenvolvida no começo de sua carreira, fez releituras de figuras conhecidas do mundo da arte, relacionando–as com outras deste universo ou com personagens que você criou. As obras que você produziu, sozinho ou em equipe, lhe abriram as portas de exposições importantes como a Bienal de São Paulo. Seu trabalho intelectual tornou—o responsável pelo Departamento de Artes Plásticas da PUC de Campinas e docente e diretor do Instituto de Artes da UNICAMP. Chegou até a dar nome a uma rua na cidade espanhola em que nasceu seu pai. Bem sabemos, Bernardo Caro, que ninguém chega a esses cargos ou a este reconhecimento sem qualidades intelectuais e humanas. Receba, pois, nesta data, nossa consideração e respeito. Campinas recebe sua obra de braços abertos.

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Traducción de la Carta

Querido Bernardo Usted nos dejó días antes de inaugurarse la primera versión de esta exposición retrospectiva de octubre de 2007 en el Instituto Cervantes, en Sao Paulo. Su ausencia física en el evento fue profundamente sentida, sin embargo su presencia brillaba en cada una de las obras expuestas. Hoy inauguramos esta muestra en la CPFL Cultura, en la ciudad que lo acogió durante casi toda su vida y en la cual desarrolló sus carreras de profesor y de artista plástico: Campinas. Esta apertura tiene, por esta razón, un sentido muy especial. Es por eso, Bernardo Caro, que nos dirigimos personalmente a usted en esta fecha. Aquí creció usted, luchó, se enfrentó a dificultades y venció. Aquí practicó usted, al principio, un arte tradicional, que evolucionó a partir del encuentro con el grupo de Vanguarda de Campinas, en 1964, año emblemático en la historia política brasileña. Aquí usted se reconvirtió en un artista experimental y en un artista ciudadano, que cuestionó con las armas que tenía a su alcance —arte, metáfora, valor— en el limitado espacio reservado a los ideales de libertad de la época, el régimen político de los años de plomo. Problematizó también el comportamiento humano en obras tri y dimensionales, se aproximó a la estética pop, incorporó a su trabajo un alfabeto deformado, símbolo de comunicación difícil o incluso imposible y, haciendo uso de la técnica desarrollada al comienzo de su carrera, hizo recreaciones de figuras conocidas del mundo del arte, relacionándolas con otras de este universo o con personajes que usted creó. Las obras producidas por usted, solo o en equipo, le abrieron las puertas de exposiciones importantes como la Bienal de Sao Paulo. Su trabajo intelectual lo convirtió en responsable del Departamento de Artes Plásticas de la Pontificia Universidad Católica de Campinas (PUC) y profesor y director del Instituto de Arte de la UNICAMP. Llegó incluso a dar nombre a una calle en la ciudad española donde nació su padre. Bien sabemos, Bernardo Caro, que nadie llega a esos cargos o a este reconocimiento sin cualidades intelectuales y humanas. Reciba, pues, en esta fecha, nuestra consideración y nuestro respeto. Campinas recibe su obra con los brazos abiertos.


Elegía a Gala.

Óleo sobre tela. 2004.

Diálogo cadeiras.

Óleo sobre tela. 2004.

Labirinto con mulher nua de Hopper. Óleo sobre tela. 2003.


La Piconera de Julio Romero de Torres e Once horas da Manhú de Hopper. Óleo sobre tela. 2004.

Julio Romero de Torres e Veláquez. Óleo sobre tela. 2004.

A Leiteira de Vermeer.

Óleo sobre tela. 2004.

Mulher de Vermeer con pincel.

Óleo sobre tela. 2004.

Mulher no banho turco de Ingres. Óleo sobre tela. 2004.

Maja desnuda de Goya.

Óleo sobre tela. 2003.


EXPOSICIONES.- Participación en salones 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973

XIII Salão Bauruense de Arte Moderna (Bauru, SP) XIII Salão Nacional de Arte Moderna (Rio de Janeiro, RJ) XXI Salão Paranaense de Belas Artes (Curitiba, PR) XVI Salão de Belas Artes da Primavera (Curitiba, PR) XXII Salão Paranaense de Belas Artes XIV Salão Paulista de Arte Moderna (São Paulo, SP) II Exposição do Jovem Desenho Nacional (MACIUSP, itinerante) XVII Salão de Belas Artes da Primavera (Curitiba, PR) XX Salão de Belas Artes de Belo Horizonte (Belo Horizonte, MG) I Salão de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) II Salão de Arte Moderna do Distrito Federal (Brasília, DF) I Salão de Natal (Campinas, SP) I Bienal de Artes Plásticas da Bahia (Salvador, BA) II Exposição da Jovem Gravura Nacional (MACIUSP, itinerante) XV Salão Paulista de Arte Moderna (São Paulo, SP) II Salão de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) III Salão de Arte Moderna do Distrito Federal (Brasília, DF) XXIII Salão Paranaense de Belas Artes (Curitiba, PR) XXI Salão de Belas Artes de Belo Horizonte (Belo Horizonte, MG) XV Salão Nacional de Araras (Araras, SP) II Salão de Natal (Campinas, SP) IX Bienal Internacional de São Paulo (São Paulo, SP) X Salão de Arte Contemporânea de Santos (Santos, SP) III Salão de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) XVI Salão Paulista de Arte Moderna (São Paulo, SP) XXII Salão de Belas Artes de Belo Horizonte (Belo Horizonte, MG) XVII Salão Paulista de Arte Moderna (São Paulo, SP) I Exposição Internacional de Gravura de São Paulo (São Paulo, SP) XXIII Salão de Belas Artes de Belo Horizonte (Belo Horizonte, MG) IV Salão de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) IV Salão de Arte Religiosa Brasileira de Londrina (Londrina, PR) II Salão de Arte Contemporânea de Piracicaba (Piracicaba, SP) V Salão de Arte Contemporânea de Campinas, (Campinas, SP) III Salão de Arte Contemporânea de Piracicaba (Piracicaba, SP) I Salão Paulista de Arte Contemporânea (São Paulo, SP) Pré–Bienal de São Paulo (São Paulo, SP) VI Salão de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) XI Bienal Internacional de São Paulo (São Paulo, SP) VII Salão de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) IV Salão de Arte Contemporânea de São Caetano do Sul IV Salão de Arte Contemporânea de Piracicaba (Piracicaba, SP) I Bienal de Santos (Santos, SP) III Salão Paulista de Arte Contemporânea (São Paulo, SP) XXVIII Salão Paranaense (Curitiba, PR) Pré–Bienal de São Paulo (Brasil Plástica 72) (São Paulo, SP) II Exposição Internacional de Gravuras (São Paulo, SP) VIII Salão de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) IV Salão Paulista de Arte Contemporânea (São Paulo, SP) XII Bienal Internacional de São Paulo (São Paulo, SP) II Bienal de Santos (Santos, SP)

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1974 1975 1976 1977 1978 1980 1981 1982 1985 1987 1988

Bienal Nacional de São Paulo (São Paulo, SP) Salão de Arte Contemporânea de Santo André (Santo André, SP) XIII Bienal Internacional de São Paulo (São Paulo, SP) Bienal Nacional de São Paulo (São Paulo, SP) VII Salão Nacional de Arte de Belo Horizonte (Belo Horizonte, MG) XIV Bienal Internacional de São Paulo (São Paulo, SP) IX Salão Nacional de Arte de Belo Horizonte (Belo Horizonte, MG) IV Salão de Artes Visuais de Porto Alegre (Porto Alegre, RS) IV Salão de Artes Plásticas de Goiânia (Goiânia, GO) I Bienal Latino–Americana de São Paulo (São Paulo, SP) XI Salão de Arte Contemporânea de Piracicaba (Piracicaba, SP) I Salão de Arte Boi de Montes Claros (Montes Claros, MG) Salão Paranaense de Curitiba (Curitiba, SP) I Salão Paulista de Artes Visuais (São Paulo, SP) Salão de Arte de Sorocaba (Sorocaba, SP) Salão de Arte de Belo Horizonte (Belo Horizonte, MG) Salão Foto–Idéia de São Paulo (São Paulo, SP) I Salão de Artes Visuais de Rio Claro (Rio Claro, SP) II Salão de Arte Boi de Montes Claros (Montes Claros, MG) VII Salão de Artes de Ribeirão Preto (Ribeirão Preto, SP) I Mostra de Gravura Nacional de Curitiba (Curitiba, PR) XV Salão de Arte Contemporânea de Piracicaba (Piracicaba, SP) XXXV Salão de Artes Plásticas de Pernambuco (Recife, PE) VI Salão de Artes Plásticas de Franca (Franca, SP) V Salão de Artes Plásticas do Rio de Janeiro (Rio de Janeiro, RJ) II Salão de Arte Contemporânea de Cravinhos (Cravinhos, SP) XII Salão de Artes Embraer (São José dos Campos, SP) VI Salão de Belas Artes de Amparo (Amparo, SP) I Bienal de Valinhos (Valinhos, SP) I Bienal de Artes Visuais de São João da Boa Vista (São João da Boa Vista, SP)

Exposiciones COLECTIVAS

1964 1965 1966 1967

Centro de Ciências, Letras e Artes (Campinas, SP) Colégio de Aplicação Pio XII (Campinas, SP) Galeria IBEU (Rio de Janeiro, RJ) Aliança Francesa de São Paulo (São Paulo, SP) Centro de Ciências, Letras e Artes (Campinas, SP) Universidade Católica de Campinas (Campinas, SP) Galeria 4 Planetas (São Paulo, SP) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) Galeria Aremar (Campinas, SP) Faculdade de Tecnologia de Barretos (Barretos, SP) Museu de Arte de São Paulo (São Paulo, SP) União Universitária Ararense (Araras, SP) Galeria de Artes da Aliança Francesa (Campinas, SP) I Feira Científico–Industrial de Amparo (Amparo, SP) Exposição 12+1 Itinerante (Curitiba, PR, Florianópolis, SC e Porto Alegre, RS) Salão de Artes de Americana (Americana, SP) Galeria de Arte Klassik (Campinas, SP)


1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1984 1986 1988

Museu Histórico Nacional (Rio de Janeiro, RJ) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) II Exposição do Núcleo de Gravadores de São Paulo (São Paulo, SP) 1989 I Exposição de Rua de Campinas (Campinas, SP) Galeria Girassol (Campinas, SP) Galeria Girassol (Campinas, SP) 1990 III Exposição do Núcleo de Gravadores de São Paulo 1993 (São Paulo, SP) 1994 Museu de Arte Contemporânea de Campinas 1995 (Grupo Caipira) (Campinas, SP) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Grupo Hoje) (Campinas, SP) Paço de Artes (São Paulo, SP) 1996 Galeria Girassol (Campinas, SP) Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro (Rio de janeiro, RJ) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Grupo Hoje) (Campinas, SP) 1997 Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Grupo Vanguarda) (Campinas, SP) 1998 I Festival de Informação Artística (Campinas, SP) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Grupo Hoje) (Campinas, SP) 1964 Galeria Grupo B (Rio de Janeiro, RJ) 1966 Centro de Ciências, Letras e Artes (Campinas, SP) 1967 Centro de Ciências, Letras e Artes (Campinas, SP) 1971 Centro de Ciências, Letras e Artes (Campinas, SP) 1972 Encontro de Arte em Capivari (Capivari, SP) 1974 Galeria Bloco Sul (Americana, SP) Galeria Banco Sul América (Campinas, SP) 1976 Galeria do Banco Nacional de Habitação (Campinas, SP) Centro de Convivência Cultural (Campinas, SP) Galeria do Senac (Campinas, SP) 1981 Galeria do Senac (Campinas, SP) 1983 Exposição da Shopping Copacabana (Rio de Janeiro, RJ) 1984 Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Grupo Vanguarda) (Campinas, SP 1986 Palácio da Cultura de Ribeirão Preto (Ribeirão Preto, SP) Salão de Arte Embraer (São José dos Campos, SP) 1987 Centro de Convivência Cultural de Campinas (Campinas, SP) 1990 Galeria Novo Senac de Ribeirão Preto (Ribeirão Preto, SP) 1994 Galeria Fazart de Presidente Prudente (Presidente Prudente, SP) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (I Espaço Aberto) (Campinas, SP) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (II Espaço Aberto) (Campinas, SP) 1967 Galeria Jardim Contemporâneo (Ribeirão Preto, SP) 1968 Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) 1971 Exposição da Pinacoteca Municipal de Franca (Franca, SP) 1977 Exposição da Pinacoteca Municipal de Santo André 1978 (Santo André, SP) 1980 Funarte (São Paulo, SP) 1982 Centro Cultural Brasil–Estados Unidos (Campinas, SP)

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Galeria de Arte Contemporânea Brasileira (Rio de Janeiro, RJ) Galeria de Arte da Aliança Francesa (Campinas, SP) Faculdade de Engenharia de Limeira da Unicamp (Limeira, SP) Museu de Arte Moderna de São Paulo (São Paulo, SP) Faculdade de Engenharia Mecânica da Unicamp (Campinas, SP) Sonia von Brusky Centro Cultural (São Paulo, SP) Galeria de Arte «A Hebraica» (São Paulo, SP) Galeria de Arte Vera Ferro (Campinas, SP) Panorama Cultural de Campinas — Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) Exposição Coletiva Itinerante: «Artistas de un Pueblo Blanco Andaluz — Trabuco» Galeria de Arte do Vice—Consulado da Espanha em Campinas (Campinas, SP) Arte do Momento — Secretaria de Cultura de Valinhos Valinhos, SP) Galeria de Arte do Centro de Ciências, Letras e Artes de Campinas (Campinas, SP) Galeria de Arte do Centro Cultural de Rio Claro (Rio Claro, SP)

Exposiciones INDIVIDUALES Galeria Aremar (Campinas, SP) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) Galeria da Aliança Francesa (Campinas, SP) Galeria Girassol (Campinas, SP) Galeria Black Stream (Ribeirão Preto, SP) Galeria do Tênis Clube de Campinas (Retrospectiva dos 10 anos) (Campinas, SP) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) Pontifícia Universidade Católica de Campinas («Sempre») (Campinas, SP) Galeria do Senac de Campinas (Campinas, SP) Galeria da Reitoria da Unicamp (Campinas, SP) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) (Retrospectiva dos 20 anos) Museu da Fundação Álvares Penteado (São Paulo, SP) Galeria de Arte Campinas (Campinas, SP) Faculdade de Engenharia de Limeira (Unicamp) (Limeira, SP) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) Sílvia Mattos Ateliê de Criatividade (Campinas, SP) Museu de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) (Retrospectiva dos 30 anos)

Exposiciones EN EL EXTERIOR Bienal «Premio Internazionale Biellaper L’incisione» (Biella, Itália) I Bienal de Gravura de Quito (Quito, Equador) Bienal «Premio Internazionale Biellaper L’incisione» (Biella, Itália) II festival Latino–Americano de Super–8 (Buenos Aires, Argentina) III Festinal Latino–Americano de Super–8 (Buenos Aires, Argentina) XIX Premio Internacional de Dibujo «Joan Miró» (Barcelona, Espanha) The 8th Independantes Exhibition of Print in Kanagawa (Kanagawa, Japão)


1985 1986 1993 1996 2002 2004 2005

I Exposición Internacional de Arte Postal en Homenaje a Federico García Lorca (Granada, Espanha) Exposição do 64º Congresso Nazionale della Società Italiana di Ginecologia e Obstetricia (Roma, Itália) Agrupación Cultural Trabuco (Málaga, Espanha) Galeria de Arte del Ayuntamiento de Archidona (Málaga, Espanha) Villanueva del Trabuco (Espanha) Centro Cultural da Caja de Burgos (Burgos, Espanha) Sala Municipal de Exposiciones «Eugenio Lafuente» (Archidona, Espanha)

PREMIOS 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1971 1972 1974 1976 1977 1978 1982 1987 1993

Menção Honrosa no VIII Salão Bauruense de Belas Artes (Bauru, SP) III Prêmio de Desenho Nacional no XX Salão de Belas Artes de Belo Horizonte (Belo Horizonte, MG) Menção Honrosa no I Salão de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) Medalha de Bronze no XV Salão Paulista de Arte Moderna (São Paulo, SP) Prêmio Folha de Prata no I Salão de Pesquisas Operacionais da Folha de S. Paulo (São Paulo, SP) Prêmio Aquisição Itamarati na IX Bienal de São Paulo (São Paulo, SP) Prêmio Aquisição Banco Cidade de Campinas no III Salão de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) II Prêmio Nacional de Gravura Nacional no XXII Salão de Belas Artes de Belo Horizonte (Belo Horizonte, MG) Medalha de Prata no XVII Salão Paulista de Arte Moderna (São Paulo, SP) Carta de Bernardo Caro a mi hijo Alberto. Medalha de Ouro no I Salão Oficial de Piracicaba (Piracicaba, SP) Prêmio Aquisição no V Salão de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) Prêmio Aquisição no II Salão de Arte Oficial de Piracicaba (Piracicaba, SP) Prêmio Aquisição no 28º Salão Paranaense de Curitiba (Curitiba, PR) Prêmio Aquisição no VII Salão de Arte Contemporânea de Campinas (Campinas, SP) Traducción. Medalha de Prata em escultura no IV Salão de Arte Contemporânea de Piracicaba (Piracicaba, SP) Campinas, 7 de marzo de 2000 Prêmio Aquisição no VIII Salão de Arte Contemporânea de Campinas Apreciado amigo Alberto (Campinas, SP) Prêmio Bienal Nacional de São Paulo (São Paulo, SP) No puedes imaginar lo contento que quedé Prêmio Aquisição do VII Salão de Arte de Belo Horizonte (Belo Horizonte, MG) cuando recibí tu postal de Navidad, donde afirPrêmio Melhor Trilha Sonora («Tabela») no Festival de Super–8 de Curitiba mabas que tú (trabuqueño) estabas estudian(Curitiba, PR) do portugués. Es muy interesante, pues cuando Prêmio Melhor Filme Experimental («Tabela») no Festival Latino–Americano estamos en Málaga, Trabuco, echamos en falta de Super—8 de Buenos Aires (Buenos Aires, Argentina) hablar portugués, aunque mi primo Antonio ya Prêmio Melhor Filme Experimental («Tabela») no Festival de Super–8 de Campinas (Campinas, SP) haya vivido en Brasil y habla el «portuñol» (porPrêmio Melhor Filme de Arte («Tabela») no Festival de Super–8 de tugués mezclado con español), como yo también Aracaju (Aracaju, SE) lo hago. Alberto no puedo escribir mucho porPrêmio Aquisição no XI Salão de Arte Contemporânea de Piracicaba (Piracicaba, SP) que estoy recuperando la salud, pues sufrí una Prêmio Coordenadoria de Cultura de Minas Gerais operación de corazón (safenas) y estoy mejoranSalão Nacional «Arte—Boi» de Montes Claros (Montes Claros, MG) Prêmio Aquisição do Salão de Gravura Brasileira (Curitiba, PR) do cada vez más, por eso pretendo enviarte posPrêmio Aquisição do Salão de Arte de Ribeirão Preto (Ribeirão Preto, SP) teriormente revistas brasileñas para que las leas Grande Prêmio Cidade de Campinas no XV Salão de Artes Plásticas de y te prepares para pasar algunos días en Brasil. Piracicaba (Piracicaba, SP) Sin más por el momento, recibe un fuerte abraConcurso de Painel para o Teatro Municipal de Ribeirão Preto, com zo de Bernardo. Berenice Toledo (Ribeirão Preto, SP) Medalha «Carlos Gomes», outorgada pela Câmara Municipal de Campinas (Campinas, SP)

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CRISTÓBAL TORAL, «De la más absoluta pobreza a la consagración como pintor; de Antequera a Nueva York» Gerásimo Arjona Bautista

Sus orígenes familiares paternos provienen de La Peza, pequeño pueblo granadino de la falda norte de Sierra Nevada, cuyos habitantes eran mayoritariamente carboneros, y los orígenes maternos de la malagueña Alameda. «La voracidad de los peceños en convertir las pobres encinas en carbón motivó que la comarca de La Peza se fuera despoblando de chaparros y monte bajo. Así empezó la necesidad de emigrar a otros sitios…Los peceños oían hablar de los famosos montes de Setenil, en la provincia de Cádiz… de los pueblos como Antequera que consumían mucho carbón y eran centros de distribución para otras comarcas; en definitiva, en lugares maravillosos para desarrollar su profesión». Exposición en Fuendetodos

Y allá por 1934, su padre se dirige desde Granada hacia a Antequera, donde un todopoderoso señor llamado José Barragán controlaba el entonces boyante sector del carbón. No entrar en su círculo significaba no poder ejercer la profesión y así pasó, durante un tiempo, de carbonero a «espartero» y vendedor de esparto a las numerosas capacherías para prensar aceituna y, por ello, conoció a una viuda analfabeta y poco amante de la cocina, Ángeles Ruiz Aguilera, su madre.

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La Guerra Civil devasta España y devastó Antequera de manera especial donde el futuro aparecía cada vez más negro y sus padres se dirigieron al pueblo gaditano de Setenil, donde un leñador del vecino pueblo de Torre-Alháquime le convenció de la posibilidad de encontrar trabajo en su pueblo como carbonero; así fue, y el 15 de abril de 1940 nació en la casa del «leñador amigo» que convenció a su padre del peligro que suponía dar a luz, solos, en un choza aislada y alejada en mitad de un bosque de encinas y quejigos. Corta fue su estancia en el pueblo gaditano, pues a los pocos meses de nacer, su familia estaba de vuelta en Antequera, donde el 17 de agosto de 1940 es bautizado en la iglesia de San Pedro. Los muros exteriores de este templo fueron el «primer lienzo» donde dejó perfilados con tiza sus primeros dibujos, intentando emular unas cabezas de caballo allí pintadas que obsesivamente veía en su habitual paso hacia su casa. Tenía entonces tres años: « desde ese día no dejé de dibujar en paredes y libretas. Esto se convirtió para mí en el juego más entretenido, y también en el más adecuado por mi aislamiento de los demás niños». A los cuatro años cogió «una pequeña maleta de madera…llena de pegatinas…de alguien que debió hacer la mili en Marruecos» para dirigirse tras una traumática separación de sus padres al cortijo de La Bodeguilla, propiedad de una de las grandes familias antequeranas, Los Serrailler, donde trabajaba su padre. Fue su primera maleta. La maleta, poderosa metáfora del viaje, del tránsito, de la migración, del exilio, quedó en su vida y en su obra para siempre; buen ejemplo de ello es el polémico cartel de la Semana Santa malagueña del año 2004: «en él aparece un Cristo tumbado sobre una cama de maletas y en el que hay heridas de bala»; desde aquellos años, se siguen ejecutando y continúan muriendo miles de inmigrantes que viajan en pateras o siguen maleta en mano huyendo de la persecución y la guerra.

Instalación.

Abril de 2013. Palacio de Sástago.

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Cartel anunciador de la Semana Santa de Mรกlaga 2004.


óleo

Pero no avancemos en su biografía y volvamos con el niño de cuatro años que llega al campo para vivir toda su infancia y gran parte de su adolescencia en las típicas chozas de los carboneros; solos él y su padre, y el firmamento, las nubes y las sierras que divisaba desde lo más alto de las laderas antequeranas del río Guadalhorce, hasta que la diosa Fortuna propició que se cruzara en su vida el banquero y prócer antequerano don José García Berdoy, su mecenas, y especialmente su mujer doña Tecla Regel, maternal protectora y clave en su vida. Para este encuentro se sirvió Fortuna de un profesor de dibujo de la Escuela de Artes y Oficios antequerana, don Emilio del Moral, cuya insistencia logró que el director general de la Caja de Ahorros de Antequera recibiera al joven pintor. Y, a partir de ahí, que la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla fuera su próximo destino académico durante dos años, para en el año 1962 trasladar su matrícula a la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid donde finalizaría sus estudios, obteniendo ese año el Premio Nacional Fin de Carrera, que recibiría de manos del Caudillo, por la gracia de Dios, en el mismísimo palacio de El Pardo.

Retrato de Federico Trillo. 2004. Congreso de los Diputados.

Composición con equipaje. 2000-2001. Óleo sobre lienzo. 46x55 cm. Colección particular, Roma.

El tren. 1975.

Óleo sobre lienzo. 205x251 cm. Colección del artista.

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La aduana. 1972. Óleo sobre lienzo. 155x165 cm. Colección particular, Washington.

Interior de museo II. 2005. Óleo sobre lienzo. 40x67 cm. Colección particular, Roma.

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En 1966 celebró su primera exposición individual en Madrid y en 1969, becado por la Fundación Juan March, se trasladó a Nueva York, donde en 1972 realizó una exposición individual con un éxito definitivo y rotundo de público y de crítica en la prestigiosa galería Staempfli. Desde entonces sigue brillando en el firmamento pictórico. Todo lo que estoy refiriendo es fruto de la amenísima lectura de un libro autobiográfico titulado La vida en una maleta: Cristóbal Toral, autorretrato de un pintor. Editado por Temas de Hoy, 2003. Les invito a su lectura y añado algunos datos e ideas más, esperando que disfruten con uno de los más singulares pintores que podemos encontrar en el panorama artístico español desde los años sesenta del siglo XX. Pensando en que pudiera servir a alguien al contemplar sus cuadros, recojo unas opiniones de Cristóbal Toral referidas, hace unos años en una entrevista al diario Sur, a la importancia de la ingravidez en su inspiración artística, en la que el lienzo es concebido como espacio y no como superficie.

óleo

Habitación del Hotel Savoy I. 2003/04.

Óleo sobre lienzo. 33x41 cm. Colección particular, Madrid.

La mudanza. 2000.

Óleo sobre lienzo. 40x95 cm. Colección del artista.

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Viaje interrumpido. 1979-81. Óleo sobre lienzo. 185x226 cm. Colección Museo de Arte Moderno, Bruselas.

La espera. 2011-2013. Óleo sobre lienzo. 57x70 cm. Colección del artista.

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acuarela

P- ¿A qué se hubiera dedicado de no haber sido pintor? R- Habría sido astronauta. Tengo cierta obsesión por el espacio. Hasta hace no mucho tiempo pensábamos que el espacio era simplemente aquello que estaba ahí arriba, independiente a la Tierra. Tras las fotos enviadas por astronautas, está claro que vivimos en el espacio. La Tierra es un planeta que está suspendido en él, por lo que nosotros también lo estamos. Este concepto de ingravidez ha influido en mi obra, especialmente en mis bodegones. El lienzo se configura como un concepto espacial abierto, en el que no hay el temor de que lo que en él dibuje se caiga. Para acabar vuelvo al final de su referida autobiografía cuando, en Nueva York, conoció a Michel Collins, que dedica al artista antequerano una fotografía vestido de astronauta, tras su regreso del primer viaje a la Luna. Desde entonces esta fotografía lo acompaña en su estudio. Así se refiere Cristóbal Toral al encuentro:

Díptico con equipaje. 2012-2013.

Acuarela sobre papel. 151x200 cm. Colección del artista.

«…Por su parte, Michel Collins bromeó conmigo invitándome a que en el próximo vuelo le acompañara con papel y lápiz para tomar de cerca apuntes de la Luna…». Esto y mucho más en La vida en una maleta: Autorretrato de un pintor.

Bombardeo en un paisaje de Ruisdael. 2009.

Acuarela sobre papel. 60,5x150 cm. Colección particular, Nueva York.

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El día 4 de septiembre de 2014, se inauguró en el CEART (Centro de Arte Tomas y Valiente) de Fuenlabrada (Madrid) la exposición «Cartografía de un viaje». En ella se mostraron 50 obras del artista.

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otoño en el nacimiento Parece ser que nací en Ronda a mediados del siglo pasado, pero siempre he intentado ser del lugar en donde me encuentro, y así lo ha permitido la Providencia la mayoría de las veces. A lo largo del tiempo he ido creando mi emocional y personal mapa del mundo; muchas veces solo y otras, acompañado en recíproca soledad, con Gustavo Fernández, hermano y, sin embargo amigo; y también compañero de trabajo en una escuela que nos ocupó el alma durante todo el tiempo que allí coincidimos. Así se han ido sucediendo lugares como la Gomera, la Alta Axarquía, Pakistán, India, Yemen, Irán, Georgia, Marruecos, Armenia, Mali, Marchamona, Turquía, Mondrón, Alfarnatejo, Argelia, China… lugares por los que el camino hacia dentro (es ese y no otro el sentido del viaje) ha podido ir fluyendo sin demasiados extravíos… La fotografía forma parte de mi viaje íntimo y personal, y ha llegado a ser método de meditación que no solo me ha enseñado a mirar sino a ver… y no solo a ver sino a contemplar… porque saber del qué, del cómo, del quién, del porqué, del cuándo de las cosas no es sino quedarse en la superficie de las mismas. Numerosas han sido las exposiciones individuales que he realizado; de tres guardo un especial recuerdo: El vaivén de una visión; Islam, una mirada; y Los pasos perdidos. Estas fotos que les ofrece Desde el Alto Guadalhorce pretenden ser ejemplo de ello: ¿Se puede percibir por primera vez algo que ya creemos conocer? Estas fotografías nacen del intento puntual de percibir por vez primera un paisaje determinado, persiguiendo plasmar el leve recuerdo de esa luz y ese color que se convirtieron, hace ya tiempo y en algún momento de mi vida, en una íntima vibración de mi historia personal. Habría que desaprender el acto de mirar. No siempre que miramos alcanzamos a ver, como no siempre que oímos alcanzamos a escuchar. Aunque siempre creemos vivir nuevas situaciones, ¿cuántas de estas llegan a sorprendernos y a maravillarnos? Quizás se trate solo de romper la rutina, la memoria que somos, y comenzar siempre, de nuevo, por primera vez, tal como hacen los niños antes de acabar adaptándose a la convención de realidad que los adultos les imponemos.

Joaquín Nebro.

Marchamona, Periana, noviembre de 2015

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H ISTORIA del FLAMENCO En el anterior número habíamos quedado en que hablaríamos de fusión y de concursos. Pues vamos a ello. Si en la fusión del flamenco está el futuro, mal vamos. Lo que pasa es que eso no se sabe. Las personas vivimos el presente, muchas veces condicionado por el pasado, pero el futuro es incierto. Es verdad que hay futuros más predecibles que otros. Por ejemplo, en política. A tenor de los resultados de las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, ya sabemos quienes se van a sentar en el Congreso de los Diputados y quien puede ser el Presidente del Gobierno para los próximos cuatro años. Por tanto, y casi sin temor a equivocarnos, podemos decir: ¡Madre mía!

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Un cordial saludo y encantado de volvernos a encontrar en este número seis de nuestra revista

Desde el Alto Guadalhorce. Francisco López Godoy

El

futuro del cante flamenco para mí es incierto. Escribo estas líneas a primeros de enero de 2016 y precisamente el día 25 de diciembre, día de Navidad, nos había dejado para siempre el cantaor Manuel de los Santos Pastor, Manuel Agujetas o Agujetas de Jerez. El hecho de que en los tiempos que vivimos no se sepa la edad que tenía ni el lugar de su nacimiento —«No tengo papeles» decía él—, claramente nos demuestra que El Agujetas era un genio y que pertenecía a una época del flamenco que se acaba con cantaores como él. Pero, ¿cada cuanto tiempo nace un genio del cante como Agujetas o Terremoto de Jerez? ¿Un genio del toque como Sabicas o Paco de Lucía? ¿Un genio del baile como Carmen Amaya o El Farruco? No se sabe. Por eso digo que el futuro del flamenco es incierto. Antes decía que si en el flamenco fusión está el futuro, mal vamos. Pero no digo esto porque a mí no me guste el flamenco fusión, que me gusta. No me considero un purista y mucho menos un «flamencólico» como les llama Raimundo Amador a los integristas (que en el mundo del flamenco los hay) que rechazan todo lo que no les gusta porque piensan que ellos están en posesión de la verdad y, por tanto, si no les gusta no es auténtico. Y la verdad no tiene dueño. Solemos criticar lo que no entendemos y luego nos cuesta reconocer que nos hemos equivocado. Recuerde mi apreciado lector lo que pasó con el disco La leyenda del tiempo de Camarón de la Isla. El disco salió al mercado en 1979 y levantó ampollas entre los puristas por la osadía de incorporar en un disco de flamenco instrumentos «raros» como una flauta o un bajo eléctrico. El productor Ricardo Pachón declaraba en una entrevista que «algunos devolvían el disco porque decían que ese no era Camarón». Yo lo compré y no lo devolví y hoy me alegro porque en 2013 y con motivo del 35 aniversario, se reeditó y creo que se agotó. Los lectores de la revista Rolling Stone han elegido la canción que da nombre al disco, como la cuarta mejor canción de la historia del Pop/Rock español. Por eso repito: a mí me gusta el flamenco fusión, o «flamenkito» como también se le llama, si el trabajo está hecho con calidad y seriedad. Digo más, tengo CDs de Diego El Cigala, del desaparecido Ray Heredia,

Manuel Agujetas.

Camarón. La Leyenda del Tiempo.

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de Pata Negra… El problema surge cuando por intereses comerciales, se le llama flamenco a lo que no lo es. En resumen: flamenco fusión ¿sí o no? Pues claro que sí. Pero cada uno en su sitio que cabemos todos. En cuanto al futuro del cante flamenco o cante jondo, pues pienso que es incierto pero esperanzador. Hay buenos cantaores, algunos procedentes de grandes familias de flamencos como los Parrilla de Jerez o los Habichuela de Granada. Bien es verdad que estos nuevos cantaores tienen otra cultura y otros medios de comunicación de los que carecían sus antepasados, lo que puede ser un impedimento para la evolución natural del cante flamenco. La mejor manera de aprender es el boca a boca, o sea, escuchando a los viejos y luego que cada uno haga las cosas a su manera. El cantaor Rancapino dice que «el buen cante tiene que ser con faltas de ortografía». Yo he tenido el placer de disfrutar del buen cante de Jesús Méndez, un cantaor joven, perteneciente a una familia cantaora de Jerez cuya primera figura fue La Paquera. Cuando falleció La Paquera, Jesús tenía 20 años y muchas veces habrá escuchado a su tía en reuniones familiares, es decir, al natural y eso se nota. Al escuchar a Jesús hay veces que uno se acuerda de La Paquera, pero él no la imita, él tiene su estilo propio y de eso se trata. Pues como otros muchos cantaores, Jesús Méndez empezó su carrera participando en concursos de cante flamenco y con esto entramos en materia. Concursos de cante flamenco diré que hay muchísimos. Si alguno de mis pacientes lectores tiene curiosidad, puede entrar en internet y leer el listado de los concursos que hay repartidos por casi toda la geografía española. Pero les hablaré de uno en concreto que conozco porque tengo el honor de ser uno de los miembros del jurado: el Concurso de Cante Flamenco «Juan Casillas» de Antequera. El citado concurso lleva el nombre del cantaor Juan Casillas, del que hablaremos más adelante en su apartado correspondiente, y arranca en el

Jesús Méndez, con la guitarra de Manuel Valencia.

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año 1989. Tiene, por tanto, 27 años y puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que es uno de los de más solera de España y del mundo del flamenco. Yo entro a formar parte del jurado en el año 2009 y les puedo asegurar que es una labor comprometida y gratificante. Comprometida porque la decisión de cualquier jurado, de cualquier concurso, es discutida y discutible: cuando un jurado se pronuncia, favorece a unos y perjudica a otros. Pero en el caso de un concurso de cante flamenco es peor porque, por ejemplo, de acuerdo con las bases de nuestro concurso, los participantes tendrán que realizar cuatro cantes: dos de libre elección y dos obligatorios siendo uno de estos por malagueñas. Quiere ello decir que uno tiene que decidir si un cantaor (o cantaora) vale o no vale, canta bien o canta mal, tras escucharle durante 20 o 25 minutos, a la hora que le haya tocado por sorteo y en cuatro cantes uno de los cuales es un cante por malagueñas que igual no es su palo o no es el palo que le apetece cantar en ese momento.


Hemos tenido decisiones discutidas. Recuerdo el caso de una cantaora de Algarrobo Costa (Málaga) que se llama Rosario Campos. Ganó el concurso en 2013 y un amigo me llamó preguntándome que cómo le habíamos dado el premio si no cantaba nada. Se ve que él la había escuchado cantar en otro concurso en donde no había estado afortunada. Bueno, eso pasa. Sin ir más lejos, Rosi Campos estuvo peor en la final —que ganó‑ que en la fase clasificatoria en la que cantó muy bien por malagueñas y bulerías y excepcional por granaínas y siguirillas. Es lo bueno que tiene el flamenco, porque si todos los artistas estuvieran siempre igual —de bien o de mal— pues entonces no serían personas, serían un tocadiscos. La parte gratificante de ser jurado de un concurso de cante fla-

menco es que se aprende mucho; se conoce a muchos artistas, unos jóvenes que empiezan y no se sabe si llegarán pero la ilusión está ahí, otros con años y canas que acaban sin haber llegado pero siguen con la ilusión intacta; unos que te hacen pasar un buen rato y que estarías escuchándole toda la noche, otros que te hacen pensar: «Niño, acaba ya que nos tenemos que ir». Conoces a buenos guitarristas de acompañamiento que, como ya hemos dicho, es mucho más difícil ser guitarrista de acompañamiento que de concierto. Recuerdo a Joselito de Pura, un tocaor joven, gitano, nacido en Chiclana de la Frontera y una excelente persona. En su toque se nota la escuela de Morón cuya figura principal fue el guitarrista Diego del Gastor, que aunque ese era su nombre artístico, no era de El Gastor (Cádiz) porque había nacido en Arriate (Málaga) y vivió en Morón de la Frontera (Sevilla). Las cosas de los genios. Me viene a la memoria Manuel Fernández El Peroles, un tocaor natural de Carmona (Sevilla), también muy buena persona y que ha intervenido varias veces en el concurso. Nombrar, por último, a Alberto Lucena, natural de Córdoba. Vino al concurso acompañando al cantaor de Palenciana Raúl Alcántara El Troya y en un cante por bulerías le hizo una falseta preciosa —también al estilo de Diego del Gastor— perfecta de técnica y de ejecución.

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Joselito de Pura

Conoces a buenos cantaores, muchos de ellos desconocidos para el gran público. Recuerdo a Manuel Domínguez Gallardo Manuel Castulo, natural de Mairena del Alcor y naturalmente discípulo de Antonio Mairena, y un gran cantaor como lo demuestra el hecho de que ha ganado el concurso en tres de las cuatro veces que se ha presentado: en 2003 quedó finalista y en 2004, 2007 y 2011 se llevó el primer premio. Si alguno de mis intrépidos lectores quiere saber quién es y cómo canta Manuel Castulo, le recomiendo que entre en Youtube, pregunte por él y escuche una soleá de Charamusco, acompañado a la guitarra por Manuel Herrera, y luego que me cuente. Por cierto, que en ese mismo escenario —y no sé si el mismo día— actuó Miguel Poveda y canta la misma soleá y, para mí, ni punto de comparación.


Manuel Castulo, con la guitarra de Joselito de Pura.

Recuerdo a Esther Merino, una cantaora de Gévora (Badajoz). Tanto en la fase clasificatoria como en la final no cantó bien por malagueñas, lo que me hizo suponer que no era su palo. En cambio estuvo sensacional por granaínas, por soleá y por tangos extremeños. Para mí, de lo mejor que ha pasado por el concurso. No ganó porque participó el año 2011 y tuvo «la mala suerte» de tener que competir con Manuel Castulo que fue el ganador como queda dicho anteriormente. Y en esa estamos, querido lector, y ahora hablo en nombre de mis compañeros del jurado del Concurso de Cante Flamenco «Juan Casillas» de Antequera y en el mío propio. Con nuestros aciertos y con nuestros errores, pero siempre intentando revalorizar, en la medida de nuestras posibilidades, este arte tan andaluz, tan español y tan universal que siendo tan nuestro como lo es, se ha hecho tan grande que ya no nos pertenece. Ya es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Hasta la próxima, amigos.

Esther Merino, con la guitarra de Juan Manuel Moreno.

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GRANDES FIGURAS DEL FLAMENCO MANUEL VALLEJO Manuel Vallejo con la guitarra de Ramón Montoya.

Manuel Vallejo y la Llave de Oro del Cante.

Si en el número 3 de nuestra revista Desde el Alto Guadalhorce hablábamos de Tomás El Nitri como el cantaor premiado con la primera Llave de Oro del Cante, en este número 6 vamos a hablar de MANUEL VALLEJO que fue el primer cantaor al que se le concedió la segunda Llave de Oro del Cante y también se puede decir que fue el segundo cantaor al que se le concedió la primera Llave de Oro del Cante. Pensará mi flamenco lector que me he hecho con el nombre femenino del atributo masculino un lío. Pues, sí. Pero intentaré explicarlo más adelante. Empecemos por los datos biográficos. Manuel Jiménez Martínez de Pinillos, nació en 1891 en la calle Padilla, del sevillano barrio de

San Marcos, cerca de la Alameda de Hércules donde se hace cantaor profesional como tantos otros. Se le empieza a conocer con el apodo de Vallejillo (por ser Vallejo el segundo apellido de su padre) cuando debuta con 15 años en el Kiosko de Pinto y cuatro años más tarde en el Puesto del Agua sitos en la nombrada Alameda de Hércules. En 1919 participa en el homenaje que se le tributa a Antonio Silva El Portugués en el famoso Salón Variedades junto a figuras de la talla de José Cepero, El Cojo de Málaga, los hermanos La Pompi, La Sordita y El Niño Gloria y otros artistas. Esta actuación le abre las puertas de otros cafés cantantes y ventas de los alrededores de Sevilla donde sigue cosechando éxitos.

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Es el momento que aprovecha Manuel Vallejo para dar el salto a Madrid que es donde se gana dinero. Pero el frío de la Sierra de Guadarrama le deja afónico y le tiene unos cuantos años sin cantar. Reaparece en septiembre de 1922 en Sevilla y en octubre actúa en el Teatro Lara de Málaga a razón de 100 pesetas diarias que era un dineral. De Málaga pasa a Barcelona donde graba sus primeros discos y en 1925 regresa a Madrid donde obtiene grandes éxitos por lo cual la afición le nombra «primera figura del cante flamenco». El 24 de agosto de 1925 gana la I Copa Pavón, en el Teatro Pavón de la calle Embajadores, compitiendo con cantaores de la talla de Manuel Escacena, El Cojo de Málaga, Pepe Marchena, Angelillo y otros. El trofeo se


lo entrega el presidente del jurado que era don Antonio Chacón. Días más tarde, en una fiesta en el famoso tablao Villa Rosa de la madrileña plaza de Santa Ana, Chacón le dice: «Te hemos dao la Copa Pavón porque te la mereces, pero que sepas que «la Vieja» (se refería a Marchena) ganará más dinero que tú». Después el tiempo demostraría que don Antonio Chacón estaba en lo cierto. Manuel Vallejo alterna sus actuaciones, éxitos y grabaciones de discos entre Madrid y Barcelona hasta septiembre de 1926 en que participa en la II Copa Pavón que la gana Manuel Centeno gracias a una decisión desafortunada y partidista del jurado que consideró que no era conveniente entregarle el trofeo dos años seguidos al mismo cantaor. En desagravio a esa polémica decisión, la empresa le organizó una sesión en la que, por acuerdo de todos sus compañeros artistas, se le concede la Llave de Oro del cante que se la entrega el gran Manuel Torre. Pero ¿fue la primera o fue la segunda? Pues, oiga, según se mire. He dicho antes que intentaría explicarlo, pues como decía aquel gran actor José Isbert en la película Bienvenido, Míster Marshall «Os debo una explicación. Y esa explicación que os debo, ahora os la voy a pagar». Veamos. Por todo el mundo del flamenco se acepta que la primera Llave de Oro se le concede a Tomás El Nitri sobre el año 1868. Pero ni está claro el lugar de la entrega: unos dicen que fue en Jerez, otros que en Carmona y otros que fue en el café Sin Techo de Málaga; ni la llave era de oro, era una copia en hierro de la llave de toriles de la plaza de La Malagueta según los que dicen que se entregó en Málaga. Lo que sí parece cierto es que llamarle llave de oro fue una ocurrencia de un grupo de aficionados eufóricos tras una actuación magistral del cantaor gitano.

Manuel Vallejo, Pastora Niña de los Peines y la guitarra de Niño Ricardo.

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Por lo tanto, la Llave de Oro de Manuel Vallejo es la segunda en orden de concesión, pero la primera que se entrega en competencia con otros cantaores; si no era de oro, al menos tenía un bañito dorado; y la primera que se concede a un cantaor payo. En 2005 la Junta de Andalucía le concede la V Llave de Oro al segundo cantaor payo, Antonio Fernández Fosforito, por su trayectoria y aportación al flamenco. Curiosamente Fosforito había competido en 1962 por la III Llave de Oro que le fue concedida a Antonio Mairena. Volviendo a la biografía de Manuel Vallejo nos habíamos quedado cuando recibe la Llave de Oro, ¿la primera o la segunda? (tranquilos mis temerosos lectores que no voy a soltar otra vez el rollo de las llaves) éxito que rentabiliza formando compañía con las grandes figuras del momento como Chacón, La Niña de los Peines, El Estampío y otros con los que recorre toda España y parte de Marruecos. Además de cantar, Vallejo bailaba muy bien llegando a formar trío con Pastora y Juanito Mojama. En 1929 contrata para su espectáculo Nobleza gitana a Carmen Amaya y a El Sevillano y con ellos sigue hasta el paréntesis de la Guerra Civil y los difíciles años cuarenta. En 1950 encabeza el espectáculo El Sentir de la Copla. En 1954 actúa en los Festivales de Primavera de Sevilla, con gran éxito, junto a artistas como Antonio Mairena, La Paquera o Fernando Terremoto. Se convierte en uno de los principales cantaores de la polémica época llamada Opera Flamenca. Este


encasillamiento, al final, le perjudicó quedando su figura y su cante como el arpa de Bécquer: silenciosa y olvidada en el ángulo oscuro del salón. El ilustre poeta y flamencólogo Antonio Murciano ha dividido la trayectoria artística de Manuel Vallejo en dos etapas: la primera hasta el comienzo de la Guerra Civil, en la que Vallejo se nos muestra como un cantaor como mandan los cánones, largo en su repertorio de cantes, muy bien por granaínas y medias granaínas, dominaba los cantes de La Unión, recreó las siguiriyas de Manuel Molina y de El Loco Mateo, salvó del olvido los tangos de El Titi de Triana y, gracias a su gran sentido del compás —de ahí que fuera buen bailaor–, le dio a las bulerías nuevos aires, adaptando canciones y cuplés como la famosa María de la O, escrita por Rafael de León y Salvador Valverde y que tan bien canta en la actualidad el extremeño Miguel de Tena. La segunda etapa se inicia al término de la guerra y ahí Vallejo se sube al carro del operismo flamenco porque era lo que pedía el público y en donde se podía ganar algún dinero en aquellos tiempos de pobreza. No obstante, no debieron ser muchos los caudales ganados, o se administraron mal, o se invirtieron peor, o vaya usted a saber qué… Los cierto es que los últimos años de su vida los pasó trabajando en una pescadería que tenía en Sevilla y con poco dinero en los bolsillos. Sus amigos (que no lo eran), lo abandonaron. Los aduladores y lameculos que todas las figuras llevan alrededor, desaparecieron. Así, soltero y solo en la vida, pasaba largas horas en un bar de la sevillana Alameda de Hércules. Una mañana de agosto de 1960, se sintió indispuesto y falleció. Tenía 69 años y todavía se le debe el merecido homenaje por todo lo que aportó al flamenco. Las cosas que pasan.

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Momentos de la entrevista: Rafael Hatero Cabello, Rafael Mercado Hatero y Francisco López Godoy.

E N T R E V I S TA

JUAN «CASILLAS»… en el recuerdo En el magnífico local que tiene la Peña Flamenca

Juan, que era el primer hijo del matrimonio, mi padre estaba en la Guerra Civil. Pasó bastante tiempo sin tener noticias de él y ni el ejército ni los que fueron sus compañeros sabían dar norte de su paradero. Se le dio por desaparecido y como al niño había que apuntarlo, pues se le pusieron los apellidos de mi madre. Terminada la guerra, mi padre volvió al pueblo, retomó su vida y a los tres hijos que nacieron después se les puso los apellidos correspondientes. Pero a mi hermano Juan no se los cambiaron. No estaban los tiempos para andar con averiguaciones.

Juan Casillas de Cuevas de San Marcos, me reúno con dos «Rafaeles» para hablar de dos «Juanes». Rafael Hatero Cabello hermano del cantaor Juan Casillas y Rafael Mercado Hatero hermano de Juan Hatero Marfil, padre del cantaor, y un gran entendido en flamenco. La primera pregunta surge rápido:

• Siendo hermanos de padre y madre ¿por

qué no coinciden los apellidos?

—Las cosas de aquellos malos tiempos —responde Rafael Mercado—. Cuando nació mi hermano

JUAN CASILLAS, hijo.

Hablemos primero del cantaor Juan Casillas. Juan Agustín Hatero Cabello nace el día 5 de mayo de 1955 (5–5–55) en Cuevas de San Marcos, concretamente en el paraje conocido como «Loma de la Encinilla». Pasa su infancia a caballo entre los términos municipales de Cuevas de San Marcos, Encinas Reales y Villanueva de Algaidas. Finalmente, en la década de los setenta, su familia se establece en Antequera en donde vivió y murió —porque él quiso— el 23 de enero de 1994. Para que no hubiera confusión con sus orígenes, porque ya siendo cantaor de fama los había (unos decían que era de Antequera, otros que de Algaidas), él mismo escribió esta letra que cantaba por fandangos:

En las Cuevas yo he nacío y en las Algaidas me crie, en Antequera he vivío y yo tengo entre las tres mi corazón repartío. Este niño tenía que ser cantaor de flamenco a la fuerza, porque sí, porque ese era el camino que le habían marcado con esas señales que, a veces, mandan los dioses, los hados, las estrellas o lo que sea. El destino, en definitiva. Primera señal. A su madre la asiste en el parto la comadrona del pueblo que luego se convirtió en la esposa del guitarrista de Cuevas de San Marcos José Terrón y, pasado el tiempo, en la madre del también guitarrista Paco Terrón que igualmente acompañó muchas veces a nuestro cantaor Juan Casillas.

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vía en casa de mis padres y él pasaba temporadas con nosotros. Era un niño que aprendía rapidísimo. Yo le cantaba alguna cosita y él lo cogía enseguida y ya se le veían las maneras y la afición que tenía. Entonces se aprendía lo que escuchábamos en la radio: El Pinto, Vallejo, Canalejas de Puerto Real…

José Terrón.

• Lo que se llamó La Ópera Flamenca.

—Sí. Exactamente. Era lo que había. Principalmente escuchábamos Radio Cabra que tenía un programa de flamenco patrocinado por la Peña Flamenca Cayetano Muriel «Niño de Cabra».

• ¿Y eso fue antes de irse para Alemania?

—Sí, claro –responde Rafael Hatero–. Ahí tendría 8 o 9 años cuando ya empezaba a cantar en familia, en las matanzas… —A eso me iba a referir –sigue Rafael Mercado–. En las matanzas que se hacían en los cortijos, nos reuníamos la familia y los vecinos que venían a ayudar y aquello era una fiesta y casi siempre terminábamos cantando.

• Y en la mayoría de las veces A palo seco –pregunto.

Segunda señal. Sus primeros años los vive en el campo, rodeado de gente amante del cante y del trovo (poesía popular generalmente de asunto amoroso). Cuentan que para ir al colegio tenía que andar algunos kilómetros solo. Y siempre lo hacía cantando flamenco. Puede que así se quitara el miedo al camino o puede que a tan temprana edad, la afición ya le estuviera llamando a su puerta. Tercera señal. Nace en el seno de una familia de aficionados prácticos al flamenco. Su abuelo, Juan Mercado Rincón cantaba por El Pinto. Su padre, Juan Hatero, cantaba muy bien aunque no tenía facultades; su tía Isabel cantaora de reuniones familiares y su tío Rafael que ha cantado en concursos, peñas, reuniones familiares, cuartos de cabales, etc. Y todavía se echa p’alante si la ocasión es buena y los oyentes merecen la pena, que no es fácil. Lo de los oyentes, digo. —Se puede decir —habla Rafael Mercado— que yo fui el primer maestro que tuvo mi sobrino Juan. Yo vi-

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sin guitarra.

—Sí, sí. Guitarra nunca. A palo seco. Y en uno de aquellos días, después de cantar yo, a mi hermano, que en paz descanse, le digo: Juan, ahora te voy a presentar a un futuro cantaor que seguro que va a llegar lejos. Y cantó mi sobrino, por primera vez, delante de su padre.

• ¿Quieres decir que tu hermano, con la afición

que tenía, no sabía que su hijo cantaba?

—No lo sabía. Porque antes las cosas eran así. Por ejemplo, a mí me daba mucha vergüenza cantar delante de mi padre. Yo cantaba delante de quien fuera y no pasaba ná, pero llegaba la hora de cantar delante de mi padre y me daba una vergüenza que no podía. Y a mi sobrino le pasaba igual. —Y luego que mi padre —habla Rafael Hatero— en aquel tiempo y por cuestiones de trabajo estaba, casi siempre, en Alemania o en el norte de España. —Exactamente –sigue Rafael Mercado–. Y por eso el niño pasaba esas temporadas en casa de sus abuelos (mis padres) y conmigo. Y ese día escuchó mi hermano cantar a su hijo por primera vez. Lo cual fue una sorpresa muy agradable para él.


• El nombre de Casillas ¿de dónde viene?

—Pues viene de mi abuelo paterno –sigue Rafael Mercado–. Ellos vivían en un cortijo y se cambiaron a otro que se llamaba La casilla y a mi abuelo empezaron a llamarle «Juan el de La casilla». El apodo lo heredó mi padre, luego mi hermano, después mi sobrino que quiso llevarlo en su nombre artístico y casi todos nosotros que somos los «Casillas». Yo perdí el apodo cuando me vine a Cuevas de San Marcos y entré en un bar que se llamaba y que se sigue llamando «El Torrezno» y ahora yo soy Rafael el del Torrezno. Ahí perdí la herencia. Juan emigra con su padre a Alemania en 1971. Su inquietud por aprender y por hacer cosas, le vale para que con dieciséis años, le paguen como a un trabajador y no como a un aprendiz. En Alemania conoce a un grupo de españoles que organizaban fiestas y que le hacen que cante flamenco. Gustó tanto su cante que allí ganó su primer premio, aprendió alemán, conoció a gente… Vuelve a España para hacer el servicio militar y, una vez licenciado, empiezan las reuniones de cabales en el bar que regentaba su padre en Antequera. Muchos amaneceres cantándole a los amigos y a los buenos afi-

cionados, entre ellos, al recordado sacerdote Manuel Ginés que reunía esas dos cualidades y, además, era una excelente persona. En una de esas reuniones le proponen participar en un festival en Álora a beneficio de una persona necesitada. Corría el año 1976 y tanto gustó su cante que ello le animó a presentarse a concursos, cantar en festivales, en peñas y en donde quiera que se le llamara. El primer premio se lo dan en Campillos el año 1977: trofeo y 5.000 pesetas que venían muy bien. Este mismo año caen otros premios en Álora y Montalbán (Córdoba). Uno de los premios más importantes en su carrera lo obtiene el 23 de septiembre de 1978 en el festival que organiza la peña La Platería de Granada y que se celebra en el patio de los Aljibes de la Alhambra. Tenía 23 años y gana el primer premio del Grupo A con los cantes por siguiriyas, serranas y tonás. Gracias a ese premio es invitado a participar en el festival que se celebra en el granadino Paseo de los Tristes y en dicha actuación le acompaña a la guitarra el gran Antonio Carmona Habichuela. Mi versado lector en asuntos del flamenco sabrá que guitarristas de esa categoría no acompañan a cualquier cantaor.

En Alemania, de paseo y durante un festival de flamenco.

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Repite premio en Granada el 4 de junio de 1980 pero esta vez por partida doble: gana otra vez el Grupo A y también el Grupo B con los cantes por soleá, granaínas y malagueñas por lo que recibe el premio absoluto al cantaor más completo. Recomiendo al lector que lea dos veces este párrafo. Participa en el programa «Gente Joven» de Televisión Española, obteniendo el segundo premio. Y así sigue una larga lista de premios de los que vamos a nombrar —a modo de ejemplo— los conseguidos en los años 1982 y 1991 en el prestigioso Festival Nacional del Cante de las Minas de La Unión. Y todos estos premios no se consiguen porque sí. Detrás de ellos hay un trabajo, mucha afición, mucho estudio y muchas ganas de aprender, de no quedarse estancado y de corregir sus carencias, que las tenía y él mejor que nadie las conocía y no le importaba reconocerlo. Lo que demuestra la calidad y honradez que tenía como cantaor y como persona. De ello me habla Paco Terrón y por si mi desmemoriado lector no sabe quién es, le diré que Paco es hijo del buen guitarrista José Terrón, 90 años en la actualidad, buena salud y una cabeza que le funciona como un reloj suizo, y de Lucía, la comadrona que ayudó a venir al mundo a Juan. Con Paco tuve una amena charla y se nota su afición por el cante flamenco porque es de verbo fácil, sabe de lo que habla y habla de lo que le gusta. Él trabaja en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) pero su vocación sigue siendo la guitarra, con la que acompañó en muchas ocasiones a Juan. —Yo ahora toco mejor que antes —me dice—. Lo que toco y lo que compongo ahora es bastante mejor que antes, pero si no tocas todos los días la técnica se pierde.

Premio «La Platería».

Casillas y Habichuela.

• A ver, explícame eso

¿La

técnica es igual a velocidad?

—No es sólo velocidad. Es la técnica de mano derecha: arpegios, trémolos… eso si no tocas 10 horas diarias como los guitarristas profesionales, se pierde. Y claro, eso es difícil compaginar con el trabajo. La guitarra también ha cambiado muchísimo de 30 ó 40 años para acá. —¿Tu maestro ha sido tu padre? —Sí, pero mi padre es que es muy mal maestro porque es muy nervioso. Yo, de chico, cogía la guitarra y le preguntaba algo y me decía «Trae p’acá» y se tiraba una hora tocando y yo mirando. Él es autodidacta y yo prácticamente también.

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Casillas y Paco Terrón. (arriba y abajo)


Con Merengue.

—Juan venía mucho a mi casa porque él quería meter los cantes del Piyayo por ritmo de tangos. Venía y ensayábamos porque a él le preocupaba muchísimo el compás porque sabía que era su punto débil. Mira que era un privilegiado para otras cosas. Él enseguida se quedaba con los cantes de Pepe de la Matrona, de Juan Talega o de Pepe Marchena o Enrique Morente, que le gustaba mucho, aunque no se podía decir muy alto en esos años porque Morente estaba mal visto cuando empezó a hacer sus cosillas personales y a innovar, aunque siempre ha sido flamenco. Y a Juan le gustaba probar cosas. A las cantiñas le metía el estilo por rosas…

• ¿A Juan le preocupaba el compás porque no tenía?

Con Paco de Antequera.

—No es que no tuviera. Es que no tenía un compás innato. Aunque lo del compás innato es relativo. Yo he acompañado a grandes figuras del cante que marcan el compás porque lo tienen medido y aprendido de memoria, pero en cuanto las sacas un poquito del terreno, se van. El sentido del ritmo se nace con él, luego se puede mejorar y se puede marcar. Por eso las grandes figuras necesitan sus guitarristas oficiales, que es una palabra que a mí siempre me ha hecho mucha gracia, pero es porque el ritmo lo tenían muy ensayado y muy marcado. Pero vamos, Juan marcaba el compás perfectamente.

• ¿Juan en qué cantes era bueno?

Con José Terrón.

Con Enrique Campos.

—Mira, él cantaba muy bien por malagueñas que conocía muchísimos estilos, y, por supuesto, los cantes abandolaos: las jaberas, jabegotes, verdiales de Juan Breva… todos los estilos de Levante: cartagenera, minera, tarantas… Siempre cantaba por cantiñas, cantaba alegrías y luego le metía el cante de Rosa La Papera que son dos tercios muy definidos y muy bonitos. Él dominaba muchos estilos de fandangos… Era muy completo. También fuimos a institutos, a Rute, Lucena, aquí en Antequera y a Juan le gustaba dar alguna charla para los alumnos. Fuimos una vez a León, bueno eso fue una aventura. Allí, en el Parador, con un caché impresionante y con un público en el que la mayoría eran japoneses. Había un silencio y un respeto que nosotros pensábamos: «estos no se están enterando de ná». Y cuando acabamos estaban encantados, aplaudieron a rabiar, se hicieron fotos con nosotros… estuvo muy bien. —Otra vez dimos un recital en el instituto Pedro Espinosa de Antequera. Cuando terminamos, habían organizado un concurso de gastronomía y nos metieron en el jurado. Los alumnos habían llevado varios platos de los distintos pueblos de la comarca. Juan y yo probamos de todos los platos que, además, estaban exquisitos. Cuando terminó el concurso querían que actuáramos otra vez. Con la pechá de comer, cualquiera se ponía a cantar y a tocar, imposible. Y todo ese trabajo, ese futuro prometedor, de pronto, se viene abajo… —A mí la muerte de Juan me pegó un pelotazo tremendo —dice Paco

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Terrón con la mirada perdida—. Es verdad que era de personalidad débil para ciertas cosas, pero luego él estaba en su mundo y marchaba bien. De los cantaores que hay ahora, Juan podría ser de los primeros. Pero cayó en una depresión que pudo más que él... Esas cosas son tan personales que nadie sabe… Yo no sé lo que pasó —dice Paco Terrón. Yo no sé lo que pasó —dice su tío Rafael Mercado. Yo tampoco sé lo que pasó —dice su hermano Rafael Hatero. ¿Y quién lo sabe? Me pregunto yo. Nadie. ¿Ilusiones perdidas? ¿Sueños rotos?… Tal vez algo de esto quede reflejado en esta letra por soleá que nos dejó escrita de su puño y letra: Maldigo el tiempo pasao caminando sin sentío en camino equivocao y con el rumbo perdío. Lo cierto es que un mal día de enero de 1994, Juan decide iniciar ese «camino equivocao» con destino a ninguna parte. Solo. Sin más equipaje que su propia muerte sobre los hombros. De todas formas si eso le ha servido para tener la paz que aquí no encontraba, bienvenida sea la muerte traicionera por mucho que nos duela. Muchas fueron las muestras de condolencia. Entre ellas, esta emotiva carta del maestro Antonio Fernández Fosforito que transcribo:

«Quiso Dios que fuera así; tu pena tan absoluta, no pudiste resistir».

Querido Juan: Cuando apenas entrabas en el verano de tu vida, cuando tu caminar por el tiempo había puesto en tu garganta tu «sonío» propio, y esa pátina tan jondísima a tu voz. Cuando el trigo de tu cante estaba maduro, presto a dar la mejor cosecha en ese momento de sensible y sabia intención cantaora, decidiste salir a las estrellas. No sé. Quizá tu inquietud constante, tu inmenso deseo de saber, fue lo que te impulsara a buscar más allá del misterio de la vida. Esa fuerza irresistible hizo que adelantaras tu destino, y de propia voluntad fuiste al encuentro del Todopoderoso. Quizá preguntarle por qué de la «pena negra», por qué tanta incomprensión. Y como la tuya propia era tan absoluta, que excedía el dolor de la «seguirilla», que ni siquiera con el grito de tu cante pudiste dar cauce y echar de tu corazón tanta angustia, entendiste que sólo podría aliviarla tu encuentro con Dios, ese Dios de amor infinito que intuimos. Sabes, querido amigo, te estoy recordando cuando nos conocimos. Fue por los años setenta, en el aeropuerto de Madrid. Yo venía de «no sé donde», y tú estabas con tu padre, esperando embarcar en un vuelo para Alemania. Cuando tu padre y yo, nos saludamos, y nos presentó, tú miraste con curiosidad, y discretamente te separaste un poco. De pronto, me dijo: «este ya cantiñea muy bien, a ver cuando lo escuchas». Se te encendieron las mejillas, y miraste a un lado de tu cuerpo, donde sujetabas con firmeza un paquetón de discos de flamenco, que llevabas, quizá para que hiciera de talismán que te ayudara a paliar la añoranza de tu gente, de tus amigos, de tu tierra, de tus raíces, que hiciera sentirte más cerca de los sabores y los sonidos de siempre, aun en la distancia. Cierto tiempo después de aquella odisea de emigrante, tu padre y yo, por cuestiones del artisteo y en mi constante y obligado vaivén, nos veíamos con bastante frecuencia. Yo sabía de su calidad de «cantaor–aficionado», y de sus cualidades de trovero, pero en todas las ocasiones, sólo me hablaba de ti. Me decía: ¿Has escuchado a mi Juan? ¿Has visto qué bien está cantando? Poco después, tú y yo, hemos compartido muchos escenarios, muchas emociones y afectos, y algunas que otras «fatiguitas», por mor de aquel sonido «infame». Querido Juan: Yo te he sentido. Yo sé como tú cantabas, y puedo dar fe de tu calidad de hombre de bien, y de «cantaor» siempre profundo. ¡Tú eras de una manera de ser, que había que quererte! Donde quiera que estés, amigo mío, mi afectuoso respeto.

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Antonio Fernández Díaz «Fosforito»


JUAN CASILLAS, padre.

Juan Hatero Marfil era natural de la vega de Granada. Nacido en Huétor–Tájar era, por tanto, «panciverde» que es el gentilicio que hace referencia a los habitantes de algunos pueblos que viven principalmente del cultivo de huertas. Sus primeros años los pasa trabajando en el campo y trabajando duro. Se casa muy joven y tiene siete hijos. A mediados de la década de los sesenta (como muchos otros) emigra a Alemania con la idea de ahorrar algún dinero (como muchos otros) y poder comprarse una casa. Juan lo consiguió. Se compró la casa en Villanueva de Algaidas y años más tarde la vende, se viene para Antequera y abre su conocido bar en la Avenida de la Legión. Nace en el seno de una familia de aficionados prácticos al cante

flamenco. Sin embargo, su voz no acompaña a su buen oído y a su gran afición por el flamenco, por lo tanto, se tiene que conformar con matar el gusanillo del cante en reuniones muy especiales y en pequeñas dosis, como el buen perfume. Tal vez esa carencia para el cante la suple Juan con la escritura de letras que luego su hijo Juan Casillas y otros cantaores han popularizado. Ejemplo, la malagueña de la Trini Las manillas del reloj que todavía se sigue cantando. Si yo pudiera volver las manillas del reloj pondría el tiempo al revés y de esa forma nuestro amor seguiría otra vez. Conducía un programa en Radio Antequera que tuvo bastante éxito precisamente por su forma de ser y de entender el cante, lo que le sirvió para ser respetado y tenido en cuenta en los ambientes flamencos de Málaga, Córdoba, Granada, etc. Y con el trovo. Porque Juan era un buen trovero.

• Y esa faceta de trovero, ¿de dónde le viene a Juan Casillas, padre? —Eso de mi abuelo Casillas —habla Rafael Mercado—. Mi abuelo era trovero en Huétor—Tájar (Granada), según me contaban mis padres, porque yo no lo conocí. Porque nosotros, los cuatros hermanos, hemos nacido en Huétor—Tájar. —Yo he escuchado que mi padre –interviene Rafael Hatero– desde chico ya «levantaba coplas» que es como se le dice a los troveros.

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—Tu padre sí, de siempre –sigue Rafael Mercado–. Cuando nos vinimos de Huétor tu padre tenía quince años y yo tres. Aquí se juntaba con Manolo Conejillo, que era de «El Cerro Conejo» y un trovero de categoría, y este hombre le ayudó mucho en esto del trovo. Recuerdo que un año nos aconsejaron que plantáramos alcaparrones en la finca, porque nos dijeron que eso era negocio. Y un día que venía mi hermano Juan de trabajar, entró en un bar a tomar café y se encontró con Manolillo. Se saludaron y éste le levantó una copla (que no me acuerdo de la letra) sobre el oficio que se había buscado con los alcaparrones. Y mi hermano Juan le contestó: Buen oficio me he apañao pa vivir en condiciones, vamos a estar arreglaos, yo vendiendo alcaparrones y tú garbanzos tostaos. Y es que mi hermano sabía que a Conejillo se le había quemado una parva de garbanzos en la era. Mi sobrino Juan Casillas también le daba al trovo. En un festival en La Parrilla, estaban cantando El Carpintero, El Lojeño, Chaparrillo y otros. Uno de los cantaores se subió al escenario y no terminaba. Y ya a las claras del día el que llevaba el coche, harto de esperar, le dice: «O te vienes, o te vas andando». Y mi sobrino le cantó: Como así ha sucedío yo lo voy a comentar, con el jamón que ha comío a este hombre le da igual irse andando que subío.


• La familia Casillas se puede decir que es una saga; una familia de cantaores y de troveros porque

estamos

hablando

tres generaciones. nuadores?

¿Hay

de

conti-

¿Va a haber una cuarta generación?

—Sí. Canta una hija de otro sobrino mío y bastante bien por cierto. Se dedica más a la copla, pero cuando llega el momento de cantar se arranca por bulerías, por fandangos, por tangos y lo hace muy bien. Es muy buena aficionada. Ha participado en el concurso de televisión Eurojunior y quedó segunda.

• ¿Cómo se llama?

—Alba Mercado. Pues que siga que nos hace mucha falta. Juan Hatero Marfil era una buena persona. Con sus pros y con sus contras, que también los tendría. Su aire bonachón, de cateto de pueblo —si me lo permiten—, no engañaba, él era así. Pero un cateto de pueblo muy culto y muy leído. Al decir esto, me viene a la memoria esa anécdota que se cuenta de Belmonte el cual, gracias al toreo, pasó de ser un mal quincallero a ser un hombre de gustos refinados y amante de la lectura. Por eso un mozo de espadas que tenía dijo de él: «Yo no he conocido a un torero más leído y más duchado que éste». La pasión innata que Juan sentía por la lectura —él se consideraba «autodidacta»— le llevó a intercalar la poesía popular de Rafael de León, o de Fernando Villalón, con las novelas de Corín Tellado; la poesía más profunda de García

Lorca, o de los hermanos Machado, con las novelas del oeste de Marcial Lafuente Estefanía. Y Juan Hatero tenía otras cualidades. Como buen aficionado al flamenco hablaba poco, y cuando lo hacía, sus palabras eran sentencias adornadas con un puntito de socarronería. Recuerdo que una vez, refiriéndose a un cantaor joven dijo: «Mucho tiene que cambiar ese niño si quiere llegar a figura. ¡Quién ha visto cantar por siguiriyas con los ojos abiertos!». Su hijo, mi buen amigo Rafael Hatero, me contaba otra anécdota que le contó su padre. Resulta que en un festival actuaba un cantaor mediocre pero que le ponía tanto ardor a sus cantes que terminó rompiéndose la camisa. Bueno, aquel gesto le gustó al público. Pasó el tiempo y en otro festival este cantaor se volvió a romper la camisa. Y a la tercera vez, Juan dijo: «Aquí hay gato encerrado o este no gana para camisas». Y no, no había gato, había camisa: ¡siempre se rompía la misma! La hilvanaba, se la ponía y otra vez… Quizá ese puntito de ironía le servía a Juan para tapar la tristeza que llevaba encima por la pérdida de su hijo. Una vez le propuse dar una conferencia conjunta y también tener una charla con él para nuestra revista y me contestó: «Yo para todo lo que sea hablar de mi Juan estoy dispuesto y de acuerdo». Me impresionó cómo pronunciaba: «mi Juan». Ninguno de los dos proyectos se pudo llevar a cabo. Juan Hatero Marfil se nos fue en junio de 2014. Pero todos sabemos dónde ha ido y con quién está. Yo desde estas líneas quiero darte: como amigo, un abrazo y como aficionado al flamenco, todos mis respetos. Y decirte que has conseguido lo que querías: seguimos hablando de «tu Juan». Por cierto, dile que está considerado como uno de los mejores cantaores que ha dado la provincia de Málaga. Que está en las redes sociales, en youtube, y que sus grabaciones aparecen en antologías como Yunque Flamenco o Cantaores malagueños. Pero, sobre todo, se os recuerda como lo que fuisteis: dos buenas personas. Y se os sigue echando de menos. Lo sé porque así me lo han comentado personas que os conocían y también porque he visto ojos humedecerse cuando he preguntado por vosotros. Por algo será.

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En Granada. Grabado de Girault de Prangey, 1833.

la LOS ESTILOS FLAMENCOS

En el anterior número de nuestra revista hablamos de la soleá. En este hablaremos de su hermana, o prima hermana, que es la bulería. Es un cante de origen incierto tanto en su procedencia como en su etimología. Sobre esta última cuestión, su etimología, hay varias versiones sobre la derivación de la palabra bulería. Los hay que afirman que procede de la palabra «burlería» por lo que éste sería un cante de burla. Los hay que dicen que bulería procede de la palabra «bulo» y un bulo es una noticia falsa que cuando se hace correr es, por lo general, con intención de engañar o de burlarse de alguien. Con lo cual las dos teorías tienen el mismo significado y ambas no cazan con el carácter del cante que es alegre y festero. Una tercera teoría señala su deri-

BULERÍA

vación de la palabra bolero que era un baile muy popular en el siglo XIX. Decir voy a cantar «por bolerías» equivaldría a decir voy a cantar «para bailar» y en esto sí coinciden porque la bulería es un cante que invita al baile. Otra cosa es que se tenga arte y gracia para ello. En cuanto a su procedencia se da por cierto que la bulería se deriva de la soleá ya que tiene su mismo compás —aunque redoblado— y un ritmo más rápido, más vivo. Según la tradición flamenca aceptada por la mayoría, el creador de las bulerías fue un cantaor nacido en Jerez de la Frontera, sobre el año 1839, y cuyo nombre podía ser Mateo de la Era o Mateo Lasera según quién y cómo lo pronunciara. En cualquier caso fue conocido en el mundo del flamenco como El Loco Mateo debido a su carác-

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ter melancólico e introvertido. Pues bien, el Loco Mateo solía rematar sus soleares con una copla de tres versos y con un ritmo más rápido y ese es el punto de partida de las bulerías: el estribillo con que Mateo el Jerezano —así se le conocía también— remataba su cante por soleá, costumbre que ha trascendido hasta nuestros días. Según los estudiosos, también llamados flamencólogos, la bulería es el estilo más moderno de los muchos que forman el árbol del cante flamenco y, al principio, el menos valorado. Fernando el de Triana, en su libro Arte y artistas flamencos, solamente cita a las bulerías, y muy de pasada, en las biografías de determinados artistas. Por ejemplo, cuando habla de la academia de baile que tenía un tal Frasquillo en un sevillano corral


El Loco Mateo.

de vecinos llamado «El Corral del Cristo». También el malagueño José Carlos de Luna, en su libro De cante grande y de cante chico, nombra a la bulería superficialmente cuando dice: «que recuerdan al ya desaparecido jaleo». Es precisamente esa discutida clasificación que dividió al flamenco en cante grande y cante chico, la que le colgó a la bulería el cartel de cante chico tal vez por su carácter alegre y festero. Nada más lejos de la realidad. La bulería es el estilo más rico en matices del flamenco. Y más libre. Anselmo González Climent dijo: «La bulería opera con el mayor margen de libertad flamenca conocido». Por eso, casi todo se puede cantar por bulerías porque casi todo lo admite: la copla, el cuplé, el romance… y hasta un fado portugués. Ahora, eso sí, una cosa es cantar por bulerías y otra muy distinta cantar BIEN por bulerías. Y para cantar bien por bulerías hace falta una cosa que se llama compás.

Y eso, amigo, se tiene o no se tiene. La técnica se aprende pero el compás hay que nacer con él. Si no se tiene, hay que dedicarse a otra cosa. Pero el que lo tiene, si quiere puede cantar por bulerías La Traviata de Giuseppe Verdi. En la actualidad, cuando se habla de la bulería, se piensa inmediatamente en Jerez de la Frontera porque se ha adueñado de ella y creo que con toda la razón del mundo. Ya hemos dicho que el jerezano El Loco Mateo fue el primero en cantar por bulerías como remate de su soleá, pero además, el primer disco que se conoce lo graba sobre el año 1910, el cantaor sevillano Pepe de la Matrona con el título de Bulerías jerezanas.

Anoche soñaba yo que los lobitos me comían y eran tus ojitos negros que miraban y me decían: por Dios no me desampares que yo he perdío la caló de mi pare y de mi mare. En Cádiz la bulería se impregna de los cantes de la tierra. Los cantaores gaditanos acortan los tercios y le dan un cierto aire de cantiñas como en el caso de Juan Martínez Vilchez Pericón de Cádiz (1901–1980) o el aire guajiro, lleno de gracia y compás, que le daba a sus letras picaronas Juan Miguel Ramírez Sarabia Chano Lobato (1927–2009).

Pepe de la Matrona.

A continuación es otro cantaor sevillano de nombre Bernardo Álvarez Pérez El Niño de Alcalá (1887– 1969) el que se lleva la bulería a Madrid, al Café de la Marina, y le da tal fama que le cambian el nombre artístico y empiezan a llamarle Bernardo el de los lobitos por esta letra que cantaba y que él la había aprendido de un serrano:

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Pericón de Cádiz.

Pero es en los años veinte y treinta cuando una nómina de cantaores jerezanos, entre ellos, Manuel Torre, Luisa La Pompi, su hermano El Niño Gloria, Juanito Mojama, José Cepero, graba discos con


Bernardo de los Lobitos.

Y hablando de letras, hemos dicho que por bulerías se puede cantar casi todo y también se canta la soleá por bulerías y la bulería por soleá lo que influye en la métrica de las letras. Esto hace que la temática sea muy variada. Hay letras sentenciosas, apasionadas, irónicas, localistas como esta: Chano Lobato.

bulerías y le dan al estilo la grandeza y la importancia que sigue teniendo en la actualidad. Cantaores dueños del compás, o dicho de otra manera, para los que el compás no tenía secretos, los ha habido y los hay. A los ya nombrados y sólo por citar unos cuantos, añadiremos los nombres de: Luis Cortés Barca Luis de la Pica (1951–1999) cantaor jerezano poco conocido debido a su carácter bohemio y a su negativa a grabar discos, prefería las actuaciones en vivo. Francisca Méndez Garrido La Paquera de Jerez (1934–2004). Popularizó las bulerías Esta rubia panaera y las Bulerías de la Plaza del Arenal. Con decir que le concedieron el Premio Compás del Cante está dicho todo. Diego Carrasco (1954) que tiene una voz para matarlo pero el compás no tiene secretos para él. Antonio Pérez Guerrero El Sevillano (1909–1989) que aunque fue el creador de un estilo de fandangos que llevan su nombre, en sus bulerías supo mezclar, en su justa medida, la gracia de Triana, Sevilla y Jerez. Escribía sus propias letras, siendo quizás la más conocida esta que dice: Mira que te llevo dentro de mi corazón y por la salusita de la mare mía te lo juro yo.

Tócame por bulerías que es el toque más flamenco que tiene la tierra mía. En esta se declara un amor de los que ya casi no quedan: Mira si te quiero yo que por ti sería capaz de sufrir la Inquisición.

Luis de la Pica.

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En estas tres letras se habla de una ruptura sentimental y de los inevitables reproches: El día que me eches de menos vas a salir a buscarme como caballo sin freno. Y le contesta acordándose de lo que le decía su madre (la suegra de él): Mi mare me lo decía que yo a ti no te quisiera mira si te conocía. Y él le contesta a ella: Tu mare no dice ná tu mare es de las que muerden con la boquita cerrá. Y para que veáis, mis poetas lectores, que no siempre se habla mal de la suegra:

En la puerta con tu mare, tu mare parece un sol y tú la Virgen del Carmen. Una última letra de doble sentido: Tengo un novio relojero cada vez que viene a verme se le para el minutero. Quiero terminar este recorrido por el palo de las bulerías no sin antes referirme a las grandes letras de coplas, boleros y cuplés que han hecho historia, que fueron escritas por los grandes autores españoles y que algunos cantaores nos las han dejado grabadas por bulerías para deleite nuestro. Por ejemplo, a la mencionada María de la O hay que sumarle Ni un padrenuestro, de León/Solano, cantada por Bambino; La niña del

Albaicín, de León/Quiroga, cantada por Antonio Mairena, Mari Cruz, también de León/Quiroga, cantada por Canalejas de Puerto Real y hablando de autores más modernos, voy a nombrar a dos para no alargar mucho la lista. La primera, la magnífica versión que de la canción Sevilla, de Manuel Alejandro, hizo La Paquera con la guitarra de Parrilla de Jerez. Y la segunda, la extraordinaria versión por bulerías que hizo José Mercé, con la guitarra de Moraíto Chico, de la canción Al Alba de Luis Eduardo Aute. Si pueden, escúchenlas que se van a llevar una alegría pal cuerpo y luego me invitan a un café. Por lo de la alegría, me refiero.

Hasta la próxima, amigos. José Mercé con Moraíto Chico.

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EL TORCAL,

Apuntes para la visita a uno de los parajes más singulares del planeta

Texto y fotos:

Manuel Benítez Azuaga

Profesor de Biología. Experto en Medio Ambiente y Educación Ambiental. Contacto: biomanolo@gmail.com

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ciencia y naturaleza

PARAÍSO DE PIEDRA Cuando visitamos por primera vez el Torcal, la impresión que da es el de un medio agreste, difícil de transitar y fácil de perderse. Esta sensación acaba por desaparecer a medida que vamos conociéndolo. En el Torcal hay tres rutas y dos accesos a lugares singulares abiertos al público. Todo está muy bien señalizado, pero, aunque así no lo fuera, los senderos están tan marcados por su uso, que aunque hubiera niebla, basta con mirar al suelo para no perderse. Y, hoy en día, con cualquier aplicación en el teléfono para senderismo podemos saber en cada momento donde estamos. Es necesario que confiemos y nos relajemos para disfrutar de uno de los lugares más espectaculares del planeta.

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Vamos a transitar por estrechos callejones de paredes calizas cubiertas de yedra, por acogedoras hoyas (nombre local de las torcas o dolinas) que son como plazas entre los callejones cubiertas de prados casi siempre verdes; nos asombraremos con formas rocosas que se asemejan a diversos seres u objetos: el águila, el perro, el camello, el beso, el tornillo.. y nos deleitaremos probablemente con confiadas cabras montesas saltando entre las rocas mientras en el cielo observamos la silueta recortada de un buitre. Toda una experiencia única. No vamos a explicar aquí cómo se formó el Torcal, ni su singularidad geomorfológica, su flora o su fauna. Ya hay muchos sitios a los que recurrir para ello. Uno es el libro del que soy coautor y del que proporcionamos el enlace para descargarlo al final del artículo. También proporcionamos otros enlaces muy útiles para que cuando vayamos aprovechemos mejor la visita. Nos vamos a limitar a señalar algunas opciones de visita. Estamos hablando de uno de los espacios naturales más visitados de Andalucía. Es un espacio natural muy frecuentado por fotógrafos, senderistas, escaladores, gente que viene a meditar, etc. Nos encontramos con muchos extranjeros que traen la referencia desde su país, ya que es el mejor karst de Europa. El aparcamiento es muy grande, sin embargo a veces se llena, sobre todo los fines de semana y entonces se cierra la barrera de la entrada, obligando a subir andando desde la carretera general por una ruta también muy interesante, la ruta azul, que pasa junto al monumento natural de El tornillo.

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1ª propuesta: Para aquellos que tengan poco tiempo o no quieran andar mucho. Válido también como primer acercamiento a este espacio singular .

La carretera de acceso al Torcal discurre al principio por unas rectas de un par de kilómetros. A partir de la primera curva algo pronunciada a la derecha, el paisaje se vuelve más es-

pectacular. La carretera pasa por una angostura cerrada por paredes con estratos rocosos muy patentes, casi horizontales, ligeramente inclinados. A partir de aquí hay algunos rellanos junto al arcén propios para parar el coche y poder observar tranquilamente. En esta zona si vamos en invierno y por la mañana es probable que a nuestra derecha podamos ver las cabras montesas tomando el sol. Un poco más arriba hay otro espacio para dejar el coche: una caseta y una antena son la referencia (foto carretera en portada). Recomendamos bajarnos aquí y subiendo unos pocos metros nos encontramos a la izquierda con el acceso al monumento natural de El tornillo. Es una muestra de las «pilas de platos» o «pilas de bollos» que podemos encontrar por toda la zona. El sendero de acceso tiene menos de 100 m y es completamente llano. Podemos volver a tomar el coche o ir andando por la carretera hasta el aparcamiento y el Centro de Visitantes, son menos de 500 m Frente a la puerta de acceso al Centro, tenemos una pista de poco más de 100 m que nos lleva al mirador de las Ventanillas.

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Según las ganas que tengamos y el tiempo de que dispongamos podemos acabar entrando al centro de visitantes o hacer al menos la ruta verde. Esta ruta tiene aproximadamente un kilómetro y medio y su dificultad es escasa. Se puede hacer en menos de media hora pero es mejor ir parando y disfrutando del paisaje. Se accede desde el aparcamiento. Tras iniciar el sendero, en unos 100 m. llegamos a una zona más abierta, que es el final de un callejón, luego tenemos un leve ascenso pasando junto a un macetón (son yedras que cubren totalmente una pila de bollos) a nuestra izquierda. Llegamos después a una zona abierta de gran belleza, nos dirigimos a la izquierda para bajar y dirigirnos de frente hacia un portillo (pequeño puerto, una subida muy suave). En esta zona es en la que hay que sortear más piedras, la de más dificultad, pero nada especial si vamos despacio o nos echamos al suelo en algún escalón. En la subida, justo antes del portillo nos encontramos con otro hito: un arce de Montpellier, en la lista de árboles singulares, debajo del cual todo el mundo se hace fotos. Tras el portillo, llegamos a la bifurcación de las rutas: al frente la amarilla y a la izquierda la verde. En este punto el paisaje es majestuoso. Un gran callejón, que por la altura de sus paredes es más un desfiladero. En algunos documentos le llaman la zona de las catedrales. Al fondo tenemos unas paredes altas, Los arregladeros, detrás de las cuales está la cornisa. Atravesamos todo el desfiladero hasta llegar al otro cruce con la ruta amarilla, esta vez de vuelta. Seguimos hacia la izquierda para completar nuestro círculo pasando por figuras como los gemelos o el tótem, para acabar subiendo hacia el Centro de Visitantes por una zona con pilas de platos espectacular.

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ciencia y naturaleza

2ª: Ruta Amarilla : Debemos leernos la descripción anterior ya que comparte dos tramos con la ruta verde. Tiene menos de 3 km. y su dificultad es media. Se puede hacer en menos de 2 horas pero como dijimos antes, hay que disfrutarla y contar con algo de más tiempo. A partir de la bifurcación con la ruta verde, nos dirigimos hacia el Callejón Oscuro pasando por un tramo abrupto ya que hay varios escalones con bastante desnivel que obligan a algunos a echarse al suelo. Este primer callejón se llama así porque su orientación hace que apenas penetren los rayos de Sol. Su vegetación es densa y típica de un ambiente sombrío y húmedo. Tras salir de él a través de un portillo, llegamos una zona abierta donde está la figura del Asa. Bajada hacia una gran torca y entramos en el Callejón del Tabaco donde nos deleitaremos con el paso por estrechas grietas y con La Barra (parecida a la de un bar). Tras un recorrido notablemente más largo que el de la ruta verde y antes de unirse de nuevo a ella, pasaremos por uno de los rincones más bonitos, donde nos encontramos las figuras del Camello y El Adelantado y un macetón espectacular.

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3ª: Visitas en verano y/o de noche Ciertamente en Andalucía no hay apenas sitios donde ir en verano debido al calor y al aspecto seco que adquiere el campo en casi todas partes. Pero el Torcal es una excepción. A partir de media tarde el Sol ya no da directo y las temperaturas, normalmente, son aceptables. El paseo es muy agradable y los ocasos son espectaculares. Además, cuando oscurezca podemos quedarnos para hacer una observación astronómica. El aparcamiento es un sitio ideal. Debemos llevar una tumbona o manta para el suelo y… ropa de abrigo, sí, porque suele refrescar bastante. Podemos cenar antes en las mesas, compartiendo con los amigos. Prismáticos, quizás telescopio o a simple vista la experiencia será deliciosa. Y al final, vendrán los zorros a que les demos de comer. Simplemente por huir en julio o agosto del calor de la ciudad y estar aquí al fresquito merece la pena. Una buena alternativa es la observación guiada que se ofrece los fines de semana en verano en el Centro de Visitantes. En invierno por la noche vamos a depender de las temperaturas y del viento. Por ejemplo la foto de El tornillo con la luna que adjuntamos ha sido tomada este mes de enero, hacía algo de frío pero no había viento. La noche era mágica.

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4ª: Ruta de los Ammonites Esta es otra actividad ofertada por el Centro de Visitantes. La oferta puede estar acompañada por un almuerzo o cena en el restaurante, donde por cierto, se puede comer en cualquier momento con unas vistas que son todo un lujo. Su longitud es algo inferior a la ruta amarilla. Discurre en buena parte por la antigua ruta roja. En ella, además de ver bastantes moldes de grandes Ammonites, tenemos una de las figuras más notables como es El sombrerillo y unas vistas extraordinarias de todo el Torcal y sierras adyacentes, ya que discurre por Las Vilaneras, que es la zona más alta del Torcal y la que separa el Torcal Alto y el Torcal Bajo. En esta zona tenemos también, otros hitos como El tinterillo, Las 7 mesas o El laberinto, aunque no se pasa necesariamente por ellos. Como no es una ruta abierta al público, se puede hacer con esta oferta o pidiendo permiso en la Consejería de Medio Ambiente.

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5: Nieve, niebla, luna llena El Torcal es un enclave cambiante. Cada vez que se va es un descubrimiento. Es totalmente distinto según la estación del año, el día o la noche, si está soleado o nublado. Las nieblas dan un aspecto fantasmagórico al paisaje, ideal para fotos. La nieve es la que más embellece este paisaje, si bien es cierto que nieva muy poco. Las nieblas, en cambio, son muy frecuentes. La mejor observación astronómica se hace con luna nueva pero la luna llena nos permite andar de noche. A la luz de la Luna descubriremos también otro Torcal.

Anexos: documentación y materiales para la visita al Torcal. Nos servimos de los códigos QR. Con una aplicación de lectura de los mismos en nuestro móvil, al escanearlo nos da acceso a la documentación.

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ciencia y naturaleza 1. Blog personal del autor, donde se puede descargar la guía comentada, una presentación del Torcal y otros materiales educativos y sobre espacios naturales.

http://manuelbenitezazuaga.blogspot.com.es/

2. Ventana del Visitante de los espacios naturales protegidos de Andalucía. En la del Torcal, podemos bajarnos los tracks de las rutas verde y amarilla para verlos en el ordenador en Google Earth o en nuestro móvil. http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/servtc5/ventana/entrar.do 3. «El Palacio del viento: Paraje natural Torcal de Antequera». Vídeo de la Consejería de Medio Ambiente que se proyecta en el Centro de Visitantes.

https://www.youtube.com/watch?v=9AuPiAUfp4U

4. Página de Facebook del autor donde se pueden ver otras fotos del Torcal y de otros espacios naturales.

www.facebook.com/manolobenitez.fotografias

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• Aplicaciones recomendadas: los tracks se pueden abrir en el ordenador con Google Earth donde además nos podemos hacer una idea bastante buena de cómo es el Torcal. Para el móvil recomiendo la aplicación Orux maps, donde podemos abrir y seguir los tracks. Esta aplicación permite además crear los mapas antes de la visita para luego poderlos ver sin cobertura. Por último para la observación astronómica recomiendo Google Sky Maps.


DEPORTES:

Va de Maratón

Antes de presentarme, me van a permitir un poco de erudición para recordarles el origen de la palabra maratón, porque además de ser una palabra bella y rotunda fónicamente, nos conecta con el mito y las leyendas de nuestro pasado clásico: cuenta la gesta del joven soldado griego Filípides quien hace más de 2500 años habría muerto de fatiga tras haber recorrido cerca de 37km desde la llanura de Maratón hasta Atenas para anunciar a sus compatriotas la victoria de los griegos sobre el todopoderoso ejército persa. Nunca se celebró este tipo de carrera en las olimpiadas antiguas, sino a partir de que el barón Pierre de Coubertin fundase los Juegos Olímpicios modernos en 1896, en que otro corredor griego de leyenda, Spiridon Louis, un vendedor de agua en las calles de Atenas, fuera seleccionado para participar en las primeras olimpiadas de la era moderna y ganara la medalla de oro.

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Soy Cristóbal Ortigosa Pareja, nací en Villanueva del Rosario, y ésta es buena parte de mi historia. Desde que tengo memoria las imágenes deportivas me acompañan, especialmente, desde que decidí ser alguien en este campo. Corría el verano de 2007 y tenía 19 años recién cumplidos. Pasaba horas y horas con mi hermano Esteban en el campo de fútbol de Las Clavellinas; él y yo solos con un balón y nuestra imaginación para pasar mañanas y tardes enteras abstraídos de todo, disfrutando; si no era en el cam-

Maratón de Madrid, 2015.

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po era en cualquier sitio y a cualquier hora; daba igual que fuera de madrugada, que estuviera lloviendo, o que fuera verano a las 3 de la tarde. Aquel verano trabajaba de socorrista en la piscina municipal de mi pueblo, acababa de dejar la carrera de Derecho y, sin yo saberlo, estaba a punto de cerrar una etapa en mi vida para comenzar una nueva... eso de «Cuando se cierra una puerta se abre una ventana» parecía que era verdad. Recuerdo que fui a hacer unas pruebas al Club Deportivo Loja; era


DEPORTES: pretemporada, y ese día realizamos el test de Cooper, (una prueba de resistencia que consiste en recorrer la mayor distancia posible en 12 minutos), y acabé primero sin mucha dificultad. Entre bromas los compañeros me decían que me dedicara al atletismo, pero yo no le presté mucha atención, yo me había dado cuenta desde pequeño que la resistencia se me daba bien, pero no me imaginaba que aquello pasase de un hecho puntual a convertirse en una forma de vida. Lo de aquella tarde en Loja se hubiese quedado en un hecho puntual si no hubiera sido porque al mes siguiente se celebró la I Carrera Popular de Villanueva del Rosario, la carrera fue mejor de lo que esperaba, y alentado por los ánimos de la gente empecé a entrenar por mi cuenta. Semanas más tarde corrí la media maratón de Córdoba donde hice un tiempo de 1 hora 16 minutos. A partir de ahí me uní al club de atletismo Rosario –Trabuco, y durante los dos años siguientes corrí con esta camiseta. Recuerdo esos días de series con Vicente, en los años 2007 – 2008, siempre acompañándonos con su moto o con la bici. Desde que empecé siempre he buscado estímulos que me motiva-

Cristóbal Ortigosa Pareja. ran a entrenar duro, a trabajar aún más si cabe, a sacrificarme y a luchar con ilusión cada día, a pesar de los contratiempos, baches, malos momentos y caídas que hay en la vida, y el atletismo no iba a ser menos. En el atletismo, como en otras muchas cosas, la paciencia se escribe con mayúsculas. En el año 2008 probé en mis carnes las consecuencias del sobreentrenamiento crónico, lo que me hizo dejar de practicarlo por casi un año. En la primavera de 2009 retomé los entrenamientos y empecé a ir a competiciones. Pasados unos meses y con un cambio de mentalidad volví a encontrar sensaciones positivas. En el mes de octubre de ese mismo año fui a una carrera a Vélez – Málaga, a la que no pensaba ir y que cambió mi vida atlética. Me salió una buena carrera y Agustín Molina (que acabaría siendo mi entrenador durante los siguientes 4 años) habló conmigo para que me uniera a su grupo de entrenamiento; eso incluía fichar por el club Nerja de Atletismo. Agustín era entrenador de uno de los mejores maratonianos españoles de la última década, Javier Díaz Carretero. No había parado de escuchar ese nombre en los últimos tres años, era un referente para mí, y ahora iba a ser mi compañero de entrenamiento. No me lo podía creer. Así comencé una nueva etapa, con un nuevo grupo, nuevos compañeros, y una nueva forma de trabajar.

Cada semana me desplazaba hasta Fuengirola para realizar el entrenamiento de calidad de la semana, en el estadio Elola; en otras ocasiones íbamos al hipódromo de Mijas. Guardo muy buenos recuerdos de esa etapa. Aprendí gran cantidad de cosas y atravesé un gran momento tanto en lo personal como en lo deportivo en el año 2010 Aquel otoño del año 2010, tras dos grandes actuaciones en Soria y en Llodio, estuve a punto de ser seleccionado para representar a España en el Campeonato de Europa de campo a través, en categoría Promesa. Finalmente me quedé de reserva y no pude hacerlo por un puesto. Siempre he sido muy autodidacta, acostumbrándome a aprender por mis propios errores, tal como afirma el dicho de que «Nadie aprende por cabeza ajena». A finales de 2012, tras leer mucho y aprender de muchas fuentes, empecé a autoentrenarme, a experimentar con mi propio cuerpo. Desde entonces di un salto de calidad ya que aumenté el volumen de entrenamiento y las horas de dedicación diaria se doblaron, y aunque tuve malos resultados, los resultados positivos fueron mayores. Desde el principio, uno de los motivos por los que empecé a correr fue la facilidad que tenía para la larga distancia, y la distancia reina, si hablamos en estos términos es la maratón. La maratón se convirtió en mi objetivo y todos los años que he estado haciendo atletismo era con las miras puestas en esta distancia, la mítica distancia olímpica, los 42.185 metros y sus mitos: Filípides,

Media maratón de Córdoba, 2014.

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Media maratón de Sevilla, Los Palacios, 2014.

Abebe Bikila, Haile Gebrselassie y Stefano Baldini. De Stefano Baldini podría escribir un capítulo aparte, porque ha sido y es un referente para mí. El hombre que ha bajado más veces de 2 horas 10 minutos en la historia (13 veces), campeón olímpico en los juegos de Atenas 2004, dos veces campeón de Europa, y dos bronces mundiales, tiene el italiano en su inmenso palmarés. Siempre con la mente puesta en la maratón, decidí debutar en el año 2014 en la mítica distancia. La maratón no tiene nada que ver con otras distancias menores, es la distancia por antonomasia, la que te pone en tu sitio si no la respetas. Por este motivo, si llegas preparado, la maratón puede que te abra sus puertas y baile contigo. Si vas preparado pero no le tienes respeto, el maratón te machaca. He corrido siete maratones en un año y siempre le he sacado el lado positivo a cada una de ellas, aunque el resultado no haya sido el esperado, pero han sido vivencias únicas e inolvidables. La maratón tiene un encanto que no tiene ninguna otra carrera, por eso hay que disfrutarla al máximo. Aunque en esto del atletismo se produce la paradoja de disfrutar sufriendo, cuanto más ambiciosa es la meta más se disfruta, pero al mismo tiempo también se sufre más. Aquí cada escalón que se sube hay que pagarlo, y cada uno de ellos tiene un precio muy alto que se va elevando cuanto más arriba estás o más quieras subir. Pero en la maratón hablamos de encanto, de magia, el sufrimien-

to queda en un segundo plano, ni siquiera piensas en eso, sabes que llegará pero no importa, todo lo demás lo superas. Muchos dicen que es una agonía dulce, que se encuentra el disfrute en ese dolor. La semana anterior ya empiezan los nervios, las sensaciones en los días previos a una maratón y el día de la carrera no las he sentido con ninguna otra, son indescriptibles. El día anterior a la carrera, en la recogida de dorsales, ya tienes un cosquilleo en el estómago, ves el ambiente que hay. Una multitud de personas ilusionadas; para unos es una nueva aventura; para otros ya saben a lo que se enfrentan, pero todos tienen en común ese sentimiento de enfrentarse a la distancia. La mañana de la competición, la ciudad está llena de corredores a primeras horas de la mañana, todos con objetivos tan diferentes y tan iguales al mismo tiempo, aunque unos sean más ambiciosos y otros menos, todos tienen un denominador común, la ilusión, las ganas, la superación, un reto para la persona. De alguna u otra manera la maratón te da algo que ninguna otra cosa te da. Te encuentras contigo mismo. Cuando llegas a la meta piensas que si lo has logrado, puedes lograr mucho más. Te sientes con mucha confianza para afrontar los devenires diarios, en definitiva, la maratón saca algo de ti que ni tú mismo conoces. Eres una nueva persona reencontrándote a ti mismo. A pesar de estar en la línea de salida junto a 10.000 personas o 30.000 personas cuando suena el disparo todo el ruido se apaga en tu

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interior, es una montaña rusa donde la adrenalina estalla, toda esa adrenalina de los últimos meses entrenando, meses de sacrificios, meses en los que parece que vives en un cuartel, acostándote temprano, cuidando la alimentación al milímetro y prestando atención a cada detalle en los entrenamientos. Nunca he estado tan nervioso como la noche antes de debutar en la maratón. La última semana corres mentalmente la maratón cada día, te imaginas la carrera, cómo lo harás, a qué ritmo vas a salir, y piensas en la multitud de gente que hay en la meta esperando a sus familiares, a los amigos. Cuando cruzas la meta lo primero que se te viene a la cabeza es que ha merecido la pena, sea cual sea el resultado, por muy cansado que llegues. La maratón ha sacado lo mejor de mí.


PERSONAJES

Una familia hispano–suiza: los

Sancho Moreno

Rafael Sancho y Clementina Moreno con sus cinco hijos.

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Miguel Ángel Navas

En esta sección solemos hablar siempre de un personaje que ha dejado huella en los pueblos que rodean este querido Valle del Guadalhorce. Vamos a hacer una excepción y el tema de hoy va a versar sobre una familia completa que, por la cohesión de sus miembros, por la forma unánime de pensar, por el poder de convocatoria que tiene a la hora de reunir a sus miembros, puede considerarse como una única persona. En cuanto a la huella que ha dejado en nuestro colectivo cabe destacar el espíritu de superación sembrado entre todos los que hemos tenido contacto con ellos, el cariño hacia la familia, la apertura y la asimilación a nuevas culturas y formas de entender la sociedad. Un ejemplo de modelo familiar que se crece ante la adversidad.


Familia

Sancho Granados. Francisco Sancho Luque Granados Linares con sus doce hijos: Rafael, Francisco, Fernando, Micaela, Cristóbal, Antonio, Juanito, Celedonio, Pepe, Celedonia, Marcos y Carmela. y Josefa

Suiza ha sido desde finales de 1800 un destino para los españoles siendo varias las motivaciones: En el siglo XIX llegan los primeros españoles a Suiza, después de que el Reino de España pierde sus extensos territorios empezó un proceso de empobrecimiento en todas las comarcas. Desde 1960 muchos andaluces y en especial de nuestra Comarca Nororiental y zonas del interior malagueño, emigran a Suiza en busca de una vida mejor. Tras los duros años de la posguerra, en los que la sociedad española había quedado anclada a un tipo de sociedad arcaica, los años sesenta presenciaron un acelerado cambio social. Emigrantes esperando subir al tren.

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Es masiva emigración rural a las ciudades y a Europa occidental. Más de un millón de españoles se desplazaron a Francia, Alemania, Suiza, Bélgica y otros países europeos para desempeñar los trabajos que no querían los nativos. La emigración trajo consecuencias positivas como la reducción del paro o el ingreso de las abundantes remesas enviadas por los emigrantes, pero trajo consigo el desarraigo humano que toda emigración implica. Por estos años hubo un fuerte incremento de la población. A la vez que se reducía la tasa de mortalidad, la tasa de natalidad se mantuvo en valores muy altos e incluso aumentó. Para atender las necesidades de esta población creciente el gobierno no aumentó el gasto público lo que llevó a que los servicios públicos fueran claramente insuficientes. En el terreno educativo el número de escuelas e institutos fue muy por detrás de las necesidades de una creciente población infantil y juvenil. En un principio Suiza negó el ingreso de los exiliados e inmigrantes españoles como sucedió con otras naciones europeas, muchos españoles que ya habían ingresado a territorio suizo retornaron a Francia como un intento frustrado. Pero la industria suiza necesitaba mano de obra barata y decidió contratar a europeos del sur del continente; los


PERSONAJES primeros en ingresar nuevamente al país fueron varones jóvenes y algunas mujeres. Posteriormente se fueron agrupando algunas familias. El gobierno suizo se preocupó de que sus hijos tuvieran salud y educación. A pesar de todo, la mayoría de los que salieron consiguieron su objetivo: ahorraron y enviaron unas divisas a España fundamentales para el desarrollo económico español. Sin embargo, este enorme esfuerzo ha pasado desapercibido en España, donde se tiene una visión estereotipada y casi folclórica del emigrante, ni se le ha dedicado la atención ni el cariño que hubiera merecido. Aunque la mayoría de los emigrantes eran casados, su familia permanecía en España, Los padres: Clementina

y

Rafael.

de Pepita y Juan Jesús con sus tios Frasquito, Celedonia, Carmela y Fernando; al fondo, el párroco don Diego Ortega.

Primera Comunión

pues se evitaba la reagrupación familiar. El trabajador sólo la conseguía si había cumplido 18 meses de vivir en Suiza. En este contexto son varias las familias (unas cien personas) que emigran desde Villanueva del Trabuco y, entre ellas, la formada por Clementina Moreno González, Rafael Sancho Granados y sus cinco hijos, con edades entre los trece y los siete años. Agobiado por las deudas, Rafael decide en 1960 marchar a Suiza y buscar trabajo. No llevaba contrato, sólo una maleta con lo más necesario y algo de dinero, no mucho. Tuvo suerte de encontrar personas que le ayudaron a conseguir un empleo: trabajó en la compañía MATISA dedicada a la construcción de ferrocarriles y máquinas del tren. Poco tiempo después, al año, se va Clementina, su mujer, que también

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se puso a trabajar, primero como empleada de limpieza y después en una imprenta. Mientras tanto sus cinco hijos se quedan viviendo en el cortijo Los Llanos con la abuela Josefa, su tío Antonio y las tías Celedonia y Carmela. Pepita y Juan Jesús hacen su primera comunión en El Trabuco, sin que pudiesen estar presentes sus padres. En 1963 se van sus tres hijos mayores: Paco, Rafael y Pedro con edades entre 16 y 13 años. Dos años después se reúnen los dos hijos pequeños que quedaban en Villanueva del Trabuco: Juan Jesús y Pepita. La mayor parte de los españoles que estuvieron en Suiza tenían como meta conseguir el máximo ahorro trabajando todos los de la familia con mucha intensidad y volver a España cuanto antes. Fue el caso de Antonio Sancho, hermano de Rafael, que durante tres años trabajó duramente hasta conseguir lo suficiente para comprar un tractor y mejorar las labores del campo. O el de Enrique


Siles, que se vino de vuelta sólo cuando obtuvo los medios económicos para poner en marcha una Estación de Servicio, actualmente en funcionamiento. La familia–personaje que nos ocupa hoy marchó a Suiza para mejorar la vida que tenían aquí y poder hacer frente a las deudas que tenían. En tres años lo consiguieron, tras muchas jornadas de trabajo y ahorro y la ayuda de la herencia familiar. Aquí se da un caso particular que se aparta de la dinámica de la emigración: tienen a sus cinco hijos estudiando y perfectamente integrados en la sociedad suiza, razón por la cual prefirieron hacer el resto de sus vidas allí, estudiar una carrera, participando activamente en el mundo laboral, sindical, la cultura y hasta en la Administración y gobierno local. Actualmente los tres hermanos mayores tienen la doble nacionalidad española y suiza. Todos se casan: Paco con Rita, de Orense, Rafael, con la austríaca Brigitte, Pedro con Rita (suiza), Juan Jesús con Danielle (suiza) y Pepita, la menor, con el asturiano Laureano. A los 18 años de estar fuera, Clementina y Rafael ya jubilados y aquejados por los achaques de la vejez regresan a su pueblo en donde se habían construido una casa. Curiosamente de la misma manera que se fueron a Suiza: dejando a sus hijos y a sus nietos atrás y también con el sufrimiento que conlleva despegarse de sus seres más queridos. Cabe reconocer que las comunicaciones

Los cinco hermanos con sus respectivos cónyuges.

por avión y la desenvoltura económica les permiten paliar la ausencia del roce de su familia con viajes frecuentes, unas veces de los hijos y nietos hacia España y otras al revés. Los dos nos dejaron ya legándonos a todos su lección de lucha y sacrificio.

Paco

Llegó con 16 años. Cuando llevaba unos meses se presentó a un examen de aptitud para iniciar una formación profesional de mecánico. El resultado fue desastroso: tenía el nivel de un niño suizo de siete años según la examinadora. Además añadió que en estas con-

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diciones y debido a la edad que tenía debía olvidarse de poder iniciar cualquier tipo de aprendizaje, cortándole todas las ilusiones de realizar cualquier ingeniería.

Paco Sancho. En el mirador de Los Villares. Vva. del Trabuco


Paco en su estudio de trabajo. Empleados de la empresa Perret.

«Aquella noche de insomnio, nos dice Paco, pensando en lo que me dijo esta señora y recordando lo que me dijo la abuela cuando estábamos en el cortijo de Los Llanos unos meses antes de viajar a Suiza: ‘‘que aprovecháramos esta ocasión para que el día de mañana fuésemos hombres de provecho’. Me prometí que iba a conseguir lo que me había propuesto y que esta señora se iba a equivocar». En menos de dos años consiguió asimilar y defenderse con soltura en el idioma y superar el nivel exigido para comenzar los estudios profesiona-

les. Todo a costa de sacrificar días festivos, sueño y vacaciones. Cursó sus estudios de Delineante durante cuatro años. En Suiza, estos estudios consisten en el trabajo en prácticas en una empresa complementando la formación con la asistencia a la Escuela Profesional. Obtuvo al final unas notas muy buenas. Continuó su aprendizaje en Matemáticas y Física más lenguas francesa y española para afrontar el próximo reto con las suficientes garantías de progreso: los estudios superiores que duraron seis años, al final de los cua-

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les obtuvo la Titulación de Maestría Técnica Federal, equivalente en España a Ingeniería Técnica, con la ventaja añadida del complemento de Administración y Dirección de Empresas. Paco nunca se desconectó del mundo docente cuando trabajó en varias empresas ocupando cargos de responsabilidad y de carácter directivo: continuó como profesor durante 10 años más y otros 20 años como parte de un tribunal que examinaba a los futuros ingenieros. Ocupó en varias empresas puestos de relevancia y cargos


directivos y más adelante, con la colaboración de Rafael, adquiere y refunda la empresa Perret Sanitaire, fundada en 1888, en la que trabajan más de 90 personas entre ingenieros, operadores de maquinaria, distribuidores, comerciales e instaladores. La administración del complejo corre a cargo de Paco, Director. Su hija Esther es la responsable de Personal. Su hijo Marcos es su brazo derecho y, junto con Rafael y su padre forman el Consejo de Administración. Paco lleva unos doce años con la doble nacionalidad hispano– suiza y ello le ha permitido ahondar más en sus sentimientos hacia este país que le tendió la mano: ha sido elegido en dos ocasiones para participar en la administración de su pequeño pueblo cerca de Lausanne.

Rafael

Llegó a Lausana al mismo tiempo que sus hermanos Paco y Pedro en septiembre de 1963. Es-

tudió Delineante junto a su hermano Paco y al final de su formación pasó inmediatamente a trabajar. Le contrataron en la delegación en Lausanne de la multinacional SULZER, con sede en la ciudad de Winterthur, dedicada a la fabricación de sistemas de bombeo, motores de barcos, climatización y fontanería. Primero con un contrato de Técnico y con el tiempo llegó a ser corresponsable del grupo de ingeniería en esta delegación. Allí estuvo trabajando prácticamente toda su vida laboral: 40 años hasta su jubilación. En la actualidad forma parte del Consejo de Administración de de la empresa familiar Perret Sanitaire, en la que Paco es Director General y Rafael es accionista y parte del Consejo de Administración. A su esposa Brigitte, de nacionalidad austríaca la conoció en un viaje a Yugoslavia en la que ella trabajaba como guía turística. Se siguieron viendo en Zúrich y al final se casaron y comparten sus

gustos comunes como la música clásica, el senderismo, los viajes y el esquí de fondo en donde Suiza tiene excelentes pistas. Les encanta la navegación en barcos de vapor por los abundantes lagos de la zona en donde viven. Siempre que vienen a España tratan de visitar una región diferente y sus preferencias son el patrimonio histórico–cultural y las salidas a la naturaleza, sobre todo a la playa. Este matrimonio participa activamente en la vida cultural y social de la comuna de Lausana creando junto con sus hermanos en 1985 el Grupo de Teatro GTEL (Grupo de Teatro Español de Lausana), bien conocido en Villanueva del Trabuco porque llevan varios años representando sus obras. Cada año, además de actuar en el pueblo natal de Rafael, se desplazan por Lanjarón, Nigüelas porque entre sus componentes hay emigrantes de estas localidades. La última representación tuvo también como escenario la ciudad granadina de Motril,

Rafael en el mirador de Los Villares Empleados de la empresa Sulzer.

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en homenaje al autor de la obra representada: «La otra orilla», del motrileño José López Rubio, perteneciente a la corriente cultural Generación del 27. Fue un éxito y este año también repiten. Aunque este colectivo de artistas representa obras de autores de habla hispana, lo conforman una amalgama cultural muy diversa y participan personas de distintas nacionalidades. Hemos tenido la oportunidad de conocer entre bambalinas a españoles, alemanes, suizos, austríacos; técnicos de iluminación y sonido americanos, etc. Llevan representadas más de 30 obras, cada año una distinta. Este grupo no tiene carácter lucrativo se financia con ayudas de entidades colaboradoras y en

bastantes ocasiones ha tenido que poner dinero de su bolsillo para correr con los gastos de vestuario, instalaciones, propaganda, viajes, alquileres y derechos de autor. Al final de las representaciones ponen una hucha a la salida para que los asistentes colaboren, si lo desean, en los gastos con la voluntad. Antes de existir este grupo Rafael había escrito dos obras que fueron las que empujaron a su creación, una sobre los jóvenes «Problemas cotidianos» las relaciones entre los jóvenes que se integran y sus padres con el pensamiento en el retorno, vivían dos culturas, fue representada en numerosas localidades suizas por varios grupos, así como en Francia. La otra sobre los adultos

«Siempre...solos» como tema, los emigrantes que iban dejando los hijos con abuelos en España; cuando los hijos llegaban se integraban. Posteriormente los hijos se asientan y los padres regresan y de nuevo éstos están solos. A fecha de la redacción del presente artículo, GTEL tiene previsto este año representar la obra «Prohibido suicidarse en primavera», de Alejandro Casona. La primera representación está anunciada para el 16 de abril de 2016 en Bienne, Ginebra y Lausana. Para el 7 de mayo está programada la actuación en el Teatro Calderón de Motril (Granada) y para el día siguiente en el edificio de Usos Múltiples de Villanueva del Trabuco.

arriba: Teatro Nigüelas y cartel de la obra de Alejanro Casona.

izda.: En Lanjarón.

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Pedro

Llegó a Lausana junto con Paco y Rafael en el 1963 con 13 años de edad. Estudia por la mañana en la escuela normal suiza, por la tarde lengua francesa y a la noche va a la escuela española. La formación Profesional la recibe en Artes Gráficas y al final de dichos estudios obtiene el Galardón de Plata, distinción que se hace al mejor aprendiz de la Suiza Romanche (parte francófona de Suiza). Ya con 21 años tenía la ilusión de fundar una Escuela Socio–Política con el objetivo de ayudar a los jóvenes obreros a promocionarse en sus respectivos trabajos. En 1975 se traslada a Zúrich (Suiza de habla alemana) para ejercer durante tres años el cargo de

Responsable Nacional de la Juventud Obrera Cristiana. Prorrogó su estancia en la misma ciudad otros tres años y finalmente se quedó allí hasta la actualidad. Fue allí en donde conoció a su actual esposa Rita, que militaba en la misma organización. De este matrimonio nacen sus dos hijas Susana e Irene. En 1980 volvió a trabajar en la misma empresa en donde trabajó por primera vez. No ha abandonado nunca su faceta asociacionista y le vemos liderando una organización muy importante ya que engloba a todos los medios de comunicación social como es la radio, televisión y prensa. En el plano personal esta pareja pasó por la dolorosa pérdida de su hija Irene que enfermó con 22

años mientras estudiaba en Estados Unidos. Amantes del deporte y los viajes, Pedro y Rita aprovechan cualquier ocasión para caminar sobre las hermosas montañas del país, esquiar y navegar por sus lagos.

Juan Jesús

Llega a Suiza a la edad de 13 años, en 1965 junto con su hermana Pepita, dos años después de haber llegado sus tres hermanos mayores. Cursó estudios normales en la escuela durante tres años y posteriormente hizo la formación profesional en la rama de Imprenta y Artes Gráficas. Durante este tiempo de formación trabajaba los fines de semana como camarero en el Centro Español de Bussigny,

izda.:

Pedro Sancho Moreno.

abajo.:

Pedro y Rita. Pedro, Irene y Susana.

arriba.:

Juan Jesús Sancho Moreno.

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izda.:

Pepita en el mirador de Los Villares.

Abajo.: Boda de Pepita.

La pícara molinera.

ya tenía experiencia al haber sido camarero con su tío Marcos en el bar que tenía en Villanueva del Trabuco. Conoció a Danielle, que estudiaba lo mismo que él, y se casaron. De este matrimonio nacen dos hijos, Manuel e Isabelle. Tuvo la suerte de conocer y disfrutar de sus cuatro nietos debido a sus matrimonios tempranos y a que sus hijos también tuvieron descendencia siendo bastante jóvenes. Trabajó como Maquinista Offset durante toda su vida profesional, que fueron 35 años hasta que su vista se deterioró mucho a causa de una enfermedad ocular. Aficionado a los deportes de nieve, hace esquí siempre que puede hasta el extremo de tener un accidente de que le dejó con un hombro lesionado.

El más risueño y divertido de los hermanos fue un valor fundamental en el grupo de Teatro y destacaba, además de las buenas dotes interpretativas, su amor por la música. Fue un excelente tocador de guitarra. Por desgracia, ya no está entre nosotros, murió en Navidad de 2011 a los 59 años de edad.

Pepita

La menor de los hermanos tenía 7 años cuando su padre emigró, 8 cuando se fue su madre y quedó en el cortijo Los Llanos, fue la que llegó a Bussigny con menos edad, 12 años y estuvo durante más tiempo en la escuela suiza en donde recibió también clases de alemán. Allí tuvo la valiosa compañía de su prima Pa-

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quita con la que compartía amistades, gustos y aficiones como la de ir al baile. Estudió Formación Profesional en la rama de Peluquería. Además de peluquera trabajó como empleada en un comercio de tejidos. Su trabajo está repartido en seis empresas distintas. La última, en el servicio de Correos al que dedicó sus diez últimos años laborales. Actualmente, prejubilada. Se casó con Laureano, español nacido en Asturias. Sus dos hijos, Javier y Roberto, nacieron y se criaron en Suiza. Sin embargo han preferido venirse a España y desarrollar aquí su vida y su trabajo. Es fácil imaginarse el cariño con que sus padres les hablaron desde pequeños del país de sus abuelos y de sus padres.


Ángela, Rita y Pedro.

Ángela Sancho Casado:

una española del siglo

XXI en Suiza.

Como contraste de la emigración en los años 60 del pasado siglo y los jóvenes que se van al extranjero en la actualidad tenemos el ejemplo de Ángela: hija de los primos José Luis Sancho y Ángeles Casado. Llega a la Suiza alemana: Zúrich en febrero de 2011 con los estudios recién acabados en España de Trabajadora Social más la Licenciatura en Ciencias del Trabajo. El penoso viaje en trenes y autocares que tardaba tres días se convierte hoy en menos de tres horas de avión. Se aloja como una hija más en casa de Rita y Pedro, en donde pasa ocho meses hasta que cambia a otra residencia, también en Zúrich. Aunque ya domina el inglés y tiene nociones de francés, la prioridad de Ángela acabada de llegar a Suiza es el idioma: asiste a clases de alemán durante ocho meses a razón de cuatro horas diarias. Su primer trabajo es en un Centro de Acogida de niños: ocho meses en calidad de prácticas y posteriormente ejerciendo como Socio–Pedagoga. Para homologar la titulación española con la suiza tiene que estudiar en la Universidad y lo hace en Lucerna hasta obtener el título de Socio–Pedagoga y Animación Socio–Cultural. Trabaja luego en un Centro de Educación Infantil con niños de tres meses a cinco años. Actualmente ha ascendido debido al reconocimiento de

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sus méritos al cargo de Directora del mismo centro que cuenta con una plantilla de 30 personas y 120 niños. Nuestra joven no cesa de tener inquietudes y compagina el trabajo con el estudio: en la actualidad hace un Máster en Dirección de Empresas Sociales. Al igual que los primos viaja cada vez que puede y no cesa de enriquecer el espíritu con una mente abierta a todas las culturas. A pesar de llevar cinco años en Suiza, no se pierde un Especial Trabuco durante las fiestas patronales y aquí la tenemos disfrazada con sus amigos de siempre y sin olvidar sus tradiciones.


poema de cierre MIGUEL HERNANDEZ Vientos del Pueblo Allá por el año 1873, I República … a cada cortijo, a cada masía, a cada barraca, a cada caserío, a cada aldea… les dio por buscar el RH diferencial (como si lo hubiere) y no el ADN que les unía y, cual pandemia imprevista, les dio por declararse repúblicas independientes de una «imaginaria madrastra» culpable de todos sus males: Cataluña, Málaga, Cádiz, Valencia, Granada, Sevilla, Alcoy, Cartagena, Algeciras, Almansa, Andújar… Muchas de ellas se enfrentaron entre sí dando lugar a situaciones cómicas si no fuese por lo trágico de sus desenlaces… A título de ejemplo: la república independiente de Jumilla amenaza a… Murcia: «La Nación jumillana desea vivir en paz con todas las naciones vecinas y, sobre todo, con la nación murciana, pero si hoyara (sic) su territorio, Jumilla se defenderá, como los héroes del Dos de Mayo, y triunfará en la demanda, resuelta completamente a llegar… hasta Murcia, y a no dejar de ella piedra sobre piedra»… Cartagena… acuñó el «duro cantonal»… y solicitó a Estados Unidos ser un estado más de la Unión… Por el contrario, en 1937, el grandísimo Miguel Hernández Gilabert (Orihuela,1910 - Alicante,1942) escribía: Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me aventan la garganta. Los bueyes doblan la frente, impotentemente mansa, delante de los castigos: los leones la levantan y al mismo tiempo castigan con su clamorosa zarpa. No soy de un pueblo de bueyes, que soy de un pueblo que embargan yacimientos de leones, desfiladeros de águilas y cordilleras de toros con el orgullo en el asta. Nunca medraron los bueyes en los páramos de España. ¿Quién habló de echar un yugo sobre el cuello de esta raza? ¿Quién ha puesto al huracán jamás ni yugos ni trabas, ni quién al rayo detuvo prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza, vascos de piedra blindada, valencianos de alegría y castellanos de alma, labrados como la tierra y airosos como las alas; andaluces de relámpagos, nacidos entre guitarras y forjados en los yunques torrenciales de las lágrimas; extremeños de centeno, gallegos de lluvia y calma, catalanes de firmeza, aragoneses de casta, murcianos de dinamita frutalmente propagada, leoneses, navarros, dueños del hambre, el sudor y el hacha, reyes de la minería, señores de la labranza, hombres que entre las raíces, como raíces gallardas, vais de la vida a la muerte, vais de la nada a la nada: yugos os quieren poner gentes de la hierba mala, yugos que habéis de dejar rotos sobre sus espaldas.

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Crepúsculo de los bueyes está despuntando el alba. Los bueyes mueren vestidos de humildad y olor de cuadra; las águilas, los leones y los toros de arrogancia, y detrás de ellos, el cielo ni se enturbia ni se acaba. La agonía de los bueyes tiene pequeña la cara, la del animal varón toda la creación agranda. Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta. Muerto y veinte veces muerto, la boca contra la grama, tendré apretados los dientes y decidida la barba. Cantando espero a la muerte, que hay ruiseñores que cantan encima de los fusiles y en medio de las batallas.




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